Por Julio Burdman
09/11/12 – 11:14
La convocatoria, iniciada por un grupo de militantes del Partido Liberal Libertario (PLL) en las redes sociales, había logrado una fuerte repercusión política en las semanas previas, y finalmente tuvo un gran éxito. Los “organizadores”, que pusieron fecha y lugar al 8N, sin recursos ni estructura impulsaron la protesta más numerosa de la democracia argentina.
¿Qué hicieron para lograrlo? ¿Cómo es posible que virtuales desconocidos, valiéndose de las redes sociales y un buen concepto, logren viralizar su mensaje hacia millones de otros usuarios, al mismo tiempo que otros millones de usuarios posteamos diariamente mensajes que apenas si son leídos por nuestros familiares y amigos? ¿Por qué, en definitiva, el 8N del PLL fue multitudinario, y los partidos políticos “del sistema” tienen que hacer enormes esfuerzos para juntar apenas centenares o miles de personas en un acto?
Podrá decirse, con razón, que el cacerolazo 8N contó con la caja de resonancia de los grandes medios de comunicación. Pero eso no alcanza a explicarlo. Los medios no parieron a esta criatura; la adoptaron de adolescente, cuando ya estaba en pleno crecimiento. Prendió por sus propios méritos. Fue por un “ajuste milagroso de oferta y demanda”, diría Bourdieu, que su mensaje adquirió gran eficacia simbólica y captó al público. Lo que habría que descifrar, entonces, es cuál fue el mensaje eficaz (oferta) y cuáles los reclamos y preferencias que no estaban siendo representados (demanda). Algunos hechos:
1. A más de doce meses de las elecciones presidenciales, hoy estamos frente a una nueva multitud. El 54% y el 46% ya no son los ordenadores de la política: en las calles hubo, probablemente, algunos votantes de CFK en 2011. Las encuestas, en general, indican que la popularidad del Gobierno hoy es menor al respaldo electoral que obtuvo un año atrás.
2. No fue sólo un cacerolazo de teflón, como se dice peyorativamente: en este cacerolazo el público fue más amplio y alcanzó a diferentes segmentos sociales. Pero los medios y altos fueron predominantes. Detrás de esto hay una realidad insoslayable: la “sintonía fina” está ajustando sobre el sector de mayores ingresos y protegiendo a los que menos ganan. La intervención en el mercado cambiario y el comercio exterior, el mínimo no imponible de ganancias, el control de los precios concentrado en la canasta básica, la mayor presión de la AFIP y la quita segmentada de subsidios son un conjunto de decisiones dirigidas por un objetivo redistributivo, que está generando una reacción política no sorprendente entre los más afectados.
3. La protesta estuvo dirigida fundamentalmente contra el Gobierno nacional y la Presidenta, pero sin identificación partidaria y en un clima de profunda desconfianza hacia los políticos en general. Un dato menor, pero interesante, es que los pocos políticos que asistieron a la misma fueron interpelados y aún cuestionados por los asistentes, que decían: “¡políticos no!”. Los dirigentes de la oposición que intentan capitalizar el éxito del 8N, lo hacen con grandes dificultades.
4. Hubo, no obstante, una cierta coherencia y afinidad en las consignas. No comparto la idea de que fue una marcha totalmente heterogénea y sin contenidos discernibles. Todos los mensajes se dirigían contra abusos o supuestos abusos del poder. Tanto en materia política (“reforma constitucional”, “corrupción”, “libertad de prensa”) como económica (“inflación”, “dólar”, “subsidios”, “mantener a otros con mis impuestos”). Fue, en definitiva, una gran manifestación liberal.
Por eso, el que el 8N se haya iniciado en el pequeño PLL me parece un dato relevante, aun cuando la enorme mayoría de los asistentes ignorasen su existencia. ¿Qué es el Partido Liberal Libertario? Es una agrupación nueva, doctrinaria, fundada por jóvenes con sólida formación intelectual. No reclaman para sí la paternidad del 8N, porque tienen una contradicción no resuelta: son un partido y son antipolítica. Tuvieron la capacidad de generar un gran evento de rechazo, la potencia ideológica como para enhebrar todos los discursos de ayer (algo que no tiene ninguno de los partidos de la oposición “del sistema”), pero no tiene capacidad alguna de formar una mayoría propositiva.
¿Cómo sigue esto? El Gobierno del 54%, precisamente porque es del 54% –ya no del 22% de 2003, ni del 45% de 2007– debe tomar nota de que se están acumulando demandas en el buffer del electorado, y descartar la tentación de las explicaciones autocomplacientes. La oposición, tiene la gran oportunidad de contar con un enorme banco de información sobre las demandas no representadas. Si sigue sin hacerlo, no hay que descartar la posibilidad de que aparezca un nuevo actor, innovador, que irrumpa en su mercado de votos. Hay, después de todo, tres años por delante.
*Politólogo. Director asociado de Analytica Consultora.
09/11/12 – 11:14
La convocatoria, iniciada por un grupo de militantes del Partido Liberal Libertario (PLL) en las redes sociales, había logrado una fuerte repercusión política en las semanas previas, y finalmente tuvo un gran éxito. Los “organizadores”, que pusieron fecha y lugar al 8N, sin recursos ni estructura impulsaron la protesta más numerosa de la democracia argentina.
¿Qué hicieron para lograrlo? ¿Cómo es posible que virtuales desconocidos, valiéndose de las redes sociales y un buen concepto, logren viralizar su mensaje hacia millones de otros usuarios, al mismo tiempo que otros millones de usuarios posteamos diariamente mensajes que apenas si son leídos por nuestros familiares y amigos? ¿Por qué, en definitiva, el 8N del PLL fue multitudinario, y los partidos políticos “del sistema” tienen que hacer enormes esfuerzos para juntar apenas centenares o miles de personas en un acto?
Podrá decirse, con razón, que el cacerolazo 8N contó con la caja de resonancia de los grandes medios de comunicación. Pero eso no alcanza a explicarlo. Los medios no parieron a esta criatura; la adoptaron de adolescente, cuando ya estaba en pleno crecimiento. Prendió por sus propios méritos. Fue por un “ajuste milagroso de oferta y demanda”, diría Bourdieu, que su mensaje adquirió gran eficacia simbólica y captó al público. Lo que habría que descifrar, entonces, es cuál fue el mensaje eficaz (oferta) y cuáles los reclamos y preferencias que no estaban siendo representados (demanda). Algunos hechos:
1. A más de doce meses de las elecciones presidenciales, hoy estamos frente a una nueva multitud. El 54% y el 46% ya no son los ordenadores de la política: en las calles hubo, probablemente, algunos votantes de CFK en 2011. Las encuestas, en general, indican que la popularidad del Gobierno hoy es menor al respaldo electoral que obtuvo un año atrás.
2. No fue sólo un cacerolazo de teflón, como se dice peyorativamente: en este cacerolazo el público fue más amplio y alcanzó a diferentes segmentos sociales. Pero los medios y altos fueron predominantes. Detrás de esto hay una realidad insoslayable: la “sintonía fina” está ajustando sobre el sector de mayores ingresos y protegiendo a los que menos ganan. La intervención en el mercado cambiario y el comercio exterior, el mínimo no imponible de ganancias, el control de los precios concentrado en la canasta básica, la mayor presión de la AFIP y la quita segmentada de subsidios son un conjunto de decisiones dirigidas por un objetivo redistributivo, que está generando una reacción política no sorprendente entre los más afectados.
3. La protesta estuvo dirigida fundamentalmente contra el Gobierno nacional y la Presidenta, pero sin identificación partidaria y en un clima de profunda desconfianza hacia los políticos en general. Un dato menor, pero interesante, es que los pocos políticos que asistieron a la misma fueron interpelados y aún cuestionados por los asistentes, que decían: “¡políticos no!”. Los dirigentes de la oposición que intentan capitalizar el éxito del 8N, lo hacen con grandes dificultades.
4. Hubo, no obstante, una cierta coherencia y afinidad en las consignas. No comparto la idea de que fue una marcha totalmente heterogénea y sin contenidos discernibles. Todos los mensajes se dirigían contra abusos o supuestos abusos del poder. Tanto en materia política (“reforma constitucional”, “corrupción”, “libertad de prensa”) como económica (“inflación”, “dólar”, “subsidios”, “mantener a otros con mis impuestos”). Fue, en definitiva, una gran manifestación liberal.
Por eso, el que el 8N se haya iniciado en el pequeño PLL me parece un dato relevante, aun cuando la enorme mayoría de los asistentes ignorasen su existencia. ¿Qué es el Partido Liberal Libertario? Es una agrupación nueva, doctrinaria, fundada por jóvenes con sólida formación intelectual. No reclaman para sí la paternidad del 8N, porque tienen una contradicción no resuelta: son un partido y son antipolítica. Tuvieron la capacidad de generar un gran evento de rechazo, la potencia ideológica como para enhebrar todos los discursos de ayer (algo que no tiene ninguno de los partidos de la oposición “del sistema”), pero no tiene capacidad alguna de formar una mayoría propositiva.
¿Cómo sigue esto? El Gobierno del 54%, precisamente porque es del 54% –ya no del 22% de 2003, ni del 45% de 2007– debe tomar nota de que se están acumulando demandas en el buffer del electorado, y descartar la tentación de las explicaciones autocomplacientes. La oposición, tiene la gran oportunidad de contar con un enorme banco de información sobre las demandas no representadas. Si sigue sin hacerlo, no hay que descartar la posibilidad de que aparezca un nuevo actor, innovador, que irrumpa en su mercado de votos. Hay, después de todo, tres años por delante.
*Politólogo. Director asociado de Analytica Consultora.
Me suena gracioso semejante importancia al ridículo Partido Libertario Liberal: «una agrupación nueva, doctrinaria, fundada por jóvenes con sólida formación intelectual». Como si los grupos de inteligencia (con perdón de la palabra) de clarinete y del Pro no estuvieran detrás de la convocatoria. Dejate de joder.
Es la versión argenta del Tea Party. Tal vez a Maryjuli le den el 2×1 para oficiar de bastonera.
A ver, Vatayon Militante, no discrimine y llevela a este egregio evento.
El Tea Party son conservadores, estos son liberales progresistas o libertarios.
Pablo: Son el Tea Party con aborto libre, si querés establecer alguuuuna diferencia.
Matrimonio igualitario, despenalización, código civil, etc. Si reducís el liberalismo a lo económico puede sea lo mismo, pero la política y las afinidades en ella son algo más que la economía.
Y bueno, tal vez el autor de la nota quiere darle manija al PLL… No me parece mala idea.
Juraría que la intención del autor es santificar la caceroleada. No se anima a decir de frente: ¿vieron que nosotros podemos meter gente en la calle con cualquier pelotudez?. El PLL no existe. El problema del señor consiste en transformar los ruidos de las cacerolas en votos para Macri, o para otro monigote de derecha. Ahí te quiero ver mascarita, no la tienen fácil.
Te parece emilio? Tengo entendido que el autor es medio K. Bueno, no se…
Hasta ahora no vi ni una sola prueba ni concreta ni no concreta, de que Clarín haya estado detrás de este cacerolazo. Quienes sostienen esto tiene un grado de boludez similar a los que dicen que los blogs k están pagados por La Campora o el gobierno nacional.
En este país todos se acusan mutuamente de estar financiados.
Yo me enteré del 8N por TN, Clarín y radio Mitre tres semanas antes. No me enteré por las famosas redes sociales. Poco importa si la idea partió de un e-mail pedorro del más pedorro PLL. Ya es sabido que entre los convocantes había gente del Pro y negar el manijeo de Clarín además de «un grado de boludez» pone en relieve otro mayor de necedad.
También salió en Clarín con bastante anticipación el último acto de Cristina en Vélez. Eso significa que Clarín lo organizo?
No, tenés razón. Fue todo «espontáneo». Lo cubrieron como si fueran los juegos olimpicos, pero nada de nada. Los cacerolos repetían los fetiches de Larrata como loritos, pero nadie les metía fichas, eh?
Capaz que por «prueba concreta» vos te refería a Mañeto firmándole un cheque a cualquiera de sus politicuchos de vaudeville, y en tal caso, debo admitir que «no hay pruebas».
La información de Clarín sobre el acto de Cristina en Vélez reprodujo información OFICIAL existente.
La anticipación (NO información) del cacerolazo la GENERÓ Clarín.
Pequeña diferencia.
Los únicos que hablaron de la espontaneidad del cacerolazo fueron los kirchneristas. Los únicos. Tienen una obsecion con el tema.
Digo, para el caso vos repetís como lorito el discurso de 678 y su fetiche x creeer que todo fenomeno político en este pais es parte de un gran plan ideado por Magnetto, sin demasiados argumentos por supuesto.
Todo lo que sea EXCLUSIVAMENTE ANTI-K viene de Clarín y medios, fundaciones e instituciones asociadas.
Entiéndase bien: no me refiero a manifestaciones de políticos opositores; no me refiero al universo ‘no K’.
Todo lo que sea SÓLO apuntar con munición gruesa contra el kirchnerismo, ya sea con fraseología de ‘izquierda’ o de derecha, lo que sólo sea CONTRA la K. y no sea A FAVOR de nada (salvo vaguedades como ‘libertad’, ‘seguridad’, etc.) ES CLARÍN.
Tuve que leer 3 veces este comentario, para entender si era ironico o en serio.
Lamentablemente (para vos), lo decis en serio.