El jueves, apenas finalizado el programa, recibe a 3Días en la mesa de produción de la radio que comparte con Jorge Lanata. Entre diarios, revistas, cables de noticias y algunos restos de medialunas, Longobardi describe las sensaciones que le producen la Argentina, la Presidenta, el periodismo y el momento tan especial por el que transita su vida profesional.
n ¿Creés que hay un círculo rojo que quiere destituir a Cristina?
– (Se ríe) El círculo rojo me parece muy gracioso, porque es algo que dijo Mauricio Macri medio en broma y se lo tomaron en serio. Es una interpretación bastante pava. Yo lo pondría en el siguiente contexto: el escenario que viene está bastante claro. Massa va a volver a ganar pero por mayor margen; el poder de Cristina va a estar disminuído y más averiado. Y manejar una etapa económica compleja con menos poder político es delicado, con la interna peronista desatada por la Presidencia, con la Justicia agresiva y perdiendo el control legislativo de al menos una Cámara. En ese contexto, la pregunta es qué va a hacer Cristina, que nunca vivió un escenario así. Y hay tres hipótesis. Un sector del poder supone que ella se va del Gobierno denunciando una conspiración; otra hipótesis muy extendida es que Cristina negocia una transición ordenada y a su sucesor; y la tercera es que radicalice la gestión. Que no acuerde y haga lo que ya hizo cuando ganó en 2011 y cuando perdió en 2009. Que se vaya me parece absurdo y no creo en las conspiraciones. Para negociar, Cristina no tiene capacidad alguna para escuchar o para entender a nadie. Por lo tanto, me inclino por la hipótesis de la radicalización.
n ¿Y qué se podría esperar de una Argentina con Cristina radicalizada?
– Vaya uno a saber pero es la opción más probable que yo imagino por experiencia. Acá el factor personal juega un papel y sobre Cristina hay algunos que dicen que está enferma, otros que creen que está loca. Yo no haría una lectura tan sofisticada. Cristina es una persona que tiene grandes dificultades para hacer política. No suma; ella resta y ha dilapidado todo lo que habían construido con Kirchner en materia de poder. No muestra ninguna capacidad para adaptarse y corregir errores o cambiar gente. No está capacitada para hacer las cosas que hacen Dilma Rousseff, Pepe Mujica o Barack Obama. Ella es distinta.
n ¿Entonces no ves chances de que haya cambios de gabinete después de octubre?
– Yo he escuchado que podría hacer algún cambio reemplazar al jefe de gabinete (Juan Manuel Abal Medina) pero los gabinetes en la era Kirchner dejaron de jugar un rol importante en 2005 cuando había ministros de peso. A partir de la salida de Roberto Lavagna, los gabinetes dejaron de tener importancia.
n ¿Creés que Guillermo Moreno o Hernán Lorenzino se quedan entonces?
– Me parece irrelevante que se vayan en tanto la Presidenta no cambie su enfoque de las cosas. Además, ¿quién le va a aceptar una oferta para ser ministro de Economía en un momento tan complicado? ¿Lavagna? No. Tal vez tenga que llamar a un gobernador, un Cesar Gioja o un Jorge Capitanich que pueda ayudarla en el gabinete. Pero es Cristina la que tiene a Moreno y a Lorenzino enfrentados. Debería elegir a Moreno o a Lorenzino pero así no les sirve ninguno de los dos.
n ¿Y cómo ves a los cinco funcionarios que vos bautizaste el quinteto de la muerte? (Lorenzino, Moreno, Kicillof, Echegaray y Marcó del Pont)
– Los veo firmes, y con éxito de convertirse en víctimas de sus propios actos. Además, están todos peleados y es nada menos que el gabinete económico de Cristina.
n ¿Y por qué a la oposición le cuesta tanto proponerse como alternativa de poder?
– Es que hay que entender que el debate oficialismo-oposición en la Argentina no ha ocurrido entre los partidos políticos, sino dentro de los partidos políticos. La oposición al peronismo está dentro del peronismo y pasa lo mismo con el resto de los partidos. La Argentina carece de un sistema de partidos políticos clásicos que se alternen en el poder y que cada partido resuelva sus discusiones internas antes de llegar al poder como sucede, por ejemplo, en Uruguay. Después del Pacto de Olivos no hubo manera en la Argentina de construir un presidente fuerte. Kirchner lo intentó desde la debilidad pero terminó cayendo en el populismo. Un populismo sin ideología porque ni Kirchner antes ni Cristina ahora tienen ideología.
n ¿Qué es el peronismo entonces? ¿Una ventaja o una desgracia de la Argentina?
– El peronismo es una tragedia de la Argentina. Kirchner me contó allá por 2005 que quería armar con la transversalidad un formato de dos grandes partidos, uno de centroizquierda donde se ubicaba él y otro de centroderecha democrática en el que imaginaba a Macri y a López Murphy. En la teoría, Kirchner entendía este problema pero después abandonó esas ideas. La realidad es que, en el peronismo, la oposición a Cristina siempre fue Daniel Scioli. n ¿El kirchnerismo termina su etapa asociado a la corrupción?
– Lo que marca el ritmo de la Argentina es la economía y cuando la economía no funciona juegan un papel importante los hechos de corrupción. Pasó con Carlos Menem y pasa lo mismo con los Kirchner. Creo que con la estructura de la corrupción hubo un cambio: era más expansiva con el menemismo y con el kirchnerismo es más personal. Con Menem se construía política con fondos de la corrupción y el Robo para la Corona de Verbitsky retrató eso. Con los Kirchner, los casos de corrupción tienen una connotación mucho más personal como sucede con el caso Ciccone de Amado Boudou o el de Lázaro Báez. Hay mucha gente lastimada, muchos heridos y todo esto puede tener un costo enorme. Con Boudou, lo más asombroso del caso fue que Cristina lo pusiera como candidato a vicepresidente.
n ¿Cuánto daño le hizo el kirchnerismo al periodismo en estos años?
– Mirando los resultados, creo que le hizo muy poco daño. El periodismo está bien. Le hizo daño económico a las empresas periodísticas pero el kirchnerismo no tuvo éxito en destruir al periodismo. Se dice siempre que el mal hay que hacerlo bien y esta gente no ha hecho bien siquiera el mal. Nadie escucha, ni ve ni lee los medios afines al Gobierno. No pudo fulminar el periodismo que está muy vigoroso. Éxito tuvo Hugo Chávez contra el periodismo; pero acá no tuvieron ningún éxito.
n ¿El éxito tuyo en radio y el de Jorge Lanata tienen esa misma explicación?
– Tiene varias explicaciones. Cuando a mí me echaron de Radio 10, los oyentes se enojaron con la radio y es porque Cristóbal López (el actual dueño de Radio 10) no entendió nunca la naturaleza de lo que compró. Yo le expliqué que había comprado una cristalería, que es la relación entre una radio y sus oyentes que llevaba 14 años de liderazgo. Pero cuando Cristina sacó el 54% de los votos nosotros teníamos el 40% de la audiencia en AM. No hay una relación directa entre lo que la gente escucha y lo que la gente vota. Pero López decidió que la radio rompiera con sus oyentes y perdió dos tercios de su audiencia en tres meses. Nosotros, en radio Mitre, lo que hicimos fue recrear esa relación con los oyentes. Lo mismo hizo Lanata y a eso sí se puede sumar que las circunstancias políticas ayudan. Pero no es un factor determinante.
n El momento lleva también a que tengas un discurso más crítico.
– Yo he sido muy crítico con Kirchner desde que asumió en 2003, cuando otros no eran tan críticos. La diferencia era que Kirchner tenía una postura más profesional y hablaba con los periodistas. Yo tuve muchas conversaciones con él y se tomaba el trabajo de explicar por qué hacía lo que hacía. Después todo eso se perdió.
n ¿Qué diferencias notás al haber trabajado con Daniel Hadad, con Cristóbal López y al trabajar ahora en el grupo Clarín, que preside Héctor Magnetto?
– Daniel Hadad es un genio de la radio. Jorge Fontevecchia dice que es uno de los tipos que más sabe de radio en el mundo y coincido. Y al trabajar con él, yo aproveché para aprender de radio. Por eso cuando vendió las radios para nosotros fue una tragedia porque era un grupo humano muy poderoso. El ambiente que Daniel había generado dentro de la radio repercutía afuera y fue la clave del éxito. Cuando compró Cristóbal López fue un velorio, al punto que pocas semanas después de asumir me echó. Radio Mitre para mí era un mito porque fue en este edificio donde empecé como productor de Bernardo Neustadt. Acá estaban Fernando Marín o Néstor Ibarra, era una radio atómica, gloriosa. Pero esta radio no funciona tanto como una parte del Grupo Clarín. De hecho, yo a Héctor Magnetto no lo conozco, nunca hablé con él. Conozco a periodistas, a directivos como Jorge Rendo, que lo conozco de antes. La radio la maneja Jorge Porta que es un gran periodista que empezó en el informativo. No nos damos cuenta mucho que pertenecemos a una corporación enorme. Para mí es un honor trabajar en Radio Mitre y nos divertimos mucho con María Sánchez, con Rolo Villar, con el doctor Alberto Cormillot, con Willy Kohan, y con Lanata por supuesto.
n ¿Estás más relajado en lo personal? Con Lanata parecen tener una química especial.
– Tenía mucho respeto por Radio Mitre y nos costó adaptarnos. Pero el éxito rápido con la audiencia nos ayudó a encontrar el clima. Los gerentes nos habían advertido lo complicado que iba a ser la relación con Lanata. Que era una estrella, que era Mick Jagger, que el pase entre nosotros no iba a funcionar Pero la química fue inmediata. Yo lo conocía desde hacía 20 años pero nunca había trabajado con él. Y la verdad es que la pasamos bárbaro.
n El kirchnerismo presenta estos años como la década ganada. ¿Cómo ves vos esta década y los años que vienen?
– Es la oportunidad desperdiciada más descomunal que he visto en los 30 años de democracia. Cristina pudo ser Dilma Rousseff y no lo hizo. Y tiene que ver con la ignorancia más que con la ideología. Preferimos el cepo al dólar o los cedines a hacer las cosas bien. Igual tengo una mirada optimista sobre el futuro. Los presidenciables son tipos sensatos: Scioli, Massa, De la Sota, Macri, Binner, Cobos o Sanz. Pero nos van a quedar muchos temas complejos por resolver y la Argentina necesita mucho más que un presidente sensato. Levantar esta hipoteca va a llevar tiempo. n 3D
n ¿Creés que hay un círculo rojo que quiere destituir a Cristina?
– (Se ríe) El círculo rojo me parece muy gracioso, porque es algo que dijo Mauricio Macri medio en broma y se lo tomaron en serio. Es una interpretación bastante pava. Yo lo pondría en el siguiente contexto: el escenario que viene está bastante claro. Massa va a volver a ganar pero por mayor margen; el poder de Cristina va a estar disminuído y más averiado. Y manejar una etapa económica compleja con menos poder político es delicado, con la interna peronista desatada por la Presidencia, con la Justicia agresiva y perdiendo el control legislativo de al menos una Cámara. En ese contexto, la pregunta es qué va a hacer Cristina, que nunca vivió un escenario así. Y hay tres hipótesis. Un sector del poder supone que ella se va del Gobierno denunciando una conspiración; otra hipótesis muy extendida es que Cristina negocia una transición ordenada y a su sucesor; y la tercera es que radicalice la gestión. Que no acuerde y haga lo que ya hizo cuando ganó en 2011 y cuando perdió en 2009. Que se vaya me parece absurdo y no creo en las conspiraciones. Para negociar, Cristina no tiene capacidad alguna para escuchar o para entender a nadie. Por lo tanto, me inclino por la hipótesis de la radicalización.
n ¿Y qué se podría esperar de una Argentina con Cristina radicalizada?
– Vaya uno a saber pero es la opción más probable que yo imagino por experiencia. Acá el factor personal juega un papel y sobre Cristina hay algunos que dicen que está enferma, otros que creen que está loca. Yo no haría una lectura tan sofisticada. Cristina es una persona que tiene grandes dificultades para hacer política. No suma; ella resta y ha dilapidado todo lo que habían construido con Kirchner en materia de poder. No muestra ninguna capacidad para adaptarse y corregir errores o cambiar gente. No está capacitada para hacer las cosas que hacen Dilma Rousseff, Pepe Mujica o Barack Obama. Ella es distinta.
n ¿Entonces no ves chances de que haya cambios de gabinete después de octubre?
– Yo he escuchado que podría hacer algún cambio reemplazar al jefe de gabinete (Juan Manuel Abal Medina) pero los gabinetes en la era Kirchner dejaron de jugar un rol importante en 2005 cuando había ministros de peso. A partir de la salida de Roberto Lavagna, los gabinetes dejaron de tener importancia.
n ¿Creés que Guillermo Moreno o Hernán Lorenzino se quedan entonces?
– Me parece irrelevante que se vayan en tanto la Presidenta no cambie su enfoque de las cosas. Además, ¿quién le va a aceptar una oferta para ser ministro de Economía en un momento tan complicado? ¿Lavagna? No. Tal vez tenga que llamar a un gobernador, un Cesar Gioja o un Jorge Capitanich que pueda ayudarla en el gabinete. Pero es Cristina la que tiene a Moreno y a Lorenzino enfrentados. Debería elegir a Moreno o a Lorenzino pero así no les sirve ninguno de los dos.
n ¿Y cómo ves a los cinco funcionarios que vos bautizaste el quinteto de la muerte? (Lorenzino, Moreno, Kicillof, Echegaray y Marcó del Pont)
– Los veo firmes, y con éxito de convertirse en víctimas de sus propios actos. Además, están todos peleados y es nada menos que el gabinete económico de Cristina.
n ¿Y por qué a la oposición le cuesta tanto proponerse como alternativa de poder?
– Es que hay que entender que el debate oficialismo-oposición en la Argentina no ha ocurrido entre los partidos políticos, sino dentro de los partidos políticos. La oposición al peronismo está dentro del peronismo y pasa lo mismo con el resto de los partidos. La Argentina carece de un sistema de partidos políticos clásicos que se alternen en el poder y que cada partido resuelva sus discusiones internas antes de llegar al poder como sucede, por ejemplo, en Uruguay. Después del Pacto de Olivos no hubo manera en la Argentina de construir un presidente fuerte. Kirchner lo intentó desde la debilidad pero terminó cayendo en el populismo. Un populismo sin ideología porque ni Kirchner antes ni Cristina ahora tienen ideología.
n ¿Qué es el peronismo entonces? ¿Una ventaja o una desgracia de la Argentina?
– El peronismo es una tragedia de la Argentina. Kirchner me contó allá por 2005 que quería armar con la transversalidad un formato de dos grandes partidos, uno de centroizquierda donde se ubicaba él y otro de centroderecha democrática en el que imaginaba a Macri y a López Murphy. En la teoría, Kirchner entendía este problema pero después abandonó esas ideas. La realidad es que, en el peronismo, la oposición a Cristina siempre fue Daniel Scioli. n ¿El kirchnerismo termina su etapa asociado a la corrupción?
– Lo que marca el ritmo de la Argentina es la economía y cuando la economía no funciona juegan un papel importante los hechos de corrupción. Pasó con Carlos Menem y pasa lo mismo con los Kirchner. Creo que con la estructura de la corrupción hubo un cambio: era más expansiva con el menemismo y con el kirchnerismo es más personal. Con Menem se construía política con fondos de la corrupción y el Robo para la Corona de Verbitsky retrató eso. Con los Kirchner, los casos de corrupción tienen una connotación mucho más personal como sucede con el caso Ciccone de Amado Boudou o el de Lázaro Báez. Hay mucha gente lastimada, muchos heridos y todo esto puede tener un costo enorme. Con Boudou, lo más asombroso del caso fue que Cristina lo pusiera como candidato a vicepresidente.
n ¿Cuánto daño le hizo el kirchnerismo al periodismo en estos años?
– Mirando los resultados, creo que le hizo muy poco daño. El periodismo está bien. Le hizo daño económico a las empresas periodísticas pero el kirchnerismo no tuvo éxito en destruir al periodismo. Se dice siempre que el mal hay que hacerlo bien y esta gente no ha hecho bien siquiera el mal. Nadie escucha, ni ve ni lee los medios afines al Gobierno. No pudo fulminar el periodismo que está muy vigoroso. Éxito tuvo Hugo Chávez contra el periodismo; pero acá no tuvieron ningún éxito.
n ¿El éxito tuyo en radio y el de Jorge Lanata tienen esa misma explicación?
– Tiene varias explicaciones. Cuando a mí me echaron de Radio 10, los oyentes se enojaron con la radio y es porque Cristóbal López (el actual dueño de Radio 10) no entendió nunca la naturaleza de lo que compró. Yo le expliqué que había comprado una cristalería, que es la relación entre una radio y sus oyentes que llevaba 14 años de liderazgo. Pero cuando Cristina sacó el 54% de los votos nosotros teníamos el 40% de la audiencia en AM. No hay una relación directa entre lo que la gente escucha y lo que la gente vota. Pero López decidió que la radio rompiera con sus oyentes y perdió dos tercios de su audiencia en tres meses. Nosotros, en radio Mitre, lo que hicimos fue recrear esa relación con los oyentes. Lo mismo hizo Lanata y a eso sí se puede sumar que las circunstancias políticas ayudan. Pero no es un factor determinante.
n El momento lleva también a que tengas un discurso más crítico.
– Yo he sido muy crítico con Kirchner desde que asumió en 2003, cuando otros no eran tan críticos. La diferencia era que Kirchner tenía una postura más profesional y hablaba con los periodistas. Yo tuve muchas conversaciones con él y se tomaba el trabajo de explicar por qué hacía lo que hacía. Después todo eso se perdió.
n ¿Qué diferencias notás al haber trabajado con Daniel Hadad, con Cristóbal López y al trabajar ahora en el grupo Clarín, que preside Héctor Magnetto?
– Daniel Hadad es un genio de la radio. Jorge Fontevecchia dice que es uno de los tipos que más sabe de radio en el mundo y coincido. Y al trabajar con él, yo aproveché para aprender de radio. Por eso cuando vendió las radios para nosotros fue una tragedia porque era un grupo humano muy poderoso. El ambiente que Daniel había generado dentro de la radio repercutía afuera y fue la clave del éxito. Cuando compró Cristóbal López fue un velorio, al punto que pocas semanas después de asumir me echó. Radio Mitre para mí era un mito porque fue en este edificio donde empecé como productor de Bernardo Neustadt. Acá estaban Fernando Marín o Néstor Ibarra, era una radio atómica, gloriosa. Pero esta radio no funciona tanto como una parte del Grupo Clarín. De hecho, yo a Héctor Magnetto no lo conozco, nunca hablé con él. Conozco a periodistas, a directivos como Jorge Rendo, que lo conozco de antes. La radio la maneja Jorge Porta que es un gran periodista que empezó en el informativo. No nos damos cuenta mucho que pertenecemos a una corporación enorme. Para mí es un honor trabajar en Radio Mitre y nos divertimos mucho con María Sánchez, con Rolo Villar, con el doctor Alberto Cormillot, con Willy Kohan, y con Lanata por supuesto.
n ¿Estás más relajado en lo personal? Con Lanata parecen tener una química especial.
– Tenía mucho respeto por Radio Mitre y nos costó adaptarnos. Pero el éxito rápido con la audiencia nos ayudó a encontrar el clima. Los gerentes nos habían advertido lo complicado que iba a ser la relación con Lanata. Que era una estrella, que era Mick Jagger, que el pase entre nosotros no iba a funcionar Pero la química fue inmediata. Yo lo conocía desde hacía 20 años pero nunca había trabajado con él. Y la verdad es que la pasamos bárbaro.
n El kirchnerismo presenta estos años como la década ganada. ¿Cómo ves vos esta década y los años que vienen?
– Es la oportunidad desperdiciada más descomunal que he visto en los 30 años de democracia. Cristina pudo ser Dilma Rousseff y no lo hizo. Y tiene que ver con la ignorancia más que con la ideología. Preferimos el cepo al dólar o los cedines a hacer las cosas bien. Igual tengo una mirada optimista sobre el futuro. Los presidenciables son tipos sensatos: Scioli, Massa, De la Sota, Macri, Binner, Cobos o Sanz. Pero nos van a quedar muchos temas complejos por resolver y la Argentina necesita mucho más que un presidente sensato. Levantar esta hipoteca va a llevar tiempo. n 3D
DESPUÉS DE LEER ESTA ENTREVISTA Y LA SUCEAIÓN DE GANSADAS QUE PROFIERA L. PIENSO QUE EN LUGAR DE cRISTÓBAL lÓPEZ Y O TAMBIÉN LO HUBIERA ECHADO Y CON ENORME GUSTO. L. NO ES MÁS BOLUDO POR FALTA DE TIEMPO
El tema es que 1 de cada dos radios que sintonizan AM lo tienen a Longobardi en el mejor horario de la mañana. Desde el punto de vista audiencia, gran pifiada, desde el punto de vista empresario hay que ver las compensaciones con el Estado.
Claro que no: algunos periodistas se encargaron de destruirlo y convertirlo en un servicio de newsletter pago y berreta
Longobardi tiene razón: “El kirchnerismo no tuvo éxito en destruir al periodismo” pero no por las razones que él expone sino porque no surge de ninguna acción que visibilice esa intención. Más bien, en virtud del debate cultural instalado (historia, periodismo, etc.)tuvimos oportunidade de ver aparecer en escena, y con perfil propio, excelentes periodistas (Zlotogwiazda, Montenegro, Silvestre, O’Donnel)que entrevistan muy bien y repreguntan de manera adecuada.
No olvidemos aquellas épocas donde el periodismo televisivo se resumía en Neustadt-Grondona con su relato único.
¿tendra exito el periodismo en destruir al kirchnerismo?
Por qué habría de ocurrir eso?
El kirchnerismo dispone de muchísimos medios gráficos, encima gratuitos, casi todos los medios radiales y canales de TV.
Tiene una Ley de Medios que pretende silenciar a su principal oponente.
Parece bastante defensa como par ser destruido por » el periodismo»
Aviso sobre el Vocabulario David Básico:
‘Disminuir la posición dominante en el mercado’ se dice ‘silenciar’.
En Vocabulario Ampliado:
Disminuir la posición dominante del ex amigo Clarín, y de otros menos dominantes como La Nación, y también la de otros nada dominantes como Perfil, de modo de aplacar, dificultar, entorpecer, combatir, desmentir, ahogar, acorralar, y en el mejor de los casos lograr silenciar al periodismo enemigo.
Difícil que pase algo con LN o Perfil toda vez que la ley audiovisual no rige gráfica.
Lo dicho: la ley NO TRATA DE DIARIOS.
Cierto. Y también se olvidaron de Internet. No por eso dejan de invitar a escupir a los profesionales de esos medios gráficos.
Porque toda esa Ley tenía nombre y apellido: Clarín. Y una ley que no es general está destinada a sucumbir, si hay justicia, claro.
¿Por qué los K ayudaron al monopolio Multicanal – Cablevisión cuando eran amigos? ¿En ese momento los monopolios eran buenos? ¿O no se habían dado cuenta que estaban generando un monopolio?
Se llama Clarín porque es la cabeza de la Corporación. Debiera llamarse Multicanal, o Fibertel.
De paso: ¿Por qué Direct TV no tiene las mismas obligaciones que el Multimedio Odiado (que – reitero – me importa un rábano).
¿Solo porque tienen antenitas en los barrios degradados que le gustan a Cris, y que crecieron maravillosamente durante la década ganada (por las Villas)?
yo miro la TV y leo los diarios.Los mas vendidos siguen siendo Clarin y La Nacion.Si veo los canales de cable solo la TV PUBLICA no tiene el mensaje monocorde contra el gobierno del 2,3,4,5,7,8,9,10,11,12 y 13.
O sea, todo pasaría por mejorar el marketing.
Nada que no pueda lograrse con infinitos recursos.
Eeepa! De los mencionados solo el 13 y TN estan en contra del gobierno. El resto esta entre una neutralidad benevolente y un apoyo explícito.
El resto lo hace el público, que elige que canal sintoniza y que diario compra.
huyendo por las ramas…