El BCU aplica desde julio un nuevo régimen: en vez de manejar el precio del dinero (con una tasa de interés de referencia) gestiona la cantidad que circula (agregados monetarios). El nuevo instrumento es más sofisticado, pero menos transparente, lo que dificultó al mercado interpretar las decisiones del Banco Central.
En agosto y septiembre se sintió la falta de pesos (ver nota aparte), pero no se logró desacelerar el ritmo de crecimiento en la oferta de dinero al 12,5%-13% interanual y algunos analistas dijeron que el BCU incumplió su meta.
«El talante que queremos dar con estas metas indicativas de agregados monetarios es que hemos sido contractivos en el trimestre anterior sin duda y vamos a mantener el talante contractivo a niveles similares», aseguró Bergara en diálogo con El País.
El jerarca insistió en que el BCU hizo lo que anunció que haría. «Si se quiere titular que el Banco Central incumplió, que titulen, pero incumplir una cosa que uno no maneja…», afirmó. El agregado monetario que utiliza el BCU como referencia es el «M1 ampliado» (la suma de la emisión de dinero en poder del público, los depósitos a la vista y las cajas de ahorro del público en el sistema bancario), por lo que no lo controla solo el Central. Una política contractiva implica que la oferta de dinero crezca menos que la demanda.
Para octubre-diciembre, tras la reunión de su Comité de Política Monetaria (Copom), el directorio del BCU propuso una expansión de 15-17%. «(Ese valor) es indicativo de cómo vamos a actuar y ante la duda de algunos de si somos expansivos o contractivos, preguntale al mercado. En agosto y septiembre todo el mundo tuvo clara la contracción monetaria que hubo en Uruguay», afirmó.
En tanto, la inflación sigue por encima de lo deseado por el gobierno: en 12 meses a septiembre se elevó a 9,02%, cuando la meta es entre 4% y 6%.
-¿Del gobierno surgen llamados al BCU para colaborar en el combate a la inflación cuando se acerca a 10%?
-Sí, en otras circunstancias se hicieron acuerdos de precios y cosas por el estilo. No quiere decir que esos sean los mecanismos para utilizar siempre, pero está bueno que el gobierno tenga esa posibilidad, esas líneas de relacionamiento que surgen de que la preocupación por la inflación no es solo del gobierno sino compartida. Que la gente esté preocupada porque el Banco Central cumpla su objetivo es un buen indicador de que lo que hacemos es relevante para el bienestar.
-Usted ha enfatizado la importancia de la coordinación de las políticas. ¿Se está trabajando en más medidas de apoyo al BCU?
-No, no estamos… ¿en acuerdos de precios?
-Por ejemplo, u otras medidas que estén diseñando o coordinando con el Ejecutivo.
-Es mantener la lógica de consistencia. Obviamente la cuestión fiscal está bajo control también, la Rendición de Cuentas es totalmente consistente con un marco de estabilidad.
-¿Entonces entienden que el 9% de inflación no es tanto, que es estacional?
-Sí. Pero igual, en el marco de la volatilidad que hay, hoy estamos en una zona de preocupación. El 9% es una zona de preocupación.
-Un evento inesperado la puede disparar.
-Exacto. Por más que tenga una explicación, eso no puede inhibir la preocupación, porque realmente hay un punto donde esto puede ser una espiral. No sabemos si es el 10% o dónde es, pero tampoco queremos saber, tampoco queremos arriesgar. El 10% o un número mágico, lo que sea, lo que sí está claro es que está en la percepción de que eso puede ser el inicio de un espiral que nadie quiere. Los uruguayos en general tenemos una preocupación sobre el tema inflación que seguramente hace 20, 30 o 40 años no teníamos.
Algún banco «pasó muy bien» a costa del resto
La falta de pesos que afectó al mercado de dinero el trimestre pasado -y disparó las tasas de interés- le pegó a algunos bancos, pero otros «la pasaron muy bien a costa de la iliquidez de los demás», aseguró a El País el presidente del BCU, Mario Bergara.
El jerarca puso el énfasis en que la estrategia que adoptó cada institución fue clave. «No todos los bancos tenían escasez de pesos, dependía de su conducta. Es más, si había bancos que le prestaban a otros era porque tenían pesos. Hubo un par que la pasaron muy bien este trimestre a costa de la iliquidez de los demás. Bien por ellos. Todo esto para decir que esta iliquidez dependía de las estrategias que siguió cada uno», dijo Bergara.
La tasa de interés a la que se prestan los bancos entre sí (tasa call) se disparó a inicios de agosto (estaba en 9%) y llegó a niveles máximos de 35,71% el 23 de septiembre.
Bergara dijo que existen distintas estrategias para hacerse de pesos: «La única no es que el Central emita. También pueden deshacer posiciones en moneda extranjera (al vender dólares)», explicó. «Lo que sí tienen que tener claro es que tomen las decisiones que tomen en base a sus estrategias, el Banco Central se va a comportar de manera contractiva», añadió.
Por otra parte, resaltó que el BCU no padeció la suba de la tasa call. «Fueron negocios entre bancos y hubo algún episodio donde nos vinieron a pedir plata. No solo no pagamos sino que cobramos. Esas tasas de 20% o 30% no las pagó el Banco Central», dijo.
Donde sí debió asumir un costo mayor fue en las licitaciones de Letras de Regulación Monetaria, pagando un interés en torno a 14%. «Las tasas que sí convalidamos y que dan muestra de una clara contracción son las de la curva de rendimientos en las licitaciones», afirmó Bergara.
En agosto y septiembre se sintió la falta de pesos (ver nota aparte), pero no se logró desacelerar el ritmo de crecimiento en la oferta de dinero al 12,5%-13% interanual y algunos analistas dijeron que el BCU incumplió su meta.
«El talante que queremos dar con estas metas indicativas de agregados monetarios es que hemos sido contractivos en el trimestre anterior sin duda y vamos a mantener el talante contractivo a niveles similares», aseguró Bergara en diálogo con El País.
El jerarca insistió en que el BCU hizo lo que anunció que haría. «Si se quiere titular que el Banco Central incumplió, que titulen, pero incumplir una cosa que uno no maneja…», afirmó. El agregado monetario que utiliza el BCU como referencia es el «M1 ampliado» (la suma de la emisión de dinero en poder del público, los depósitos a la vista y las cajas de ahorro del público en el sistema bancario), por lo que no lo controla solo el Central. Una política contractiva implica que la oferta de dinero crezca menos que la demanda.
Para octubre-diciembre, tras la reunión de su Comité de Política Monetaria (Copom), el directorio del BCU propuso una expansión de 15-17%. «(Ese valor) es indicativo de cómo vamos a actuar y ante la duda de algunos de si somos expansivos o contractivos, preguntale al mercado. En agosto y septiembre todo el mundo tuvo clara la contracción monetaria que hubo en Uruguay», afirmó.
En tanto, la inflación sigue por encima de lo deseado por el gobierno: en 12 meses a septiembre se elevó a 9,02%, cuando la meta es entre 4% y 6%.
-¿Del gobierno surgen llamados al BCU para colaborar en el combate a la inflación cuando se acerca a 10%?
-Sí, en otras circunstancias se hicieron acuerdos de precios y cosas por el estilo. No quiere decir que esos sean los mecanismos para utilizar siempre, pero está bueno que el gobierno tenga esa posibilidad, esas líneas de relacionamiento que surgen de que la preocupación por la inflación no es solo del gobierno sino compartida. Que la gente esté preocupada porque el Banco Central cumpla su objetivo es un buen indicador de que lo que hacemos es relevante para el bienestar.
-Usted ha enfatizado la importancia de la coordinación de las políticas. ¿Se está trabajando en más medidas de apoyo al BCU?
-No, no estamos… ¿en acuerdos de precios?
-Por ejemplo, u otras medidas que estén diseñando o coordinando con el Ejecutivo.
-Es mantener la lógica de consistencia. Obviamente la cuestión fiscal está bajo control también, la Rendición de Cuentas es totalmente consistente con un marco de estabilidad.
-¿Entonces entienden que el 9% de inflación no es tanto, que es estacional?
-Sí. Pero igual, en el marco de la volatilidad que hay, hoy estamos en una zona de preocupación. El 9% es una zona de preocupación.
-Un evento inesperado la puede disparar.
-Exacto. Por más que tenga una explicación, eso no puede inhibir la preocupación, porque realmente hay un punto donde esto puede ser una espiral. No sabemos si es el 10% o dónde es, pero tampoco queremos saber, tampoco queremos arriesgar. El 10% o un número mágico, lo que sea, lo que sí está claro es que está en la percepción de que eso puede ser el inicio de un espiral que nadie quiere. Los uruguayos en general tenemos una preocupación sobre el tema inflación que seguramente hace 20, 30 o 40 años no teníamos.
Algún banco «pasó muy bien» a costa del resto
La falta de pesos que afectó al mercado de dinero el trimestre pasado -y disparó las tasas de interés- le pegó a algunos bancos, pero otros «la pasaron muy bien a costa de la iliquidez de los demás», aseguró a El País el presidente del BCU, Mario Bergara.
El jerarca puso el énfasis en que la estrategia que adoptó cada institución fue clave. «No todos los bancos tenían escasez de pesos, dependía de su conducta. Es más, si había bancos que le prestaban a otros era porque tenían pesos. Hubo un par que la pasaron muy bien este trimestre a costa de la iliquidez de los demás. Bien por ellos. Todo esto para decir que esta iliquidez dependía de las estrategias que siguió cada uno», dijo Bergara.
La tasa de interés a la que se prestan los bancos entre sí (tasa call) se disparó a inicios de agosto (estaba en 9%) y llegó a niveles máximos de 35,71% el 23 de septiembre.
Bergara dijo que existen distintas estrategias para hacerse de pesos: «La única no es que el Central emita. También pueden deshacer posiciones en moneda extranjera (al vender dólares)», explicó. «Lo que sí tienen que tener claro es que tomen las decisiones que tomen en base a sus estrategias, el Banco Central se va a comportar de manera contractiva», añadió.
Por otra parte, resaltó que el BCU no padeció la suba de la tasa call. «Fueron negocios entre bancos y hubo algún episodio donde nos vinieron a pedir plata. No solo no pagamos sino que cobramos. Esas tasas de 20% o 30% no las pagó el Banco Central», dijo.
Donde sí debió asumir un costo mayor fue en las licitaciones de Letras de Regulación Monetaria, pagando un interés en torno a 14%. «Las tasas que sí convalidamos y que dan muestra de una clara contracción son las de la curva de rendimientos en las licitaciones», afirmó Bergara.