Gran parte de las tensiones constitutivas de los entramados constitutivos del complejo mundo de las izquierdas, ha girado en torno a la discusión central entre la relación entre libertad e igualdad, productora de la interrogación sobre el concepto primario para el devenir del horizonte de expectativas de la constitución de una sociedad liberada.
Los nuevos paradigmas nacientes en el subcontinente, han logrado una resolución de este conflicto primario, demostrando que en su accionar político, la posibilidad de la construcción de sociedades con un limite ampliado de libertades (civiles y políticas) y la construcción e institución de una sociedad igualitaria, cuya base es un proceso re-distributivo de la riqueza hacia los sectores ubicados en la exteriocidad del sistema capitalismo en su fase neoliberal.
Estos procesos de democratización de las sociedades latinoamericanas, se constituye como un proceso en el cual la alteridad, que no se dejaba ser-en-el-mundo, rompe con los procesos de alienación a las que se vieron sometidos los pueblos, a través de un proceso de recuperación de las lecturas sobre lo real en clave popular, colocando la alteridad exterior en un proceso de ruptura de las mascaras construidas por el poder para ocultar los rostros que interpelan la totalidad del sistema de la dominación.
Recuperación del rostro como interpelador, la incorporación de la palabra de una subjetividad oprimida, que comienza a circular por los canales de la sociedad, poniendo en tensión el conjunto ideológico montado por los sectores de poder, donde el “otro” subalterno es presentado como pluralidad, multitud, lumpen, animales (pensar la lógica de la idea en Argentina del “Aluvión Zoológico” pero no como humanidad.
En el entramado de las derechas, la tensión entre libertades e igualdad, siempre se encontró resuelto, se puede convivir en una sociedad donde el conjunto de libertades (civiles y políticas) estén desarrolladas, sin la necesidad de construir la sospecha interrogativa sobre el proceso de desigualdad existentes. Lectura de libertades en clave de una subjetividad individual, que concibe una sociedad como un conjunto de estructuras atómicas, donde la irrupción de la tensión igualitaria es concebida como una posibilidad de perdida de libertades “naturales” constitutivas de los sujetos, leídos en clave de ciudadanos liberales.
Lo interesante que ocurrió con el acontecimiento neoliberal en nuestras sociedades, es el proceso de re-traducción operado en ciertas fracciones de clase de nuestras sociedades de concebir las libertades económicas como libertades civiles y políticas, el de-curso ideológico fundante del neoliberalismo de colonización discursiva sobre la totalidad de la sociedad configuro un nuevo conjunto de mediaciones en los significantes de las palabras, les otorgo un nuevo sentido, que comienzan a operar cuando el campo político intenta intervenir sobre las esferas de lo económico, de esta manera una regulación sobre la economía, es leída como ataques a un conjunto mas amplio de libertades, que las que fundamentan la idea del liberalismo económico, por lo cual, estos actores pueden expresar que una regulación anti-monopólica (esfera económica) pueda ser entendida como ataque a la libertad de expresión (esfera de los derechos civiles), para tomar un ejemplo entre muchos.
Este proceso de traducción discursivo e interpretativo sobre lo real, en el fondo contiene un fuerte elemento anti-igualitario, ya que el significante real no ha de buscarse en el campo de lo político sino en el pedido de aplicación de un conjunto de medidas económicas que instituyen una brecha social no igualitaria.
Este proceso de incorporación igualitaria naciente genera en ciertas fracciones de las clases medias urbanas y altas de las sociedades latinoamericanas un proceso por el cual se sienten tristes ante la felicidad o el éxito, no pueden soportar que en los ámbitos de lo político la presencia, existencia, la realidad del rostro interpelador de los sectores mas humildes de nuestras sociedades, es decir, la presencia, su acción en la escena de lo político del otro va directo a la idea a la idea de igualdad, ahora leída en clave de la derecha.
Para estas fracciones, el proceso igualitario se convierte en perdida de libertades, como expresamos anteriormente con una re-traducción, que los hace sentir la perdida de ciertos privilegios, que constituían una jerarquía diferenciadora hacia los sectores que cobran existencia, basado principalmente, en el acceso a ciertos bienes de consumo (materiales, simbólicos y culturales) de los cuales las mayorías estaban excluidos, en el conjunto heterogéneo de reclamos puestos en escena el jueves pasado, no había una presencia de consignas igualitarias y de profundización democrática, como si es parte del precio a pagar, por el retorno de una matriz neo-conservadora en una sociedad.
Por eso, en la marcha del 8 de Noviembre pasado, lo que encontramos es un nutrido conjunto heterogéneo de reclamos que deben ser leídos en claves de “perdidas” (ilusoria) de un conjunto de libertades individuales (principalmente) pero con un centro netamente anti-igualitario, respuesta al rostro del otro que gana mas igualdad, mas libertad y mas democracia.
esta muy bueno el texto.Agrego que ambos «ideales»:libertad e igualdad conforman una especie de antinomia politica cuya armonizacion para mi es el gran desafio historico de las democracias.