Hasta el momento, un sutil e implícito descentramiento vino jugando a favor del Gobierno. Ha tenido trato con el vacío y la plenitud, ha surgido de un vértigo y creó una institucionalidad movediza que puso sobre la arena política debates cruciales sobre la historia colectiva. Sale machucado de esta jornada, pero su compleja respiración sigue viva. No es anticapitalista, pero no todos los procapitalistas caben en él. Verdaderamente, el verdadero capitalismo globalizado no desea que prosiga. No es antirrepublicano, pues sus actos, que proyectan reformas institucionales o leyes avanzadas, se someten al debate parlamentario y al juego democrático general. No obstante, sus impulsos reformistas son pretextos variados para la crítica de un neorrepublicanismo que a veces siente estar frente a una dictadura. Tampoco el Gobierno es enteramente peronista: si buena parte del peronismo cabe en él, no todo el kirchnerismo cabe en el peronismo. ¿Y el peronismo? Visto desde su propia complacencia, está escindido para siempre, aunque conserva el mismo nombre. Hay en su interior el dilema de origen: o su memoria da paso a otros rumbos o se instala en su ocaso litúrgico.
El Gobierno no es contrario a las inversiones extranjeras, pero buena parte de su adversarios lo acusan de ahuyentarlas, lo que hace sospechar la paradoja de que cuando lo critican por verlo contrario a tales inversiones es por su tendencia nacionalizadora, que sin dejar de ser genuina, no se realiza en la época de Scalabrini Ortiz sino en la de los fondos buitre. El Gobierno gobierna en la dificultad, no en el auge. ¿No lo sabíamos?
No menosprecia cierto privilegio hacia el revisionismo histórico, pero reivindica a los principales héroes de la Ilustración argentina, no desdeña a Sarmiento ni a Lisandro de la Torre, e incluye un saludo explícito a la reforma universitaria de 1918. Mientras al peronismo más estricto le gusta recordar que la gratuidad de la enseñanza universitaria explícita viene de Perón, la Presidenta puede saludar este hecho de naturaleza democratizadora en lo económico, aunque acentúa la historia democratizadora esencial. ¿Cuál es? Que ese reformismo universitario progresista es el que ocurre en la conciencia institucional universitaria, en el corazón de los saberes humanísticos. Precisamente en aquel año en que Deodoro Roca, el último gran hombre de la gran Ilustración argentina, escribe el Manifiesto Liminar. Hay que saberlo.
Como nunca, dado el carácter repentino o su gusto por lo flagrante, los actos más diversos del kirchnerismo hicieron surgir a la luz las afecciones más profundas, las motivaciones primarias, las oscuras incitaciones del país, a veces encerradas en memorias lejanas de las encrucijadas nacionales. En el marco de una campaña adversa que, recurriendo a poderosos thrillers, género truculento que procura altos resultados emocionales, asoció al Gobierno a espantables corrupciones que taponaban toda discusión posible. Inclusive impedía la propia discusión más precisa sobre la corrupción. Puede comprobarse que a pesar de tales campañas, que hacen de la política un mundo espeluznante y patibulario, la elección realizada por el Gobierno fue su momento de mengua, pero de digna resistencia ante tales ataques.
Más que multipartidarias, esas arremetidas lanzaban sus flechas desde una condensación mediática inusitada. Se atacó al Gobierno bajo la hegemonía de la injuria fácil, arma conservadora por excelencia. Los resultados electorales dicen que el Gobierno resistió como pudo la tensión en sus ciudadelas. Si los resultados que obtuvo no son ni espectaculares ni lo desobligan de mayores compromisos explicativos, le trazan ahora un horizonte donde deben convivir con reorientaciones y reflexiones más exigentes. Exámenes internos, rigores analíticos mayores, son sin duda lo que el momento aconseja. ¿No lo sabíamos? Hay que saberlo.
Descartemos dos visiones extremas. Se equivocan quienes suponen que hay un aparato estatal que tiene efectos coercitivos sobre el voto el viejo espectro del clientelismo, como quienes también digan que los aparatos comunicacionales hayan llenado de comidilla servil a la oposición. Es obvio que eso existe, son elementos de cuya abstención no puede jactarse ninguna elección. Pero para comenzar a hablar, no vale ya decir lo obvio. El voto como entidad colectiva es lo que se sabe a sí mismo como señal de validez, es lo ya dado, no como operación espuria. Existió la voz gubernamental, y la otra voz. La frase la patria es el Otro adquiere ahora su verdadera dramaticidad. Lo sabíamos.
Pero es necesario decir también que hubo varias campañas. La de los partidos, coaliciones, ligámenes personales. Y la otra campaña, hecha por los karatekas de las sombras, alegres comediantes de individualismo posesivo, que sin duda tuvo grandes efectos. Se basaron y a la vez crearon un tipo de elector desideologizado, que convive con la inmediatez de tiempos quebradizos y en donde la mundialización de los gustos y formas de vida ejerce un mandato de condena, en términos de sumisión y pobreza, sobre millones de personas en todo el mundo. Vivimos bajo nuevas formas de vigilancia, consumo, simbolizaciones sumarias pero efectivas en la creación de estilos políticos bajo dominios tecnológicos que implícitamente definen la cantidad de hombres y mujeres que serán marginados o víctimas del hambre y la inanición. De nada de esto saben Massa o Macri, pero desde ya deben demostrar querer saber más de esto los que hayan dicho que escucharon flamear antiguas y nuevas banderas populares.
Es un lugar común admitir los errores sin decir cuáles son, pero en la raíz de la situación vemos un gobierno que cosecha un caudal mediano de votos aun siendo la primera fuerza nacional y manteniendo quórum propio en las cámaras, y que no merma ante los electores por sus deficiencias, sino por lo que largamente ha insinuado, su reformismo atrevido y no sus dimisiones. Porque hay un supremo error en todas las fuerzas políticas de nuestros países. La poca atención que se presta a las nuevas configuraciones de dominio, el mando mundial, que tiene las más oscuras zonas de disputa, que afectan los viejos legados democráticos, que adoptan la imposibilidad de detener guerras latentes, provocándolas. Larvadas o intermitentes, lanzando operaciones bélicas de todo tipo. Mantener las instituciones democráticas es vital; tan vital que solo se lo hace yendo a la cepa última de esta situación, esta estructura de escasez que propone el mundo capitalista real para las clases populares, y no tanto una fenomenología social válida seguridad, inflación, corrupción, temas que cuando las izquierdas populares no toman adecuadamente, están más fácilmente disponibles para que los nuevos conservadores se apropien de ellos, porque ellos no son ni quieren ser sino eso.
Todas las nociones colectivas, lo social como signo emancipador, están en riesgo. Países donde se ha avanzado en esos conceptos finalmente culturales sin abandonar desarrollos productivos que no afecten el destino de la humanidad, lo humano mismo, son precisamente los países cercados por nuevas alianzas estratégicas como la del Pacífico y decisiones de agencias secretas que repentinamente ven un objetivo militar en el avión de Evo Morales. Son coacciones que fuerzan a la clase política mundial, inclusive a la que en el pasado mostró aspectos que podrían llamarse progresistas, o tercermundistas, o de liberación social, a convertirse en el programa del liberalismo obligatorio, que ya nada tiene que ver con herencias venerables del siglo XVIII. Ahora es un liberalismo que puede no aludir a invasiones, bombardeos, confiscación de embarcaciones, administraciones de la usura mundial que tiene a su servicio cortes supremas, aviones militares no tripulados, pero aparece como su complemento. Apéndice que en su mejor nivel es medroso y en su peor nivel es oportunista y pusilánime. Ese neoliberalismo se apresta a volver, alimentado por afluentes sombríos, que algunos conocen bien, otros no aciertan a detectar, aunque pronuncien muchas veces palabras superficialmente adecuadas. Lo sabíamos. Es tiempo de auscultar lo que somos, interpretar con agudeza los nuevos horizontes de justicia y rehacernos en el acoso.
El Gobierno no es contrario a las inversiones extranjeras, pero buena parte de su adversarios lo acusan de ahuyentarlas, lo que hace sospechar la paradoja de que cuando lo critican por verlo contrario a tales inversiones es por su tendencia nacionalizadora, que sin dejar de ser genuina, no se realiza en la época de Scalabrini Ortiz sino en la de los fondos buitre. El Gobierno gobierna en la dificultad, no en el auge. ¿No lo sabíamos?
No menosprecia cierto privilegio hacia el revisionismo histórico, pero reivindica a los principales héroes de la Ilustración argentina, no desdeña a Sarmiento ni a Lisandro de la Torre, e incluye un saludo explícito a la reforma universitaria de 1918. Mientras al peronismo más estricto le gusta recordar que la gratuidad de la enseñanza universitaria explícita viene de Perón, la Presidenta puede saludar este hecho de naturaleza democratizadora en lo económico, aunque acentúa la historia democratizadora esencial. ¿Cuál es? Que ese reformismo universitario progresista es el que ocurre en la conciencia institucional universitaria, en el corazón de los saberes humanísticos. Precisamente en aquel año en que Deodoro Roca, el último gran hombre de la gran Ilustración argentina, escribe el Manifiesto Liminar. Hay que saberlo.
Como nunca, dado el carácter repentino o su gusto por lo flagrante, los actos más diversos del kirchnerismo hicieron surgir a la luz las afecciones más profundas, las motivaciones primarias, las oscuras incitaciones del país, a veces encerradas en memorias lejanas de las encrucijadas nacionales. En el marco de una campaña adversa que, recurriendo a poderosos thrillers, género truculento que procura altos resultados emocionales, asoció al Gobierno a espantables corrupciones que taponaban toda discusión posible. Inclusive impedía la propia discusión más precisa sobre la corrupción. Puede comprobarse que a pesar de tales campañas, que hacen de la política un mundo espeluznante y patibulario, la elección realizada por el Gobierno fue su momento de mengua, pero de digna resistencia ante tales ataques.
Más que multipartidarias, esas arremetidas lanzaban sus flechas desde una condensación mediática inusitada. Se atacó al Gobierno bajo la hegemonía de la injuria fácil, arma conservadora por excelencia. Los resultados electorales dicen que el Gobierno resistió como pudo la tensión en sus ciudadelas. Si los resultados que obtuvo no son ni espectaculares ni lo desobligan de mayores compromisos explicativos, le trazan ahora un horizonte donde deben convivir con reorientaciones y reflexiones más exigentes. Exámenes internos, rigores analíticos mayores, son sin duda lo que el momento aconseja. ¿No lo sabíamos? Hay que saberlo.
Descartemos dos visiones extremas. Se equivocan quienes suponen que hay un aparato estatal que tiene efectos coercitivos sobre el voto el viejo espectro del clientelismo, como quienes también digan que los aparatos comunicacionales hayan llenado de comidilla servil a la oposición. Es obvio que eso existe, son elementos de cuya abstención no puede jactarse ninguna elección. Pero para comenzar a hablar, no vale ya decir lo obvio. El voto como entidad colectiva es lo que se sabe a sí mismo como señal de validez, es lo ya dado, no como operación espuria. Existió la voz gubernamental, y la otra voz. La frase la patria es el Otro adquiere ahora su verdadera dramaticidad. Lo sabíamos.
Pero es necesario decir también que hubo varias campañas. La de los partidos, coaliciones, ligámenes personales. Y la otra campaña, hecha por los karatekas de las sombras, alegres comediantes de individualismo posesivo, que sin duda tuvo grandes efectos. Se basaron y a la vez crearon un tipo de elector desideologizado, que convive con la inmediatez de tiempos quebradizos y en donde la mundialización de los gustos y formas de vida ejerce un mandato de condena, en términos de sumisión y pobreza, sobre millones de personas en todo el mundo. Vivimos bajo nuevas formas de vigilancia, consumo, simbolizaciones sumarias pero efectivas en la creación de estilos políticos bajo dominios tecnológicos que implícitamente definen la cantidad de hombres y mujeres que serán marginados o víctimas del hambre y la inanición. De nada de esto saben Massa o Macri, pero desde ya deben demostrar querer saber más de esto los que hayan dicho que escucharon flamear antiguas y nuevas banderas populares.
Es un lugar común admitir los errores sin decir cuáles son, pero en la raíz de la situación vemos un gobierno que cosecha un caudal mediano de votos aun siendo la primera fuerza nacional y manteniendo quórum propio en las cámaras, y que no merma ante los electores por sus deficiencias, sino por lo que largamente ha insinuado, su reformismo atrevido y no sus dimisiones. Porque hay un supremo error en todas las fuerzas políticas de nuestros países. La poca atención que se presta a las nuevas configuraciones de dominio, el mando mundial, que tiene las más oscuras zonas de disputa, que afectan los viejos legados democráticos, que adoptan la imposibilidad de detener guerras latentes, provocándolas. Larvadas o intermitentes, lanzando operaciones bélicas de todo tipo. Mantener las instituciones democráticas es vital; tan vital que solo se lo hace yendo a la cepa última de esta situación, esta estructura de escasez que propone el mundo capitalista real para las clases populares, y no tanto una fenomenología social válida seguridad, inflación, corrupción, temas que cuando las izquierdas populares no toman adecuadamente, están más fácilmente disponibles para que los nuevos conservadores se apropien de ellos, porque ellos no son ni quieren ser sino eso.
Todas las nociones colectivas, lo social como signo emancipador, están en riesgo. Países donde se ha avanzado en esos conceptos finalmente culturales sin abandonar desarrollos productivos que no afecten el destino de la humanidad, lo humano mismo, son precisamente los países cercados por nuevas alianzas estratégicas como la del Pacífico y decisiones de agencias secretas que repentinamente ven un objetivo militar en el avión de Evo Morales. Son coacciones que fuerzan a la clase política mundial, inclusive a la que en el pasado mostró aspectos que podrían llamarse progresistas, o tercermundistas, o de liberación social, a convertirse en el programa del liberalismo obligatorio, que ya nada tiene que ver con herencias venerables del siglo XVIII. Ahora es un liberalismo que puede no aludir a invasiones, bombardeos, confiscación de embarcaciones, administraciones de la usura mundial que tiene a su servicio cortes supremas, aviones militares no tripulados, pero aparece como su complemento. Apéndice que en su mejor nivel es medroso y en su peor nivel es oportunista y pusilánime. Ese neoliberalismo se apresta a volver, alimentado por afluentes sombríos, que algunos conocen bien, otros no aciertan a detectar, aunque pronuncien muchas veces palabras superficialmente adecuadas. Lo sabíamos. Es tiempo de auscultar lo que somos, interpretar con agudeza los nuevos horizontes de justicia y rehacernos en el acoso.
Una discrepancia con este excelente articulo: denunciar la incidencia de los aparatos comunicacionales no es «ya decir lo obvio». La consciencia colectiva sobre la desinformacion masiva todavia esta en sus primeros pasos.
Mientras no vuelvan a usar los ejercitos, la campaña mediatica permanente seguira siendo su principal instrumento -junto a la inflacion provocada por los «formadores de precios». Hay que enfocarse y animarse en estas dos areas.
Si, todo el mundo es imbecil,robotico y golpista, incapaz de pensar por si mismo, sugestionable por medios podridos. Salvo los kirchneristas, por supuesto.
Viendo los malabarismos de P12 hoy (y todos los dias) para tratar que lo podrido huela a rosas, hay que tener cara de piedra para hablar de campañas mediaticas
«todo el mundo es imbecil,robotico y golpista»
Y no se si todo el mundo pero vo’… como buen espalda plateada con el otro de abajo, Dio’ los cría y AP los amontona
¿Salen a revolotear los cuervos en verano?
Bastaba ver un kiosco de capital para ver al menos la mitad de los diarios anunciando que «el oficialismo se ratifica como primera fuerza». El problema es que esos diarios no se venden. Compran la radio nro 1, echan a una figura, y se convierte en el record de audiencia. Ya van a tener que entender que no es el medio el que moldea la opinión pública, sino que es la opinión pública la que en general elige al medio.
Con menos medios a favor, sacaron el 54% en 2011. Ahora, con más apoyo, sacaron el 25%. Si querés correlacionar, te da negativo.
la derechizacion de nuestra sociedad que me temia se evidencio ayer.Las napas subterraneas del catolicismo,militarismo y nacionalismo de mala leche,xenofobo,discriminatorio,siguen influyendo en nuestra mentalidad.Y quien diga que no hubo campaña mediatica es porque se crio dentro de ella y nunca miro la cosa desde afuera porque no es capaz de soponerse o por odios adquiridos e incorpoados vaya saber por que.Mas los errores del gobierno.
Como, Isabel, ahora ser xenofobo es malo? No lo pareceria, por lo que se dice en tanto comentario aqui.
Podrias aclarar cuales son ‘los errores del gobierno’ para vos?
Guillermo, nos podrías comentar a quien votaste?
Sino es fácil criticar sin blanquear de donde se viene.
Saludos.
Julieta, si estuvieramos hablando de fertilizacion in vitro, sus meritos o desventajas, no necesitaria preguntarte cuando fue la ultima vez que cogiste, y cual es tu posicion favorita. Gran parte del danio que este puterio inconcebible en el gobierno ha hecho a la Argentina es la enfervorizacion desaforada de la ‘pureza’ ideologica = apoyar cualquier cosa que estas bestias hagan. Poner el enfasis en ‘a ver que sos’ es comprensible en putas politicas que han sido cualquier cosa para subir, desde sacarse fotos con coroneles en los 70s a besarse con Menem, Duhalde, o quien fuese estuviese arriba de ellos. Un caso clavado de dime de que alardeas y te digo lo que te falta. Porque necesitas asociarte a esa farsa cuando supongo que, a diferencia de las putas, no te haces rica gracias a ella, no se.
De todos modos, voy a contestar a tu pregunta injustificada. No vivo en Argentina, asi que no voto alli. En los 40 y pico de anios que voto nunca he votado a la opcion de la derecha, he variado entre izquierda o centro-izquierda. Si estuviera en Argentina votaria a alguna de las opciones centro-izquierda. No al kirchnerismo, que ni es centro ni es izquierda.
A quien voto Guillermo es secundario. Yo (votante de Filmus) creo que se debe analizar lo que dice. Hay que empezar a usar neuronas extras para entender que piensan los que no votan al FVP en CABA/Buenos Aires y actuar en consecuencia.
Creo que hay un porcentaje significativo de gente anti FPV que no necesariamente compran a Lanata o son enfermos anti-yegua.
Estadisticamente hablando, el padre que lloraba por el aplauso a su hijo que votaba por primera vez (en Almagro, donde yo estuve de fiscal) quizas no era del FPV .
perfecto,Julieta.Siempre pasa lo mismo.Lo que pasa es que asume el rol de francotirador.Sin embargo,le sigo la corriente por ejercicio mental.Ser xenofobo es»malo»(diria mas bien psicotico)porque significa despreciar los derechos de los inmigrantes internos y externos para buscar un mejor nivel de vida.En cuanto a los errores del gobierno setrata mas bien de limitaciones no solo del poder politico sino del poder social.Casos tipicos son la imposibilidad de llevar adelante la ley de medios,con lo que llegamos al problema de un poder judicial que con ropaje de plomo favorece a la oposicion en temas fundamentales,o el avance sobre la Sociedad Rural.Nunca fui «peronista»en realidad,aunque a Guille le cueste creerlo,pero el kirsnerismo me ha parecido un proyecto posible,viable y defensor de intereses que la izquierda argentina teorica no supo masificar y la izquierda practica revolucionaria llevo al fracaso por una percepcion historica y social equivocadas.Un»error»del gobierno para mi es no encontrar una descendencia de lideres transparentes y convinncentes,lo que mantiene el rasgo vertical y autoritario del peronismo original,y en todos los ambitos la inmadurez de los jefes los bloquea en cuanto a la posibilidad de delegar funciones,por desconfianza y egolatria.Tambien no se explica bien a la gente que la inflacion es,aparte de un efecto no deseado del modelo,una conducta del empresariado especulativo,y que la inseguridad es una cuestion SOCIAL,que subsistira y aumentara con otro proyectos politicos que reduzcan las posibilidades laborales y de bienestar de la poblacion.Entonces,en un tiempo posmo,en el que la superficialidad, la imagen y el hedonismo imperan, el terreno queda fertil para los opositores.
Si pensás que los errores es lo que la justicia no les dejó hacer, estan en el horno.
Ninguna de las medidas del plan económico, si es que existe tal plan, encontró escollo alguno. Desde el 54% hasta el 25% hicieron lo que quisieron en todos los temas importantes.
muy bueno Isabel.
‘Lo que pasa es que asume el rol de franco-tirador…’ Lo que pasa es que, peor que tantos en este blog, sos una esquematica taliban fanatica que se rige por prejuicios y odios. Los otros por lo menos tienen el coraje de sus defectos, pero vos invariablemente te disfrazas de observadora critica, imparcial y bien leida. En base a esos fervores y desprecios, quien no los comparta (ese es tu problema problema conmigo, si hablaramos de ideas posiblemente compartiriamos bastantes) tiene que ser 1) un ser de mierda 2) lo que dice no debe ser considerado.
Caso tipico de tus anteojeras tamano XXL es tu entendimiento de ‘xenofobia’. El xenofobo rechaza lo extranjero, distinto, ajeno, o como quieras definirlo. Ser xenofobo contra los ‘rubios del imperio’, en la mejor tradicion peronista/nacionalista de derecha que nutre al peronismo, pero entusiasta respecto a los inmigrantes bolivianos, es ser xenofobo. Si detesto a los negros y los judios pero adoro a mi mujer china, no me hace menos racista.
El problema de la xenofobia en Argentina, particularmente en su version peronista/populista, es que es el taparrabos de los defectos propios que no se quieren admitir o corregir. Los rubios imperialistas son tan rubios y tan imperialistas cuando van a Nueva Zelandia a hacer negocios como cuando van a Argentina. Si en Argentina hacen cochinadas corruptas y en Nueva Zelandia es porque los locales en un caso los controlan y en el otro se asocian en el desplume. Cosa que paso con los que hicieron negocios con los ingleses en el siglo XIX y con el puterio nac pop actual haciendo negocios con Barrick Gold o Chevron. La ideologia no tiene nada que ver con las ganas de enriquecerse ilicitamente.
Es gracioso que los unicos defectos del gobierno segun vos son el resultado de fallas de otros. Ver parrafo anterior.
lea mejor.No todo tiene que ver con rl poder judicial,pero este sabemos que no se distingue por actuar con la debida celeridad,y justicia que tarda no es justicia.Ya he dicho que padezco 3 juicios hace 10 años y todavia espero sentencias.
y me parece que mi ultimo coment dice mucho mas que eso.
me dirigia a Marianot cuando pedi que lea mejor.Guille me quiere cambiar decalificandome pero es al ñudo:el que tiene que serenarse es el.
No te ‘descalifico’ porque si decis las cosas que decis y apoyas la gente que apoyas debes estar feliz con ambas opciones. Descalificar es decirle a alguien que es algo que no es o no quiere ser. Si sinceramente pensas que apoyar indiscriminadamente, justificar todo, y negar cualquier critica no es ser taliban o fanatica usamos diccionarios distintos.
diccionario Espasa-Calpe:DESCALIFICAR:descoceptuar,sesacreditar,deshonrar¿que tal?
Espasa-Calpe no cambia que tu aprobacion del gobierno es total. Porque digas a veces ‘soy critica’ no cambia que cada vez que alguien hace una critica especifica salis a defender = ninguna critica es acertada, y que cuando te pedi (ya hubo un episodio anterior a este) que listaras algun error del gobierno, son siempre culpa de la opo, la corpo, o el resto de los cucos del relato. Alguien cuya aprobacion de lo que se hace es incondicional es un taliban de esa causa, Espasa Calpe o no.
A ver si Isabel entiende. Varios consideramos a este un pésimo gobierno, al menos desde 2007.
Y estamos trabajando ardorosamente para que lo esencial de éste se extinga en 2015, si es posible por una o dos generaciones.
No es golpista. Es legítimo, es democrático y es lo que hay que hacer.
me gustara saber a quien votan para el reemplazo.