Acuerdo YPF – Chevron
Jueves 18 de Julio de 2013 19:46
La medida fue cuestionada por distintos sectores y entendida como un acto de incongruencia en relación a la nacionalización de YPF del año pasado. Sin embargo, lo acordado ratifica el rumbo trazado por el gobierno en la materia: lograr el autoabastecimiento hidrocarburífero
Sería desconocer las realidades suponer que está todavía en nuestras manos recuperar, en las regiones en que han sido enajenadas, la posesión de esas riquezas, o asumir el cuidado de su explotación en las jurisdicciones sujetas a Compañías extrañas. En realidad, sólo queda en algunas zonas el derecho a la opción entre el trust norteamericano o el trust británico. (Manuel Ugarte “La Patria Grande”)
Por Horacio Bustingorry I YPF y Chevron rubricaron el acuerdo definitivo para explotar el área General Enrique Mosconi (yacimientos Loma Campana y Loma La Lata) en la formación Vaca Muerta. La medida fue cuestionada por distintos sectores y entendida como un acto de incongruencia en relación a la nacionalización de YPF del año pasado. Sin embargo, lo acordado ratifica el rumbo trazado por el gobierno en la materia: lograr el autoabastecimiento hidrocarburífero
El acuerdo implica un desembolso inicial de Chevron de U$S 1240 millones para la primera fase. Sumado a la inversión ya realizada por YPF, el aporte de Chevron totaliza alrededor de 1500 millones de dólares. En la segunda etapa del proyecto se requerirá la perforación de más de 1500 pozos adicionales hasta alcanzar, en 2017, una producción de 50 mil barriles de petróleo y 3 millones de metros cúbicos de gas natural asociado por día. Una vez que finalice este programa piloto, ambas compañías podrían continuar con el desarrollo total del Cluster Enrique Mosconi.
Las metas del acuerdo no introducen demasiadas novedades en relación al primer entendimiento que celebraron ambas compañías. Lo interesante es que los dos puntos que habíamos señalado como más sensibles y problemáticos (el giro de divisas y la disponibilidad de lo extraído) fueron resueltos correctamente a través del Decreto 929. La normativa establece un “Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos”.
En el Capítulo II, artículo 3°, se estipulan los requisitos y condiciones para acceder a los beneficios del programa. Sólo estarán incluidas las empresas que realicen una inversión directa de mil millones de dólares en los primeros cinco años de iniciado el proyecto. En cuanto a las ventajas para los beneficiarios del régimen, el Capítulo III, artículo 6° habilita comercializar en el mercado externo el 20% de la producción de hidrocarburos líquidos y gaseosos, sin cobro de retenciones. La medida es inteligente porque apunta a incentivar inversiones de alto valor, otorgando grandes ventajas, pero acotadas a un porcentaje menor del total de la producción. De esa manera se garantiza la puesta en producción de los yacimientos sin permitir el saqueo.
En ese mismo sentido el artículo 7° otorga una ventaja adicional. En caso de que la producción para el mercado interno no esté asegurada, las empresas comprendidas en este régimen podrán -al quinto año de realizada la inversión- vender en el mercado local a precio internacional. Por ese camino se otorga un mecanismo compensatorio para cumplir las metas de autoabastecimiento a la vez que se prioriza las necesidades del mercado interno.
Una vez analizado el acuerdo y su marco regulatorio corresponde disipar algunos equívocos:
– A contramano de lo que piensa la derecha liberal es posible atraer inversiones a través de un marco regulatorio fuertemente intervencionista,
– Es necesario recalcar dicho carácter porque el oportunismo esquizofrénico de todo el arco opositor y la incorrecta lectura de algunas organizaciones compañeras como Quebracho o la 17 de Agosto, instalaron la idea de que el acuerdo constituye una entrega,
– En ese sentido son ridículas y sin ningún asidero las críticas al acuerdo inspiradas en el slogan de TN “de Repsol a Chevron”,
– En el primer caso la empresa española tenía la mayoría del capital accionario de YPF. Por el contrario este acuerdo no cede un ápice del 51% en manos del Estado nacional y las Provincias,
– El acuerdo es para explotar una sola área, sin que Chevron tenga participación en el resto de yacimientos que YPF tiene concesionados a lo largo y ancho del país,
– Tampoco se ven afectados las tres refinerías propiedad de YPF, el conjunto de las estaciones de servicios a su nombre y el resto de sus activos,
– Es decir, no estamos ante un traspaso de dueños, o una reprivatización como sostiene el petardismo de la izquierda trotskista, sino ante un simple acuerdo acotado a un área específica, en la cual Chevron actuará como socio estratégico,
– La necesidad de la empresa norteamericana responde a la experiencia en el manejo de tecnología y know how de pozos no convencionales,
– Países como Bolivia y Venezuela, muchos más radicalizadas en sus políticas hidrocarburíferas, también han rubricado acuerdos similares,
– En relación a estos países es necesario volver sobre un tópico que hemos planteado en otros artículos: A diferencia de Bolivia y Venezuela, Argentina no explota el petróleo y el gas para la obtención de renta sino que los engloba como un insumo industrial más,
– En ese sentido el objetivo de la política hidrocarburífera no es obtener recursos para la distribución de la riqueza, sino proveer energía barata para el desarrollo industrial,
– Por intentar sumar en pos de ese objetivo, el acuerdo con Chevron es un paso más hacia la soberanía hidrocarburífera.
Jueves 18 de Julio de 2013 19:46
La medida fue cuestionada por distintos sectores y entendida como un acto de incongruencia en relación a la nacionalización de YPF del año pasado. Sin embargo, lo acordado ratifica el rumbo trazado por el gobierno en la materia: lograr el autoabastecimiento hidrocarburífero
Sería desconocer las realidades suponer que está todavía en nuestras manos recuperar, en las regiones en que han sido enajenadas, la posesión de esas riquezas, o asumir el cuidado de su explotación en las jurisdicciones sujetas a Compañías extrañas. En realidad, sólo queda en algunas zonas el derecho a la opción entre el trust norteamericano o el trust británico. (Manuel Ugarte “La Patria Grande”)
Por Horacio Bustingorry I YPF y Chevron rubricaron el acuerdo definitivo para explotar el área General Enrique Mosconi (yacimientos Loma Campana y Loma La Lata) en la formación Vaca Muerta. La medida fue cuestionada por distintos sectores y entendida como un acto de incongruencia en relación a la nacionalización de YPF del año pasado. Sin embargo, lo acordado ratifica el rumbo trazado por el gobierno en la materia: lograr el autoabastecimiento hidrocarburífero
El acuerdo implica un desembolso inicial de Chevron de U$S 1240 millones para la primera fase. Sumado a la inversión ya realizada por YPF, el aporte de Chevron totaliza alrededor de 1500 millones de dólares. En la segunda etapa del proyecto se requerirá la perforación de más de 1500 pozos adicionales hasta alcanzar, en 2017, una producción de 50 mil barriles de petróleo y 3 millones de metros cúbicos de gas natural asociado por día. Una vez que finalice este programa piloto, ambas compañías podrían continuar con el desarrollo total del Cluster Enrique Mosconi.
Las metas del acuerdo no introducen demasiadas novedades en relación al primer entendimiento que celebraron ambas compañías. Lo interesante es que los dos puntos que habíamos señalado como más sensibles y problemáticos (el giro de divisas y la disponibilidad de lo extraído) fueron resueltos correctamente a través del Decreto 929. La normativa establece un “Régimen de Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos”.
En el Capítulo II, artículo 3°, se estipulan los requisitos y condiciones para acceder a los beneficios del programa. Sólo estarán incluidas las empresas que realicen una inversión directa de mil millones de dólares en los primeros cinco años de iniciado el proyecto. En cuanto a las ventajas para los beneficiarios del régimen, el Capítulo III, artículo 6° habilita comercializar en el mercado externo el 20% de la producción de hidrocarburos líquidos y gaseosos, sin cobro de retenciones. La medida es inteligente porque apunta a incentivar inversiones de alto valor, otorgando grandes ventajas, pero acotadas a un porcentaje menor del total de la producción. De esa manera se garantiza la puesta en producción de los yacimientos sin permitir el saqueo.
En ese mismo sentido el artículo 7° otorga una ventaja adicional. En caso de que la producción para el mercado interno no esté asegurada, las empresas comprendidas en este régimen podrán -al quinto año de realizada la inversión- vender en el mercado local a precio internacional. Por ese camino se otorga un mecanismo compensatorio para cumplir las metas de autoabastecimiento a la vez que se prioriza las necesidades del mercado interno.
Una vez analizado el acuerdo y su marco regulatorio corresponde disipar algunos equívocos:
– A contramano de lo que piensa la derecha liberal es posible atraer inversiones a través de un marco regulatorio fuertemente intervencionista,
– Es necesario recalcar dicho carácter porque el oportunismo esquizofrénico de todo el arco opositor y la incorrecta lectura de algunas organizaciones compañeras como Quebracho o la 17 de Agosto, instalaron la idea de que el acuerdo constituye una entrega,
– En ese sentido son ridículas y sin ningún asidero las críticas al acuerdo inspiradas en el slogan de TN “de Repsol a Chevron”,
– En el primer caso la empresa española tenía la mayoría del capital accionario de YPF. Por el contrario este acuerdo no cede un ápice del 51% en manos del Estado nacional y las Provincias,
– El acuerdo es para explotar una sola área, sin que Chevron tenga participación en el resto de yacimientos que YPF tiene concesionados a lo largo y ancho del país,
– Tampoco se ven afectados las tres refinerías propiedad de YPF, el conjunto de las estaciones de servicios a su nombre y el resto de sus activos,
– Es decir, no estamos ante un traspaso de dueños, o una reprivatización como sostiene el petardismo de la izquierda trotskista, sino ante un simple acuerdo acotado a un área específica, en la cual Chevron actuará como socio estratégico,
– La necesidad de la empresa norteamericana responde a la experiencia en el manejo de tecnología y know how de pozos no convencionales,
– Países como Bolivia y Venezuela, muchos más radicalizadas en sus políticas hidrocarburíferas, también han rubricado acuerdos similares,
– En relación a estos países es necesario volver sobre un tópico que hemos planteado en otros artículos: A diferencia de Bolivia y Venezuela, Argentina no explota el petróleo y el gas para la obtención de renta sino que los engloba como un insumo industrial más,
– En ese sentido el objetivo de la política hidrocarburífera no es obtener recursos para la distribución de la riqueza, sino proveer energía barata para el desarrollo industrial,
– Por intentar sumar en pos de ese objetivo, el acuerdo con Chevron es un paso más hacia la soberanía hidrocarburífera.