Pablo Waisberg
Amigo del rey de España, con quien compartió las aulas de un colegio suizo, y distinguido con la Orden de la Legión de Honor que le otorgó Francia, Santiago Soldati es uno de esos hombres que sabe moverse en la cumbre del poder económico y político. Durante los ’90 fue la “muñeca” de Sociedad Comercial del Plata y aportó su capacidad de lobby para avanzar en los procesos de privatizaciones en alianza con los grupos multinacionales.
Como parte de esa estrategia, que supo tejer como buen representante de la antigua patria contratista, participó de las privatizaciones de varias empresas. En Aguas Argentinas, Transcogas Inversora y Discogas Inversora se asoció con el Grupo Meller, que en los últimos meses cambió de razón social, echó a casi un centenar de trabajadores y cerró su emblemática fábrica da alfombras.
Soldati también logró la concesión del Tren de la Costa por tres décadas, y otros tantos negocios. Pero las utilidades del grupo comenzaron a quedar apretadas por deudas financieras y en los últimos años el antiguo jefe del holding reforzó su perfil de gestor y volvió a unir puntas para tejer proyectos: fue clave en la relación entre Barrick Gold y el Gobierno nacional. A él se le adjudica la gestión de la reunión entre la presidenta Cristina Fernández y el dueño de la minera, Peter Munk.
Ese encuentro fue parte de una estrategia para destrabar la construcción de Pascua Lama, el emprendimiento binacional que conecta San Juan con la Tercera Región de Chile. Ese proyecto ahora se encuentra paralizado del lado chileno porque la Justicia trasandina investiga violaciones a las normas medioambientales. “Pascua Lama ha hecho y hará historia, pese al tiempo que llevó aprobar el informe de impacto ambiental –dos años– y a las trabas tributarias entre la Argentina y Chile. Fue lo primero que le dije a la presidenta Cristina Fernández cuando nos reunimos para comunicarle la decisión de llevar a cabo el proyecto binacional. Soy muy amigo de Munk y tenía un interés personal en que salga adelante”, detalló Soldati en un reportaje al Diario de Cuyo, después de las reuniones que se realizaron en Casa Rosada.
Amigo del rey de España, con quien compartió las aulas de un colegio suizo, y distinguido con la Orden de la Legión de Honor que le otorgó Francia, Santiago Soldati es uno de esos hombres que sabe moverse en la cumbre del poder económico y político. Durante los ’90 fue la “muñeca” de Sociedad Comercial del Plata y aportó su capacidad de lobby para avanzar en los procesos de privatizaciones en alianza con los grupos multinacionales.
Como parte de esa estrategia, que supo tejer como buen representante de la antigua patria contratista, participó de las privatizaciones de varias empresas. En Aguas Argentinas, Transcogas Inversora y Discogas Inversora se asoció con el Grupo Meller, que en los últimos meses cambió de razón social, echó a casi un centenar de trabajadores y cerró su emblemática fábrica da alfombras.
Soldati también logró la concesión del Tren de la Costa por tres décadas, y otros tantos negocios. Pero las utilidades del grupo comenzaron a quedar apretadas por deudas financieras y en los últimos años el antiguo jefe del holding reforzó su perfil de gestor y volvió a unir puntas para tejer proyectos: fue clave en la relación entre Barrick Gold y el Gobierno nacional. A él se le adjudica la gestión de la reunión entre la presidenta Cristina Fernández y el dueño de la minera, Peter Munk.
Ese encuentro fue parte de una estrategia para destrabar la construcción de Pascua Lama, el emprendimiento binacional que conecta San Juan con la Tercera Región de Chile. Ese proyecto ahora se encuentra paralizado del lado chileno porque la Justicia trasandina investiga violaciones a las normas medioambientales. “Pascua Lama ha hecho y hará historia, pese al tiempo que llevó aprobar el informe de impacto ambiental –dos años– y a las trabas tributarias entre la Argentina y Chile. Fue lo primero que le dije a la presidenta Cristina Fernández cuando nos reunimos para comunicarle la decisión de llevar a cabo el proyecto binacional. Soy muy amigo de Munk y tenía un interés personal en que salga adelante”, detalló Soldati en un reportaje al Diario de Cuyo, después de las reuniones que se realizaron en Casa Rosada.
