La oposición de centroderecha obtuvo una clara victoria en las elecciones legislativas celebradas el sábado en Islandia, que sancionaron a la izquierda en el poder y abrieron la puerta a una nueva coalición de gobierno, según resultados definitivos publicados este domingo.
El Partido de la Independencia (derecha) encabezó los resultados con 26,7% de los votos, lo cual le otorga 19 escaños en el Parlamento, y su líder el conservador Bjarni Benediktsson, de 43 años, contará al parecer con el apoyo del Partido del Progreso (centrista y agrario), que obtuvo 24,4% de los sufragios y también 19 diputados.
«Estamos listos para dirigir el gobierno, ya que nuestro partido fue el que más votos obtuvo», declaró Bjarni Benediktsson en un debate por televisión.
El puesto de primer ministro fue reivindicado por Benediktsson, en tanto que el centrista Sigmundur David Gunnlaugsson, 38, se dijo dispuesto a colaborar con él.
«El Partido de la Independencia es convocado a sus responsabilidades», dijo Benediktsson ante sus simpatizantes, agregando que él estaba dispuesto a dirigir un gobierno de coalición.
Gunnlaugsson se limitó a decir que será el presidente quien decida quien debe formar el gobierno.
No obstante los rivales izquierdistas derrotados impugnaron la legitimidad de Benediktsson, ateniéndose al arbitraje del presidente.
«El presidente hablará con los dirigentes de todos los partidos, esa es la costumbre», declaró el social-demócrata Arni Pall Arnasson.
Las negociaciones para formar una coalición pueden llevar varios días.
La elección del jefe de gobierno recae en el presidente de la República, que designa tradicionalmente al jefe del partido que venció en los comicios.
Benediktsson, un abogado dedicado a los negocios, es parlamentario desde 2003. Supo a la vez encarnar el cambio y tranquilizar al electorado tradicional de su partido, conservador y liberal.
La victoria de la centroderecha entierra probablemente la candidatura de Islandia a ingresar a la Unión Europea, lanzada en 2009, y la que los dos partidos eran hostiles.
Una comparación con los resultados de 2009 muestra que los votantes huyeron de la izquierda. La Alianza (socialdemócratas) perdió más de la mitad de su representación y queda con 9 diputados (12,9% de los votos), mientras que el movimiento izquierda-verdes queda con 7 escaños (10,9% de los votos).
Dos partidos de creación reciente completarán el nuevo Parlamento. Futuro Radiante (pro Unión Europea) tiene seis escaños (8,2% de los votos). El Partido Pirata se convirtió por su parte en el primero de su género en el mundo en ser propulsado a un Parlamento nacional por los electores, con 3 diputados correspondientes a un 5,1% de los votos.
Los electores sancionaron de esta forma a la saliente coalición de izquierda en el poder, que los ha decepcionado tras la crisis financiera.
Su derrota cierra un inédito paréntesis en la historia de Islandia, que jamás había sido gobernada por la izquierda sola desde su fundación en 1944.
El gobierno saliente nació de una ola de impugnación tras la crisis financiera en 2009. Pero no ha logrado convencer, ya que según los observadores la indisciplina de los diputados izquierda-verdes perjudicó los plantes de los social-demócratas.
La primera ministra, la social-demócrata Johanna Sigudardottir, de 70 años, había anunciado en septiembre que se jubilaría. Deja un país en correcta situación económica, aunque con una población descontenta.
«Ha tenido que hacer muchas cosas que ningún gobierno desea hacer, en particular si es de izquierda: reducir los gastos, aumentar los impuestos, en una palabra reducir el nivel de vida», explicó Gunnar Helgi Kristinsson, profesor de Ciencias políticas en la Universidad de Islandia.
AFP – Todos los derechos reservados. Está prohibido todo tipo de reproducción sin autorización.
El Partido de la Independencia (derecha) encabezó los resultados con 26,7% de los votos, lo cual le otorga 19 escaños en el Parlamento, y su líder el conservador Bjarni Benediktsson, de 43 años, contará al parecer con el apoyo del Partido del Progreso (centrista y agrario), que obtuvo 24,4% de los sufragios y también 19 diputados.
«Estamos listos para dirigir el gobierno, ya que nuestro partido fue el que más votos obtuvo», declaró Bjarni Benediktsson en un debate por televisión.
El puesto de primer ministro fue reivindicado por Benediktsson, en tanto que el centrista Sigmundur David Gunnlaugsson, 38, se dijo dispuesto a colaborar con él.
«El Partido de la Independencia es convocado a sus responsabilidades», dijo Benediktsson ante sus simpatizantes, agregando que él estaba dispuesto a dirigir un gobierno de coalición.
Gunnlaugsson se limitó a decir que será el presidente quien decida quien debe formar el gobierno.
No obstante los rivales izquierdistas derrotados impugnaron la legitimidad de Benediktsson, ateniéndose al arbitraje del presidente.
«El presidente hablará con los dirigentes de todos los partidos, esa es la costumbre», declaró el social-demócrata Arni Pall Arnasson.
Las negociaciones para formar una coalición pueden llevar varios días.
La elección del jefe de gobierno recae en el presidente de la República, que designa tradicionalmente al jefe del partido que venció en los comicios.
Benediktsson, un abogado dedicado a los negocios, es parlamentario desde 2003. Supo a la vez encarnar el cambio y tranquilizar al electorado tradicional de su partido, conservador y liberal.
La victoria de la centroderecha entierra probablemente la candidatura de Islandia a ingresar a la Unión Europea, lanzada en 2009, y la que los dos partidos eran hostiles.
Una comparación con los resultados de 2009 muestra que los votantes huyeron de la izquierda. La Alianza (socialdemócratas) perdió más de la mitad de su representación y queda con 9 diputados (12,9% de los votos), mientras que el movimiento izquierda-verdes queda con 7 escaños (10,9% de los votos).
Dos partidos de creación reciente completarán el nuevo Parlamento. Futuro Radiante (pro Unión Europea) tiene seis escaños (8,2% de los votos). El Partido Pirata se convirtió por su parte en el primero de su género en el mundo en ser propulsado a un Parlamento nacional por los electores, con 3 diputados correspondientes a un 5,1% de los votos.
Los electores sancionaron de esta forma a la saliente coalición de izquierda en el poder, que los ha decepcionado tras la crisis financiera.
Su derrota cierra un inédito paréntesis en la historia de Islandia, que jamás había sido gobernada por la izquierda sola desde su fundación en 1944.
El gobierno saliente nació de una ola de impugnación tras la crisis financiera en 2009. Pero no ha logrado convencer, ya que según los observadores la indisciplina de los diputados izquierda-verdes perjudicó los plantes de los social-demócratas.
La primera ministra, la social-demócrata Johanna Sigudardottir, de 70 años, había anunciado en septiembre que se jubilaría. Deja un país en correcta situación económica, aunque con una población descontenta.
«Ha tenido que hacer muchas cosas que ningún gobierno desea hacer, en particular si es de izquierda: reducir los gastos, aumentar los impuestos, en una palabra reducir el nivel de vida», explicó Gunnar Helgi Kristinsson, profesor de Ciencias políticas en la Universidad de Islandia.
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