Kirchnerismo, massismo: la discusión central de la hora

Cristina Fernández comenzó a ganar las elecciones presidenciales de 2011 a partir del mismo momento en que sus opositores creyeron haber triunfado en las legislativas de 2009. Ese dato sirve para explorar el análisis de los últimos movimientos en el tablero político.

En efecto, no sólo no advirtieron, los distintos trozos del antikirchnerismo, lo extraordinario de las notas distintivas que colorearon los comicios en que quitaron la mayoría parlamentaria al Frente para la Victoria (a la salida del conflicto entre oficialismo y patronales agrarias, en el inicio del choque del gobierno nacional con la prensa comercial dominante, y con el impacto de la crisis económica global pegando de lleno: con 1% de destrucción de empleo y caída de 3% de PBI); además, para que exista un derrotado es necesario que haya a su vez un vencedor, y en aquel entonces fue imposible determinarlo.

Cuando el doctor Alfonsín perdió las legislativas de 1987 fue a manos de la renovación peronista, y nadie dudaba de ello. Al doctor Menem le pasó lo propio en 1997, ante la Alianza; y el doctor De La Rúa en 2001 cayó frente al que se vayan todos que estalló unas semanas después de las elecciones en Plaza de Mayo y en todo el país. Bien, ¿y en 2009?

Triunfó Macrì en Ciudad de Buenos Aires, De Narváez por muy poquito en la provincia de Buenos Aires, Luis Juez y la UCR en Córdoba –el primero en senadores, los segundos en diputados– y hubo casi un empate técnico entre Reutemann y el Partido Socialista. En definitiva, nadie. Y así y todo, el kirchnerismo resultó la fuerza que mayor cantidad de adhesiones recogió a nivel nacional. En 2009 tanto como en 2011, y ahora no será la excepción, como venimos sosteniendo aquí, el drama resultó el mismo: la ausencia de fuerzas nacionales competitivas alternativas a la del oficialismo.

Hoy Reutemann es prácticamente un ex político, Macrì, Juez y De Narváez van camino a sumarse a esa categoría, Binner comienza a experimentar el mismo dilema que aqueja a los Rodríguez Saá y a De La Sota –no poder ser vencido en su propia provincia, pero tampoco trascender esas fronteras– y los radicales, que hace dos años ya habían perdido su carácter de partido nacional para pasar a ser una federación de gobernadores, han descendido aún más en su rango, por cuanto ahora agrupan sólo algunas intendencias importantes.

Para peor, aquello, la fragmentación de triunfos en mosaico a lo largo y a lo ancho del territorio, fue saludado desde las interpretaciones de la prensa comercial dominante. “Qué bueno que no ganó nadie, todos tienen poquito poder”, se celebró, de manera cínica, perversa, estúpida. El mensaje era obvio: qué bueno que nadie va a ser capaz de efectuar modificaciones sobre las estructuras del poder real, habladas por la crema del periodismo opositor. En efecto, así fue: entre 2009 y 2011 el Congreso nacional no logró sancionar una sola ley. El estado ideal de cosas, la parálisis legislativa de las operaciones del poder institucional sobre el statu quo, el empate conservador.

Ahora bien, eso, que sirvió en una renovación parlamentaria, se reveló incapaz a la hora de la cita presidencial. Y como decíamos hace días, el buen diagnóstico es un insumo esencial a la hora de la práctica política. La suposición respecto de un clima social predominantemente antikirchnerista organizó las estrategias de la última elección general, y se convirtió en el requisito de cualquiera que desease aceptación como integrante del pelotón opositor.

La desigual pelea entre la única fuerza política nacional y sus rivales invertebrados tuvo como corolario lógico inevitable los 37 puntos que separaron a la presidenta CFK de su más inmediato vencido.

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Entonces, ¿qué supone la aparición del intendente de Tigre Sergio Massa y de su Frente Renovador (FR) en la escena grande, a partir de lo estudiado?

Los integrantes del nuevo armado hacen esfuerzos por aparecer como alternativa y no como oposición al Frente para la Victoria. Han existido pronunciamientos a favor de la Asignación Universal por Hijo, del programa de desendeudamiento, de la política de DDHH y de la ley audiovisual. La presencia del intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi, como elemento privilegiado del frente es un indicador en ese sentido, por su muy reciente pertenencia kirchnerista. El límite, dicen, es la re reelección, que nunca ha sido un programa político concreto por fuera de la histeria del Partido Clarín. O el pacto con Irán, que incluso CFK admite que no le cambia la vida a nadie

Sostuvimos, la primera vez que nos referimos a este asunto, que la percepción del establishment es que el FR no es tropa propia, y que por tanto habrá intentos de operación al interior de la novedad. Y así fue: durante la primera semana posterior al anuncio de las candidaturas, cuando se confirmó la candidatura de Massa, han aflorado las presiones a por “manifestaciones concretas”, léase más definidamente opositoras, del jefe comunal de Tigre respecto del kirchnerismo.

Y en menor medida, versiones sobre la posibilidad, a futuro, de un aprovechamiento de esta nueva estructura por parte del intendente porteño Maurizio Macrì, cuya impotencia política es la nota distintiva de la hora, habida cuenta que ha sido incapaz de presentarse en varios distritos. ¿Y por qué Massa, de resultar vencedor, debería compartirlo con quien no es capaz de hacer pie más allá de la General Paz?

El massismo ha decidido incorporar al kirchnerismo, su significancia histórica, como parte de su propuesta. Dicho con crudeza: supone, en caso de derrota del oficialismo, que no habrá deskirchnerización como a partir de 1955 se intentó la desperonización de Argentina a partir del derrocamiento del general Perón, y que es el programa que intenta imponer el Grupo Clarín como condición sine qua non para ser admitido como opositor. Y de otro modo: ofrece un piso distinto de discusión política si se consolida como la opción más fuerte a la del gobierno nacional. Esto es, garantiza la salida fronteras afuera de la disponibilidad electoral de determinadas cuestiones que estuvieron en cuestión durante los últimos años.

Hay expedientes cuya continuidad en el tiempo dejarán de formar parte de la incógnita, y no es cierto que eso ya estuviera claro: abundan expresiones del PRO en contra de la AUH, por caso. Ése es el dato saliente de la aparición del FR, y que genera la incomodidad del resto de las oposiciones para con la novedad. Pero es una necesidad del massismo si, a futuro, quiere pasar de pantalla hacia la competencia nacional, en tanto requerirá de acordar siquiera mínimamente con el kirchnerismo, en tanto único dispositivo de poder consolidado de modo acabado. Contestaron a la jefa del Estado sobre la expresión fin de ciclo, en definitiva; lo que ha sido explícito en boca de Giustozzi.

Para el kirchnerismo, entonces, se tratará, como dijéramos hace tiempo, de convencer acerca de la necesidad de sostener los niveles de conflictividad y tensión con el poder real como clave para la expansión de conquistas como las que ahora encuentra que algunos comparten.

 

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Los mensajes que cuenta una escenografía. La irrupción de Massa, dijimos, reconfigura el piso de la discusión política nacional.

En efecto, una vez que las voces más encumbradas del Frente Renovador (FR) expresaron su acuerdo respecto de expedientes fundamentales del programa de gobierno kirchnerista, la cuestión cambia de rango, y de modo interesante.

Para el Frente para la Victoria, en adelante, el dilema transitará en demostrar por qué es el más indicado para sostener y acelerar rumbos que algunos dicen compartir. Al mismo tiempo, se terminan las dudas sobre la continuidad de políticas como la AUH o el desendeudamiento, tanto como pavadas del tipo de “la CONADEP de la corrupción”, la dictadura y el fin de la propiedad privada en Argentina.

A algo de todo esto parece haber atendido la presidenta CFK, según se desprende de sus palabras durante el acto de presentación de las candidaturas del Frente para la Victoria (FpV). La escenografía se armó en función del destaque de la característica principal que venimos señalando del FpV: su despliegue nacional, amplísimo, ya consolidado, a diferencia de la totalidad de sus competidores. Incluido, claro, Massa. Acompañaron casi todos los gobernadores del peronismo.

Nosotros podemos hacerlo mejor porque esto requiere de un proyecto verdaderamente nacional y somos los únicos que lo tenemos, podría ser el mensaje. El detalle que acompaña esa línea de comportamiento es que implicará la necesidad de abrir el juego mucho más al resto de las expresiones encuadradas en la conducción de CFK a lo largo y a lo ancho del territorio.

Se trata, en definitiva, de cómo encauzar la totalidad de las fuerzas disponibles en función de la disputa más trascendental de las que se avecinan en las urnas para hacer el desnivel.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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16 comentarios en «Kirchnerismo, massismo: la discusión central de la hora»

  1. Algún kirchnerista va a ganar su provincia? Preocupate por eso y también por que los kirchneristas que ganen en sus provincias no sean cuadros impresentables de lo más rancio de este país. Ej: Formosa, Misiones, etc.

  2. Bah, comparar una ilusoria deskirchnerización con la desperonización forzada del ’55 es algo propio de un mal trip de ácido. No sucederá a nivel políticas – dado que hay cosas que deberían tener continuidad – ni a nivel nombres. ¿Cuántos ex-menemistas conversos siguen recorriendo los pasillos de los poderes nacionales, provinciales y municipales al día de hoy, sin ir más lejos?

    Una vez más, el kirchnerismo duro y contracturado se empeña en no comprender que un porcentaje significativo del electorado que no lo quiere votar hoy en día sí reconoce logros en su gestión, más allá de todo, y lo ha votado en el pasado.

    Seguir pensando en términos de exclusión seguramente le cerrará las puertas a algunos perejiles que se comieron cada coma del relato, pero los que respiran política saben – muchos por experiencia propia! – que algo así es altamente improbable.

    1. Tal cual. Habrá «deskirchnerización» así como hubo una retirada de lo que era la cultura menemista, y también quedarán ciertas cosas, claro, porque la cultura no se mueve así como un disco suplanta al otro debajo de la púa.

    2. Ojala haya una desratización de los ñoquis de la Campora. Hay 100.000 pibes que se podrian rajar de la administracion pública, de los cuales hay 2 o 3.000 con altos sueldos, que se podrían prescindir tranquilamente.

  3. cuando se hablo de»sintonia fina»se aludio a la politica.Hoy es necesario aplicarla a la politica,para no caer en las trampas de los frupos que tienen como lideres a Massa o a Scioli.Pero resulta dificil.Hay modorra y cansancio.Ojala que se sacudan en los momentos decisivos.

  4. Don estimado Pablo yo tengo mis dudas que se mantendrán ciertos «fundamentals». No me refiero a la AUH o DDHH pero temitas como el desendeudamiento, inflación, gasto público, tipo de cambio y conexos…. no sabe no constesta. Yo creo que entramos en una etapa de «puesta en valor» y definiciones sobre ciertos pensamientos que, a mi entender, «lagggente» no le presta su debida atención por lo complejo o sensación de lejanía pero que condicionan lo de todos los días

    Saludos

    1. Creo que esos «temitas menores» tienen un grado de inconsistencia muy alto y deberian ser revisados por el equipo saliente antes del 2015.

  5. Un punto especial de su post me resulta especialmente interesante: La relación entre el mal resultado de las elecciones del 2009 -para los k obviamente- y su ventaja del 37% respecto del FAP, segundo en el 2011.- Creo que nuestro sistema electoral favorece este tipo de reacciones y por lo tanto parece una buena herramienta para analizar lo que puede ocurrir en el futuro.- Me refiero, en especial, al «ballotage» o sistema electoral de doble vuelta para elegir al Presidente de la Nación.- Desde 1973 todas nuestras elecciones (salvo la de 1989) preveían el «Ballotage», pese a lo cual jamás llegamos a una 2° vuelta en el ámbito nacional.- En el 2003, esa 2° vuelta debió haber tenido lugar pero se frustró por la rendición anticipada de Menem.- Justamente esa elección del 2003 fue especialmente significativa.- Aunque Menem llegó primero, su derrota era segura en la 2° vuelta, fuera quien fuese el que llegase en segundo lugar.- De hecho llegó Kirchner, pero por muy pocos puntos hubiese podido ser López Murphy nuestro Presidente.- En definitiva, la verdadera contienda era por el 2° puesto, para poder llegar a la 2° vuelta.- En el 2009, la derrota de N.K. frente a De Narváez generó en los anti-k el convencimiento del ocaso definitivo del kirchnerismo.- Nada había que hacer para ganarle a a Nestor/Cristina en el 2011 porque estaban ya derrotados como Menem en el 2003.- Recuerdo las sonrisas y comentarios de M. Grondona con Biolcatti, seguros del derrumbe kirchnerista y el surgimiento de Cobos.- Este convencimiento de los opositores generó que, nuevamente pensaran que la verdadera competencia electoral no era ganarle a Cristina sino lograr el 2° puesto en el 2011 y llegar al ballotage.- Cualquiera que lo hiciera, creían, sería el próximo Presidente al juntar todos los votos opositores en la 2° vuelta.- Los opositores jugaron por ello por completo divididos, peleando el uno contra el otro y perdieron por escándalo en la 1° vuelta.- Blanca Nieves y los 7 enanitos.- En el 2013 tenemos una nueva elección de medio término.- Se renuevan diputados y senadores, pero no la Presidencia de la Nación.- Este escenario debiera razonablemente resultar menos favorables al oficialismo K que lo ocurrido en el 2011.- En primer lugar porque es muy difícil repetir un 54%.- Pero además porque el elector tiene a dispersar su voto y castigar más a los oficialismos en las elecciones de medio término.- Una cosa es votar algunos diputados de la oposición y otra muy distinta a un Presidente de la oposición.- Es más que posible que en las elecciones de octubre todos puedan pretender haber ganado.- Massa si le gana a Insaurralde.- Michetti si le gana a Filmus.- Binner si le gana a Obeid.- El kirchnerismo si obtiene más bancas de diputados o senadores (o al menos logra conservar el quorum).- Lo que me pregunto es si un resultado más desfavorable para el kirchnerismo en el 2013, no pudiera reiterar en la oposición el convencimiento de que ya ganaron el 2015 y que la competencia pasa de nuevo a ser quien saldrá 2° en las presidenciales del 2015 para llegar al ballotage y derrotar así al kirchnerismo de una vez.- En definitiva un éxito relativo en el 2013 bien pudiera estimular a los enanitos a combatirse entre sí, beneficiando en definitiva a Blanca Nieves.- Saludos.-

    1. Hasta donde todos sabemos, en el 2015 Blanca Nieves da un paso al costado, y representante que sume adeptos o que perfile no tiene.

    2. La única forma de intentar repetir el escenario del 2011, es poner de candidato a un Kirchner (Máximo?) como garantia de continuidad y que Cristina se muera unos meses antes de las elecciones.

      1. Bué, si les sirve de consuelo (porque como análisis más bien no) pensar que el 54% se logró por un fallecimiento y no por lo que había pasado desde 8 años antes… En fin… Cuando tengan alguna idea avisen ¿eh?

    1. y no se, en algun momento se consumen los stocks (publicos y privados) y los flujos ajustan algun tipo de correlato entre nivel de vida y productividad. El programa K estrella de 2014 va a ser «no alcanza para tod@s»

  6. esta por verse.Hasta me auerdo del inefabla Alvaro Alsogaray que decia que la Argentina es como un barco al que todos quieren hundir pero sigue a flote…

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