En diálogo con El Tribuno, el economista Eduardo Curia brindó ayer su punto de vista sobre la extensión de congelamiento de precios hasta el 31 de mayo. Si bien no se mostró sorprendido con la medida, alertó sobre eventuales riesgos de desabastecimiento en algunos productos.
¿Cómo interpreta la prórroga en el congelamiento de los precios?
Dentro del juego planteado es bastante lógico, por todo lo que se dijo del día “61”. Ahora será el día “121”, lo que fuere. Lo cierto es que en el contexto en el que estamos, en un año atravesado por las elecciones y en medio de las negociaciones salariales, parecía que esto estaba cantado. Esta prolongación a nadie sorprende.
¿Esta medida responde a estirar el problema para más adelante?
Siempre va a estar esta tensión entre el beneficio que da la rigidez actual. A su vez, la medida algo impactó, quizá menos en el interior. Naturalmente, en la medida que se amplíe el plazo, como hay rubros que no están dentro del congelamiento (los servicios privados, los combustibles, el tipo de cambio nominalmente algo se ajusta), se pueden generar tensiones o ficciones muy características de estos esquemas. Es un esquema que pretende implantar una rigidez y se producen una serie de deslizamientos del lado de los costos. Si no hay una salida sensata esta tensión se hace difícil de llevar y entonces comienzan los problemas de desabastecimiento o cosas por el estilo.
Algunos economistas comparan la situación económica con la de Venezuela, ¿hay puntos de contacto?
No creo que estemos en esa circunstancia, en ese nivel, en esa intensidad, pero hay elementos que nos acercan. Comparado con las políticas económicas de la primera parte de la década pasada, hay elementos intervencionistas gruesos. Aparece este tema del congelamiento que antes no se había aplicado (salvo en algunos rubros como las tarifas). El Gobierno omitió una medida de estas características y ahora resurge. Después hay un problema del frente externo y del dólar, que es importante. Entonces sí, hay algunos elementos de contacto.
¿Se trata de una medida aislada?
Yo creo que ha sido una medida de apuro porque la inflación efectiva y la inflación del Indec, que es notablemente más baja, describían una curva ascendente. Se sale de apuro con esta medida sin estar compaginada con un esquema económico más amplio.
¿Lograrán conseguir reactivar el consumo?
Hay que ver cuando las paritarias cierren si logra reactivar el consumo a partir de que el trabajador tendrá más poder adquisitivo. Hay que ver qué pasa con el gasto público. De todas maneras, la economía ya está atravesada por una serie de distorsiones, de problemas, de incertidumbre en cuanto a las expectativas empresarias. De todas maneras entiendo que el ciclo económico de este año puede ser mejor que el de 2012, cumpliéndose algunos requisitos. Pero ahora sí, la cosa no sería de una mejora demasiado altisonante. Mientras tanto, hay que arrastrar varias distorsiones y las amenazas de esas distorsiones como se da en el frente externo, en el tipo de cambio, las reservas y las liquidaciones de divisas, por ejemplo.
¿Hay expectativas de que con estas medidas el Gobierno reconozca la inflación?
El problema reside en que se debería blanquear lo que yo llamo “la doble problemática”, que es la simbiosis del retraso cambiario muy grande y la inflación efectiva más allá del congelamiento. Esto supone una cirugía mayor que es muy estresante para el sistema político. Hoy, este sistema político no tiene margen para la cirugía.
“Apostamos a sostener los precios”
“Apostamos a sostener el congelamiento para mantener el negocio. La clave de esto es el buen volumen y entendemos que para no perder consumo tenemos que ser competitivos en el precio”, dijo Vasco Martínez, titular de la Asociación de Supermercados Unidos.
Además, el directivo señaló que al sector supermercadista “le interesa que la implementación demore lo menos posible porque necesita el instrumento”.
“Va a haber una serie de aumentos a la industria proveedora que vamos a tener que absorber nosotros, por eso estamos muy interesados en que el respiro de la baja de comisión nos lleve a acelerar lo más posible la puesta en marcha de la tarjeta”, agregó Vasco Martínez. El titular de ASU explicó que “la idea es constituir una sociedad con las principales cadenas nacionales y armar una tarjeta de crédito en réplica a las tarjetas propias de todas las cadenas”.
El directivo sostuvo que la intención es “captar a la mayor brevedad la mayor cantidad de espacios”. En principio, la tarjeta incluirá a las cadenas Carrefour, Jumbo Retail, Coto, La Anónima, WalMart, Libertad, Día % y la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca. Por último, Vasco Martínez explicó que la comisión será de alrededor del 1 por ciento y la financiación tendrá un tope del 22% anual.
“Esto no frenará la inflación”
El economista Ramiro Castiñeira, de Econométrica, afirmó ayer que la extensión del congelamiento de precios y la creación de la tarjeta Supercard dispuesta por el Gobierno buscan “contener la inflación” en medio de negociaciones paritarias, pero advirtió que ese objetivo “fracasará” si no se adoptan medidas complementarias.
“El Gobierno está pensando con estas medidas en contener precios en un año electoral y no echar más fuego en medio de paritarias”, evaluó.
Sin embargo, dijo que si ambas medidas son las únicas que el Gobierno va a tomar para frenar la inflación “no van a funcionar, va a fracasar”. “Los acuerdos de precios tienen éxito y funcionan al principio, pero es difícil de sostener en el tiempo”, aseguró, y sostuvo que es necesario adoptar “medidas en materia monetaria y fiscal”, para luchar contra la inflación.
En este sentido, diagnosticó que la economía argentina exhibe actualmente “un deterioro macroeconómico” que se refleja en el área fiscal, comercial, energética, cambiaria, y en pasar de crecer a tasas chinas al estancamiento.
Para Castiñeira, la creación de la tarjeta de compras para supermercados es “algo anecdótico; puede terminar siendo beneficioso para el consumidor, pero no es la principal herramienta para luchar contra la inflación”.
¿Cómo interpreta la prórroga en el congelamiento de los precios?
Dentro del juego planteado es bastante lógico, por todo lo que se dijo del día “61”. Ahora será el día “121”, lo que fuere. Lo cierto es que en el contexto en el que estamos, en un año atravesado por las elecciones y en medio de las negociaciones salariales, parecía que esto estaba cantado. Esta prolongación a nadie sorprende.
¿Esta medida responde a estirar el problema para más adelante?
Siempre va a estar esta tensión entre el beneficio que da la rigidez actual. A su vez, la medida algo impactó, quizá menos en el interior. Naturalmente, en la medida que se amplíe el plazo, como hay rubros que no están dentro del congelamiento (los servicios privados, los combustibles, el tipo de cambio nominalmente algo se ajusta), se pueden generar tensiones o ficciones muy características de estos esquemas. Es un esquema que pretende implantar una rigidez y se producen una serie de deslizamientos del lado de los costos. Si no hay una salida sensata esta tensión se hace difícil de llevar y entonces comienzan los problemas de desabastecimiento o cosas por el estilo.
Algunos economistas comparan la situación económica con la de Venezuela, ¿hay puntos de contacto?
No creo que estemos en esa circunstancia, en ese nivel, en esa intensidad, pero hay elementos que nos acercan. Comparado con las políticas económicas de la primera parte de la década pasada, hay elementos intervencionistas gruesos. Aparece este tema del congelamiento que antes no se había aplicado (salvo en algunos rubros como las tarifas). El Gobierno omitió una medida de estas características y ahora resurge. Después hay un problema del frente externo y del dólar, que es importante. Entonces sí, hay algunos elementos de contacto.
¿Se trata de una medida aislada?
Yo creo que ha sido una medida de apuro porque la inflación efectiva y la inflación del Indec, que es notablemente más baja, describían una curva ascendente. Se sale de apuro con esta medida sin estar compaginada con un esquema económico más amplio.
¿Lograrán conseguir reactivar el consumo?
Hay que ver cuando las paritarias cierren si logra reactivar el consumo a partir de que el trabajador tendrá más poder adquisitivo. Hay que ver qué pasa con el gasto público. De todas maneras, la economía ya está atravesada por una serie de distorsiones, de problemas, de incertidumbre en cuanto a las expectativas empresarias. De todas maneras entiendo que el ciclo económico de este año puede ser mejor que el de 2012, cumpliéndose algunos requisitos. Pero ahora sí, la cosa no sería de una mejora demasiado altisonante. Mientras tanto, hay que arrastrar varias distorsiones y las amenazas de esas distorsiones como se da en el frente externo, en el tipo de cambio, las reservas y las liquidaciones de divisas, por ejemplo.
¿Hay expectativas de que con estas medidas el Gobierno reconozca la inflación?
El problema reside en que se debería blanquear lo que yo llamo “la doble problemática”, que es la simbiosis del retraso cambiario muy grande y la inflación efectiva más allá del congelamiento. Esto supone una cirugía mayor que es muy estresante para el sistema político. Hoy, este sistema político no tiene margen para la cirugía.
“Apostamos a sostener los precios”
“Apostamos a sostener el congelamiento para mantener el negocio. La clave de esto es el buen volumen y entendemos que para no perder consumo tenemos que ser competitivos en el precio”, dijo Vasco Martínez, titular de la Asociación de Supermercados Unidos.
Además, el directivo señaló que al sector supermercadista “le interesa que la implementación demore lo menos posible porque necesita el instrumento”.
“Va a haber una serie de aumentos a la industria proveedora que vamos a tener que absorber nosotros, por eso estamos muy interesados en que el respiro de la baja de comisión nos lleve a acelerar lo más posible la puesta en marcha de la tarjeta”, agregó Vasco Martínez. El titular de ASU explicó que “la idea es constituir una sociedad con las principales cadenas nacionales y armar una tarjeta de crédito en réplica a las tarjetas propias de todas las cadenas”.
El directivo sostuvo que la intención es “captar a la mayor brevedad la mayor cantidad de espacios”. En principio, la tarjeta incluirá a las cadenas Carrefour, Jumbo Retail, Coto, La Anónima, WalMart, Libertad, Día % y la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca. Por último, Vasco Martínez explicó que la comisión será de alrededor del 1 por ciento y la financiación tendrá un tope del 22% anual.
“Esto no frenará la inflación”
El economista Ramiro Castiñeira, de Econométrica, afirmó ayer que la extensión del congelamiento de precios y la creación de la tarjeta Supercard dispuesta por el Gobierno buscan “contener la inflación” en medio de negociaciones paritarias, pero advirtió que ese objetivo “fracasará” si no se adoptan medidas complementarias.
“El Gobierno está pensando con estas medidas en contener precios en un año electoral y no echar más fuego en medio de paritarias”, evaluó.
Sin embargo, dijo que si ambas medidas son las únicas que el Gobierno va a tomar para frenar la inflación “no van a funcionar, va a fracasar”. “Los acuerdos de precios tienen éxito y funcionan al principio, pero es difícil de sostener en el tiempo”, aseguró, y sostuvo que es necesario adoptar “medidas en materia monetaria y fiscal”, para luchar contra la inflación.
En este sentido, diagnosticó que la economía argentina exhibe actualmente “un deterioro macroeconómico” que se refleja en el área fiscal, comercial, energética, cambiaria, y en pasar de crecer a tasas chinas al estancamiento.
Para Castiñeira, la creación de la tarjeta de compras para supermercados es “algo anecdótico; puede terminar siendo beneficioso para el consumidor, pero no es la principal herramienta para luchar contra la inflación”.