Un equipo de jóvenes profesionales monitoreados por Rodrigo Peñailillo y Robinson Pérez levantan insumos para las intervenciones de la ex Mandataria. Sin embargo, en los discursos más relevantes, como los que pronunció con motivo de los 40 años del Golpe, prevalece su impronta personal y el consejo de asesores seniors, como Ernesto Ottone.
por Francisco Artaza
Una de las puertas del segundo piso del viejo edificio de ladrillo rojo de la ex fábrica de sombreros Girardi -que actualmente ocupa el comando de Michelle Bachelet- se encuentra la mayor parte del tiempo cerrada. Detrás de ella trabaja el denominado equipo de contenidos, un pequeño grupo de jóvenes cientistas políticos, historiadores, sociólogos y periodistas, que se dedican a recabar y sistematizar la información que se utiliza para redactar las intervenciones diarias y los discursos de la candidata de la Nueva Mayoría.
La oficina de este equipo está ubicada justo al lado de la del director ejecutivo del comando, Rodrigo Peñailillo, y a pasos del despacho de la ex mandataria, lo que -según revelan personeros de su círculo- refleja en parte la importancia que tiene este grupo en el trabajo cotidiano de la campaña.
Porque el equipo de contenidos es el responsable de elaborar las minutas que Bachelet utiliza en cada una de sus intervenciones públicas. Para esto, piden datos a todas las comisiones programáticas, levantan información de fuentes públicas y privadas e, incluso, días antes de las giras de la candidata, visitan la zona para entrevistar a los dirigentes locales que van a participar en los actos programados. Así, no sólo recaban datos de lo que se hizo en ese lugar durante el gobierno de Bachelet, sino que también miden la situación actual, las principales demandas y lo que está pendiente. Con toda esa información, redactan las minutas que posteriormente usará Bachelet.
Por lo mismo, tampoco es casualidad que Peñailillo haya puesto en el equipo de contenidos a uno de sus hombres de mayor confianza al interior del comando: Gabriel Sepúlveda Espinoza.
Militante PPD y Administrador Público de la Universidad de Chile (con un máster en Desarrollo Económico y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Madrid), Sepúlveda se desempeñó durante el gobierno de Bachelet como jefe de gabinete del ex director del Instituto Nacional de la Juventud, Juan Eduardo Faúndez (PPD), uno de los mejores amigos de Peñailillo. En agosto de 2008, Harold Correa, otro PPD cercano al secretario ejecutivo del comando, lo reclutó como asesor en el gabinete del entonces ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar. Al término del gobierno de Bachelet, Bitar instaló a Sepúlveda como director ejecutivo de la Fundación por la Democracia, cargo al que dedicaba media jornada, pues la otra mitad del día colaboraba con Peñailillo en el diseño del comando y de la campaña, cuando Bachelet aún estaba en Nueva York a cargo de ONU Mujer.
El rol de Gabriel Sepúlveda, señalan fuentes del comando, es servir de enlace entre Peñailillo y el equipo de contenidos que encabeza la joven periodista UC Ximena Jara Mardones. Con 35 años, la ex editora de contenidos del blog político Quinto Poder, un proyecto impulsado por el ex Presidente Ricardo Lagos, es quien escribe parte de los textos que utiliza Bachelet en las intervenciones públicas.
Con Jara trabajan en el equipo de contenidos la licenciada en historia Marcela Goic Boroevic, hermana de la diputada DC Carolina Goic y esposa del ex subsecretario de Telecomunicaciones (PPD) Pablo Bello. También el periodista de la Universidad de Chile Carlos Maldonado. Los tres, Jara, Goic y Maldonado habían trabajado durante el gobierno de Bachelet en La Moneda en los equipos de seguimiento de políticas públicas dirigidos por Francisco Díaz, por lo que tenían experiencia en la preparación de discursos. El equipo de contenidos lo componen también la periodista Natalia Jiménez Parodi y el abogado Héctor Manuel Cucumides.
Todos ellos reportan directamente a Peñailillo y al cientista político Robinson Pérez. El académico socialista integra el círculo más estrecho de Bachelet y, según varias fuentes del comando, es uno de los artífices de los discursos de la candidata a partir de los insumos y minutas elaborados por el equipo de contenido.
Un antiguo colaborador de la ex mandataria asegura que las intervenciones de Bachelet no se hacen en una sola etapa, sino que pasan por varios niveles de elaboración, en los que participan distintas personas.
Todas las semanas el comando realiza una reunión de pauta, donde se diseña la agenda de campaña de la semana siguiente. A cada miembro del equipo de contenido se le asigna una actividad específica. Los datos, cifras e información técnica la solicitan a los encargados de los grupos programáticos y, tras una primera redacción de las minutas, estás son enviadas a la jefa de prensa del comando, Paula Walker, y al ex militante del PS y actual asesor de la candidata, Robinson Pérez, para su revisión.
Dos días antes de cada salida a terreno de Bachelet, el comando envía por separado a un equipo de prensa y otro de contenidos a reportear y levantar información in situ . Según fuentes del comando, es habitual que los reportes sean comparados minuciosamente, para ver quién entregó el más completo.
Las mismas fuentes aseguran que Bachelet la mayoría de las veces toma los textos que le entregan en el comando sólo como referencia y que suele improvisar según la audiencia y a la forma en que se está desarrollando el acto, utilizando sólo las ideas fuerzas que estaba previsto que dijera y los datos duros que le entregó el equipo de contenidos.
Quienes estuvieron con Bachelet en la campaña del 2005 ven en esto una diferencia con el trabajo que se hizo entonces, cuando los discursos políticos de la candidata eran escritos por Francisco Díaz y los técnico-programáticos por el ex ministro Andrés Velasco. Otros ghost writer de la ex mandataria fueron el crítico literario Rodrigo Pinto y el periodista experto en Defensa y temas internacionales Marcos Robledo.
Según un estrecho colaborador de Bachelet, son pocos los discursos que un candidato alcanza a pronunciar a lo largo de una campaña.
La mayoría de las veces, revelan estas fuentes, lo que se escriben son sólo pauteos de temas o minutas de datos e ideas fuerza, que se remarcarán en cada una de las visitas a terreno o actividades de campaña. En estos últimos trabaja el equipo de contenidos y Robinson Pérez.
Otra cosa, señalan fuentes del comando, son los grandes discursos, como los dos que pronunció Bachelet con motivo de los 40 años del Golpe de Estado. Tanto en el mensaje que dio el sábado 7 de septiembre, en el ex Congreso Nacional, durante la clausura del seminario organizado por la Fundación Salvador Allende, como el del lunes 9 en el Museo de la Memoria, la ex Presidenta trabajó personalmente en ellos.
Según varios colaboradores de la candidata, se trata de un tema de alta sensibilidad para ella y que conoce directamente, no sólo por su calidad de víctima de violaciones a los derechos humanos tras el 11 de septiembre de 1973, sino también por el trabajo que desarrolló a su regreso a Chile a mediados de los 80 en apoyo a menores que vivieron la tortura de sus padres. Bachelet era consciente de la importancia que tendrían sus palabras en una fecha tan simbólica, añade un cercano a Bachelet.
Las mismas fuentes señalan que Bachelet pidió a algunos amigos, entre ellos el sociólogo Ernesto Ottone, revisar y comentar estos discursos, pero remarcan que fue ella la principal gestora de los mensajes.
La mano del ex asesor de Ricardo Lagos, afirman dirigentes de la oposición, se aprecia en algunas referencias al trabajo de las administraciones anteriores en materia de derechos humanos y reconciliación, como la referencia de Bachelet a la propuesta de Lagos del 2003 No hay mañana sin ayer.
Ottone, quien mantiene una estrecha relación con la ex mandataria, ya había colaborado en la revisión del discurso que Bachelet dio en la comuna de El Bosque, el 27 de marzo, el mismo día que regresó a Chile para asumir la candidatura presidencial.
En esa ocasión, junto con afirmar que se sometería a las primarias opositoras -las mismas que terminó ganando- para convertirse en la abanderada presidencial de una nueva mayoría, Bachelet reconoció como justo el malestar que se ha manifestado en la sociedad, enojo que, a su juicio, se origina en las brechas de desigualdad que existen en Chile y que para cambiarlas había que repensar en un nuevo modelo de sociedad, esbozando los cambios estructurales que pretende introducir en un eventual nuevo gobierno.
por Francisco Artaza
Una de las puertas del segundo piso del viejo edificio de ladrillo rojo de la ex fábrica de sombreros Girardi -que actualmente ocupa el comando de Michelle Bachelet- se encuentra la mayor parte del tiempo cerrada. Detrás de ella trabaja el denominado equipo de contenidos, un pequeño grupo de jóvenes cientistas políticos, historiadores, sociólogos y periodistas, que se dedican a recabar y sistematizar la información que se utiliza para redactar las intervenciones diarias y los discursos de la candidata de la Nueva Mayoría.
La oficina de este equipo está ubicada justo al lado de la del director ejecutivo del comando, Rodrigo Peñailillo, y a pasos del despacho de la ex mandataria, lo que -según revelan personeros de su círculo- refleja en parte la importancia que tiene este grupo en el trabajo cotidiano de la campaña.
Porque el equipo de contenidos es el responsable de elaborar las minutas que Bachelet utiliza en cada una de sus intervenciones públicas. Para esto, piden datos a todas las comisiones programáticas, levantan información de fuentes públicas y privadas e, incluso, días antes de las giras de la candidata, visitan la zona para entrevistar a los dirigentes locales que van a participar en los actos programados. Así, no sólo recaban datos de lo que se hizo en ese lugar durante el gobierno de Bachelet, sino que también miden la situación actual, las principales demandas y lo que está pendiente. Con toda esa información, redactan las minutas que posteriormente usará Bachelet.
Por lo mismo, tampoco es casualidad que Peñailillo haya puesto en el equipo de contenidos a uno de sus hombres de mayor confianza al interior del comando: Gabriel Sepúlveda Espinoza.
Militante PPD y Administrador Público de la Universidad de Chile (con un máster en Desarrollo Económico y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Madrid), Sepúlveda se desempeñó durante el gobierno de Bachelet como jefe de gabinete del ex director del Instituto Nacional de la Juventud, Juan Eduardo Faúndez (PPD), uno de los mejores amigos de Peñailillo. En agosto de 2008, Harold Correa, otro PPD cercano al secretario ejecutivo del comando, lo reclutó como asesor en el gabinete del entonces ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar. Al término del gobierno de Bachelet, Bitar instaló a Sepúlveda como director ejecutivo de la Fundación por la Democracia, cargo al que dedicaba media jornada, pues la otra mitad del día colaboraba con Peñailillo en el diseño del comando y de la campaña, cuando Bachelet aún estaba en Nueva York a cargo de ONU Mujer.
El rol de Gabriel Sepúlveda, señalan fuentes del comando, es servir de enlace entre Peñailillo y el equipo de contenidos que encabeza la joven periodista UC Ximena Jara Mardones. Con 35 años, la ex editora de contenidos del blog político Quinto Poder, un proyecto impulsado por el ex Presidente Ricardo Lagos, es quien escribe parte de los textos que utiliza Bachelet en las intervenciones públicas.
Con Jara trabajan en el equipo de contenidos la licenciada en historia Marcela Goic Boroevic, hermana de la diputada DC Carolina Goic y esposa del ex subsecretario de Telecomunicaciones (PPD) Pablo Bello. También el periodista de la Universidad de Chile Carlos Maldonado. Los tres, Jara, Goic y Maldonado habían trabajado durante el gobierno de Bachelet en La Moneda en los equipos de seguimiento de políticas públicas dirigidos por Francisco Díaz, por lo que tenían experiencia en la preparación de discursos. El equipo de contenidos lo componen también la periodista Natalia Jiménez Parodi y el abogado Héctor Manuel Cucumides.
Todos ellos reportan directamente a Peñailillo y al cientista político Robinson Pérez. El académico socialista integra el círculo más estrecho de Bachelet y, según varias fuentes del comando, es uno de los artífices de los discursos de la candidata a partir de los insumos y minutas elaborados por el equipo de contenido.
Un antiguo colaborador de la ex mandataria asegura que las intervenciones de Bachelet no se hacen en una sola etapa, sino que pasan por varios niveles de elaboración, en los que participan distintas personas.
Todas las semanas el comando realiza una reunión de pauta, donde se diseña la agenda de campaña de la semana siguiente. A cada miembro del equipo de contenido se le asigna una actividad específica. Los datos, cifras e información técnica la solicitan a los encargados de los grupos programáticos y, tras una primera redacción de las minutas, estás son enviadas a la jefa de prensa del comando, Paula Walker, y al ex militante del PS y actual asesor de la candidata, Robinson Pérez, para su revisión.
Dos días antes de cada salida a terreno de Bachelet, el comando envía por separado a un equipo de prensa y otro de contenidos a reportear y levantar información in situ . Según fuentes del comando, es habitual que los reportes sean comparados minuciosamente, para ver quién entregó el más completo.
Las mismas fuentes aseguran que Bachelet la mayoría de las veces toma los textos que le entregan en el comando sólo como referencia y que suele improvisar según la audiencia y a la forma en que se está desarrollando el acto, utilizando sólo las ideas fuerzas que estaba previsto que dijera y los datos duros que le entregó el equipo de contenidos.
Quienes estuvieron con Bachelet en la campaña del 2005 ven en esto una diferencia con el trabajo que se hizo entonces, cuando los discursos políticos de la candidata eran escritos por Francisco Díaz y los técnico-programáticos por el ex ministro Andrés Velasco. Otros ghost writer de la ex mandataria fueron el crítico literario Rodrigo Pinto y el periodista experto en Defensa y temas internacionales Marcos Robledo.
Según un estrecho colaborador de Bachelet, son pocos los discursos que un candidato alcanza a pronunciar a lo largo de una campaña.
La mayoría de las veces, revelan estas fuentes, lo que se escriben son sólo pauteos de temas o minutas de datos e ideas fuerza, que se remarcarán en cada una de las visitas a terreno o actividades de campaña. En estos últimos trabaja el equipo de contenidos y Robinson Pérez.
Otra cosa, señalan fuentes del comando, son los grandes discursos, como los dos que pronunció Bachelet con motivo de los 40 años del Golpe de Estado. Tanto en el mensaje que dio el sábado 7 de septiembre, en el ex Congreso Nacional, durante la clausura del seminario organizado por la Fundación Salvador Allende, como el del lunes 9 en el Museo de la Memoria, la ex Presidenta trabajó personalmente en ellos.
Según varios colaboradores de la candidata, se trata de un tema de alta sensibilidad para ella y que conoce directamente, no sólo por su calidad de víctima de violaciones a los derechos humanos tras el 11 de septiembre de 1973, sino también por el trabajo que desarrolló a su regreso a Chile a mediados de los 80 en apoyo a menores que vivieron la tortura de sus padres. Bachelet era consciente de la importancia que tendrían sus palabras en una fecha tan simbólica, añade un cercano a Bachelet.
Las mismas fuentes señalan que Bachelet pidió a algunos amigos, entre ellos el sociólogo Ernesto Ottone, revisar y comentar estos discursos, pero remarcan que fue ella la principal gestora de los mensajes.
La mano del ex asesor de Ricardo Lagos, afirman dirigentes de la oposición, se aprecia en algunas referencias al trabajo de las administraciones anteriores en materia de derechos humanos y reconciliación, como la referencia de Bachelet a la propuesta de Lagos del 2003 No hay mañana sin ayer.
Ottone, quien mantiene una estrecha relación con la ex mandataria, ya había colaborado en la revisión del discurso que Bachelet dio en la comuna de El Bosque, el 27 de marzo, el mismo día que regresó a Chile para asumir la candidatura presidencial.
En esa ocasión, junto con afirmar que se sometería a las primarias opositoras -las mismas que terminó ganando- para convertirse en la abanderada presidencial de una nueva mayoría, Bachelet reconoció como justo el malestar que se ha manifestado en la sociedad, enojo que, a su juicio, se origina en las brechas de desigualdad que existen en Chile y que para cambiarlas había que repensar en un nuevo modelo de sociedad, esbozando los cambios estructurales que pretende introducir en un eventual nuevo gobierno.
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