Fuerte caída en la producción de petróleo y gas durante la primera parte del año

Roberto Baratta, coordinador del Ministerio de Planificación, pasó una buena parte de la última semana transmitiéndoles a los jefes de las principales petroleras del país la última decisión del trío que lidera Axel Kicillof e integran el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y el titular de Planificación, Julio De Vido: el Gobierno quiere que las empresas acompañen el esfuerzo que hace la nacionalizada YPF, según les dijeron a los ejecutivos, para aumentar la producción de petróleo y de gas. Según la mirada que esbozó Baratta, el resto de las compañías no está a las alturas de los requerimientos energéticos del país. Y hasta deslizó la posibilidad de aplicarles sanciones en caso de que no cambie la tendencia.
Para el Gobierno, la escasez de hidrocarburos es un gran dolor de cabeza. El pago de las importaciones para cubrir la brecha entre la oferta y el consumo es la causa, por ejemplo, de la falta de dólares que ocasionó la aplicación de medidas antipáticas como el cepo cambiario o el blanqueo de capitales.
Un año después de la nacionalización de YPF, las estadísticas oficiales para el primer cuatrimestre de este año mostraron una fuerte caída en ambos ítems. En crudo, la extracción disminuyó un 5,6%, hasta los 10,1 millones de metros cúbicos (m3). En gas, el tropezón fue mayor -se produjeron entre enero y abril 13.615 millones de m3, un 7,4% menos- y más preocupante, porque es el principal insumo de la matriz energética.
Aunque el análisis de los números cuatrimestrales puede no ser concluyente con respecto al resultado en un período de 12 meses, marca una tendencia.
Las estadísticas revelan otro dato: la estatización de YPF difícilmente pueda revertir la caída en la producción que, de acuerdo con los empresarios, dependerá de las señales a largo plazo que dé el país para fomentar la inversión.
Si bien YPF bajó su producción en el período, casi todas las otras grandes compañías del sector mostraron una caída mayor. «La producción de YPF cayó menos que la del resto de las empresas, pero sólo representa el 35% en promedio. Cuando uno mira la contratación de equipos de perforación, YPF casi que ha duplicado la contratación de equipos [56 equipos], pero el resto de las empresas mantienen unos 60 equipos contratados, como en los años anteriores», explicó Daniel Montamat, ex secretario de Energía y ex presidente de la petrolera nacional. «YPF está haciendo una fuerte apuesta a revertir la declinación productiva presionada por el contexto político de producir resultados con apoyo de fondos públicos, pero el resto de las empresas sigue pendiente de un cambio de esta política fallida que nos llevó a perder el autoabastecimiento», agregó.
Pan American Energy (PAE, de la británica BP, la china Cnooc y los hermanos Bulgheroni), la segunda productora de la Argentina detrás de YPF, produjo más de un 12% menos de crudo y gas. El porcentaje esconde uno de los problemas de los cuales se quejan los petroleros: las protestas sindicales. En junio del año pasado, PAE sufrió la toma del yacimiento Cerro Dragón, el pulmón petrolero del país, por parte de Los Dragones, una facción disidente de la Uocra. La ocupación fue acompañada de rotura de equipamiento, instrumental y el freno no programado de la producción, que ocasionó problemas en el funcionamiento del yacimiento. La compañía aún no recuperó su performance anterior a la toma.
Chevron, la compañía internacional más interesada en cerrar un acuerdo con YPF para producir hidrocarburos no convencionales, extrajo un 19% menos de petróleo, si bien registró una mejora en gas. Petrobras, la china Sinopec y Tecpetrol, del Grupo Techint, también anotaron números en baja.
Los especialistas suelen dar dos explicaciones. Por un lado, la Argentina tiene en producción yacimientos denominados maduros (la explotación comenzó hace mucho tiempo), cuya producción es declinante. Los críticos de la política oficial, sin embargo, apuntan otro dato: el país no logra atraer inversiones en exploración de nuevos recursos que permitan incorporar nuevas reservas para su eventual puesta en producción ni desembolsos para aumentar la oferta. Eso, debido a problemas que tienen que ver más con la economía argentina que con sus condiciones geológicas.
Para Jorge Lapeña, ex secretario de Energía, la caída de la producción «es un fenómeno estructural y de largo plazo. Su causa no es otra que la insuficiencia de la dotación de reservas comprobadas, que particularmente han sufrido una caída de proporciones extraordinarias en esta década en el caso del gas natural que es nuestro principal energético dentro del balance energético nacional». Y agregó: «El problema abarca a todo el universo empresario que opera en la Argentina. Es un fenómeno generalizado. De allí lo erróneo de haber enfocado la acción sólo sobre YPF en 2012, cuando el problema es general»..

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