Las escenas pintorescas dominaron la sesión que lejos de tener un debate político se diluyó en discusiones técnicas sobre el proyecto que había sido remitido por el Senado la semana pasada. El oficialismo anunció una nueva iniciativa para evitar que el proyecto del llamado «matrimonio igualitario» terminara en la Asamblea General, donde no habría votos para aprobarlo.
Por 71 votos a favor (en 92), la Cámara Baja aceptó ayer las modificaciones provenientes del Senado y Uruguay se convirtió así en el segundo país de América Latina -después de Argentina- en permitir el casamiento entre personas del mismo sexo, y el decimosegundo en el mundo. Votaron a favor de la iniciativa legisladores de todos los partidos políticos.
Los errores que cometió el Senado en las modificaciones introducidas al proyecto fueron asumidos por el oficialismo. El diputado José Bayardi (Vertiente Artiguista) dijo que como se trataba de un «momento trascendente que deja a Uruguay en la avanzada internacional», la bancada decidió que la iniciativa no se tratara en la Asamblea General.
«Quiero dejar planteado que teniendo algunas reservas y habiendo constatado errores de lo que nos enviara Senadores, pensamos que desde el punto de vista estratégico vamos a estar aceptando las modificaciones», informó Bayardi.
El diputado se comprometió en nombre del Frente Amplio a que las modificaciones fueran realizadas dentro del plazo de 90 días de entrada en vigencia de la ley, para corregir «fallas que demuestran una debilidad desde el punto de vista administrativo».
El error más notorio implica que se consideran bienes las deudas gananciales del matrimonio y que se utiliza el término «separación de cuerpos» en lugar de divorcio. También se hace referencia a incisos del Código Civil que no existen.
«Esto no agrega ni saca nada sustantivo, simplemente establece un mamarracho desde el punto de vista de la redacción de la cual nosotros no somos responsables», dijo el frenteamplista Jorge Orrico (Asamblea Uruguay) en la Comisión de Constitución. El legislador aseguró que si bien el texto aprobado ayer «no genera problemas, da lugar a comentarios jocosos por parte de las cátedras».
«La fundamentación de las enmiendas nos eximirían de ir a la Asamblea General. A confesión de parte, relevo de pruebas. Hay errores de conceptos y errores formales y me parece que legislar al galope es algo muy malo», opinó el nacionalista Gustavo Borsari. Y defendió su proyecto de unión civil para los homosexuales.
En los mismos términos se expresó el colorado Gustavo Cersósimo, al reclamar que «el tema sea dirimido por la Asamblea General porque este proyecto contiene errores y dudas que no se pueden aceptar».
La socialista Daisy Tourné reclamó dejar de discutir los temas de forma y enfocarse en el debate del proyecto. «A mí nadie me votó porque era maestra o abogada, sino porque creía que podrían representarla. La base de la familia es el amor y el amor no es homosexual y ni heterosexual», dijo.
Tourné respondió a Borsari diciendo que «no hay que interpretar que el matrimonio es hombre y mujer porque eso es ideología, no se puede hablar del susto del matrimonio y la familia», aseguró.
El nacionalista Gerardo Amarilla (Aire Fresco) dijo que la ley no respeta el artículo 40 de la Constitución, el cual establece que «la base de la sociedad es la familia y agrega que el Estado velará por su protección».
La integrante del Colectivo Ovejas Negras y diputada suplente Valeria Rubino (CAP-L) indicó que la discusión sobre si es conveniente que parejas homosexuales puedan adoptar niños es equivocada. «En mi casa hay una niña de nueve años que está escuchando lo que ustedes están diciendo y que se ha criado en un hogar con personas del mismo sexo», acotó.
Comunidad gay festejó frente al Parlamento
Vestimentas extravagantes, bailes y música electrónica luego de finalizada la sesión entretuvieron a los militantes de las organizaciones gay que llenaron las barras de la Cámara y se desplegaron por los alrededores del Palacio Legislativo y la Plaza 1ª de Mayo desde temprana hora. La celebración posterior a la sanción de la ley se hizo en el espacio público bajo la consigna «Besarse todos, toda la noche», comentó a El País una militante de las organizaciones.
En ese marco, el actor transformista drag queen, muy conocido en el ambiente, identificado como la Dulce Polly, pretendió ingresar a las barras con una malla muy cavada, medias negras y en general una vestimenta provocativa. La seguridad legislativa no le permitió el ingreso por vestimenta inapropiada, lo que derivó en una larga discusión. El travesti se retiró y a la media hora volvió con un vestido bordó estrecho, strapless y con minifalda que resaltaba su escultural físico de más de 2 metros de altura. Polly se ubicó en la barra más alta y lució una enorme peluca rubia al estilo de la esposa de Luis XVI, María Antonieta. Su peluca era tan desmesurada que fue revisada minuciosamente antes de franquearle el ingreso.
Valeria Rubino, militante del colectivo Ovejas Negras, fue otro destaque en la sesión. Estuvo en la sesión como suplente del diputado Juan Carlos Souza (CAP-L). Lució un saco de lana multicolor a franjas y, en medio de la sesión, sacó agujas de tejer y se dedicó a terminar una bufanda para hacer juego con su vestimenta.
BANDERA. El diputado blanco, Jaime Trobo (Herrerismo) protestó porque desde la hora 15.30 en el edificio anexo del Palacio legislativo se colgaron por parte de legisladores del Frente Amplio dos banderas del movimiento gay.
Trobo dijo que las banderas «nada tienen que ver con los símbolos nacionales y significan una falta de respeto a la pluralidad y una aberración moral sobre los legisladores realizada en la casa de la democracia, como es el Palacio Legislativo». La queja fue elevada formalmente al presidente de la Cámara Baja, el colorado Germán Cardoso, y al presidente de la Asamblea General, el frenteamplista Danilo Astori.
El coordinador de bancada del Frente Amplio, Roque Arregui, dijo que en el reglamento «no hay nada» que haga alusión a lo que está permitido o no colgar del edificio y planteó que a futuro el tema sea discutido para llegar a un acuerdo entre todos los partidos políticos.
Por 71 votos a favor (en 92), la Cámara Baja aceptó ayer las modificaciones provenientes del Senado y Uruguay se convirtió así en el segundo país de América Latina -después de Argentina- en permitir el casamiento entre personas del mismo sexo, y el decimosegundo en el mundo. Votaron a favor de la iniciativa legisladores de todos los partidos políticos.
Los errores que cometió el Senado en las modificaciones introducidas al proyecto fueron asumidos por el oficialismo. El diputado José Bayardi (Vertiente Artiguista) dijo que como se trataba de un «momento trascendente que deja a Uruguay en la avanzada internacional», la bancada decidió que la iniciativa no se tratara en la Asamblea General.
«Quiero dejar planteado que teniendo algunas reservas y habiendo constatado errores de lo que nos enviara Senadores, pensamos que desde el punto de vista estratégico vamos a estar aceptando las modificaciones», informó Bayardi.
El diputado se comprometió en nombre del Frente Amplio a que las modificaciones fueran realizadas dentro del plazo de 90 días de entrada en vigencia de la ley, para corregir «fallas que demuestran una debilidad desde el punto de vista administrativo».
El error más notorio implica que se consideran bienes las deudas gananciales del matrimonio y que se utiliza el término «separación de cuerpos» en lugar de divorcio. También se hace referencia a incisos del Código Civil que no existen.
«Esto no agrega ni saca nada sustantivo, simplemente establece un mamarracho desde el punto de vista de la redacción de la cual nosotros no somos responsables», dijo el frenteamplista Jorge Orrico (Asamblea Uruguay) en la Comisión de Constitución. El legislador aseguró que si bien el texto aprobado ayer «no genera problemas, da lugar a comentarios jocosos por parte de las cátedras».
«La fundamentación de las enmiendas nos eximirían de ir a la Asamblea General. A confesión de parte, relevo de pruebas. Hay errores de conceptos y errores formales y me parece que legislar al galope es algo muy malo», opinó el nacionalista Gustavo Borsari. Y defendió su proyecto de unión civil para los homosexuales.
En los mismos términos se expresó el colorado Gustavo Cersósimo, al reclamar que «el tema sea dirimido por la Asamblea General porque este proyecto contiene errores y dudas que no se pueden aceptar».
La socialista Daisy Tourné reclamó dejar de discutir los temas de forma y enfocarse en el debate del proyecto. «A mí nadie me votó porque era maestra o abogada, sino porque creía que podrían representarla. La base de la familia es el amor y el amor no es homosexual y ni heterosexual», dijo.
Tourné respondió a Borsari diciendo que «no hay que interpretar que el matrimonio es hombre y mujer porque eso es ideología, no se puede hablar del susto del matrimonio y la familia», aseguró.
El nacionalista Gerardo Amarilla (Aire Fresco) dijo que la ley no respeta el artículo 40 de la Constitución, el cual establece que «la base de la sociedad es la familia y agrega que el Estado velará por su protección».
La integrante del Colectivo Ovejas Negras y diputada suplente Valeria Rubino (CAP-L) indicó que la discusión sobre si es conveniente que parejas homosexuales puedan adoptar niños es equivocada. «En mi casa hay una niña de nueve años que está escuchando lo que ustedes están diciendo y que se ha criado en un hogar con personas del mismo sexo», acotó.
Comunidad gay festejó frente al Parlamento
Vestimentas extravagantes, bailes y música electrónica luego de finalizada la sesión entretuvieron a los militantes de las organizaciones gay que llenaron las barras de la Cámara y se desplegaron por los alrededores del Palacio Legislativo y la Plaza 1ª de Mayo desde temprana hora. La celebración posterior a la sanción de la ley se hizo en el espacio público bajo la consigna «Besarse todos, toda la noche», comentó a El País una militante de las organizaciones.
En ese marco, el actor transformista drag queen, muy conocido en el ambiente, identificado como la Dulce Polly, pretendió ingresar a las barras con una malla muy cavada, medias negras y en general una vestimenta provocativa. La seguridad legislativa no le permitió el ingreso por vestimenta inapropiada, lo que derivó en una larga discusión. El travesti se retiró y a la media hora volvió con un vestido bordó estrecho, strapless y con minifalda que resaltaba su escultural físico de más de 2 metros de altura. Polly se ubicó en la barra más alta y lució una enorme peluca rubia al estilo de la esposa de Luis XVI, María Antonieta. Su peluca era tan desmesurada que fue revisada minuciosamente antes de franquearle el ingreso.
Valeria Rubino, militante del colectivo Ovejas Negras, fue otro destaque en la sesión. Estuvo en la sesión como suplente del diputado Juan Carlos Souza (CAP-L). Lució un saco de lana multicolor a franjas y, en medio de la sesión, sacó agujas de tejer y se dedicó a terminar una bufanda para hacer juego con su vestimenta.
BANDERA. El diputado blanco, Jaime Trobo (Herrerismo) protestó porque desde la hora 15.30 en el edificio anexo del Palacio legislativo se colgaron por parte de legisladores del Frente Amplio dos banderas del movimiento gay.
Trobo dijo que las banderas «nada tienen que ver con los símbolos nacionales y significan una falta de respeto a la pluralidad y una aberración moral sobre los legisladores realizada en la casa de la democracia, como es el Palacio Legislativo». La queja fue elevada formalmente al presidente de la Cámara Baja, el colorado Germán Cardoso, y al presidente de la Asamblea General, el frenteamplista Danilo Astori.
El coordinador de bancada del Frente Amplio, Roque Arregui, dijo que en el reglamento «no hay nada» que haga alusión a lo que está permitido o no colgar del edificio y planteó que a futuro el tema sea discutido para llegar a un acuerdo entre todos los partidos políticos.