Sanz: «No soy lo que el establishment pensaba»

Foto: LA NACION / Mariana Araujo
Hablando de ese deseo que usted manifiesta, Ernesto, sabrá que la psicología moderna se vale de la tecnología. Viniendo a la sesión grabé con mi celular al taxista y al diariero de la esquina del Congreso. Les pregunté si lo conocían. Mire: [se le acerca el Tel. con los videitos].
Taxista: -Sí, lo conozco. Es senador radical. Iba a ser candidato, pero al final fue Ricardo Alfonsín. Aparentemente es una persona seria, tranquila. Otra cosa no sé.
Diariero: -¿Ernesto Sanz? No, yo conozco a Alejandro.
-No es una encuesta muy rigurosa, pero ¿qué opina?
-[Riéndose] Ojalá me votaran todos los que escuchan a Alejandro Sanz.
Ernesto Sanz tiene muy claro que para hacer que el diariero diga lo que el taxista, va a tener que trabajar fuerte. Y está dispuesto. Quiso ser y no pudo. Pero su deseo sigue intacto.
-Quisiera ir directo a un punto clave de su historia clínica. En 2009 lo nombran presidente de la UCR con el objetivo de unificar el partido, poniendo proa a 2011.
-¡Y no me fue nada mal, te aseguro!
-Pero una mañana de fines de 2010, usted se levanta, se mira en el espejo, y se dice: «No me convencen ni Cobos ni Alfonsín. ¿Y si mejor soy yo el candidato a presidente?». ¿Qué se le pasó por la cabeza?
-[Se ríe] Mira. yo era el páter familias que debía estar por encima de los dos únicos candidatos que había, que eran Ricardo Alfonsín y Julio Cobos, y la verdad es que durante el tiempo que ejercí de páter familias nos fue muy bien por la reunificación.
-Pero se lanzó y después se bajó. ¿Hace alguna autocrítica?
-Debo reconocerte que me mató la omnipotencia. Una mezcla de ego y vanidad me hicieron pensar que yo podía ser esa persona y abandoné mi rol de páter familias y me puse la camiseta de combatiente para ser precandidato y creo que me equivoqué.
-¿Qué tiene y qué le falta a usted si se quiere volver a postular?
-Tengo un discurso atractivo y una mirada del país que puede congregar una adhesión mayoritaria. Me falta popularizar el mensaje.
-A propósito, déjeme tomarle nuestra adaptación del test de Rorschach. ¿Qué ve en esta mancha? [Una nota de mayo de 2010 en la que Sanz dice que el dinero de la asignación por hijo se va «por la canaleta del juego y de la droga»].
-[Muy serio. Se concentra] Nunca dije esa frase así. Sí es cierto que cometí el error de mezclar dos cosas que no debían mezclarse: la asignación universal con el juego y la droga. Intenté decir que el Estado tenía una actitud contradictora: por un lado, estaba el Estado presente y necesario, con la asignación universal por hijo. Y por el otro lado, el Estado ausente, que en los lugares más calientes no se metía en el tema de la droga y del juego.
-Cuando usted se lanzó como candidato, se decía que estaba muy bien visto por.
-[Completa, ansioso] Por el establishment. Se decía que yo era el candidato del establishment. Era una estigmatización que el Gobierno se encarga [se rectifica] ¡el Gobierno y algunos radicales se encargan de hacer!
-¿Siente que después el establishment le quitó el apoyo?
-Tampoco es que tenía ningún guiño. Simplemente tenía miradas benévolas hacia mi candidatura. Después me di cuenta de que mucha gente estaba desorientada. Tal vez el problema fuera del establishment que creía que yo era el que no era.
-¡Ernesto Sanz salió del clóset!: «Mamá, papá: no soy tan liberal».
-[Sonríe] Quizá tenían una visión equivocada de mí. Si vos me preguntás en qué sector de la sociedad yo tuve un impacto más positivo, fue en el sector empresarial. Por ejemplo, fui invitado al Coloquio de IDEA y fui muy aplaudido, y cuando hablé del rol del Estado todos dijeron: «Ah, la pucha». Seguro pensaron que yo era estatista. Pero ése es un complejo de ellos, no mío. [Se ríe].
-¿Toda la culpa será del otro?
-[Piensa] Bueno. Probablemente el error mío fue haber creado una imagen de algo que no era. Pero mirá: lo de Aerolíneas y el Fútbol para Todos son cosas que tiene que mantener el Estado, sin la publicidad burda y generando menos gasto. [Empieza a repetir las medidas que tomaría…]
-Espere, espere. ¿Se da cuenta de cómo se entusiasma cuando enumera todo lo que haría?
-Y sí, ¡claro!
-Me parece que usted tiene unas ganas bárbaras de tirarse otra vez a presidente.
-¡Qué título estás buscando!
-Pero no me dice que no.
-¡No, no te voy a decir que no! Al contrario.
-¿Cómo se imagina de acá a 2015?
-Tratando de cubrir todos los huecos y las falencias que hasta aquí tengo, que es conocimiento de mi persona y penetración de los sectores en los que todavía no he podido penetrar. Estoy viajando mucho por el interior.
-Podríamos decir que ya está en campaña.
-[Recula ante lo que parece un anuncio] No es una campaña con una camiseta de candidato puesta. Me siento muy cómodo en el terreno de devolverle centralidad al radicalismo. Yo me considero un motorcito de la idea de los 28 senadores [que prometieron bloquear la re-reelección].
-¿Qué me dice de esta foto? [Se le muestra una imagen del senador radical que en Mendoza se dio vuelta y votaría a favor de la reforma de la Constitución local].
-Ese muchachito se llama Guillermo Simón, es un senador provincial.
-Ustedes juntaron 28 senadores para impedir la reforma de la Constitución Nacional. Con este antecedente, ¿cómo sabe que la foto no le cambia de un día para el otro?
-Acá no tenés ninguna voz discordante dentro del partido.
-Entre los que firman está «El Adolfo». ¿Hace cuánto que están los Rodríguez Sáa en San Luis?
-[Levanta las cejas] Hoy por hoy, a nosotros nos importa encontrar el número para oponerse a lo que consideramos todos que es un desatino. Lo prioritario es ponerle un límite al intento de perpetuidad.
-¿Podría armar algo con Pro?
-No, hoy no. Con Michetti, sí.
-Me desorienté.
-Quiero decir que vale más para mí el aspecto humano que lo político.
-En 2013 hay elecciones y la provincia de Buenos Aires es un distrito clave. Si gana el oficialismo, la re-re está más cerca.
-No lo mires como ganar o perder, porque probablemente gane el oficialismo en Buenos Aires, pero no va lograr la cantidad de legisladores.
-Usted dijo que se siente un «motorcito» en lo de juntar a los 28 senadores. ¿El «motorcito» está armando algo para la provincia?
-Creo que la idea es que, aun yendo en listas separadas, tenemos que decir «no a la reforma de la Constitución». El motorcito en la provincia es FAP-UCR, UCR-FAP.
-¿Quién podría devolverle un liderazgo fuerte a la UCR?
-Quien encarne mejor la emocionalidad interna del partido y lo combine con la competitividad externa.
-¿Quiénes están en la carrera?
-Está Cobos, Alfonsín, están los intendentes -Gustavo Posse, Ramoncito Mestre-, Gerardo Morales, Ricardo Gil Lavedra… Hoy ninguno de esos logra enlazar esas dos cosas.
-¿Se tiene fe?
-Absolutamente.
-Dejamos acá.
Paciente: Ernesto Ricardo Sanz
Edad: 55
Ocupación
Senador nacional de la UCR. Ex presidente del radicalismo. Ex precandidato presidencial
Observaciones
Paciente de gran capacidad argumentativa y reflexiva.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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