Neuquén > El presidente del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), Ernesto López Anadón, defendió el acuerdo entre YPF y Chevron para iniciar el primer desarrollo de Vaca Muerta, y señaló que puede ser el puntapié inicial para que otras compañías encaren proyectos similares.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, abordó los principales cuestionamientos que tiene la explotación de los yacimientos no convencionales y aseguró que si se aplican buenas prácticas no deben ocurrir daños ambientales.
¿Cree que el acuerdo YPF-Chevron puede replicarse con otras empresas?
Hay muchas compañías que están interesadas y han avanzado en los estudios de Vaca Muerta. Hasta ahora ninguna otra ha anunciado un desarrollo de este tipo, pero creo que si el acuerdo arranca por ahí anima a otras empresas a lanzarse al desarrollo.
Si el proyecto funciona, ¿estaremos ante una nueva fase de los no convencionales?
En estos momentos estamos en una etapa exploratoria no convencional, que es diferente a la tradicional porque no hay un pozo descubridor, acá se sabe que en Vaca Muerta hay hidrocarburos porque se generaron ahí. En esta etapa exploratoria se busca el mejor diseño de pozo, la forma más efectiva y más barata de extracción.
Los u$s 1.200 millones de inversión inicial que anunciaron las empresas conforman un proyecto ambicioso mediante el cual verán si esto se puede explotar o no.
Hay que dar esos pasos porque no somos los únicos que tenemos no convencionales en el mundo, hay muchos países que los tienen y los pueden explotar antes que nosotros. Si lo logran, todo el equipamiento y los materiales necesarios para el desarrollo masivo se podrían ir a otro país y quedaríamos a la cola. Es importante que arranquemos y que la Argentina demuestre que se pueden desarrollar estos yacimientos. Esto puede ser un rejuvenecimiento de la industria.
¿Qué ventajas tiene Neuquén en esa carrera?
Vaca Muerta es la formación no convencional más perforada en la Argentina y tiene muy buen contenido de material orgánico, con lo cual puede dar muy buenas acumuladas finales por pozos de petróleo y gas. Eso la coloca como una roca madre de primera clase en el mundo como las de EE.UU. Los primeros que empezaron fueron los estadounidenses, y nosotros segundos, con lo cual aventajamos a otros en el mundo. Además, están compañías como Chevron con YPF, Exxon, Shell, Apache, Pluspetrol, Tecpetrol, todas han adquirido esta tecnología, y empresas de servicios como Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes, Weatherford, que tienen el know how y el expertise necesario. Estamos en muy buenas condiciones, por eso hay que darle impulso.
Hay mucha preocupación por los daños que podría tener la actividad sobre el ambiente…
La legislación actual es bastante estricta. La explotación no convencional se hace en circuito cerrado donde no se pueden poner ni siquiera piletas en tierra, todos los sólidos se tienen que tratar, las operaciones están totalmente monitoreadas. La industria tiene un estándar importante de seguridad y medio ambiente que es de los mejores a nivel mundial.
Desde el punto de vista ambiental, las operaciones no deberían tener inconvenientes, el IAPG tiene prácticas recomendadas sobre operaciones no convencionales que son seguidas por todas las compañías que además tienen sus protocolos. Lo menos que quiere una empresa es tener algún problema ambiental, porque se necesita la licencia social para este tipo de explotaciones.
Sin embargo, se mencionan casos en otras partes del mundo…
En Estados Unidos se perforan 36 mil pozos al año, la mitad son no convencionales, y no hubo problemas. Los cuestionamientos que surgieron no tienen un fundamento científico ni de prueba.
Se habla de que se utiliza mucha agua, pero para un programa de 2.500 pozos en 5 años se usarían 10 millones de m3 de agua, lo cual representa el 0,11% del caudal mínimo de los ríos de Neuquén. Sin los no convencionales en la provincia, ya usa el 5%.
También se cuestiona que se pueden contaminar los acuíferos. Se han hecho 66 mil pozos en la Argentina y ninguno ha tenido ese problema. Los acuíferos se aíslan y se ponen tuberías, se cementan. Hay muchos cuestionamientos que son infundados, como que se podrían provocar terremotos. Si se pone un sismógrafo en la superficie cuando se hace la estimulación hidráulica, se va a detectar un movimiento que en la Escala Ritcher es de -3. El temblor mínimo que puede percibir el ser humano es de 3 en la Escala Ritcher. Entre -3 y 3 hay un millón de intensidad de diferencia. En Inglaterra se hicieron pruebas y se determinó que no tenían nada que ver las estimulaciones hidráulicas con los terremotos, de hecho habían suspendido las operaciones y ahora las reiniciaron.
¿No hay otra opción a los no convencionales?
Las cuencas están destinadas a declinar. Estamos produciendo mucho gas y petróleo; se producen 33 millones de metros cúbicos de petróleo al año y 44 mil millones de m3 de gas; hay que incorporar esos volúmenes todos los años, hoy es imposible reponer esas reservas. En los ’80 se producía la mitad y teníamos cuencas 30 años más jóvenes, por eso era más fácil. Si queremos aumentar las curvas, los no convencionales es lo que tenemos más a mano. Queda la exploración de frontera, el off shore, pero son proyectos más a largo plazo que los no convencionales.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, abordó los principales cuestionamientos que tiene la explotación de los yacimientos no convencionales y aseguró que si se aplican buenas prácticas no deben ocurrir daños ambientales.
¿Cree que el acuerdo YPF-Chevron puede replicarse con otras empresas?
Hay muchas compañías que están interesadas y han avanzado en los estudios de Vaca Muerta. Hasta ahora ninguna otra ha anunciado un desarrollo de este tipo, pero creo que si el acuerdo arranca por ahí anima a otras empresas a lanzarse al desarrollo.
Si el proyecto funciona, ¿estaremos ante una nueva fase de los no convencionales?
En estos momentos estamos en una etapa exploratoria no convencional, que es diferente a la tradicional porque no hay un pozo descubridor, acá se sabe que en Vaca Muerta hay hidrocarburos porque se generaron ahí. En esta etapa exploratoria se busca el mejor diseño de pozo, la forma más efectiva y más barata de extracción.
Los u$s 1.200 millones de inversión inicial que anunciaron las empresas conforman un proyecto ambicioso mediante el cual verán si esto se puede explotar o no.
Hay que dar esos pasos porque no somos los únicos que tenemos no convencionales en el mundo, hay muchos países que los tienen y los pueden explotar antes que nosotros. Si lo logran, todo el equipamiento y los materiales necesarios para el desarrollo masivo se podrían ir a otro país y quedaríamos a la cola. Es importante que arranquemos y que la Argentina demuestre que se pueden desarrollar estos yacimientos. Esto puede ser un rejuvenecimiento de la industria.
¿Qué ventajas tiene Neuquén en esa carrera?
Vaca Muerta es la formación no convencional más perforada en la Argentina y tiene muy buen contenido de material orgánico, con lo cual puede dar muy buenas acumuladas finales por pozos de petróleo y gas. Eso la coloca como una roca madre de primera clase en el mundo como las de EE.UU. Los primeros que empezaron fueron los estadounidenses, y nosotros segundos, con lo cual aventajamos a otros en el mundo. Además, están compañías como Chevron con YPF, Exxon, Shell, Apache, Pluspetrol, Tecpetrol, todas han adquirido esta tecnología, y empresas de servicios como Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes, Weatherford, que tienen el know how y el expertise necesario. Estamos en muy buenas condiciones, por eso hay que darle impulso.
Hay mucha preocupación por los daños que podría tener la actividad sobre el ambiente…
La legislación actual es bastante estricta. La explotación no convencional se hace en circuito cerrado donde no se pueden poner ni siquiera piletas en tierra, todos los sólidos se tienen que tratar, las operaciones están totalmente monitoreadas. La industria tiene un estándar importante de seguridad y medio ambiente que es de los mejores a nivel mundial.
Desde el punto de vista ambiental, las operaciones no deberían tener inconvenientes, el IAPG tiene prácticas recomendadas sobre operaciones no convencionales que son seguidas por todas las compañías que además tienen sus protocolos. Lo menos que quiere una empresa es tener algún problema ambiental, porque se necesita la licencia social para este tipo de explotaciones.
Sin embargo, se mencionan casos en otras partes del mundo…
En Estados Unidos se perforan 36 mil pozos al año, la mitad son no convencionales, y no hubo problemas. Los cuestionamientos que surgieron no tienen un fundamento científico ni de prueba.
Se habla de que se utiliza mucha agua, pero para un programa de 2.500 pozos en 5 años se usarían 10 millones de m3 de agua, lo cual representa el 0,11% del caudal mínimo de los ríos de Neuquén. Sin los no convencionales en la provincia, ya usa el 5%.
También se cuestiona que se pueden contaminar los acuíferos. Se han hecho 66 mil pozos en la Argentina y ninguno ha tenido ese problema. Los acuíferos se aíslan y se ponen tuberías, se cementan. Hay muchos cuestionamientos que son infundados, como que se podrían provocar terremotos. Si se pone un sismógrafo en la superficie cuando se hace la estimulación hidráulica, se va a detectar un movimiento que en la Escala Ritcher es de -3. El temblor mínimo que puede percibir el ser humano es de 3 en la Escala Ritcher. Entre -3 y 3 hay un millón de intensidad de diferencia. En Inglaterra se hicieron pruebas y se determinó que no tenían nada que ver las estimulaciones hidráulicas con los terremotos, de hecho habían suspendido las operaciones y ahora las reiniciaron.
¿No hay otra opción a los no convencionales?
Las cuencas están destinadas a declinar. Estamos produciendo mucho gas y petróleo; se producen 33 millones de metros cúbicos de petróleo al año y 44 mil millones de m3 de gas; hay que incorporar esos volúmenes todos los años, hoy es imposible reponer esas reservas. En los ’80 se producía la mitad y teníamos cuencas 30 años más jóvenes, por eso era más fácil. Si queremos aumentar las curvas, los no convencionales es lo que tenemos más a mano. Queda la exploración de frontera, el off shore, pero son proyectos más a largo plazo que los no convencionales.