La inflación impacta cada vez más en los costos empresarios

Pese a los aumentos en los precios de los productos que venden, la inflación argentina rebana de a jirones los márgenes de ganancias de las principales empresas del país.
La huella de esas condiciones está reflejada en sus últimos estados contables. Según los balances de 2012 de las firmas líderes en distintos rubros, la mayoría registró una mayor incidencia de sus costos sobre su facturación final. En otros términos: los aumentos de sus materias primas , servicios y el pago de salarios ocasionaron una caída en su ganancia bruta, que se calcula antes de cualquier otro tipo de deducción, como los impuestos.
Compañías de todo tamaño y rubro están atrapadas en la misma tendencia. Desde Siderar, la fabricante de chapas del grupo Techint en el país, hasta la productora de aluminio Aluar, Aeropuertos Argentina 2000 ( que tiene bajo su égida la concesión de la mayoría de las terminales aéreas del país ), la fabricante de indumentaria Alpargatas, la generadora eléctrica Central Puerto, la gasífera Camuzzi, Consultatio (el holding que reúne los negocios inmobiliarios de Eduardo Costantini, creador de Nordelta), la fabricante de soda cáustica y PVC Solvay Indupa, Telecom y la petrolera YPF, la mayor empresa del país .
Quizás el ejemplo paradigmático es Siderar, que el año pasado redondeó una facturación de $ 12.329 millones. En septiembre del año pasado, el líder máximo del grupo, Paolo Rocca, criticó en una charla en la Academia de Ingeniería la pérdida de competitividad del país a partir de 2008. Sus dichos trascendieron a la prensa y provocaron la ira del Gobierno. Rocca tuvo que enviarle una carta conciliadora a la presidenta Cristina Kirchner. Pero sus palabras originales, sin embargo, fueron refrendadas en los números de la empresa: en 2011, el ítem «costo de ventas» se llevó un 75% de su facturación. Al año siguiente, si bien las ventas crecieron, también lo hicieron los costos, que cooptaron un 80% de ese número.
En perspectiva, la incidencia de los costos sobre la ganancia bruta es innegable. Hace seis años, en 2006, Siderar debió destinar sólo un 69% de su facturación a pagar los denominados costos de ventas.
«En el aumento del costo de ventas por tonelada con respecto al año anterior, se destacan el incremento en el costo de las materias primas y el aumento de los costos laborales y de servicios», explicó la empresa, en sus últimos balances. También debió pagar más por transporte, salarios, impuestos, tasas y contribuciones.
Dueño de un negocio completamente distinto, Eduardo Eurnekian, principal accionista de Aeropuertos Argentina 2000, observó la misma tendencia. La incidencia de los costos sobre su facturación -$ 2340 millones el año pasado- trepó de 54% en 2011 hasta 58% en 2012. Y Alpargatas, dueña de marcas como Topper, lamentó que en el segmento de calzados cayera su ganancia bruta por «efecto de los mayores costos de los insumos y de la mano de obra que se han podido trasladar sólo parcialmente a los precios».
Para Marina Dal Poggetto, economista del estudio Bein, la explicación es relativamente simple: «Las empresas tienen problemas para pasar sus costos a los precios. Los márgenes unitarios venían cayendo desde hace tiempo, debido a que los costos subían por encima de la capacidad de fijación de precios de las compañías. Hasta 2011, eso era compensado con las cantidades vendidas», sostuvo. Cuando las ventas se amesetaron, en el marco del estancamiento de la economía, la incidencia de los costos salió a relucir.
En el rubro de telecomunicaciones, uno de los que mostraron mejor performance durante el kirchnerismo, la canción es la misma. Telecom, un gigante con ventas por más de $ 22.100 millones y en ascenso, lamenta que en el ejercicio 2012 los costos operativos crecieron 24%. Los motivos se repiten: aumentos de sueldos, contribuciones, pagos a la Comisión Nacional de Comunicaciones, honorarios por servicios, comisiones, costos de interconexión, equipos vendidos y «mayores gastos de energía eléctrica». Entre los motivos, cita «los efectos de la inflación en la estructura de costos».
Con respecto a la incidencia de los costos sobre las grandes empresas, las cartas aún no están echadas este año. Por un lado, los especialistas vaticinan una inflación real en torno al 27%, superior a la de 2012. Y podrían sufrir mayores cargas en caso de que el Gobierno avance en aumentos para las empresas de servicios públicos, que tienen serios problemas de caja.
«La inflación tan alta hace desastres en los márgenes de ganancia de las compañías. Toda empresa en cualquier lugar del mundo va a querer trasladar sus mayores costos a los precios de venta, pero es casi un mito urbano que siempre se pueda hacer», sostiene Fausto Spotorno, del estudio de Orlando Ferreres. «El ítem más obvio que aumentó son los sueldos, pero también subieron los precios de otros bienes y servicios y los impuestos», completó.
La última palabra, sin embargo, la tendrá la puja salarial entre sindicatos y patronales. El Gobierno sugiere una suba de 20%. Las paritarias que se cerraron hasta ahora se ubicaron por encima de ese porcentaje, pero por debajo de la previsión de inflación. La parte más gruesa de esas negociaciones se desarrollará en los próximos meses..

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