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Jueves 18 de abril de 2013 | Publicado en edición impresa
Opinión
Por Beatriz Sarlo | Para LA NACION
No es necesario esperar a esta noche para plantearse preguntas . Un problema de los movimientos organizados horizontalmente y en las redes sociales es el de su continuidad en el tiempo. Si algo caracteriza a las redes es su cualidad porosa : son, en efecto, redes, formadas con hilos y vacíos. Cuando una movilización es organizada por un sindicato, la continuidad en el tiempo depende de que persistan los acuerdos entre personas e instituciones. Puede haber negociaciones complicadas, dirigentes que «se bajan», traiciones y cooptaciones. Pero la trama institucional sigue allí después de la movilización: locales, recursos, bases adiestradas en el activismo. Si se trata de reivindicaciones sociales, están los cuadros con experiencia y los que la aprenden en la práctica. Hubo piquetes durante años, no sólo porque los manejaba D’Elía, en primer lugar porque D’Elía no era el único jefe piquetero; en segundo lugar, porque otras organizaciones adoptaron esa forma de lucha para ocupar la calle.
Otro ejemplo evidente es el movimiento estudiantil. Los locales universitarios son un espacio clásico de unidad y divergencia; en ellos se pelea y se convive. No es milagroso que el movimiento de los estudiantes persista desde la reforma de 1918, aunque con diferentes variantes y objetivos. Por otra parte, están las organizaciones con un objetivo único, que tienen bases muy decididas, militancias constantes y acuerdos tácticos: pueblos originarios, defensores del medio ambiente y movimiento de derechos humanos desde la dictadura.
Finalmente, llegaron los indignados. En Europa y en los países emergentes, paralelas a organizaciones tradicionales de la protesta o en su ausencia, se han producido movilizaciones ciudadanas «horizontales»: los indignados españoles de 2011, por ejemplo; y también los indignados argentinos de 2001, que probaron que es más fácil colaborar en la salida de un gobierno que organizar uno que los represente. Como lo plantean observadores del caso español, la continuidad en el tiempo es un problema fundamental. Los vituperados partidos políticos extraen sus virtudes y sus defectos de esta continuidad. Siguen gobernando porque siguen estando allí.
Una vez que la voluntad de miles se ha organizado horizontalmente, es injusto exigir que persista y que, por sí sola, se unifique lo suficiente como para transformar las consignas en política. La movilización ha cumplido y seguirá cumpliendo una función esencial, pero es también efímera. Incluso las asambleas de las plazas porteñas de 2001 fueron efímeras. Lo nuevo es vigoroso, entusiasta y frágil.
El tiempo de la política no es sólo el corto plazo. Esto lo saben incluso aquellos a quienes se acusa de cortoplacistas. Producir continuidad es la tarea más pesada del activismo y los dirigentes. Lo aprendieron las organizaciones que alcanzaron la victoria de subsistir. Los partidos políticos que se identifican con el progresismo democrático y republicano tienen que abrirse a esta temporalidad de nuevo tipo. Si subsisten como organizaciones cuasi tribales, enigmáticas en sus procedimientos, cerradas a los recién llegados, lo mejor que produzca la movilización social no pesará en la política sino como indignada intermitencia..
Aníbal Fernández, sobre el 18-A: «No todos los que se manifiestan son golpistas»
El senador y ex jefe de Gabinete dijo que «no se puede aceptar» que se refieran a la Presidenta como «la yegua» o que le deseen la muerte; «Me parece un espanto eso»
Empezaron los primeros cacerolazos del 18-A en distintas partes del mundo
En Australia, por la diferencia horaria, ya llegaron los manifestantes al Consulado en ese país según informan los organizadores; en Japón, también
Los puntos de encuentro para el cacerolazo del 18A
En Capital Federal marcharán desde el Obelisco a Plaza de Mayo hoy a las 20; existen convocatorias en otras provincias y en distintas ciudades del mundo
Un refuerzo a la sensación de impunidad
Por qué salir a la calle
La imposición de la reforma judicial, la evidencia de actos de corrupción que involucran al Gobierno y los muertos por una catástrofe evitable son las nuevas razones que alimentan la protesta
LO MÁS VISTO DE POLÍTICA
TEMAS DE HOY Avance sobre la JusticiaLey de MediosCacerolazo 18AEl caso de Lázaro BáezAtentado en maratón de Boston
Por pedido del autor, esta nota no está abierta a comentarios
Copyright 2013 SA LA NACION | Todos los derechos reservados. Miembro de GDA. Grupo de Diarios América
Jueves 18 de abril de 2013 | Publicado en edición impresa
Opinión
Por Beatriz Sarlo | Para LA NACION
No es necesario esperar a esta noche para plantearse preguntas . Un problema de los movimientos organizados horizontalmente y en las redes sociales es el de su continuidad en el tiempo. Si algo caracteriza a las redes es su cualidad porosa : son, en efecto, redes, formadas con hilos y vacíos. Cuando una movilización es organizada por un sindicato, la continuidad en el tiempo depende de que persistan los acuerdos entre personas e instituciones. Puede haber negociaciones complicadas, dirigentes que «se bajan», traiciones y cooptaciones. Pero la trama institucional sigue allí después de la movilización: locales, recursos, bases adiestradas en el activismo. Si se trata de reivindicaciones sociales, están los cuadros con experiencia y los que la aprenden en la práctica. Hubo piquetes durante años, no sólo porque los manejaba D’Elía, en primer lugar porque D’Elía no era el único jefe piquetero; en segundo lugar, porque otras organizaciones adoptaron esa forma de lucha para ocupar la calle.
Otro ejemplo evidente es el movimiento estudiantil. Los locales universitarios son un espacio clásico de unidad y divergencia; en ellos se pelea y se convive. No es milagroso que el movimiento de los estudiantes persista desde la reforma de 1918, aunque con diferentes variantes y objetivos. Por otra parte, están las organizaciones con un objetivo único, que tienen bases muy decididas, militancias constantes y acuerdos tácticos: pueblos originarios, defensores del medio ambiente y movimiento de derechos humanos desde la dictadura.
Finalmente, llegaron los indignados. En Europa y en los países emergentes, paralelas a organizaciones tradicionales de la protesta o en su ausencia, se han producido movilizaciones ciudadanas «horizontales»: los indignados españoles de 2011, por ejemplo; y también los indignados argentinos de 2001, que probaron que es más fácil colaborar en la salida de un gobierno que organizar uno que los represente. Como lo plantean observadores del caso español, la continuidad en el tiempo es un problema fundamental. Los vituperados partidos políticos extraen sus virtudes y sus defectos de esta continuidad. Siguen gobernando porque siguen estando allí.
Una vez que la voluntad de miles se ha organizado horizontalmente, es injusto exigir que persista y que, por sí sola, se unifique lo suficiente como para transformar las consignas en política. La movilización ha cumplido y seguirá cumpliendo una función esencial, pero es también efímera. Incluso las asambleas de las plazas porteñas de 2001 fueron efímeras. Lo nuevo es vigoroso, entusiasta y frágil.
El tiempo de la política no es sólo el corto plazo. Esto lo saben incluso aquellos a quienes se acusa de cortoplacistas. Producir continuidad es la tarea más pesada del activismo y los dirigentes. Lo aprendieron las organizaciones que alcanzaron la victoria de subsistir. Los partidos políticos que se identifican con el progresismo democrático y republicano tienen que abrirse a esta temporalidad de nuevo tipo. Si subsisten como organizaciones cuasi tribales, enigmáticas en sus procedimientos, cerradas a los recién llegados, lo mejor que produzca la movilización social no pesará en la política sino como indignada intermitencia..
Aníbal Fernández, sobre el 18-A: «No todos los que se manifiestan son golpistas»
El senador y ex jefe de Gabinete dijo que «no se puede aceptar» que se refieran a la Presidenta como «la yegua» o que le deseen la muerte; «Me parece un espanto eso»
Empezaron los primeros cacerolazos del 18-A en distintas partes del mundo
En Australia, por la diferencia horaria, ya llegaron los manifestantes al Consulado en ese país según informan los organizadores; en Japón, también
Los puntos de encuentro para el cacerolazo del 18A
En Capital Federal marcharán desde el Obelisco a Plaza de Mayo hoy a las 20; existen convocatorias en otras provincias y en distintas ciudades del mundo
Un refuerzo a la sensación de impunidad
Por qué salir a la calle
La imposición de la reforma judicial, la evidencia de actos de corrupción que involucran al Gobierno y los muertos por una catástrofe evitable son las nuevas razones que alimentan la protesta
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TEMAS DE HOY Avance sobre la JusticiaLey de MediosCacerolazo 18AEl caso de Lázaro BáezAtentado en maratón de Boston
Por pedido del autor, esta nota no está abierta a comentarios
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he aqui un pensamiento que,sin querer,ayuda al gobierno.
Mmmm no se si favorece al gobierno, igual es indistinto.
Pero acá se ve claramente la hojarasca y la data:
La primera es la nota de A. Abos Por que salir a la calle entre otros, arenga a la tropa, bien de barricada en los términos aceptables para el lector medio de doctrina
Y la data es esta de Sarlo
POR LO MENOS RECONOCE QUE LA MANIFESTACION ES EFIMERA Y NO REEMPLAZA A LA POLITICA.