Margarita Stolbizer se muestra confiada en que la elección de octubre ratificará al Frente Amplio Progresista (FAP) como la segunda fuerza nacional y advierte que esos comicios serán clave para definir la suerte del proyecto re-reeleccionista del kirchnerismo. Es una renovación parlamentaria que enmarca el futuro de la Argentina, definió en esta entrevista con El Cronista.
¿Cómo ve el panorama electoral?
Hay instalado un clima muy complicado. El vamos por todo del Gobierno tiene su traducción electoral y creo que la elección va a demostrarlo. El oficialismo juega todas sus chances de re-reelección.
¿La oposición debe ir hacia un esquema como el de 2009?
Yo no creo en la unidad de todos. Sí en la de los que deben estar juntos. El objetivo estratégico es impedir que el oficialismo tenga el número que necesita para obtener su re-reelección. Por lo tanto, tenemos que hacer un cálculo estratégico y matemático para ver cuál es la forma más eficaz para frenar las expectativas que ellos tienen.
¿Cuál sería esa fórmula?
Hay que tratar de hacer una oferta para que cada ciudadano sepa que tiene una opción. El 54% que obtiene la Presidenta no es la respuesta a los méritos de su gestión. En alguna medida es la insatisfacción que la gente tenía para votar a una lista de la oposición.
¿Hay forma de canalizar los reclamos de los cacerolazos?
Algunas encuestas de los últimos tiempos empiezan a marcar que sí. De todos modos, es necesario interpretar esas protestas no solo como una queja al Gobierno sino también como una demanda de algo que pueda reemplazarlo. Nosotros nos sentimos demandados por ese reclamo. Tenemos que empezar a adaptar nuestro discurso. Si lo único que vamos a hacer es una cosa condenatoria de los que están, para terminar en una disputa meramente electoral, no sirve.
¿Este año sí habrá acuerdo bonaerense con la UCR?
El radicalismo tiene hoy a uno de sus cuadros más importantes, como es Gustavo Posse, que se saca fotos con Macri todos los días. Hasta que ellos no resuelvan esta situación, es muy difícil.
¿Cómo ve la discusión entre Scioli y el kirchnerismo?
Scioli hace mucho tiempo que entregó la provincia de Buenos Aires, en términos económicos, financieros y políticos. Hoy la incógnita en la Provincia es lo que van a hacer Massa y Scioli. Personalmente, creo que no se van a desprender del kirchnerismo porque su jugada es ser ellos el postkirchnerismo.
¿Cómo imagina a Binner legislador?
Para nosotros la elección más importante de este año es la de Santa Fe, porque ahí nos jugamos el liderazgo principal del FAP y la candidatura presidencial de Binner. Yo creo que su papel estará más allá del Congreso y será construir un liderazgo en capacidad de gobernar la Argentina.
Desde que salieron segundos, hay muchos dirigentes que se acercaron al FAP ¿Los reciben de brazos abiertos?
Sí, sin duda. Hay dos datos objetivos que demuestran el crecimiento del FAP: uno es que nosotros obtuvimos ese segundo lugar en la elección nacional aún cuando en muchas provincias no teníamos candidatos. Este año vamos a tener lista en todas las provincias. Y el otro dato es que muchos de los que en 2011 nos daban vuelta la cara, hoy tocan nuestra puerta, nos miran, quieren volver a conversar. El caso más claro es el radicalismo, el de Pino Solanas y el de la Coalición Cívica.
¿Con ellos es posible una alianza?
Por supuesto. Tenemos afinidades importantes.
¿Cómo ve el panorama electoral?
Hay instalado un clima muy complicado. El vamos por todo del Gobierno tiene su traducción electoral y creo que la elección va a demostrarlo. El oficialismo juega todas sus chances de re-reelección.
¿La oposición debe ir hacia un esquema como el de 2009?
Yo no creo en la unidad de todos. Sí en la de los que deben estar juntos. El objetivo estratégico es impedir que el oficialismo tenga el número que necesita para obtener su re-reelección. Por lo tanto, tenemos que hacer un cálculo estratégico y matemático para ver cuál es la forma más eficaz para frenar las expectativas que ellos tienen.
¿Cuál sería esa fórmula?
Hay que tratar de hacer una oferta para que cada ciudadano sepa que tiene una opción. El 54% que obtiene la Presidenta no es la respuesta a los méritos de su gestión. En alguna medida es la insatisfacción que la gente tenía para votar a una lista de la oposición.
¿Hay forma de canalizar los reclamos de los cacerolazos?
Algunas encuestas de los últimos tiempos empiezan a marcar que sí. De todos modos, es necesario interpretar esas protestas no solo como una queja al Gobierno sino también como una demanda de algo que pueda reemplazarlo. Nosotros nos sentimos demandados por ese reclamo. Tenemos que empezar a adaptar nuestro discurso. Si lo único que vamos a hacer es una cosa condenatoria de los que están, para terminar en una disputa meramente electoral, no sirve.
¿Este año sí habrá acuerdo bonaerense con la UCR?
El radicalismo tiene hoy a uno de sus cuadros más importantes, como es Gustavo Posse, que se saca fotos con Macri todos los días. Hasta que ellos no resuelvan esta situación, es muy difícil.
¿Cómo ve la discusión entre Scioli y el kirchnerismo?
Scioli hace mucho tiempo que entregó la provincia de Buenos Aires, en términos económicos, financieros y políticos. Hoy la incógnita en la Provincia es lo que van a hacer Massa y Scioli. Personalmente, creo que no se van a desprender del kirchnerismo porque su jugada es ser ellos el postkirchnerismo.
¿Cómo imagina a Binner legislador?
Para nosotros la elección más importante de este año es la de Santa Fe, porque ahí nos jugamos el liderazgo principal del FAP y la candidatura presidencial de Binner. Yo creo que su papel estará más allá del Congreso y será construir un liderazgo en capacidad de gobernar la Argentina.
Desde que salieron segundos, hay muchos dirigentes que se acercaron al FAP ¿Los reciben de brazos abiertos?
Sí, sin duda. Hay dos datos objetivos que demuestran el crecimiento del FAP: uno es que nosotros obtuvimos ese segundo lugar en la elección nacional aún cuando en muchas provincias no teníamos candidatos. Este año vamos a tener lista en todas las provincias. Y el otro dato es que muchos de los que en 2011 nos daban vuelta la cara, hoy tocan nuestra puerta, nos miran, quieren volver a conversar. El caso más claro es el radicalismo, el de Pino Solanas y el de la Coalición Cívica.
¿Con ellos es posible una alianza?
Por supuesto. Tenemos afinidades importantes.