En plena campaña electoral, una de las pocas banderas que oficialistas y opositores parecerían estar compartiendo es la de gravar con Ganancias la renta financiera. En los bancos, no obstante, la propuesta genera gran preocupación, sobre todo, por el timing , dado que el crecimiento de los depósitos viene desacelerándose con fuerza en lo que va del año por el impacto de la inflación y las expectativas de devaluación.
La mayoría de los proyectos que llegaron al Congreso -hay por lo menos una quincena desde 2009- incluyen las ganancias que se obtienen por la compraventa de activos financieros -acciones, bonos y otros títulos- y por los intereses cobrados de plazos fijos. Todas las empresas ya pagan el impuesto, por lo que la reforma aplicaría exclusivamente a individuos. «La gravabilidad de los intereses de los depósitos bancarios y de otros rendimientos resulta ser un tema más controversial y complejo de analizar», opina Andrés Edelstein, socio de PwC. «Si bien no parecieran existir reparos de significación para que los plazos fijos pudieran quedar sujetos a imposición, los efectos colaterales de la medida de este tipo podrían ser sumamente adversos», advierte el especialista, para quien, sin embargo, no hay fundamentos para no gravar las ganancias que surjan de operaciones bursátiles.
Mientras que el crédito privado creció 14% en el año, los depósitos, que son el combustible para los préstamos, avanzaron apenas 11%, según el Banco Central (BCRA). El menor crecimiento de los plazos fijos se acentuó con la escalada del dólar paralelo, por lo que en la City temen que la aplicación de un nuevo impuesto profundice la tendencia o se traduzca en una suba de las tasas de interés, lo que también se traduciría tarde o temprano al crédito.
Asimismo, advierten, de los 1,4 millones de ahorristas que tienen plazos fijos, sólo 78.000 tienen colocaciones que superan los $ 300.000 (monto que, según uno de los proyectos presentados por el oficialismo, serviría para determinar quiénes pagan el impuesto). No obstante, si se estableciera un monto fijo para determinar la base imponible, la inflación haría que, tarde o temprano, la mayoría de los individuos termine pagando el impuesto.
«Siempre hemos cuestionado que la renta financiera estuviera exenta del pago de Ganancias. Pero creemos pertinente hacer un par de salvedades -señala un informe de la consultora Federico Muñoz & Asociados-. En primer lugar, que si no se considera la inflación, gravar con Ganancias a los intereses nominales que rinde un plazo fijo implicará gravar una pérdida, por cortesía de las tasas de interés fuertemente negativas. En segundo lugar, cabe preguntarse si la presión tributaria no ha aumentado ya de manera desmesurada.»
De acuerdo con un estudio que circula en el sector financiero, si se gravara sólo a los depositantes con más de $ 300.000 en el banco, se recaudarían apenas $ 2155 millones, o 1,6% de lo que ingresa en el año por Ganancias. «La recaudación es baja, y el costo, alto. Gravar otra actividad sólo con el objetivo de juntar la plata para subir el mínimo no imponible de Ganancias es seguir con un sistema tributario que sólo prioriza la recaudación», opina Nadin Argañaraz, de Iaraf. «No he visto un análisis detallado del costo fiscal completo de gravar la renta financiera, que es lo que debiera hacerse con cualquier impuesto. Hay que ver si genera mayor equidad. Para volver a una situación como la de 2001, deberían subir en un 33% el mínimo no imponible de Ganancias y modificar los tramos de la escala en un 670%», ilustró. .
La mayoría de los proyectos que llegaron al Congreso -hay por lo menos una quincena desde 2009- incluyen las ganancias que se obtienen por la compraventa de activos financieros -acciones, bonos y otros títulos- y por los intereses cobrados de plazos fijos. Todas las empresas ya pagan el impuesto, por lo que la reforma aplicaría exclusivamente a individuos. «La gravabilidad de los intereses de los depósitos bancarios y de otros rendimientos resulta ser un tema más controversial y complejo de analizar», opina Andrés Edelstein, socio de PwC. «Si bien no parecieran existir reparos de significación para que los plazos fijos pudieran quedar sujetos a imposición, los efectos colaterales de la medida de este tipo podrían ser sumamente adversos», advierte el especialista, para quien, sin embargo, no hay fundamentos para no gravar las ganancias que surjan de operaciones bursátiles.
Mientras que el crédito privado creció 14% en el año, los depósitos, que son el combustible para los préstamos, avanzaron apenas 11%, según el Banco Central (BCRA). El menor crecimiento de los plazos fijos se acentuó con la escalada del dólar paralelo, por lo que en la City temen que la aplicación de un nuevo impuesto profundice la tendencia o se traduzca en una suba de las tasas de interés, lo que también se traduciría tarde o temprano al crédito.
Asimismo, advierten, de los 1,4 millones de ahorristas que tienen plazos fijos, sólo 78.000 tienen colocaciones que superan los $ 300.000 (monto que, según uno de los proyectos presentados por el oficialismo, serviría para determinar quiénes pagan el impuesto). No obstante, si se estableciera un monto fijo para determinar la base imponible, la inflación haría que, tarde o temprano, la mayoría de los individuos termine pagando el impuesto.
«Siempre hemos cuestionado que la renta financiera estuviera exenta del pago de Ganancias. Pero creemos pertinente hacer un par de salvedades -señala un informe de la consultora Federico Muñoz & Asociados-. En primer lugar, que si no se considera la inflación, gravar con Ganancias a los intereses nominales que rinde un plazo fijo implicará gravar una pérdida, por cortesía de las tasas de interés fuertemente negativas. En segundo lugar, cabe preguntarse si la presión tributaria no ha aumentado ya de manera desmesurada.»
De acuerdo con un estudio que circula en el sector financiero, si se gravara sólo a los depositantes con más de $ 300.000 en el banco, se recaudarían apenas $ 2155 millones, o 1,6% de lo que ingresa en el año por Ganancias. «La recaudación es baja, y el costo, alto. Gravar otra actividad sólo con el objetivo de juntar la plata para subir el mínimo no imponible de Ganancias es seguir con un sistema tributario que sólo prioriza la recaudación», opina Nadin Argañaraz, de Iaraf. «No he visto un análisis detallado del costo fiscal completo de gravar la renta financiera, que es lo que debiera hacerse con cualquier impuesto. Hay que ver si genera mayor equidad. Para volver a una situación como la de 2001, deberían subir en un 33% el mínimo no imponible de Ganancias y modificar los tramos de la escala en un 670%», ilustró. .