Por Nicolás Adet Larcher I El ministro de Economía suspendió una entrevista en la que lo consultaron sobre aumento de precios. En el artículo se analiza de qué se habla cuando se habla de inflación.
Ante el traspié sufrido por el ministro Hernán Lorenzino frente a una periodista griega, vale aclarar ciertas cosas que quizás se pasan por alto.
Hernán Lorenzino nunca se caracterizó por ser un hombre de gran frenesí de palabras. Basta observar cualquier medida económica tomada y anunciada en conferencia de prensa. Siempre el discurso está a cargo de Axel Kicillof, el viceministro de Economía, que tiene una facilidad mayor para expresar ciertos criterios. Una falta de oratoria y de respuesta rápida no amerita falta de inteligencia ni de capacidad de gestión, que quede claro. El famoso “me quiero ir” hizo furor en los medios y las redes sociales, pero todos aquellos que se enfocaron en eso omitieron un dato importante.
“La única oficina con capacidad técnica para medir las estadísticas es el INDEC”, decía el ministro de Economía, dejando de lado las tan famosas consultoras privadas. Es cierto que actualmente no hay credibilidad en las cifras del INDEC, y que debido a esto se generó una conciencia de creer todo lo que dicen las consultoras privadas. El tema está en que nunca nadie se puso a observar si verdaderamente lo que plantean las consultoras es cierto, si realizan bien su labor, que métodos utilizan. La Secretaría de Comercio Interior se encargó de solicitar estos métodos y los mismos fueron otorgados dejando al descubierto una tergiversación aún más polémica:
*Las dos consultoras, de Miguel Kiguel y Dante Sica, informaron que no llevan a cabo ninguna encuesta, o muestreo de precios. Revelaron que sus estimaciones se realizan a través de una fórmula que computa la emisión monetaria y el gasto público de manera evolutiva. Esta fórmula no tiene relación con la confección de un IPC.
*La consultora Fiel demostró que sólo hace un muestreo de 90 productos en 150 locales de la Ciudad de Buenos Aires, para todo un país.
*Ecolatina informó que mide 80 precios en 120 comercios, de los cuales 80 están ubicados en Capital Federal.
*Orlando Ferreres y asociados sólo sigue la evolución de precios de manera telefónica, en la Ciudad de Buenos Aires. Un total de 70 bienes de los cuales 12 son alimentos.
*La consultora M&S de Carlos Melconian y Rodolfo Santangelo, informó que realiza una encuesta telefónica en 100 comercios de la Ciudad de Buenos Aires, sobre 90 productos. Una encuesta totalmente concentrada que no llega a representar una medición inflacionaria.
La gran credibilidad otorgada a las consultoras privadas verdaderamente erosiona la economía inflacionaria otorgando un saber místico a consultoras que sólo miden en una ciudad un índice que va a pesar sobre todo un país. El gobierno nacional, por el otro lado, nunca se encargó de aclarar de manera certera el porqué de las cifras del INDEC.
Los cambios introducidos en el INDEC por parte del Gobierno fueron realizados como un fin de pagar menos deuda. Se subestima de esta forma al Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) en beneficio de los tenedores de bonos de deuda indexada. Lo que el Gobierno se ahorra en deuda gracias a este ajuste es un stock de 19.500 millones de dólares, según Miguel Bein . Según Federico Sturzenegger, perteneciente al macrismo y presidente del Banco Ciudad, el gobierno se ahorró unos 26.500 millones de dólares hacia fines de 2010.
Otro cambio introducido, además del ahorro de deuda, fue la reducción de bienes en la elaboración del IPC. En la década menemista el mismo tenía una variedad de artículos que no reflejaba el consumo verdadero de la población. En los 90 y hasta el 2008, el IPC contaba con 818 variedades de artículos, incluyendo whiskys importados, habanos, y demás bienes de lujo que no podían considerarse de “consumo general”. Lo que hizo el gobierno con la intervención fue modificar esto y retornarlo a su número original, adicionando -además- elementos que habían sido actualizados, como la ley de medicamentos genéricos. El número actual es superior a 400 artículos.
Frente a la falta de confianza en los índices del INDEC relativo a los precios, se pretende instalar -además- que los índices restantes de crecimiento, reducción de la pobreza, desigualdad, son modificados. Basta citar ciertos Organismos Internacionales para darse cuenta que la realidad es otra a la que se pretende instalar desde los medios.
Según la CEPAL, Argentina posee una de las tazas más bajas de pobreza en la región, seguida por Uruguay. Frente a la reducción de la pobreza, continua el avance de la clase media, la cual se duplico en estos últimos años (2003 – 2009), según lo difundido por el Banco Mundial y publicado en los diarios nacionales, incluso en La Nación. La FAO, por su parte, revela que Argentina -a nivel mundial- cuenta con uno de los índices más bajos en cuanto a desnutrición (inferior al 5%) según costa en un mapa elaborado por el organismo y un informe que lo acompaña. En cuanto a cobertura provisional, Argentina se encuentra en el primer lugar en mayor cobertura en la región, según ECLAC.
Estas, y otras estadísticas adicionales elaboradas por organismos que nada tienen que ver con el INDEC, dan cuenta de lo que se pretende esconder de parte de la oposición y sus referentes mediáticos.
Decir que la inflación se genera por la emisión monetaria en sí misma es desconocer que sería imposible una economía sin inflación en países como Australia, que posee un 97% de emisión monetaria, EEUU con un 75%, Brasil 38%, y demás países que emiten más que el 20% de emisión que contempla Argentina. Evitar hablar de concentración oligopólica cuando se habla de inflación es ponerse del lado de empresas que concentran más del 80% del mercado y que condicionan al consumidor a atenerse a esos precios. El aumento de la demanda no puede generar un problema en si, ya que las empresas tienen un exceso de ganancias que les permite reinvertir y mejorar la oferta, en lugar de reducirla y aumentar los precios como lo hacen actualmente. Nadie ataca al verdadero problema, nadie se concentra en observar lo que verdaderamente genera la inflación, que va desde un precio a nivel mundial de los alimentos -que aumentó en esta última década-, a un problema específico de Argentina, que es uno de los pocos países que exporta lo que consume internamente, sumándose el precio del barril de petróleo que aumentó de unos nueve dólares a más de cien en un tiempo record.
Todo esto debe discutirse, pero el problema es que cuando se sale del libreto que plantean desde las pantallas televisivas, la opinión pública se resiste a creer. Nadie enfoca un contexto, ni un problema general. Se habla de la inflación como si fuera lo único necesario contener en una economía a costa de salarios, puestos de trabajo e inversión. Los propios economistas ortodoxos lo dicen hasta el hartazgo, hay que reducir la demanda. Y es esa demanda la que constituye la inversión, el salario, el empleo. Argentina no es un país aislado, se mantuvo fuerte ante la crisis que golpea al mundo, pero no se puede negar que desde el 2008 ciertos golpes se recibieron.
Lorenzino dio muestras de conocimiento económico ante los fondos buitres, y demás medidas tomadas. Su fuerte no es hablar, ya se dijo, pero hablar de inflación ante una parte de la sociedad fogoneada y mediatizada, iba a generar el mismo revuelo. Cualquiera que se salga del guion mediático es polémico, no es fácil de explicar es verdad, pero lo entiende. A otros les cuesta entender, y sin embargo lo explican.
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Ante el traspié sufrido por el ministro Hernán Lorenzino frente a una periodista griega, vale aclarar ciertas cosas que quizás se pasan por alto.
Hernán Lorenzino nunca se caracterizó por ser un hombre de gran frenesí de palabras. Basta observar cualquier medida económica tomada y anunciada en conferencia de prensa. Siempre el discurso está a cargo de Axel Kicillof, el viceministro de Economía, que tiene una facilidad mayor para expresar ciertos criterios. Una falta de oratoria y de respuesta rápida no amerita falta de inteligencia ni de capacidad de gestión, que quede claro. El famoso “me quiero ir” hizo furor en los medios y las redes sociales, pero todos aquellos que se enfocaron en eso omitieron un dato importante.
“La única oficina con capacidad técnica para medir las estadísticas es el INDEC”, decía el ministro de Economía, dejando de lado las tan famosas consultoras privadas. Es cierto que actualmente no hay credibilidad en las cifras del INDEC, y que debido a esto se generó una conciencia de creer todo lo que dicen las consultoras privadas. El tema está en que nunca nadie se puso a observar si verdaderamente lo que plantean las consultoras es cierto, si realizan bien su labor, que métodos utilizan. La Secretaría de Comercio Interior se encargó de solicitar estos métodos y los mismos fueron otorgados dejando al descubierto una tergiversación aún más polémica:
*Las dos consultoras, de Miguel Kiguel y Dante Sica, informaron que no llevan a cabo ninguna encuesta, o muestreo de precios. Revelaron que sus estimaciones se realizan a través de una fórmula que computa la emisión monetaria y el gasto público de manera evolutiva. Esta fórmula no tiene relación con la confección de un IPC.
*La consultora Fiel demostró que sólo hace un muestreo de 90 productos en 150 locales de la Ciudad de Buenos Aires, para todo un país.
*Ecolatina informó que mide 80 precios en 120 comercios, de los cuales 80 están ubicados en Capital Federal.
*Orlando Ferreres y asociados sólo sigue la evolución de precios de manera telefónica, en la Ciudad de Buenos Aires. Un total de 70 bienes de los cuales 12 son alimentos.
*La consultora M&S de Carlos Melconian y Rodolfo Santangelo, informó que realiza una encuesta telefónica en 100 comercios de la Ciudad de Buenos Aires, sobre 90 productos. Una encuesta totalmente concentrada que no llega a representar una medición inflacionaria.
La gran credibilidad otorgada a las consultoras privadas verdaderamente erosiona la economía inflacionaria otorgando un saber místico a consultoras que sólo miden en una ciudad un índice que va a pesar sobre todo un país. El gobierno nacional, por el otro lado, nunca se encargó de aclarar de manera certera el porqué de las cifras del INDEC.
Los cambios introducidos en el INDEC por parte del Gobierno fueron realizados como un fin de pagar menos deuda. Se subestima de esta forma al Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) en beneficio de los tenedores de bonos de deuda indexada. Lo que el Gobierno se ahorra en deuda gracias a este ajuste es un stock de 19.500 millones de dólares, según Miguel Bein . Según Federico Sturzenegger, perteneciente al macrismo y presidente del Banco Ciudad, el gobierno se ahorró unos 26.500 millones de dólares hacia fines de 2010.
Otro cambio introducido, además del ahorro de deuda, fue la reducción de bienes en la elaboración del IPC. En la década menemista el mismo tenía una variedad de artículos que no reflejaba el consumo verdadero de la población. En los 90 y hasta el 2008, el IPC contaba con 818 variedades de artículos, incluyendo whiskys importados, habanos, y demás bienes de lujo que no podían considerarse de “consumo general”. Lo que hizo el gobierno con la intervención fue modificar esto y retornarlo a su número original, adicionando -además- elementos que habían sido actualizados, como la ley de medicamentos genéricos. El número actual es superior a 400 artículos.
Frente a la falta de confianza en los índices del INDEC relativo a los precios, se pretende instalar -además- que los índices restantes de crecimiento, reducción de la pobreza, desigualdad, son modificados. Basta citar ciertos Organismos Internacionales para darse cuenta que la realidad es otra a la que se pretende instalar desde los medios.
Según la CEPAL, Argentina posee una de las tazas más bajas de pobreza en la región, seguida por Uruguay. Frente a la reducción de la pobreza, continua el avance de la clase media, la cual se duplico en estos últimos años (2003 – 2009), según lo difundido por el Banco Mundial y publicado en los diarios nacionales, incluso en La Nación. La FAO, por su parte, revela que Argentina -a nivel mundial- cuenta con uno de los índices más bajos en cuanto a desnutrición (inferior al 5%) según costa en un mapa elaborado por el organismo y un informe que lo acompaña. En cuanto a cobertura provisional, Argentina se encuentra en el primer lugar en mayor cobertura en la región, según ECLAC.
Estas, y otras estadísticas adicionales elaboradas por organismos que nada tienen que ver con el INDEC, dan cuenta de lo que se pretende esconder de parte de la oposición y sus referentes mediáticos.
Decir que la inflación se genera por la emisión monetaria en sí misma es desconocer que sería imposible una economía sin inflación en países como Australia, que posee un 97% de emisión monetaria, EEUU con un 75%, Brasil 38%, y demás países que emiten más que el 20% de emisión que contempla Argentina. Evitar hablar de concentración oligopólica cuando se habla de inflación es ponerse del lado de empresas que concentran más del 80% del mercado y que condicionan al consumidor a atenerse a esos precios. El aumento de la demanda no puede generar un problema en si, ya que las empresas tienen un exceso de ganancias que les permite reinvertir y mejorar la oferta, en lugar de reducirla y aumentar los precios como lo hacen actualmente. Nadie ataca al verdadero problema, nadie se concentra en observar lo que verdaderamente genera la inflación, que va desde un precio a nivel mundial de los alimentos -que aumentó en esta última década-, a un problema específico de Argentina, que es uno de los pocos países que exporta lo que consume internamente, sumándose el precio del barril de petróleo que aumentó de unos nueve dólares a más de cien en un tiempo record.
Todo esto debe discutirse, pero el problema es que cuando se sale del libreto que plantean desde las pantallas televisivas, la opinión pública se resiste a creer. Nadie enfoca un contexto, ni un problema general. Se habla de la inflación como si fuera lo único necesario contener en una economía a costa de salarios, puestos de trabajo e inversión. Los propios economistas ortodoxos lo dicen hasta el hartazgo, hay que reducir la demanda. Y es esa demanda la que constituye la inversión, el salario, el empleo. Argentina no es un país aislado, se mantuvo fuerte ante la crisis que golpea al mundo, pero no se puede negar que desde el 2008 ciertos golpes se recibieron.
Lorenzino dio muestras de conocimiento económico ante los fondos buitres, y demás medidas tomadas. Su fuerte no es hablar, ya se dijo, pero hablar de inflación ante una parte de la sociedad fogoneada y mediatizada, iba a generar el mismo revuelo. Cualquiera que se salga del guion mediático es polémico, no es fácil de explicar es verdad, pero lo entiende. A otros les cuesta entender, y sin embargo lo explican.
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