Merino Soto
La Argentina última los detalles para la creación de una marca país en donde a través del término agricultura inteligente (AI) busca imponer en el exterior todos los avances tecnológicos aplicados al sector agroindustrial.
Éstos tienen que ver con una producción primaria y un proceso productivo de alta eficiencia y gran conocimiento, que permite colocar al país dentro de la categoría de una mayor sustentabilidad y menor impacto del medio ambiente en relación con otros países.
El programa que se inició en el 2011 se desarrolla dentro del Ministerio de Agricultura. Hoy se ultiman los lineamientos a través del Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (IPNI) para su presentación.
“Lo que buscamos es colocar a la producción argentina como la agricultura sustentable a nivel mundial”, dijo a este diario el viceministro de la cartera agropecuaria, Lorenzo Basso.
Una vez desarrollado el patentamiento, el próximo paso será definir qué tecnologías encuadran en los rubros que tiene el IPNI.
Puntualmente, la AI se refiere a una agricultura de procesos, con un enfoque sistémico, que tienda a conservar o incrementar los servicios del ecosistema, que procure la mejora continua y el manejo adaptativo y sustentable de los sistemas productivos, y que permita el gerenciamiento de la heterogeneidad ambiental.
Hoy la Argentina puede transmitir sus conocimientos a otras naciones con el objetivo de hacer frente a las exigencias comerciales que se vienen imponiendo en los mercados, como es el cuidado del medio ambiente.
Es así que la siembra directa, llevará la bandera de los modelos de AI que tiene el agro. A esto se le suma la agricultura por ambientes, una tecnología que permite al productor evaluar los distintos microambientes que se dan en el suelo y que tienen que ver con la fertilidad o el espesor, y donde las propiedades de la tierra varían tanto de forma horizontal como vertical.
El manejo de los sistemas pastoriles o silvopastoriles visto en la ganadería del NEO o NOA, es otro de los ejemplos de la AI. Detrás de esto hay algo que es muy valorado a nivel mundial conocido como el secuestro de carbono.
Basso hizo hincapié también en la innovación que vienen realizando las maquinarias agrícolas, “las cuales debemos saber vender”. El funcionario se refiere al uso que el productor hace de sus herramientas debido a su intensidad y al sistema de organización de los contratistas, lo que permite que dicha maquinaria se amortice rápidamente logrando un recambio que en otros países no existe.
El programa buscará darle impulso a una serie de proyectos que contribuyen directa o indirectamente con la agricultura inteligente. Entre ellos están las buenas prácticas agrícolas y ganaderas o la evaluación de los recursos forrajeros a escala nacional, ya que en la actualidad la Argentina no conoce cuál es su techo productivo.
Otro tiene que ver con la determinación y evaluación de emisiones de metano en la ganadería bovina. “En este punto, la Argentina tiene que trabajar intensamente para poder determinar y hacer una extrapolación con modelos matemáticos para saber la cantidad de esos gases y así posicionarse como un país no emisor”, remarcó el funcionario.
La discusión por los alimentos es el debate del futuro. La forma de cómo hacerlos formará parte de ese análisis. El mundo pondrá el foco en el agua y en la bioenergía, como recursos indispensables de la agricultura que se viene.
Es ahí donde la Argentina busca demostrar que su tecnología es mucho más competitiva gracias a que aplicó conocimiento. El trabajo conjunto de la sustentabilidad y la innovación permanente hacen que el agro argentino se vuelva un sector dinámico y eso es un sello de calidad, que se buscará exportar en el futuro.