11/10/13 – 08:35
E l Gobierno no puede contener el alza del dólar y todos sostienen, en el sistema bancario, que va rumbo a los 10 pesos en las vísperas de las elecciones .
Ayer volvió a subir y la escalada abrió fuertes peleas entre los funcionarios del equipo económico, que no encuentran una solución desde que el blue se les escapó a finales del 2011.
La temporaria ausencia de Cristina Kirchner por enfermedad exacerbó las disputas de poder al máximo nivel de la Casa Rosada.
Esta semana hubo encuentros en la Unión Industrial, la Asociación Empresaria y en ADEBA, en las cuales los hombres de negocios manifestaron su temor por cómo se iba a gestionar el poder. Los empresarios ya saben que con Cristina en el gobierno abunda la mala praxis, pero sin la Presidenta la improvisación puede estar acompaña da de luchas furiosas que compliquen aún más la gestión.
Días atrás, Guillermo Moreno calificó a Mercedes Marcó del Pont de inoperante. Dijo : «No sabe nada de nada y por eso el dólar se escapa». También embistió duro contra los cambistas, pero ya sin mucho efecto. El secretario habló otra vez con Alfredo Piano y lo amenazó: «Bajen el dólar, porque si no les voy a romper el culo.» La intimación la repitió sin resultados con otros operadores, porque a fuerza de fracasos el funcionario se convirtió en una caricatura de sí mismo. En la última corrida, ya había apretado a los banqueros y prometió un dólar a 6,5 pesos.
Amado Boudou quiere utilizar su inesperado poder interino para abrir negociaciones que permitan que el «cristinismo» vuelva a endeudarse en los mercados en los dos últimos años de Gobierno. El vicepresidente sostiene que las reservas «no aguantan» hasta el 2015. Por eso ayer intentó retomar protagonismo económico y organizó una conferencia en el Palacio de Ha cienda. El encuentro se levantó.
La decisión estuvo vinculada a dos cuestiones más serias. Primero, Carlos Zannini desautorizó a Boudou y, por otro lado, desde Washington, Hernán Lorenzino comunicó que habían surgido problemas de último momento y que era necesario superarlos para cerrar acuerdos con el Banco Mundial.
El plan que pretende imponer el vi cepresidente implica desdecir el relato del Gobierno y acercarse al sector más ortodoxo del sistema financiero.
Los banqueros que apoyan la iniciativa e impulsan a Boudou son los extranjeros, como el Barclays y el Deutsche Bank, y varios locales que ven el jugoso negocio de la colocación de bonos. Se trata de las entidades que apuntalaron el polémico canje del 2010. Este plan sería la verdadera causa de la puja que mantiene con Zannini. Una pelea que obligó al opacado jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, a marcarle la cancha al Presidente interino. Sus contrincantes interpretan que el acercamiento a la banca internacional implica que la Argentina vuelva a endeudarse y financiar así la caída de las reservas.
Con este plan Boudou imagina que puede recuperar predicamento dentro del Gobierno y reubicarse en la lista de candidatos del oficialismo .
Hoy, algo semejante huele a pura fantasía.
Pero la audaz estrategia debe sortear desafíos como la batallas internas y el freno que le pone el cristinismo, y más aún: su total falta de credibilidad local e internacional, producto de que su figura está estrechamente vinculada a la impericia económica, el aventurerismo político y la corrupción kirchnerista. Su mala imagen rompe récords.
Boudou trata de reflotar la propuesta que la propia Cristina vetó cuando triunfó en 2011. Cree que puede aprovechar la enfermedad de la Presidenta e imponer su plan como una solución a la caída de reservas y al temor que provoca en Olivos el ataque de los fon dos buitre.
Hernán Lorenzino fue a buscar apoyo en los Estados Unidos y, hace unas semanas, en Washington, chocó contra un témpano. Le comunicaron en el Tesoro de EE.UU. que la Casa Blanca podría reabrir conversaciones sólo si primero la Argentina paga los fallos del CIADI. Por eso, Hernán Lorenzino negoció saldar 500 millones de dólares con bonos de la deuda pública, pensando que resolvería el problema.
La primera reacción política fue, ayer, el freno a la conferencia de Boudou por parte del entorno íntimo de la convaleciente Presidenta. Zannini volvió a cargar contra el vice y también contra el secretario de Comercio.
En su opinión, «Moreno es parte del problema, no de las soluciones econó micas.» Las acusaciones obedecen a que en el Gobierno no quieren reconocer los fuertes traspiés que cometió la Casa Rosada. La avidez por el blue es el efecto de serios errores de la administración cristinista: no hay plan económico, dejaron atrasar el dólar y adoptaron medidas como las energéticas y el cepo que están en la base de la inquietante pérdida de reservas.
Mercedes Marcó del Pont elevó a la Quinta de Olivos un plan alternativo.
Negocia con China reflotar un acuerdo que había firmado Martín Redrado. Se trata de un préstamo en yuanes por un equivalente a 10.000 millones de dólares. El debilitado directorio del BCRA sondea si ese dinero lo puede convertir en bonos chinos nominados en dólares emitidos en Hong Kong .
Así, la jefa del Central busca cosmética y fortalecer las reservas en forma ficticia. Pero las disputas en la entidad son encarnizadas. Marcó del Pont fue despiadada con Gabriela Ciganotto, su enemiga. Ciganotto le hizo la vida imposible en el directorio durante los últimos dos años. Por eso el día que venció el mandado de la vicepresidenta segunda, Marcó del Pont se vengó: ordenó sin consultarla anular su acceso a Internet y le sacó el escritorio de su despacho.
E l Gobierno no puede contener el alza del dólar y todos sostienen, en el sistema bancario, que va rumbo a los 10 pesos en las vísperas de las elecciones .
Ayer volvió a subir y la escalada abrió fuertes peleas entre los funcionarios del equipo económico, que no encuentran una solución desde que el blue se les escapó a finales del 2011.
La temporaria ausencia de Cristina Kirchner por enfermedad exacerbó las disputas de poder al máximo nivel de la Casa Rosada.
Esta semana hubo encuentros en la Unión Industrial, la Asociación Empresaria y en ADEBA, en las cuales los hombres de negocios manifestaron su temor por cómo se iba a gestionar el poder. Los empresarios ya saben que con Cristina en el gobierno abunda la mala praxis, pero sin la Presidenta la improvisación puede estar acompaña da de luchas furiosas que compliquen aún más la gestión.
Días atrás, Guillermo Moreno calificó a Mercedes Marcó del Pont de inoperante. Dijo : «No sabe nada de nada y por eso el dólar se escapa». También embistió duro contra los cambistas, pero ya sin mucho efecto. El secretario habló otra vez con Alfredo Piano y lo amenazó: «Bajen el dólar, porque si no les voy a romper el culo.» La intimación la repitió sin resultados con otros operadores, porque a fuerza de fracasos el funcionario se convirtió en una caricatura de sí mismo. En la última corrida, ya había apretado a los banqueros y prometió un dólar a 6,5 pesos.
Amado Boudou quiere utilizar su inesperado poder interino para abrir negociaciones que permitan que el «cristinismo» vuelva a endeudarse en los mercados en los dos últimos años de Gobierno. El vicepresidente sostiene que las reservas «no aguantan» hasta el 2015. Por eso ayer intentó retomar protagonismo económico y organizó una conferencia en el Palacio de Ha cienda. El encuentro se levantó.
La decisión estuvo vinculada a dos cuestiones más serias. Primero, Carlos Zannini desautorizó a Boudou y, por otro lado, desde Washington, Hernán Lorenzino comunicó que habían surgido problemas de último momento y que era necesario superarlos para cerrar acuerdos con el Banco Mundial.
El plan que pretende imponer el vi cepresidente implica desdecir el relato del Gobierno y acercarse al sector más ortodoxo del sistema financiero.
Los banqueros que apoyan la iniciativa e impulsan a Boudou son los extranjeros, como el Barclays y el Deutsche Bank, y varios locales que ven el jugoso negocio de la colocación de bonos. Se trata de las entidades que apuntalaron el polémico canje del 2010. Este plan sería la verdadera causa de la puja que mantiene con Zannini. Una pelea que obligó al opacado jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, a marcarle la cancha al Presidente interino. Sus contrincantes interpretan que el acercamiento a la banca internacional implica que la Argentina vuelva a endeudarse y financiar así la caída de las reservas.
Con este plan Boudou imagina que puede recuperar predicamento dentro del Gobierno y reubicarse en la lista de candidatos del oficialismo .
Hoy, algo semejante huele a pura fantasía.
Pero la audaz estrategia debe sortear desafíos como la batallas internas y el freno que le pone el cristinismo, y más aún: su total falta de credibilidad local e internacional, producto de que su figura está estrechamente vinculada a la impericia económica, el aventurerismo político y la corrupción kirchnerista. Su mala imagen rompe récords.
Boudou trata de reflotar la propuesta que la propia Cristina vetó cuando triunfó en 2011. Cree que puede aprovechar la enfermedad de la Presidenta e imponer su plan como una solución a la caída de reservas y al temor que provoca en Olivos el ataque de los fon dos buitre.
Hernán Lorenzino fue a buscar apoyo en los Estados Unidos y, hace unas semanas, en Washington, chocó contra un témpano. Le comunicaron en el Tesoro de EE.UU. que la Casa Blanca podría reabrir conversaciones sólo si primero la Argentina paga los fallos del CIADI. Por eso, Hernán Lorenzino negoció saldar 500 millones de dólares con bonos de la deuda pública, pensando que resolvería el problema.
La primera reacción política fue, ayer, el freno a la conferencia de Boudou por parte del entorno íntimo de la convaleciente Presidenta. Zannini volvió a cargar contra el vice y también contra el secretario de Comercio.
En su opinión, «Moreno es parte del problema, no de las soluciones econó micas.» Las acusaciones obedecen a que en el Gobierno no quieren reconocer los fuertes traspiés que cometió la Casa Rosada. La avidez por el blue es el efecto de serios errores de la administración cristinista: no hay plan económico, dejaron atrasar el dólar y adoptaron medidas como las energéticas y el cepo que están en la base de la inquietante pérdida de reservas.
Mercedes Marcó del Pont elevó a la Quinta de Olivos un plan alternativo.
Negocia con China reflotar un acuerdo que había firmado Martín Redrado. Se trata de un préstamo en yuanes por un equivalente a 10.000 millones de dólares. El debilitado directorio del BCRA sondea si ese dinero lo puede convertir en bonos chinos nominados en dólares emitidos en Hong Kong .
Así, la jefa del Central busca cosmética y fortalecer las reservas en forma ficticia. Pero las disputas en la entidad son encarnizadas. Marcó del Pont fue despiadada con Gabriela Ciganotto, su enemiga. Ciganotto le hizo la vida imposible en el directorio durante los últimos dos años. Por eso el día que venció el mandado de la vicepresidenta segunda, Marcó del Pont se vengó: ordenó sin consultarla anular su acceso a Internet y le sacó el escritorio de su despacho.