Rattazzi (en el centro) junto a otros panelistas: el presidente de Fiat dijo que la Argentina tendría que ser un país normal. Foto: Fundación Libertad
ROSARIO.- Los asistentes al Encuentro de Líderes Empresarios que realizó ayer en esta ciudad la Fundación Libertad creían que, luego de sus últimas experiencias, Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina y de Adefa, la asociación que reúne a los fabricantes de autos, iba a ser moderado en su presentación. Pero dio por tierra con esas expectativas casi desde la primera palabra que pronunció. «Siempre me creó problemas venir acá. Cuando vuelvo [a Buenos Aires] o me quieren echar de la UIA [la Unión Industrial Argentina] o me desinvitan de la Casa de Gobierno. Parece que «libertad» es hoy una palabra de la cual hay que cuidarse», sostuvo.
Rattazzi esgrimió uno de los discursos más duros entre los empresarios que hablaron. Dijo que en la Argentina «el mediano plazo es el lunes o el martes», y lamentó que en el país es «tremendamente popular todo lo que tenga que ver con apropiación, atropello y expropiación». Y sugirió: «Las reglas tienen que ser la de los países a los que les va bien. No tenemos que competir con Sudán o con Venezuela a ver quién tiene mayor inflación». Insistió en más de una ocasión en que la Argentina tiene potencial y que el futuro es «muy, muy interesante», sólo basta con «ser normales».
En el cónclave, al que asistieron unas 200 personas, las opiniones entre los oradores estuvieron repartidas. A las críticas de Rattazzi se le sumaron las de Juan José Aranguren, presidente de Shell, quien mostró con la estadística oficial la manera en que cayeron la producción de petróleo y de gas, mientras la demanda se orientó al alza y ocasionó la pérdida del autoabastecimiento energético.
Entre 2003 y 2013, la llamada «década ganada» de acuerdo con el glosario kirchnerista, según los números que mostró el ejecutivo, se registró una caída de un 31,2% en la producción de crudo. A su juicio, para revertir la tendencia hay que ordenar el marco regulatorio del sector, apuntar a los recursos no convencionales para recuperar el autoabastecimiento y, antes que todo eso, «restaurar la confianza». También reducir las retenciones a la exportación. Si eso no ocurre, «no se va a ampliar la refinación y vamos a exportar crudo para importar combustibles», diagnosticó Aranguren. Minutos antes, Jorge Ferioli, presidente del World Energy Council, comité argentino, había avisado que el país sólo cuenta con reservas de gas para 8 años y de petróleo para 9 años.
Miguel Etchevere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) fue aun más hondo. Criticó los discursos de «paz y amor» de otros empresarios, y lamentó que si las cosas siguen como hasta ahora para ese sector «no quedarán productores agropecuarios».
Según sus números, el campo invierte unos 65.000 millones de dólares al año y le aportó al Gobierno en la última década US$ 69.000 millones en retenciones a la exportación en el segmento de granos. «Si alguien [de otro sector] pone US$ 10 millones, lo recibe la Presidenta y quizá no paga impuestos nunca más», ironizó.
En la vereda de enfrente estuvo Gustavo Grobocopatel, titular del grupo Los Grobo. «Nosotros tenemos proyectos de integración a largo plazo. No hacemos la política, nos adaptamos a ella. La estrategia es la misma. Prefiero mirar el vaso medio lleno porque me hace mejor», respondió ante la consulta de LA NACION por la coyuntura de los agronegocios.
Moderado pero con críticas, José Urtubey, director de Celulosa Argentina, uno de los vicepresidentes de la UIA y hermano del gobernador de Salta, Juan Manuel, reclamó por el déficit logístico. «El flete de mi provincia a Rosario es el mismo que el de Rosario a Turquía», sostuvo.
Llamativamente, casi no hubo referencias a la inflación, al dólar blue, a una devaluación tácita ni a la brecha cambiaria entre el mercado paralelo y la moneda oficial. Las preocupaciones apuntaron más a mediano y largo plazo. Quienes se refirieron al corto plazo mencionaron entre sus preocupaciones al empleo. Para Miguel Maxwell, managing partner de Deloitte, hoy no se nota «destrucción de empleo, pero tampoco creación. Es una tendencia que esperamos se mantenga todo el año», lamentó.
Federico Weil, titular de TGLT, dio una interpretación de la actualidad inmobiliaria mucho más positiva que la que muestran las estadísticas de escrituras, por ejemplo, de la ciudad de Buenos Aires. Aunque pidió no hablar del blanqueo de capitales, las preguntas insistentes sobre ese punto le impidieron esquivar el tema. En ese momento, se excusó de decir si «estaba bien o mal» blanquear dinero, pero explicó que el éxito de la medida es imposible de determinar todavía. «Si entran 400 millones de dólares apenas nos van a hacer cosquillas, pero si ingresan US$ 4000 millones puede ocasionar un shock de demanda». Aclaró, sin embargo, que aún hay temas específicos que no se conocen y se ilusionó con la elaboración de un Cedin en pesos, para incorporar la moneda local que está fuera del sistema.
Los empresarios habían tomado con regocijo una de las primeras declaraciones de la mañana, a cargo del ex gobernador de Santa Fe y titular del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner. «El Estado no necesita producir nada sino dar reglas claras al productor», les dijo..
ROSARIO.- Los asistentes al Encuentro de Líderes Empresarios que realizó ayer en esta ciudad la Fundación Libertad creían que, luego de sus últimas experiencias, Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina y de Adefa, la asociación que reúne a los fabricantes de autos, iba a ser moderado en su presentación. Pero dio por tierra con esas expectativas casi desde la primera palabra que pronunció. «Siempre me creó problemas venir acá. Cuando vuelvo [a Buenos Aires] o me quieren echar de la UIA [la Unión Industrial Argentina] o me desinvitan de la Casa de Gobierno. Parece que «libertad» es hoy una palabra de la cual hay que cuidarse», sostuvo.
Rattazzi esgrimió uno de los discursos más duros entre los empresarios que hablaron. Dijo que en la Argentina «el mediano plazo es el lunes o el martes», y lamentó que en el país es «tremendamente popular todo lo que tenga que ver con apropiación, atropello y expropiación». Y sugirió: «Las reglas tienen que ser la de los países a los que les va bien. No tenemos que competir con Sudán o con Venezuela a ver quién tiene mayor inflación». Insistió en más de una ocasión en que la Argentina tiene potencial y que el futuro es «muy, muy interesante», sólo basta con «ser normales».
En el cónclave, al que asistieron unas 200 personas, las opiniones entre los oradores estuvieron repartidas. A las críticas de Rattazzi se le sumaron las de Juan José Aranguren, presidente de Shell, quien mostró con la estadística oficial la manera en que cayeron la producción de petróleo y de gas, mientras la demanda se orientó al alza y ocasionó la pérdida del autoabastecimiento energético.
Entre 2003 y 2013, la llamada «década ganada» de acuerdo con el glosario kirchnerista, según los números que mostró el ejecutivo, se registró una caída de un 31,2% en la producción de crudo. A su juicio, para revertir la tendencia hay que ordenar el marco regulatorio del sector, apuntar a los recursos no convencionales para recuperar el autoabastecimiento y, antes que todo eso, «restaurar la confianza». También reducir las retenciones a la exportación. Si eso no ocurre, «no se va a ampliar la refinación y vamos a exportar crudo para importar combustibles», diagnosticó Aranguren. Minutos antes, Jorge Ferioli, presidente del World Energy Council, comité argentino, había avisado que el país sólo cuenta con reservas de gas para 8 años y de petróleo para 9 años.
Miguel Etchevere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) fue aun más hondo. Criticó los discursos de «paz y amor» de otros empresarios, y lamentó que si las cosas siguen como hasta ahora para ese sector «no quedarán productores agropecuarios».
Según sus números, el campo invierte unos 65.000 millones de dólares al año y le aportó al Gobierno en la última década US$ 69.000 millones en retenciones a la exportación en el segmento de granos. «Si alguien [de otro sector] pone US$ 10 millones, lo recibe la Presidenta y quizá no paga impuestos nunca más», ironizó.
En la vereda de enfrente estuvo Gustavo Grobocopatel, titular del grupo Los Grobo. «Nosotros tenemos proyectos de integración a largo plazo. No hacemos la política, nos adaptamos a ella. La estrategia es la misma. Prefiero mirar el vaso medio lleno porque me hace mejor», respondió ante la consulta de LA NACION por la coyuntura de los agronegocios.
Moderado pero con críticas, José Urtubey, director de Celulosa Argentina, uno de los vicepresidentes de la UIA y hermano del gobernador de Salta, Juan Manuel, reclamó por el déficit logístico. «El flete de mi provincia a Rosario es el mismo que el de Rosario a Turquía», sostuvo.
Llamativamente, casi no hubo referencias a la inflación, al dólar blue, a una devaluación tácita ni a la brecha cambiaria entre el mercado paralelo y la moneda oficial. Las preocupaciones apuntaron más a mediano y largo plazo. Quienes se refirieron al corto plazo mencionaron entre sus preocupaciones al empleo. Para Miguel Maxwell, managing partner de Deloitte, hoy no se nota «destrucción de empleo, pero tampoco creación. Es una tendencia que esperamos se mantenga todo el año», lamentó.
Federico Weil, titular de TGLT, dio una interpretación de la actualidad inmobiliaria mucho más positiva que la que muestran las estadísticas de escrituras, por ejemplo, de la ciudad de Buenos Aires. Aunque pidió no hablar del blanqueo de capitales, las preguntas insistentes sobre ese punto le impidieron esquivar el tema. En ese momento, se excusó de decir si «estaba bien o mal» blanquear dinero, pero explicó que el éxito de la medida es imposible de determinar todavía. «Si entran 400 millones de dólares apenas nos van a hacer cosquillas, pero si ingresan US$ 4000 millones puede ocasionar un shock de demanda». Aclaró, sin embargo, que aún hay temas específicos que no se conocen y se ilusionó con la elaboración de un Cedin en pesos, para incorporar la moneda local que está fuera del sistema.
Los empresarios habían tomado con regocijo una de las primeras declaraciones de la mañana, a cargo del ex gobernador de Santa Fe y titular del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner. «El Estado no necesita producir nada sino dar reglas claras al productor», les dijo..