Argentina
El Central auditará a los bancos para garantizar préstamos a la producción
La entidad enviará inspectores desde el 21 de agosto a las entidades privadas que no hayan dado señales de avances en los créditos a la industria
Mercedes Marcó del Pont, titular del Central, no dará tregua a los bancos remolones
Por Pablo Waisberg
A partir del 21 de agosto, el Banco Central comenzará a auditar a los principales bancos que operan en la Argentina para monitorear el desarrollo de las líneas de financiamiento a la producción con tasa preferencial lanzadas por el Gobierno a principios de julio. Los bancos que no tengan al menos algunas solicitudes de pedidos de crédito en estudio avanzado deberán dar explicaciones ante la comisión de seguimiento de la autoridad monetaria, que ya comenzó a recibir quejas de parte de algunas cámaras sectoriales, según confiaron fuentes empresariales.
“Aquí lo que se produjo fue un cambio de paradigma. Eso es lo que hay que tener en cuenta. Nadie pide que no ganen, que sigan ganando pero en una sociedad que crece y se desarrolla”, ése es el eje de lo que el Gobierno les planteó a los bancos durante junio. Y ante la falta de propuestas concretas de parte de las entidades financieras, el Banco Central elaboró un plan para aceitar las inversiones productivas, que fue bien recibido en la primera línea del Ejecutivo y se anunció el 5 de julio pasado. “Ahora, la instrucción es cumplirlo”, señaló a BAE una fuente oficial.
La premura del Gobierno es conocida entre los bancos y tiene relación directa con la crisis internacional, que ya afecta la economía local y comenzó a sentirse en el sector de insumos difundidos: la semana pasada la siderúrgica Acindar, del grupo europeo Arcelor Mittal e integrante de la cúpula de las doscientas mayores empresas que funcionan en el país, anunció que suspendería un turno de producción por falta de demanda. Se trata de una firma que concentra el 50% del mercado de todo lo que no es chapa laminada.
La comisión de seguimiento, que preside Matías Kulfas, será la encargada de controlar la marcha del programa de financiamiento a la producción, que alcanza a las entidades que tengan al menos el 1% del total de depósitos del sector privado. Para sostener el financiamiento deberán utilizar hasta el 5% de sus depósitos a un plazo mínimo de tres años y con una tasa fija del 15 por ciento. Además, al menos la mitad de esos préstamos deberán destinarse a pymes. En el Central estimaron que el piso es de unos $15.000 millones.
Los primeros bancos que lanzaron líneas de crédito en sintonía con la normativa del Central fueron el Credicoop, el HSBC y el BBVA Francés. Sin embargo, no todos los empresarios son clientes de esos bancos. Y en muchas de las veinte casas financieras alcanzadas por la medida el cambio de política crediticia se demora.
Por eso, desde las distintas cámaras empresariales ya empezaron las quejas, según fuentes privadas. Los empresarios hablan de demoras y de que sus pedidos no entran en los scorings de los bancos porque mantienen un criterio más parecido al del financiamiento al consumo que a la producción.
Ésa será la tarea del Banco Central, que ganó espacio político y legal desde la reforma de la carta orgánica. Sus inspectores podrán pedir en los bancos que exhiban las carpetas con pedidos de créditos y solicitarán explicaciones de por qué se otorgaron y por qué no. En el primero caso “será para aprender y entender qué elementos tomaron para otorgar el financiamiento”. En el segundo será para entender por qué se rechazaron.
Los hombres del Central también hablarán con las empresas y las cámaras que las aglutinan y que sus pedidos fueron rechazados. Ese doble cruzamiento de información les permitirá saber dónde está el problema. Pero en el Gobierno, muchos descuentan que deberán volver a explicar que “cambió el paradigma”; otros, que la explicación deberá ir acompañada de multas y sanciones.
La política comercial quedará bajo la lupa
Uno de los ejes que analizarán en detalle en el Banco Central será la política comercial de los bancos privados. En sus pliegues, analizan en el Gobierno, se dicen medias verdades que no tienen correlato con la política crediticia que finalmente se aplica.
«Lo que dice en las publicidades debe cumplirse. Entre lo que promocionan los bancos y lo que finalmente otorgan hay una diferencia importante. Sobre eso nos pondremos a trabajar», señalaron fuentes oficiales.
La decisión es poner bajo la lupa esa suerte de «publicidad engañosa» que muchos bancos -indican en el Gobierno y comparten en el sector empresario- utilizan para cubrirse de las críticas y mostrar que ofrecen determinada línea de financiamiento a tasas y plazos a los que luego aplican muy pocos de los solicitantes.
Es que la letra chica no está en ninguna parte, sino que es parte de la política crediticia no expresada por muchas entidades financieras. Esa es la discusión de fondo que desde el Banco Central quieren poner sobre la mesa.
El Central auditará a los bancos para garantizar préstamos a la producción
La entidad enviará inspectores desde el 21 de agosto a las entidades privadas que no hayan dado señales de avances en los créditos a la industria
Mercedes Marcó del Pont, titular del Central, no dará tregua a los bancos remolones
Por Pablo Waisberg
A partir del 21 de agosto, el Banco Central comenzará a auditar a los principales bancos que operan en la Argentina para monitorear el desarrollo de las líneas de financiamiento a la producción con tasa preferencial lanzadas por el Gobierno a principios de julio. Los bancos que no tengan al menos algunas solicitudes de pedidos de crédito en estudio avanzado deberán dar explicaciones ante la comisión de seguimiento de la autoridad monetaria, que ya comenzó a recibir quejas de parte de algunas cámaras sectoriales, según confiaron fuentes empresariales.
“Aquí lo que se produjo fue un cambio de paradigma. Eso es lo que hay que tener en cuenta. Nadie pide que no ganen, que sigan ganando pero en una sociedad que crece y se desarrolla”, ése es el eje de lo que el Gobierno les planteó a los bancos durante junio. Y ante la falta de propuestas concretas de parte de las entidades financieras, el Banco Central elaboró un plan para aceitar las inversiones productivas, que fue bien recibido en la primera línea del Ejecutivo y se anunció el 5 de julio pasado. “Ahora, la instrucción es cumplirlo”, señaló a BAE una fuente oficial.
La premura del Gobierno es conocida entre los bancos y tiene relación directa con la crisis internacional, que ya afecta la economía local y comenzó a sentirse en el sector de insumos difundidos: la semana pasada la siderúrgica Acindar, del grupo europeo Arcelor Mittal e integrante de la cúpula de las doscientas mayores empresas que funcionan en el país, anunció que suspendería un turno de producción por falta de demanda. Se trata de una firma que concentra el 50% del mercado de todo lo que no es chapa laminada.
La comisión de seguimiento, que preside Matías Kulfas, será la encargada de controlar la marcha del programa de financiamiento a la producción, que alcanza a las entidades que tengan al menos el 1% del total de depósitos del sector privado. Para sostener el financiamiento deberán utilizar hasta el 5% de sus depósitos a un plazo mínimo de tres años y con una tasa fija del 15 por ciento. Además, al menos la mitad de esos préstamos deberán destinarse a pymes. En el Central estimaron que el piso es de unos $15.000 millones.
Los primeros bancos que lanzaron líneas de crédito en sintonía con la normativa del Central fueron el Credicoop, el HSBC y el BBVA Francés. Sin embargo, no todos los empresarios son clientes de esos bancos. Y en muchas de las veinte casas financieras alcanzadas por la medida el cambio de política crediticia se demora.
Por eso, desde las distintas cámaras empresariales ya empezaron las quejas, según fuentes privadas. Los empresarios hablan de demoras y de que sus pedidos no entran en los scorings de los bancos porque mantienen un criterio más parecido al del financiamiento al consumo que a la producción.
Ésa será la tarea del Banco Central, que ganó espacio político y legal desde la reforma de la carta orgánica. Sus inspectores podrán pedir en los bancos que exhiban las carpetas con pedidos de créditos y solicitarán explicaciones de por qué se otorgaron y por qué no. En el primero caso “será para aprender y entender qué elementos tomaron para otorgar el financiamiento”. En el segundo será para entender por qué se rechazaron.
Los hombres del Central también hablarán con las empresas y las cámaras que las aglutinan y que sus pedidos fueron rechazados. Ese doble cruzamiento de información les permitirá saber dónde está el problema. Pero en el Gobierno, muchos descuentan que deberán volver a explicar que “cambió el paradigma”; otros, que la explicación deberá ir acompañada de multas y sanciones.
La política comercial quedará bajo la lupa
Uno de los ejes que analizarán en detalle en el Banco Central será la política comercial de los bancos privados. En sus pliegues, analizan en el Gobierno, se dicen medias verdades que no tienen correlato con la política crediticia que finalmente se aplica.
«Lo que dice en las publicidades debe cumplirse. Entre lo que promocionan los bancos y lo que finalmente otorgan hay una diferencia importante. Sobre eso nos pondremos a trabajar», señalaron fuentes oficiales.
La decisión es poner bajo la lupa esa suerte de «publicidad engañosa» que muchos bancos -indican en el Gobierno y comparten en el sector empresario- utilizan para cubrirse de las críticas y mostrar que ofrecen determinada línea de financiamiento a tasas y plazos a los que luego aplican muy pocos de los solicitantes.
Es que la letra chica no está en ninguna parte, sino que es parte de la política crediticia no expresada por muchas entidades financieras. Esa es la discusión de fondo que desde el Banco Central quieren poner sobre la mesa.