A menos de un mes de los comicios regionales donde el presidente catalán, Artur Mas, buscará legitimarse para llevar adelante su apuesta soberanista, Bruselas puso en jaque el proceso con una carta oficial de rechazo.
No son para nada buenas las perspectivas que Europa tiene previstas para Cataluña de cara a su exigencia histórica de secesión del reino español. A menos de un mes de los comicios regionales donde el presidente catalán, Artur Mas, buscará legitimarse para llevar adelante su apuesta soberanista, Bruselas aseguró en una carta oficial publicada ayer que si esa región consigue independizarse de España quedará fuera de la Unión Europa (UE). Aunque las autoridades comunitarias intentan mantenerse al margen del debate independentista, tanto el gobierno regional catalán como el Ejecutivo español de Mariano Rajoy trabajan en la búsqueda de un respaldo europeo que apoye sus tesis contrapuestas respecto de las elecciones del próximo 25 de noviembre.
El asunto sobre el consenso que Cataluña pueda generar entre los países europeos no es menor, ya que su proyecto independentista pierde buena parte de su base social si carece de encaje dentro de la UE, de acuerdo con los sondeos de opinión publicados en los últimos meses. En este marco, se facilitó a la prensa una carta que la vicepresidenta de la Comisión Europea (CE) y responsable de Justicia, Viviane Reding, envió al secretario de Estado de Asuntos Europeos español, Iñigo Méndez de Vigo, en respuesta a su pedido de que aclarara la posición oficial de Bruselas respecto de una hipotética separación de Cataluña de España.
En su momento, Méndez de Vigo había pedido a Bruselas que fijara su posición después de que la propia Reding afirmara, en declaraciones al Diario de Sevilla, que ninguna ley dice que Cataluña deba salir de la UE si se independiza. En la misiva, que difunde el diario El País (fechada el 4 de octubre), la comisaria europea avala ahora plenamente la posición del Ejecutivo de Rajoy, que sostiene que una secesión unilateral implicaría una exclusión inmediata de Cataluña de la UE y obligaría al nuevo Estado a iniciar un proceso de adhesión, en el que España tendría derecho a veto.
El artículo 4.2 del Tratado de la UE es terminante cuando señala que la Unión deberá respetar las estructuras fundamentales constitucionales y políticas y la integridad territorial de los Estados miembros, cuya determinación es competencia exclusiva de éstos, escribió Méndez de Vigo.
En consecuencia, la UE no puede reconocer una declaración unilateral de independencia de una parte de un Estado miembro, agregó el funcionario. Por otro lado, el representante español explicó que España no podría aceptar una declaración de independencia sin modificar la Constitución española, y que si ésta fuera reestructurada para celebrar un referéndum y como resultado de esa convocatoria popular surgiera un Estado independiente, igualmente no formaría parte de la UE.
Esto es así porque los tratados de la UE se aplican a los Estados miembros, y un hipotético nuevo Estado debería solicitar la adhesión y obtener una decisión favorable del Consejo por unanimidad y el acta de adhesión tiene que ser ratificado por los Parlamentos de los Estados miembros. Reding, por su parte, comparte ese análisis en su misiva. Tras la publicación de la carta, Méndez de Vigo pidió al gobierno catalán que diga la verdad porque existe un debate abierto sobre la posible secesión de Cataluña y sobre si, en caso de que suceda, quedaría o no fuera de la UE.
La carta de Reding es una buena respuesta para que la gente sepa qué es lo que vota y en qué aventuras se mete, agregó en declaraciones a la radio Onda Cero. Por el contrario, el portavoz del gobierno catalán, Francesc Homs, dijo que el intercambio de cartas entre el Ejecutivo de Rajoy y Reding fue privado y no refleja la posición oficial de Bruselas. Artur Mas se puso al frente del reclamo soberanista tras la multitudinaria manifestación separatista de Barcelona del 11 de septiembre, que tuvo lugar bajo el lema Cataluña, nuevo Estado de Europa. En esa ocasión se convocó a elecciones anticipadas en busca de legitimidad para impulsar un proceso de secesión que incluye la celebración de un referéndum para que los catalanes decidan si quieren que Cataluña sea un Estado independiente de España, pero que se enmarque dentro de la EU.
Referentes del partido de Mas, Convergencia i Unió (CiU), y responsables políticos como el propio Homs reconocieron que se verían forzados a replantearse la apuesta soberanista si a Cataluña no se le permite permanecer en el bloque regional.
Diferentes encuestas indican que si bien más del 50 por ciento de los catalanes apoyan la independencia, lo hacen respaldando un proceso negociado con España y Bruselas y para que la región nororiental continúe en la UE. La contundente respuesta de Reding sigue la línea marcada por el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, que en agosto aseguró que los catalanes perderían la ciudadanía europea si se independizan.
Sin embargo, el vicepresidente de la CE, Joaquín Almunia, aseguró la semana pasada desde Barcelona que no se puede dar una respuesta tajante y decir que si alguien se segrega se queda fuera y no sabremos nada más de él por los siglos de los siglos. Da la sensación de que hay diversas opiniones y que no hay una fija, subrayó ayer Homs, en referencia a la posición de Almunia. Mientras tanto, Cataluña se ha lanzado de lleno a la precampaña, de cara a los comicios regionales, con una fuerte polémica suscitada por los spots publicitarios institucionales que puso en marcha el gobierno y que fueron vetados por varios partidos al vincular la cita electoral con la manifestación independentista del 11 de septiembre y con otros momentos históricos.