Por muy deseable que habría resultado que las cosas hubiesen sido distintas, en 2012 no ocurrió más que la confirmación de que el escenario político argentino se sigue vertebrando a partir de, igual que hasta 2011, los dos mismos ejes de organización del campo de disputa: los ataques por parte de Clarín al Gobierno, por un lado, como elemento más visible; el clivaje kirchnerismo-antikirchnerismo, por el otro, como trasfondo.
En tanto Clarín pierde consenso y acompañamiento al interior del bloque del establishment –la salida de Biolcati de SRA y la paz entre el Gobierno y Techint son ejemplos de esto–, y mientras se acerca el 7 de diciembre venidero –fecha, ésa, en que deberá ya estar a derecho para con lo dispuesto por la ley de medios según ha determinado la Corte Suprema–, se radicaliza.
Dos son las puntas por las que discurre el programa de Clarín frente a ese cuadro de situación:
1) Operar la interna del PJ, a fin que, con ello, pueda torcer el fiel de la balanza en el expediente sucesorio 2015 como señal de poder en función de lo que le interesa: la preservación de su mega estructura empresarial intacta.
Moyano, Scioli y, últimamente, también De La Sota son los trámites en que ha pretendido intervenir; sin suerte, desde luego, atento a que la discusión en el peronismo pasa hoy por el mayoritario bienestar material de las bases representativas de sustentación del espacio, que encuentran su expresión cuasi ineludible en Cristina –y que, así las cosas, definieron, con naturalidad y mucho (casi todo) de previsile la última elección–.
2) Una media agua entre: a) señalar que el kirchnerismo es, en realidad, ficción sin correlato material real ninguno –a eso han dedicado al colorido Jorge Lanata, capaz de agregar la dosis necesaria de show para acercar a la “discusión” al público antipolítica–; b) construir un clima cultural de refutación histórica histórica del ciclo inaugurado en 2003, pero ahora ya en sentido amplísimo (al estilo del viejo antiperonismo), cuyas expresiones más notorias son: inseguridad, corrupción, clientelismo, corrupción –cuya más reciente manifestación es la operación montada en torno a salidas de presos para re socialización autorizadas judicialmente; en lo que también es un guiño a la interna del PJ, por vía de lo más cuestionado del sciolismo–.
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El problema, para mí, que tienen con todo esto, es el voto 2011. El año pasado las urnas consagraron como programa de Estado el gobierno de la economía por las instituciones, y no al revés. En esos términos, la presidenta CFK ha venido, desde su reasunción, desplegando distintas iniciativas que filosóficamente están inspirados en la idea del disciplinamiento de actores con intereses privados otrora capaces de condicionar –bajo criterio contradictorio del que corresponde– el diseño de la agenda de políticas públicas.
El kirchnerismo ha sido hábil para sostener el clivaje con el estallido de 2001 como lógica a contradecir; y más aún, para ofrecerse como antítesis más certera de aquello.
Al mismo tiempo, Clarín siendo la única voz asumidamente opositora del debate público, queda fácilmente (y no sólo por eso, vale decir) del lado de enfrente del oficialismo; de hecho, ha sido matriz organizadora y vocería del sujeto histórico del programa económico procesista, que se extendió hasta 2003. Y durante cuya vigencia el Grupo se hizo lo que es y deberá dejar de ser por imperio de la ley en pocos meses.
La oposición, decía Lucas Carrasco en un post hace poco, dice nada en medio de una crisis histórica de paradigmas a nivel mundial, que cuestiona lógicas de programación económica y, por consiguiente, de gobernabilidad representativa. O, cuando dice, pide “señales de amistad para con los mercados”, justo en momentos en que “el mercado” es puesto en tela de juicio como eje organizacional de la vida de las sociedades.
El anclaje social que puede atraer el clima programático que busca generar Clarín sencillamente no alcanza para sostener un gobierno. La apuesta, decíamos arriba, es distinta a la de 2001: aquella vez, buscaron construir candidatos; luego de haber fracasado en tal empresa (lógico, se trata de cuestiones que desconocen), han optado por construir el marco al interior del cual el candidato simplemente termine por decantar, apenas siendo capaz de conducir el nuevo tiempo social que suponen podrán forjar.
La traba está dada en que la interpelación estará dada sobre una sociedad que ha incorporado la experiencia kirchnerista como dato en su recorrido histórico. Ello supone que se deben reconfigurar esquemas de acción política, en tanto lo actuado estuvo dado en términos de creación/recuperación de derechos, que ingresan como patrimonio ciudadano de mayorías amplias.
Así las cosas, el resto del empresariado no gurka (mayoritario) negocia, acepta los términos, reduce daños. Y alrededor de todo esto, se va consolidando el nuevo diseño de Estado, con el poder popular incrementando potestades en el proceso de determinación del rumbo nacional, democratizando las decisiones, gobernadas ahora por criterios universales.
Ni más ni menos que lo dispuesto por la Constitución Nacional, para no ponernos tan ceremoniosos, tampoco.
Dios te oya. Todo depende del delfín 2015 que sepamos construir.
Requisitos mínimos: Que respire y tenga dos manos :)
Quiero plantear mi repudio al ataque del grupo Clarín y Perfil contra el periodista Victor Hugo Morales.
Nadie puede desconocer el compromiso de VHM con los organismos de derechos humanos y la causa de la memoria verdad y justicia desde hace ya muchos años.
Tampoco puede desconocerse su crítica de los multimedios y sus prácticas monopólicas, en la mayor soledad desde mucho antes que el gobierno las hiciera suyas impulsando la Ley de Sevicios Audiovisuales.
Indigna particularmente la actitud del mascarón de proa del grupo Clarín, Jorge Lanata, quien tras manifestar reiteradamente que está «podrido de oír hablar de la dictadura» y de haberse convertído en portavoz de un grupo de indudables vinculaciones con la misma, ahora motorice una torpe maniobra para atacar a VHM por izquierda, intentando vincularlo con la dictadura de la hermana república del Uruguay.
Ah pues vea: http://segundaslecturas.blogspot.com.ar/2012/08/en-defensa-de-victor-hugo-morales.html
¡¡Muy bueno Pablo D!! ¿Que está esperando para subirlo a AP?
Es curioso que se nos haya ocurrido independientemente la analogía con la teoría de los dos demonios.
Esto último lo había señalado en una entrada en http://abelfer.wordpress.com/2012/08/02/la-batalla-cultural-de-los-egos/
En el post indicado prevalece una visión algo superficial del conflicto con un intento de asimilarlo a una pelea de vedetongas. Cosa rara, dado que el sitio es en general de excelente nivel.