Chávez hacia la eternidad

Ellos van a descorchar champagne para celebrar, nosotros vamos a ahogar penas en vino tinto. Quiénes y cómo te lloran te define y hace la diferencia.
«Murió Chávez», dicen. Ni en este momento son capaces de dejar de mentir. Si creen que falleció, están del tomate: acaba de nacer algo gigantesco. No tienen idea la que se les viene. Deberían temblar. En serio.
Dios necesita a los mejores a su lado ahora. Para que lo asesoren, a ver si logra hacer el milagro que necesitan Europa y EEUU para zafar de la crisis gigantesca que los tiene en jaque. Tendremos que hacernos fuertes, ser solidarios y aceptar, aún en el dolor inmenso que implican tamañas pérdidas, el sacrificio; para que quienes viven en esas latitudes no tengan que sufrir nunca lo que sus líderes siempre nos hicieron sufrir a los pueblos de América.
Tan parecido a lo que viviéramos nosotros hasta 2003, cuando llegó Néstor Kirchner; y Venezuela hasta 1998, cuando emergió el comandante Chávez. Y nos sacaron. Por eso lloramos. Chávez vive en cada beneficiario de cada misión, como acá vive Néstor en cada pibe que cobra la asignación. Por eso somos capaces de escribir en honor a sus memorias. Y porque estamos obligados a hacer y seguir. A hacer para seguir.
Ya no queda ninguno de los que integraron la dupla que le frenó el carro al imperialismo yanqui en 2005, en Mar Del Plata; el no al ALCA. Ya no están ni Néstor ni Hugo.
Cuando murió Néstor, hace poquito más de dos años, Hugo decía: «José Martí…, ese grande de nuestra América, le cantaba a un gran venezolano, muerto por allá, por aquellos años, 1881. José Martí vivía en Caracas, y le escribió a Cecilio Acosta una elegía a su muerte. Y le dice, al final: ‘¡Ha muerto un justo! Cecilio Acosta ha muerto. Llorarlo sería poco, sigamos su ejemplo’. Yo hoy parafraseo a José Martí, y desde mi corazón adolorido, desde el llanto contenido lo digo: ha muerto un justo, ha muerto un valiente, ha muerto uno de los más grandes de nosotros. Llorarlo sería poco. Sigamos su ejemplo, y hagamos realidad el sueño de esta gran patria unida y libre. ¡Que viva Argentina… y que viva Kirchner para siempre!»
Yo hoy quiero imitar ese gesto, con la irrespetuosidad que ello implica frente a la mención de gigantes como Martí, Cecilio Acosta, Chávez y Kirchner, y como argentino agradecido que soy a quien fuera –y perdón por las mayúsculas– EL ÚNICO que nos dio una mano allá por 2002, 2003, cuando estábamos al borde del abismo, y también digo, desde mi corazón adolorido, desde el llanto contenido: ha muerto un justo, ha muerto un valiente, ha muerto uno de los más grandes de nosotros. Llorarlo sería poco. Sigamos su ejemplo, y hagamos realidad el sueño de esta gran patria unida y libre. ¡Que viva Venezuela… y que viva Chávez para siempre!
Y que disculpe la memoria del comandante Chávez a aquellos argentinos que no saben valorar ni en esta hora que fue en gran medida gracias a él que no caímos definitivamente en el abismo: llevan alrededor de 200 años de no entender nada, ¿por qué iba a ser diferente ahora?
Tres días de duelo nacional en Argentina a partir de mañana. Enorme. Propio de una presidenta que, igual que quien hoy pasa a la inmortalidad, y por suerte, entiende el espacio sudamericano como uno sólo; un único país. La patria grande que soñaron San Martín y Bolívar. Lamento importunarlos con este lenguaje que a ustedes les parece tan prehistórico: así me enseñó el que hoy pasa a la eternidad. Pasa a la eternidad, entre otras cosas, porque algunos insignificantes como yo ya hemos sido sembrados, se nota en la verba.
Néstor Kirchner y Hugo Chávez ya fueron a reunirse con San Martín y Bolívar: les van a dar la nota del examen que rindieron en vida: la construcción de la patria grande. Por supuesto, aprobaron con honores.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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5 comentarios en «Chávez hacia la eternidad»

    1. Hace cosa de un mes, por ahí, acompañé un par de veces a un amigo que labura en ventas de autopartes. Estaba de vacaciones, yo, y me aburría; entonces iba a veces con él. Y, creasme o no, comentábamos que nos sorprendía la cantidad de parrillas nuevas que hay en el Conu. Todo depende del cristal con que se mire. Comprenderás que la fuente no me merece credibilidad, pero no niego que en CABA pueda ser así. Acá te puedo prometer que yo veo cada vez mayor cantidad de parrillas.

  1. Los pueblos de América Latina lloran la muerte de un grande.

    «No hizo ninguna guerra, no invadió ningún país,
    no tiró ninguna bomba nuclear, no tuvo ningún Guantánamo,
    no robó ningún recurso natural, no cerró las fronteras,
    no le impuso ningún bloqueo comercial a otro país,
    no cerró el Congreso, ni prohibió a los partidos opositores,
    no secuestró, ni torturó, ni asesinó,
    ni se apropió de los hijos de sus enemigos,
    no fusiló a quienes le hicieron el golpe de Estado de 2002,
    ni clausuró Globovisión, el principal canal opositor que alentó el golpe.
    Pero cometió el imperdonable pecado de quitarle el manejo del petróleo a EE UU,
    redistribuir el ingreso con los sectores más pobres,
    darles educación, salud, trabajo, vivienda
    y la osadía de ganar 14 elecciones libres, democráticas y sin fraude.
    Esto lo convierte en un temible dictador.»
    Victor Hugo Lettieri

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