Hugo Moyano volvió a fracasar con un paro.
Se le ha hecho costumbre desde que emigró de las filas kirchneristas, su acto del último 8 de julio batió récords de inasistencia, y su impacto general como huelga fue menos que escaso. Profundizó, así, Moyano, su testimonialidad, que ya era de rango raquítico.
Para peor, en el colmo de su desenfreno terminó embistiendo contra los planes sociales del kirchnerismo, que alguna vez calificó de revolucionarios. Mudó, así, ya no sólo de oficialista a opositor, también a prédica de neto corte gorila.
Moyano pasó a jugar, desde reelecta la presidenta CFK, un partido ajeno y aún contradictorio al plexo de intereses que conduce, cuya dinámica, por ende, y con toda lógica, no es capaz de gobernar. El rol que le cabía allí era el de sustento callejero de una propuesta adversa al gobierno nacional, plantando además una paradoja al programa del oficialismo: el elemento sindical, se supone, figura entre sus beneficiarios.
Eso estaba atado a una única condición: conservar capacidad de daño. No fue así. Y entonces por eso le tocará, en adelante, no más que aportar a la fiscalización de las urnas para la candidatura de Francisco De Narváez. Apostó a trascender políticamente y perdió hasta su vitalidad en el terreno gremial.
La foto de una media Plaza de Mayo semi vacía es la de la derrota política contundente a la que Moyano condenó a sus representados. Demasiado para tan poco. Una pena.
Triste, solitario y final. Es el destino de los traidores.
http://www.larazon.com.ar/actualidad/camioneros-terminaron-hospital-quedar-abotonados_0_477000118.html
Es que los camioneros tienen mejores cosas que hacer en un fin de semana largo. Al final la «dignidad mensual» que les entrego Moyano le jugo en contra. Un ejercito extorsionador como el que habia formado Moyano requiere disciplina y nadie obedece si no hay riesgo.