Pregunta: -¿Cómo está la economía de Latinoamérica?
Respuesta: -La economía latinoamericana es muy heterogénea. Hay países con una especialización productiva específica, como Chile y Perú. Colombia tiene un peso mayor de la industria y Brasil es un país muy diferente, con una estructura productiva más diversificada que la de los demás, a pesar de los últimos 30 años de pérdida de posición relativa en el conjunto de las cadenas integradas de la industria global. Esta pérdida en general ocurrió en toda Latinoamérica. México asumió una posición diferente al ingresar en el NAFTA (las siglas en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte), desarrolló la maquila, con lo que tiene más participación en la producción mundial manufacturera, pero con bajo valor añadido. Lo que ocurrió en los últimos 30 años en relación con el resto del mundo es que Latinoamérica perdió posiciones en el escenario global, más allá de que algunos países se especializaron en materias primas y tienen una diversidad de recursos naturales, como Chile y Perú. Chile exporta fruta, pero el cobre sigue siendo su producto esencial. Brasil reprimarizó su pauta productiva, sufrió pérdida de posiciones en la industria mundial, sus productos manufacturados tienen un fuerte contenido de recursos naturales. Perdió posiciones en relación a los 60 y 70 en cuanto a sus manufacturas y el cambio de composición de sus exportaciones. Hay una disminución de la importancia económica de la inversión industrial en toda la región. México es un caso especial por la forma en que se integró y en que depende de EE UU.
P: -¿Qué fortalezas observa en la región?
R: -Algunos países se insertan muy bien en la nueva división del trabajo. Es el caso de Perú, Colombia, Chile, pero veo problemas en países más grandes como Brasil. Aquí no se puede reprimarizar la economía cuando hay urbanización industrial y de servicios. La reprimarización es más seria para los grandes, para Brasil y en alguna medida para Argentina. Desde este punto de vista, América Latina encontraría una solución estratégica en la integración regional, aquello que decía (Raúl) Prebisch. La inserción internacional de América Latina tiene que ser una inserción muy virtuosa o seremos economías muy dependientes del ciclo internacional, ahora ya no tanto de los países centrales sino del cluster (cadena productiva) asiático, pues hay una mayor dependencia del comercio Sur-Sur. Esa dependencia puede derivar en economías muy vulnerables. Hay una reconstrucción de la división internacional del trabajo de finales del siglo XIX. En aquel tiempo Gran Bretaña era hegemónica y los demás países dependían de su situación económica y financiera. Hoy hay una economía mundial dividida en bloques: Asia, NAFTA y la Unión Europea, que difícilmente vaya a abandonar la moneda única. Para Latinoamérica, participar en las nuevas economías de escala es difícil.
P: -¿No encuentra entonces demasiadas fortalezas?
R: -Lo positivo es que hay una gran preocupación por la integración. En la integración, los países grandes, como Brasil y Argentina, van a tener que ser los ejes y eso implica algunos sacrificios, como hicieron Alemania y Francia. Veo dificultades de naturaleza política e institucional que van a tener que enfrentarse, porque no será posible trabajar con criterios de desarrollo de los 60 y 70. Hay que ver otra forma de inserción de la economía latinoamericana, que es un mercado respetable. Para que se logre más atracción de grandes empresas, la integración tiene que darse bien. Tiene que avanzar no solo ercosur sino en toda la economía latinoamericana. Habrá que abandonar ciertas restricciones y problemas de idiosincrasia. No veo que gane autonomía Sudamérica sin estas alianzas. Una asociación con EE UU puede ser interesante, pero sin perder la autonomía y el potencial de la integración sudamericana.
P: -¿Qué opina de la Alianza del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile?
R: -Puede ser un trampolín para la integración latinoamericana, pero también puede ser un obstáculo. Puede ser un obstáculo porque Argentina y Brasil hacen su alianza del Atlántico. La presencia o no de Brasil puede desequilibrar o equilibrar mucho cualquier proyecto de integración. La Alianza del Pacífico debe ser concebida con miras a ampliar la integración.
P: -Pero Mercosur recibe cada vez más críticas desde adentro y desde afuera.
R: -Mercosur recibe críticas brasileñas por las dificultades con Argentina. Es necesario que nosotros superemos eso porque Brasil tiene que pensar que esos países más liberales de Latinoamérica pueden ser una puerta de entrada a otros mercados. También tiene que marcar el camino hacia la integración con la UE. También integramos un espacio con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Brasil está jugando el juego de la estrategia china y tiene que tener cuidado porque ese juego implica un comercio desequilibrado de materias primas por manufacturas. Pero estos acuerdos como el de creación de un banco de desarrollo de los BRICS tienen un potencial enorme de cooperación por la complementariedad de las economías. Brasil tiene sectores de agronegocios que no son como las haciendas del siglo XIX, pues tienen desarrollo, relaciones con la industria, producción muy tecnificada. Además tenemos la promesa (petrolera) de la plataforma pre-sal (cinco kilómetros debajo de la superficie de la plataforma continental brasileña), que es una opción porque el petróleo no convencional es complicado por la contaminación del agua en EE UU. En cambio, Brasil tiene ese recurso muy importante, que también puede servir como fuente de reindustrialización. Brasil tiene varias puntas de integración y está en el corazón de la integración con moneda china, el remmimbi. Éste es un momento parecido al del reemplazo del liderazgo de Reino Unido por el de EE UU. Brasil tiene que mantener la posición de jugador global del comercio. Los países del Pacífico, incluido México, tienen que mirar a Brasil porque si no, Brasil va a girar para otro lado. La integración va a hacerse por la infraestructura y la industria manufacturera. Brasil lo tiene claro.
P: -¿Pero por qué los países del Pacífico están obligados a mirar a Brasil?
R: -Las empresas brasileñas están expandidas en todas esas economías, tienen relaciones muy establecidas con ellas. Además, es difícil equilibrar el peso económico de Brasil, sobre todo en lo industrial. Pueden hacer una alianza, pero lo correcto es hacer en América Latina algo más equilibrado. Para China, ¿es más importante Brasil o Perú? Es complicada la integración sudamericana porque hay intereses divergentes. Brasil tiene que tener generosidad con los vecinos para que integración sea posible. Pero no creo que la Alianza del Pacífico favorezca la integración latinoamericana.
P: -Volviendo a Mercosur, las empresas brasileñas han puesto sus inversiones en suspense en Argentina, después de años de fuertes desembolsos.
R: -Eso es muy malo. Brasil debe caminar en sentido contrario, crear infraestructuras comunes, financiar emprendimientos binacionales. Deberíamos estimular las inversiones binacionales, y no solo con Argentina. Tenemos capacidad de financiarlas. Yo participé en los 80 de los protocolos de integración con Argentina. La realidad que vemos hoy es un Mercosur que está sufriendo la disminución de su peso, y eso es muy malo.
P: -¿Por qué sucede eso en Mercosur?
R: -Por falta de sintonía entre los sistemas empresariales de Brasil y Argentina, y eso es difícil de resolver. Hay reuniones para reconstruir el comercio y la inversión, pero sería muy malo si comienza a decaer.
P: -¿Y por qué no hay esa sintonía?
R: -Por las dificultades grandes de la situación económica de Argentina. Es una situación realmente complicada, que afecta a las relaciones comerciales. Está colocando barreras para que la integración avance. El uso de monedas locales en el comercio es poco utilizado porque Argentina tiene un problema de carencia de dólares. Brasil podría ser más generoso para resolver sus problemas, pero no es fácil. Lo veo con mucha preocupación porque veo una regresión. Y en Brasil hay un bloque, grupos de interés, contra Mercosur, que quieren acuerdos por otro lado, y eso es muy malo.
Respuesta: -La economía latinoamericana es muy heterogénea. Hay países con una especialización productiva específica, como Chile y Perú. Colombia tiene un peso mayor de la industria y Brasil es un país muy diferente, con una estructura productiva más diversificada que la de los demás, a pesar de los últimos 30 años de pérdida de posición relativa en el conjunto de las cadenas integradas de la industria global. Esta pérdida en general ocurrió en toda Latinoamérica. México asumió una posición diferente al ingresar en el NAFTA (las siglas en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte), desarrolló la maquila, con lo que tiene más participación en la producción mundial manufacturera, pero con bajo valor añadido. Lo que ocurrió en los últimos 30 años en relación con el resto del mundo es que Latinoamérica perdió posiciones en el escenario global, más allá de que algunos países se especializaron en materias primas y tienen una diversidad de recursos naturales, como Chile y Perú. Chile exporta fruta, pero el cobre sigue siendo su producto esencial. Brasil reprimarizó su pauta productiva, sufrió pérdida de posiciones en la industria mundial, sus productos manufacturados tienen un fuerte contenido de recursos naturales. Perdió posiciones en relación a los 60 y 70 en cuanto a sus manufacturas y el cambio de composición de sus exportaciones. Hay una disminución de la importancia económica de la inversión industrial en toda la región. México es un caso especial por la forma en que se integró y en que depende de EE UU.
P: -¿Qué fortalezas observa en la región?
R: -Algunos países se insertan muy bien en la nueva división del trabajo. Es el caso de Perú, Colombia, Chile, pero veo problemas en países más grandes como Brasil. Aquí no se puede reprimarizar la economía cuando hay urbanización industrial y de servicios. La reprimarización es más seria para los grandes, para Brasil y en alguna medida para Argentina. Desde este punto de vista, América Latina encontraría una solución estratégica en la integración regional, aquello que decía (Raúl) Prebisch. La inserción internacional de América Latina tiene que ser una inserción muy virtuosa o seremos economías muy dependientes del ciclo internacional, ahora ya no tanto de los países centrales sino del cluster (cadena productiva) asiático, pues hay una mayor dependencia del comercio Sur-Sur. Esa dependencia puede derivar en economías muy vulnerables. Hay una reconstrucción de la división internacional del trabajo de finales del siglo XIX. En aquel tiempo Gran Bretaña era hegemónica y los demás países dependían de su situación económica y financiera. Hoy hay una economía mundial dividida en bloques: Asia, NAFTA y la Unión Europea, que difícilmente vaya a abandonar la moneda única. Para Latinoamérica, participar en las nuevas economías de escala es difícil.
P: -¿No encuentra entonces demasiadas fortalezas?
R: -Lo positivo es que hay una gran preocupación por la integración. En la integración, los países grandes, como Brasil y Argentina, van a tener que ser los ejes y eso implica algunos sacrificios, como hicieron Alemania y Francia. Veo dificultades de naturaleza política e institucional que van a tener que enfrentarse, porque no será posible trabajar con criterios de desarrollo de los 60 y 70. Hay que ver otra forma de inserción de la economía latinoamericana, que es un mercado respetable. Para que se logre más atracción de grandes empresas, la integración tiene que darse bien. Tiene que avanzar no solo ercosur sino en toda la economía latinoamericana. Habrá que abandonar ciertas restricciones y problemas de idiosincrasia. No veo que gane autonomía Sudamérica sin estas alianzas. Una asociación con EE UU puede ser interesante, pero sin perder la autonomía y el potencial de la integración sudamericana.
P: -¿Qué opina de la Alianza del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile?
R: -Puede ser un trampolín para la integración latinoamericana, pero también puede ser un obstáculo. Puede ser un obstáculo porque Argentina y Brasil hacen su alianza del Atlántico. La presencia o no de Brasil puede desequilibrar o equilibrar mucho cualquier proyecto de integración. La Alianza del Pacífico debe ser concebida con miras a ampliar la integración.
P: -Pero Mercosur recibe cada vez más críticas desde adentro y desde afuera.
R: -Mercosur recibe críticas brasileñas por las dificultades con Argentina. Es necesario que nosotros superemos eso porque Brasil tiene que pensar que esos países más liberales de Latinoamérica pueden ser una puerta de entrada a otros mercados. También tiene que marcar el camino hacia la integración con la UE. También integramos un espacio con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Brasil está jugando el juego de la estrategia china y tiene que tener cuidado porque ese juego implica un comercio desequilibrado de materias primas por manufacturas. Pero estos acuerdos como el de creación de un banco de desarrollo de los BRICS tienen un potencial enorme de cooperación por la complementariedad de las economías. Brasil tiene sectores de agronegocios que no son como las haciendas del siglo XIX, pues tienen desarrollo, relaciones con la industria, producción muy tecnificada. Además tenemos la promesa (petrolera) de la plataforma pre-sal (cinco kilómetros debajo de la superficie de la plataforma continental brasileña), que es una opción porque el petróleo no convencional es complicado por la contaminación del agua en EE UU. En cambio, Brasil tiene ese recurso muy importante, que también puede servir como fuente de reindustrialización. Brasil tiene varias puntas de integración y está en el corazón de la integración con moneda china, el remmimbi. Éste es un momento parecido al del reemplazo del liderazgo de Reino Unido por el de EE UU. Brasil tiene que mantener la posición de jugador global del comercio. Los países del Pacífico, incluido México, tienen que mirar a Brasil porque si no, Brasil va a girar para otro lado. La integración va a hacerse por la infraestructura y la industria manufacturera. Brasil lo tiene claro.
P: -¿Pero por qué los países del Pacífico están obligados a mirar a Brasil?
R: -Las empresas brasileñas están expandidas en todas esas economías, tienen relaciones muy establecidas con ellas. Además, es difícil equilibrar el peso económico de Brasil, sobre todo en lo industrial. Pueden hacer una alianza, pero lo correcto es hacer en América Latina algo más equilibrado. Para China, ¿es más importante Brasil o Perú? Es complicada la integración sudamericana porque hay intereses divergentes. Brasil tiene que tener generosidad con los vecinos para que integración sea posible. Pero no creo que la Alianza del Pacífico favorezca la integración latinoamericana.
P: -Volviendo a Mercosur, las empresas brasileñas han puesto sus inversiones en suspense en Argentina, después de años de fuertes desembolsos.
R: -Eso es muy malo. Brasil debe caminar en sentido contrario, crear infraestructuras comunes, financiar emprendimientos binacionales. Deberíamos estimular las inversiones binacionales, y no solo con Argentina. Tenemos capacidad de financiarlas. Yo participé en los 80 de los protocolos de integración con Argentina. La realidad que vemos hoy es un Mercosur que está sufriendo la disminución de su peso, y eso es muy malo.
P: -¿Por qué sucede eso en Mercosur?
R: -Por falta de sintonía entre los sistemas empresariales de Brasil y Argentina, y eso es difícil de resolver. Hay reuniones para reconstruir el comercio y la inversión, pero sería muy malo si comienza a decaer.
P: -¿Y por qué no hay esa sintonía?
R: -Por las dificultades grandes de la situación económica de Argentina. Es una situación realmente complicada, que afecta a las relaciones comerciales. Está colocando barreras para que la integración avance. El uso de monedas locales en el comercio es poco utilizado porque Argentina tiene un problema de carencia de dólares. Brasil podría ser más generoso para resolver sus problemas, pero no es fácil. Lo veo con mucha preocupación porque veo una regresión. Y en Brasil hay un bloque, grupos de interés, contra Mercosur, que quieren acuerdos por otro lado, y eso es muy malo.