Lejos del conflicto y más cerca del estilo académico, los estudiantes de Harvard que ganaron protagonismo en la Argentina por una serie de preguntas con un marcada tono crítico a la presidenta Cristina Fernández son los mismos que tiempo atrás recibieron a la brasileña Dilma Rousseff y al chileno Sebastián Piñera con el respeto por la investidura que merecen sus cargos.
«Como líder femenina usted es inevitablemente un modelo de inspiración para muchas chicas y mujeres jóvenes alrededor del mundo. ¿Qué consejo les daría?», fue la primera pregunta que escuchó de la audiencia Dilma Rousseff.
La presidenta brasileña aceptó seis preguntas, y decidió no contestar dos de ellas referidas a la política interna venezolana, ambas fueron formuladas por estudiantes venezolanos. El resto, fue una serie de planteos de tono medido. Dilma tenía una agenda apretada y por eso limitó la cantidad de preguntas que aceptaría del público.
Así, los estudiantes de Harvard le preguntaron a la mandataria brasileña: «¿Cuáles son los desafíos que debe enfrentar América Latina para lograr una mayor integración regional, en especial con la Argentina y quién cree usted que va a ganar el mundial de fútbol?» Esa pregunta la efectuó una estudiante argentina, la misma que también participó en la ronda con Cristina Fernández.
Entre los estudiantes recuerdan que todas las preguntas que recibieron tanto Rousseff como Piñera fueron muy respetuosas, incluso aquellas que estaban planteadas desde una mirada opositora a sus gobiernos.
Las caracterizan como preguntas «constructivas» que apuntan a que el presidente invitado opine sobre algún tema de interés o incluso ofrezca un consejo al mundo sobre medidas a tomar para mejorar la situación social o económica.
En cambio, la visita de Cristina generó preguntas incidiosas antes destinada a ubicarla desde una perspectiva negativa que a conocer su pensamiento sobre tal o cual tema.
«¿Qué tiene para decirle a una persona con formación e interés en la política, que no se decide a trabajar en el sector público por el estigma que existe en nuestro país de que los políticos son corruptos?», interrogó un estudiante brasileño a Dilma Rousseff.
Otro, en cambio, planteó que en los Estados Unidos existen muchos inmigrantes ilegales brasileños y le preguntó «qué podría hacer por ellos para que puedan regresar a su país». El clima del auditorio no era agresivo y respondía a la lógica de cualquier presentación en la que se hacen preguntas y se aplauden las respuestas y no al revés, como sucedió durante la presentación de Cristina Fernández.
Un escenario similar enfrentó el chileno Sebastián Piñera, a quien los estudiantes caracterizaron como reconocido economista y líder mundial.
«¿Qué le sugeriría usted al presidente de los Estados Unidos para resolver la crisis de la deuda?», fue la primera pregunta con la que recibieron al trasandino en el mismo rencinto en el que se presentó Cristina. «