Senador Cano (UCR): «Carrió dinamita las posibles alianzas de la oposición»

Los debates por las leyes de democratización de la justicia, en los que han volado botellas de plástico y chicanas al por mayor entre oficialistas y opositores, también abrieron heridas hacia dentro del arco no oficialista. «(Elisa) Carrió es funcional al gobierno. Se dedica a dinamitar la unidad de la oposición», sentenció el jefe de bloque de la UCR en el Senado, José Manuel Cano, que recibió a Tiempo Argentino en su despacho, mientras se escuchaban, por la ventana abierta, los bombos y cánticos de una pequeña marcha que estaba sobre la calle Hipólito Yrigoyen.
Las palabras del senador fueron la respuesta a una de las tantas conspiraciones que Lilita denunció los últimos días, en la que acusó a los radicales de «arreglar con el gobierno».
«Es una persona incomprensible –agrega Cano–. Tendrá que darle explicaciones a la sociedad. A lo mejor es ella la que tiene pactos con el gobierno, ya que es funcional a la ambición hegemónica del Frente para la Victoria».
–¿De qué forma sería «funcional»?
–Para las elecciones de 2009, se formó el Acuerdo Cívico y Social. (Alianza que incluía a la UCR, la Coalición Cívica y el Partido Socialista entre otras fuerzas). Carrió lideraba ese espacio, que se plantó ante la sociedad sosteniendo que sería una alternativa de gobierno, que no era un acuerdo puramente electoral. Nos fue bien, y Carrió se encargó de denostar a (Julio) Cobos, a (Ricardo) Alfonsín, a (Ernesto) Sanz. Destruyó el Acuerdo. Se presta para dudar si aquella postura, es por un personalismo exacerbado o porque tiene vasos comunicantes con el oficialismo.
–¿Cree que la sociedad castigó a esas fuerzas por haberse dividido?
–En aquel momento, esa alianza nos sirvió. Fue un paraguas nacional que replicaba en los distritos. Tuvimos grandes resultados, en Tucumán recuperamos una banca en el Senado Nacional después de cuatro décadas. Y…sí, creo que la sociedad nos castigo. Generamos una expectativa que se desarmó. En eso tiene una gran responsabilidad Carrió.
–¿Cómo ve la convergencia opositora para las próximas elecciones?
–Hay que hablar de la última elección. Pagamos caro no haber hecho un acuerdo con el Frente Amplio Progresista (FAP) y ellos también, aunque a veces tengan un exitismo que no se condice con los votos. Más allá de que (Hermes) Binner sacó cinco puntos más que Alfonsín, la presidenta quedó casi 40 puntos adelante. De eso tenemos que hacernos cargo todos.
–¿Por qué le cuesta tanto confluir a los partidos opositores?
–Hay mucha inmadurez en ciertos sectores. No concibo que el FAP y la UCR no podamos acordar. El tema es que si Binner privilegia a (Víctor) De Genaro y a (Claudio) Lozano, que son antiradicales, no sé si está en condiciones de construir una fuerza capaz de conducir el país. Y si nosotros no podemos liderar un acercamiento al Frente, también estamos en problemas. Yo digo: si Binner, líder del FAP, va a compartir boleta en Santa Fe con el presidente de la UCR, (Mario Barletta), pero al mismo tiempo hay dirigentes en su frente que denuestan al radicalismo hay algo que anda mal.
–Hay realidades distintas en cada distrito…
–El FAP quiere ir con nosotros en Santa Fe o en Tucumán, donde no tienen mucha fuerza. Pero luego, en los distritos principales, como Capital y provincia de Buenos Aires, pretenden hacer la suya. Si fuera por mí, el planteo sería que si no hay acuerdo nacional no hay acuerdos. Hay que tomar decisiones para construir una alternativa de poder. Puede ser que a algunos no les guste, bueno, quedarán en el camino. Además, tenemos posiciones políticas muy similares en el Parlamento. Y en Tucumán tenemos una excelente relación con Libres del Sur, por ejemplo. Hay que tomar la decisión y avanzar.
–Respecto de la reforma judicial, ¿no comparte ninguna de las seis iniciativas oficialistas?
–En primer lugar, nos parece que no era el momento de discutir este tema. Murieron decenas de personas en grandes ciudades producto de la lluvia. El Estado tuvo muy mala respuesta frente a eso, el gobierno de Daniel Scioli, el de Mauricio Macri y el nacional. Nosotros estamos de acuerdo con que haya más Estado, pero para qué, ¿para consolidar un poder hegemónico que luego esté ausente en las inundaciones?
–Pero, ¿comparte alguno de los proyectos de la reforma o no?
–Estamos de acuerdo en el diagnóstico: hay que mejorar la justicia, que tiene sectores que responden a intereses a los que no deberían. Sin embargo, el título de democratización no me parece apropiado. Es contradictorio con las conductas del gobierno, que tiene en su poder ternas de magistrados para ocupar juzgados de manera normal y no las utiliza. El vínculo del oficialismo con la justicia tiene muchas idas y vueltas. Todos reivindicamos que se haya eliminado la mayoría automática de la Corte Suprema menemista y tener hoy una Corte cualitativamente mejor. Ahora, si queríamos avanzar en la democratización, debería haberse realizado un proceso similar al que se está haciendo con la reforma del Código Civil y Comercial, un debate amplio, con tiempo, con participación de la sociedad. Además, por ejemplo, el oficialismo nunca dice nada de jueces como (Norberto) Oyarbide. Todas estas contradicciones nos dan derecho a desconfiar, a pensar que detrás de esto en realidad hay un pase de facturas.
–El núcleo duro del debate es el Consejo de la Magistratura, ¿qué le parece lo que se propone para ese organismo?
–La eliminación de los dos tercios para determinadas decisiones desembocará en que la minoría estará presente sólo para legitimar al oficialismo. Y no sé si es bueno plantear que un juez debe tener definida una pertenencia partidaria para poder ser electo. No se trata de que los magistrados no tengan ideología, pero es muy distinto a que para ingresar al Consejo deban ser parte de un partido. Crear un sistema para que quien gane las elecciones tenga la hegemonía en el Consejo me parece bien.
–No le ve nada bueno, entonces…
–En este caso no. Sin embargo, hay que destacar que en Senado se han aprobado muchas leyes por unanimidad: la regulación de la medicina prepaga, la de salud mental, la de provisión pública de medicamentos. Y estamos expectantes de la aprobación de fertilización asistida. Eso muestra que somos capaces de ponernos de acuerdo en varias cosas y podríamos haberlo hecho con esto. «

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