Silencio. Ese fue el método que eligió la Corte Suprema para contestar las críticas que lanzó el Gobierno después del fallo que echó por tierra la reforma del Consejo de la Magistratura. Los miembros del tribunal acordaron no responder a la presidenta Cristina Fernández. Sin embargo, su presidente, Ricardo Lorenzetti, defendió en un breve diálogo con PERFIL, el rol institucional del poder judicial.
El presidente de la máxima instancia judicial eligió la ciudad santafesina de Rafaela, a la que arribó el miércoles por la noche. Horas antes, durante un acto en celebración del cuarto aniversario de la Universidad Nacional de Córdoba, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había dicho que a pesar del fallo “más temprano que tarde los argentinos van a poder votar democráticamente todos los órganos políticos”.
La segunda embestida del Gobierno fue el jueves y a través de Cadena Nacional. La Presidenta acudió al tono irónico cuando, junto al monumento a la Bandera de Rosario, dijo que “no sería extraño” que “venga una cautelar y no nos dejen votar al presidente y los legisladores”. También aseguró que en 2015 quiere “ser jueza”. Cuatro horas después y a 250 kilómetros del monumento a la Bandera, Lorenzetti salía de tomar un café con un amigo de la infancia. “No voy a hablar sobre el tema, no tengo nada que responder”, dijo cuando PERFIL lo sorprendió ingresando a su casa del barrio de Las Quintas, en la ciudad santafecina de Rafaela.
Ninguno de los dos punzantes discursos que dio la Presidenta parecieran haber perturbado el humor de Lorenzetti, mucho menos sus días de descanso. Asado, rondas de café por el pueblo y rutina de trote pesado.
El presidente de la Corte no se movió ni un milímetro del silencio que acordó con el resto de los cortesanos. “Con mis colegas quedamos en que no íbamos a hablar y yo no voy a hablar sobre el tema”, contestó ante la insistencia de PERFIL.
—¿No va a decir nada sobre los dos discursos de la Presidenta?
—No los escuché, además no tengo nada que responder.
El diputado ultrakirchnerista Carlos Kunkel fue uno de los primeros en criticar a Lorenzetti. Lo acusó de tener aspiraciones presidenciales y de querer utilizar el Poder Judicial “de plataforma o trampolín”. El cortesano lo tomó con gracia, se rió y se limitó a decir que a él le gusta “la vida tranquila”.
Sin el traje puesto y con la brisa fresca de la Perla del Oeste santafesino en la frente, Lorenzetti se mostró distendido.
“Uno no se puede dejar guiar por las cosas que se dicen, la política es así. Tenemos que estar por arriba de eso”, respondió cuando PERFIL le preguntó por la acusación en su contra que lanzó la diputada Lilita Carrió cuando habló de un “pacto” entre la Corte y el Gobierno. Lorenzetti no quiere subirse a la cresta de la ola y elige bajar al rol que le da la Constitución cuando en el diálogo se cuelan cuestiones políticas: “Hay que darle confianza a la gente. Hay que ser sencillo y simple; si no, la gente se pierde y tiene miedo. Nosotros tenemos que darle tranquilidad”.
También rechaza las acusaciones que lanzan desde el oficialismo cuando hablan de la “corporación judicial”. “La Justicia es un poder del Estado, no es un grupo abroquelado. La Justicia tiene que funcionar para llevar tranquilidad”, esgrime Lorenzetti antes de poner un punto final al diálogo: “Yo dije que no voy a hacer declaraciones. Con mis colegas quedamos en que no íbamos a hablar y yo no voy a hablar sobre el tema”.
El ministro de la Corte entra a su casa, se va a cambiar de ropa y a preparase para salir a correr. Entra en calor frente a su casa y arranca con su entrenamiento. Corre bajo la noche santafesina, solo, sin custodia. Levanta la mano cada vez que un vecino lo saluda. El presidente de la Corte Suprema está en plena carrera.
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La segunda embestida del Gobierno fue el jueves y a través de Cadena Nacional. La Presidenta acudió al tono irónico cuando, junto al monumento a la Bandera de Rosario, dijo que “no sería extraño” que “venga una cautelar y no nos dejen votar al presidente y los legisladores”. También aseguró que en 2015 quiere “ser jueza”. Cuatro horas después y a 250 kilómetros del monumento a la Bandera, Lorenzetti salía de tomar un café con un amigo de la infancia. “No voy a hablar sobre el tema, no tengo nada que responder”, dijo cuando PERFIL lo sorprendió ingresando a su casa del barrio de Las Quintas, en la ciudad santafecina de Rafaela.
Ninguno de los dos punzantes discursos que dio la Presidenta parecieran haber perturbado el humor de Lorenzetti, mucho menos sus días de descanso. Asado, rondas de café por el pueblo y rutina de trote pesado.
El presidente de la Corte no se movió ni un milímetro del silencio que acordó con el resto de los cortesanos. “Con mis colegas quedamos en que no íbamos a hablar y yo no voy a hablar sobre el tema”, contestó ante la insistencia de PERFIL.
—¿No va a decir nada sobre los dos discursos de la Presidenta?
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Sin el traje puesto y con la brisa fresca de la Perla del Oeste santafesino en la frente, Lorenzetti se mostró distendido.
“Uno no se puede dejar guiar por las cosas que se dicen, la política es así. Tenemos que estar por arriba de eso”, respondió cuando PERFIL le preguntó por la acusación en su contra que lanzó la diputada Lilita Carrió cuando habló de un “pacto” entre la Corte y el Gobierno. Lorenzetti no quiere subirse a la cresta de la ola y elige bajar al rol que le da la Constitución cuando en el diálogo se cuelan cuestiones políticas: “Hay que darle confianza a la gente. Hay que ser sencillo y simple; si no, la gente se pierde y tiene miedo. Nosotros tenemos que darle tranquilidad”.
También rechaza las acusaciones que lanzan desde el oficialismo cuando hablan de la “corporación judicial”. “La Justicia es un poder del Estado, no es un grupo abroquelado. La Justicia tiene que funcionar para llevar tranquilidad”, esgrime Lorenzetti antes de poner un punto final al diálogo: “Yo dije que no voy a hacer declaraciones. Con mis colegas quedamos en que no íbamos a hablar y yo no voy a hablar sobre el tema”.
El ministro de la Corte entra a su casa, se va a cambiar de ropa y a preparase para salir a correr. Entra en calor frente a su casa y arranca con su entrenamiento. Corre bajo la noche santafesina, solo, sin custodia. Levanta la mano cada vez que un vecino lo saluda. El presidente de la Corte Suprema está en plena carrera.
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el termino que usa el presi de la Suprema es bastante ambiguo y hasta contraproducente.Si sugiere una union fuerte capaz de defenderse la frase indica por un lado una funcion del Estado y por otro una corporacion autonoma,pero pareciera subordinar la segunda a la primera.¿En que quedamos?Resulta inverso a su fallo sobre inconstitucionalidad de la eleccion de componentes del C.de la M.He vivido en Rafaela y se que los Lorenzetti son una antigua familia,tipica del desarrollo gringo agro ganadero exportador.De algun moco me recuerda al caso de Luder.