En entrevista exclusiva, Glenn Greenwald , ganador del Premio Perfil a la Libertad de Expresión Internacional , habla de su pasión por el periodismo que cuestiona al poder, explica los objetivos del proyecto que está construyendo con Pierre Omidyar –fundador de eBay– y, por supuesto, advierte sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA).
“Todavía no podemos decir que el gobierno argentino no era un objetivo. Tenemos muchos más documentos que aún no han sido publicados, algunos muy importantes. Todavía hay muchas más denuncias que quedan por publicar. Y hay documentos sobre la Argentina . No estoy diciendo exactamente que los documentos oficiales del gobierno argentino fueron un objetivo. Pero Argentina es, sin duda, un objetivo de espionaje de la NSA . Digo esto porque el punto principal para entender a la NSA y otros aliados es que no necesitan una razón para elegir a alguien para espiar. Su pensamiento es que quieren recoger todas las comunicaciones y los datos del mundo. Porque, cuanto más saben y recogen, más poder tiene Estados Unidos. Entonces podrían recopilar información de la presidenta argentina sin una razón”, afirma Greenwald desde un hotel de Río de Janeiro en el que suele refugiarse para escribir.
—Siendo un abogado constitucionalista y especializado en derechos civiles, que trabajó desde los 90 en importantes estudios para luego crear uno propio, ¿qué lo llevó a practicar el periodismo?
—En 2005, cuando trabajaba como abogado, me di cuenta de que había una crisis política, no sólo en mi país, los Estados Unidos, sino también en todo el mundo, como consecuencia del 11 de septiembre. Para mí, los periodistas estadounidenses no estaban haciendo lo que deberían hacer: proteger los derechos a la libertad. Ellos servían al gobierno. Me di cuenta de que había una necesidad de encontrar una forma, un espacio para los periodistas que querían luchar contra el gobierno. Y creé un blog que atrajo a muchos lectores, y desde entonces he estado trabajando con la política.
—¿Qué se necesita para hacer frente a las ideas convencionales en materia de periodismo?
—Tengo una opinión sobre por qué el periodismo contra la corriente, contra el gobierno, debe existir. Los poderosos necesitan tener límites. Sin límites van a abusar del poder, es la naturaleza del ser humano. Una de las limitaciones más eficaces, son los medios de comunicación, una prensa agresiva contra el gobierno. Sólo los periodistas pueden llevar al público lo que los poderosos están haciendo en secreto. Sin ella, creo que se crea una situación muy peligrosa. Sin la existencia de un periodismo agresivo, el poder seguramente va a ser usado para abusar. Y hay muchos periodistas que quieren ser amigos del gobierno y estar cerca de los poderosos, pero, en mi opinión, el papel de los periodistas es estar en contra de los poderosos, y eso sólo se consigue haciendo periodismo agresivo.
—Usted ha dejado “The Guardian” y se asoció a Pierre Omidyar, fundador de eBay, que desembolsará unos US$ 250 millones en un medio digital. ¿Puede darnos más detalles de ese proyecto?
—La idea es crear una institución que incentive a los periodistas a seguir la pasión por el periodismo; que no haya ningún impedimento para que puedan seguir su pasión, buscar la verdad sin estar arrinconados, pasivos y con miedo. Queremos crear una institución con una gran cantidad de dinero, muchos abogados, muchos editores que trabajen juntos para hacer un periodismo agresivo, con pasión, contra los poderosos. Hay muchos periodistas profesionales, revistas y periódicos en Estados Unidos que tienen miedo de luchar por los riesgos, y queremos construir una institución que no sólo cree formas de que lo hagan, sino que también las incentive.
—Usted mantiene contacto con Edward Snowden mediante correo encriptado y apuesta a un proyecto típico de Silicon Valley. ¿Qué lugar ocupa la tecnología para promover el periodismo que va contra la corriente?
—La tecnología e internet han promovido muchos cambios en el periodismo. Cuando comencé mi carrera en el periodismo, hace diez años, los periodistas estaban obligados a trabajar en tres o cuatro grandes periódicos o en algunas cadenas de televisión importantes. La mayoría tiene las mismas reglas de conducta y las mismas normas editoriales y te ahogan. Con internet, éstas no son las únicas maneras. En internet podemos hacer periodismo sin límites, con absoluta libertad. Empecé mi carrera haciendo eso e hice exactamente lo que quería y como quería. No había nadie que me dijera lo que podía o no podía hacer. Cuando fui a The Guardian, insistí en mantener mi libertad editorial. Otra cosa muy importante tiene relación con el espionaje. Los gobiernos pueden saber quién está hablando con quién. En este mundo, el periodismo se ha vuelto muy difícil. Las fuentes tienen miedo y la tecnología puede proteger de nuevo ese proceso, rescatando el anonimato, y por lo tanto aumentar el poder del periodismo.
—¿Qué otros tipos de noticias devolverán al público las ganas de creer en ellas?
—Cuando yo estaba en Hong Kong con Snowden discutimos mucho sobre el periodismo, más incluso que sobre espionaje. Sabíamos que el reportaje iba a ser más sobre el periodismo, la relación entre los periodistas y el gobierno, que sobre otra cosa. Muchas personas me envían correo diciendo que quieren hacer periodismo diferente; estudiantes universitarios me buscan y dicen que desean ejercer el periodismo en este camino. Creo que todo el mundo que eligió esta carrera debe tener el deseo de investigar, descubrir los secretos. La razón para ser periodista es hacer esta investigación, descubrir la verdad y mostrarla al mundo. Creo que todos tenemos ese deseo dentro, y yo quiero incentivar que ese deseo sea puesto en práctica.
—¿No le resulta contradictorio que Snowden opte por asilarse en Rusia, un país que no se caracteriza por ser líder en libertad de expresión?
—En primer lugar, no optó por Rusia. El estaba viajando a Latinoamérica y viajaría cruzando por Rusia porque había recibido garantías de que podría pasar sin ser detenido. Cuando llegó allí, Estados Unidos canceló su pasaporte sin juicio o tribunal y empezó a amenazar a Cuba y otros países que lo dejarían pasar. Entonces se vio obligado a permanecer allí. En segundo lugar, cuando alguien pide asilo no es un proceso en el que se pueda elegir qué país uno ama, que país es más libre. El proceso de asilo es encontrar un país que lo protegerá contra los ataques a los derechos humanos. Rusia logró protegerlo, y por eso se quedó allí.
—¿Ha escuchado acerca de la situación de la libertad de prensa en la Argentina? ¿Tiene alguna opinión formada?
—No conozco en profundidad la situación. Pero ocurre en muchos países que los periodistas consiguen muchas ventajas cuando se quedan del lado del gobierno. La naturaleza del poder es ayudar a aquellos que están de su lado y causar perjuicio a los que están en contra. Así que hay una gran presión para que los periódicos apoyen al gobierno. Pero, para mí, cuando pasa esto no es periodismo; es otra cosa.
—La Asamblea General de la SIP realizada recientemente en Denver se refirió a su caso y se declaró contra las “presiones ejercidas por gobiernos contra los ciudadanos para hacer, o aceptar, una falsa elección entre libertad de expresión y seguridad nacional”. ¿Cómo se resuelve política y legalmente esa dicotomía?
—Después de los atentados del 11 de septiembre, es muy fácil convencer a la gente de que renuncie a sus derechos. Doce años después del ataque, el gobierno de Estados Unidos utiliza esta excusa para todo: la guerra, la tortura, el encarcelamiento, el espionaje. La población en Estados Unidos y alrededor del mundo está cansada de esa excusa. Y nuestra investigación muestra que gran parte del espionaje no tiene nada que ver con la seguridad nacional: se realiza sobre temas económicos, Petrobras, Dilma, el Ministerio de Minas y Energía… es muy claro que gran parte del espionaje no tiene nada que ver con el terrorismo. Y creo que ése es el punto más importante, no sólo sobre el espionaje sino también sobre lo que la gente piensa sobre el presidente Obama y el gobierno. La gente sabe ahora que las declaraciones oficiales son a menudo falsas y ya no confía.
—¿Cuál es el rol que juegan las compañías de telecomunicaciones en el espionaje?
—En Estados Unidos, como en muchos países, si usted es una gran empresa desea tener una muy buena relación con el gobierno. Si es así, usted recibirá muchos contratos, tendrá mucho lucro, ya que las normas se aplican según las buenas relaciones que tenga. El sistema es utilizado para ayudar o hacer daño. El punto principal del espionaje es que podían hacer todo en secreto. Nadie sabía que Facebook, Microsoft y Apple estaban trabajando con ellos. Hay muchas personas que no quieren utilizar estos servicios si siguen trabajando con la NSA.
—¿Cuál es el efecto de esa participación en la decisión suya de quedarse en Brasil y de Snowden en Rusia?
—Brasil es un país grande e importante y es objetivo de espionaje de la NSA. Estoy haciendo investigaciones en Francia, España, India y Alemania. Nuestro objetivo es dar a conocer a todos los países. Brasil fue el primero porque estoy aquí y hay muchos documentos al respecto.
—¿Cuál fue la mejor nota que escribió en su carrera?
—Por supuesto que la denuncia sobre la NSA es la que tuvo más impacto, pero hay una especial. Descubrí que Bradley Manning, la fuente de WikiLeaks, fue objeto de maltratos. Estados Unidos lo hacía para asustar a otras fuentes en el futuro. Cuando descubrí esto, hice investigaciones y escribí un artículo que muestra cómo fue víctima de abuso en la prisión. Eso creó una gran polémica. Organizaciones de derechos humanos denunciaron al gobierno y semanas después Manning fue trasladado a una prisión donde fue tratado mucho mejor. Así se ve que, si el periodista investiga sin límites, sin miedo, puede lograr un gran impacto. Para mí fue muy importante comprobarlo. Siempre supe que era posible en teoría, pero al ver el impacto de cómo se puede mejorar la vida de una persona, se puede entender mejor el poder del periodismo.
—¿Qué precauciones toma en sus comunicaciones?
—Muchas. No puedo usar mi teléfono o internet si no están encriptados de una manera muy sofisticada. Para trabajos importantes con fuentes, periodistas y editores, hay que utilizarla. La tecnología nos puede proteger.
—¿Siente miedo?
—No puedo pensar en eso. Hay reporteros en la guerra y periodistas con menos atención siendo atacados. Siempre hay riesgo si usted quiere hacer periodismo. Se debe tener cuidado, pero no tiene sentido la paranoia. Es necesario olvidar los riesgos y concentrarse. Yo sé que estoy haciendo un periodismo que provoca la ira de los poderosos. Mi pareja (David Miranda) fue detenido y acusado de terrorismo; existe la posibilidad de que no pueda regresar a Estados Unidos y otras cosas, pero trato de no pensar en ello. Si pensara, tendría que parar, y no quiero parar
(*) Durante la semana Perfil.com publicará el video con el mensaje de Greenwald al recibir el premio Perfil.
*Producción: Facundo F. Barrio y Blanca López.
“Todavía no podemos decir que el gobierno argentino no era un objetivo. Tenemos muchos más documentos que aún no han sido publicados, algunos muy importantes. Todavía hay muchas más denuncias que quedan por publicar. Y hay documentos sobre la Argentina . No estoy diciendo exactamente que los documentos oficiales del gobierno argentino fueron un objetivo. Pero Argentina es, sin duda, un objetivo de espionaje de la NSA . Digo esto porque el punto principal para entender a la NSA y otros aliados es que no necesitan una razón para elegir a alguien para espiar. Su pensamiento es que quieren recoger todas las comunicaciones y los datos del mundo. Porque, cuanto más saben y recogen, más poder tiene Estados Unidos. Entonces podrían recopilar información de la presidenta argentina sin una razón”, afirma Greenwald desde un hotel de Río de Janeiro en el que suele refugiarse para escribir.
—Siendo un abogado constitucionalista y especializado en derechos civiles, que trabajó desde los 90 en importantes estudios para luego crear uno propio, ¿qué lo llevó a practicar el periodismo?
—En 2005, cuando trabajaba como abogado, me di cuenta de que había una crisis política, no sólo en mi país, los Estados Unidos, sino también en todo el mundo, como consecuencia del 11 de septiembre. Para mí, los periodistas estadounidenses no estaban haciendo lo que deberían hacer: proteger los derechos a la libertad. Ellos servían al gobierno. Me di cuenta de que había una necesidad de encontrar una forma, un espacio para los periodistas que querían luchar contra el gobierno. Y creé un blog que atrajo a muchos lectores, y desde entonces he estado trabajando con la política.
—¿Qué se necesita para hacer frente a las ideas convencionales en materia de periodismo?
—Tengo una opinión sobre por qué el periodismo contra la corriente, contra el gobierno, debe existir. Los poderosos necesitan tener límites. Sin límites van a abusar del poder, es la naturaleza del ser humano. Una de las limitaciones más eficaces, son los medios de comunicación, una prensa agresiva contra el gobierno. Sólo los periodistas pueden llevar al público lo que los poderosos están haciendo en secreto. Sin ella, creo que se crea una situación muy peligrosa. Sin la existencia de un periodismo agresivo, el poder seguramente va a ser usado para abusar. Y hay muchos periodistas que quieren ser amigos del gobierno y estar cerca de los poderosos, pero, en mi opinión, el papel de los periodistas es estar en contra de los poderosos, y eso sólo se consigue haciendo periodismo agresivo.
—Usted ha dejado “The Guardian” y se asoció a Pierre Omidyar, fundador de eBay, que desembolsará unos US$ 250 millones en un medio digital. ¿Puede darnos más detalles de ese proyecto?
—La idea es crear una institución que incentive a los periodistas a seguir la pasión por el periodismo; que no haya ningún impedimento para que puedan seguir su pasión, buscar la verdad sin estar arrinconados, pasivos y con miedo. Queremos crear una institución con una gran cantidad de dinero, muchos abogados, muchos editores que trabajen juntos para hacer un periodismo agresivo, con pasión, contra los poderosos. Hay muchos periodistas profesionales, revistas y periódicos en Estados Unidos que tienen miedo de luchar por los riesgos, y queremos construir una institución que no sólo cree formas de que lo hagan, sino que también las incentive.
—Usted mantiene contacto con Edward Snowden mediante correo encriptado y apuesta a un proyecto típico de Silicon Valley. ¿Qué lugar ocupa la tecnología para promover el periodismo que va contra la corriente?
—La tecnología e internet han promovido muchos cambios en el periodismo. Cuando comencé mi carrera en el periodismo, hace diez años, los periodistas estaban obligados a trabajar en tres o cuatro grandes periódicos o en algunas cadenas de televisión importantes. La mayoría tiene las mismas reglas de conducta y las mismas normas editoriales y te ahogan. Con internet, éstas no son las únicas maneras. En internet podemos hacer periodismo sin límites, con absoluta libertad. Empecé mi carrera haciendo eso e hice exactamente lo que quería y como quería. No había nadie que me dijera lo que podía o no podía hacer. Cuando fui a The Guardian, insistí en mantener mi libertad editorial. Otra cosa muy importante tiene relación con el espionaje. Los gobiernos pueden saber quién está hablando con quién. En este mundo, el periodismo se ha vuelto muy difícil. Las fuentes tienen miedo y la tecnología puede proteger de nuevo ese proceso, rescatando el anonimato, y por lo tanto aumentar el poder del periodismo.
—¿Qué otros tipos de noticias devolverán al público las ganas de creer en ellas?
—Cuando yo estaba en Hong Kong con Snowden discutimos mucho sobre el periodismo, más incluso que sobre espionaje. Sabíamos que el reportaje iba a ser más sobre el periodismo, la relación entre los periodistas y el gobierno, que sobre otra cosa. Muchas personas me envían correo diciendo que quieren hacer periodismo diferente; estudiantes universitarios me buscan y dicen que desean ejercer el periodismo en este camino. Creo que todo el mundo que eligió esta carrera debe tener el deseo de investigar, descubrir los secretos. La razón para ser periodista es hacer esta investigación, descubrir la verdad y mostrarla al mundo. Creo que todos tenemos ese deseo dentro, y yo quiero incentivar que ese deseo sea puesto en práctica.
—¿No le resulta contradictorio que Snowden opte por asilarse en Rusia, un país que no se caracteriza por ser líder en libertad de expresión?
—En primer lugar, no optó por Rusia. El estaba viajando a Latinoamérica y viajaría cruzando por Rusia porque había recibido garantías de que podría pasar sin ser detenido. Cuando llegó allí, Estados Unidos canceló su pasaporte sin juicio o tribunal y empezó a amenazar a Cuba y otros países que lo dejarían pasar. Entonces se vio obligado a permanecer allí. En segundo lugar, cuando alguien pide asilo no es un proceso en el que se pueda elegir qué país uno ama, que país es más libre. El proceso de asilo es encontrar un país que lo protegerá contra los ataques a los derechos humanos. Rusia logró protegerlo, y por eso se quedó allí.
—¿Ha escuchado acerca de la situación de la libertad de prensa en la Argentina? ¿Tiene alguna opinión formada?
—No conozco en profundidad la situación. Pero ocurre en muchos países que los periodistas consiguen muchas ventajas cuando se quedan del lado del gobierno. La naturaleza del poder es ayudar a aquellos que están de su lado y causar perjuicio a los que están en contra. Así que hay una gran presión para que los periódicos apoyen al gobierno. Pero, para mí, cuando pasa esto no es periodismo; es otra cosa.
—La Asamblea General de la SIP realizada recientemente en Denver se refirió a su caso y se declaró contra las “presiones ejercidas por gobiernos contra los ciudadanos para hacer, o aceptar, una falsa elección entre libertad de expresión y seguridad nacional”. ¿Cómo se resuelve política y legalmente esa dicotomía?
—Después de los atentados del 11 de septiembre, es muy fácil convencer a la gente de que renuncie a sus derechos. Doce años después del ataque, el gobierno de Estados Unidos utiliza esta excusa para todo: la guerra, la tortura, el encarcelamiento, el espionaje. La población en Estados Unidos y alrededor del mundo está cansada de esa excusa. Y nuestra investigación muestra que gran parte del espionaje no tiene nada que ver con la seguridad nacional: se realiza sobre temas económicos, Petrobras, Dilma, el Ministerio de Minas y Energía… es muy claro que gran parte del espionaje no tiene nada que ver con el terrorismo. Y creo que ése es el punto más importante, no sólo sobre el espionaje sino también sobre lo que la gente piensa sobre el presidente Obama y el gobierno. La gente sabe ahora que las declaraciones oficiales son a menudo falsas y ya no confía.
—¿Cuál es el rol que juegan las compañías de telecomunicaciones en el espionaje?
—En Estados Unidos, como en muchos países, si usted es una gran empresa desea tener una muy buena relación con el gobierno. Si es así, usted recibirá muchos contratos, tendrá mucho lucro, ya que las normas se aplican según las buenas relaciones que tenga. El sistema es utilizado para ayudar o hacer daño. El punto principal del espionaje es que podían hacer todo en secreto. Nadie sabía que Facebook, Microsoft y Apple estaban trabajando con ellos. Hay muchas personas que no quieren utilizar estos servicios si siguen trabajando con la NSA.
—¿Cuál es el efecto de esa participación en la decisión suya de quedarse en Brasil y de Snowden en Rusia?
—Brasil es un país grande e importante y es objetivo de espionaje de la NSA. Estoy haciendo investigaciones en Francia, España, India y Alemania. Nuestro objetivo es dar a conocer a todos los países. Brasil fue el primero porque estoy aquí y hay muchos documentos al respecto.
—¿Cuál fue la mejor nota que escribió en su carrera?
—Por supuesto que la denuncia sobre la NSA es la que tuvo más impacto, pero hay una especial. Descubrí que Bradley Manning, la fuente de WikiLeaks, fue objeto de maltratos. Estados Unidos lo hacía para asustar a otras fuentes en el futuro. Cuando descubrí esto, hice investigaciones y escribí un artículo que muestra cómo fue víctima de abuso en la prisión. Eso creó una gran polémica. Organizaciones de derechos humanos denunciaron al gobierno y semanas después Manning fue trasladado a una prisión donde fue tratado mucho mejor. Así se ve que, si el periodista investiga sin límites, sin miedo, puede lograr un gran impacto. Para mí fue muy importante comprobarlo. Siempre supe que era posible en teoría, pero al ver el impacto de cómo se puede mejorar la vida de una persona, se puede entender mejor el poder del periodismo.
—¿Qué precauciones toma en sus comunicaciones?
—Muchas. No puedo usar mi teléfono o internet si no están encriptados de una manera muy sofisticada. Para trabajos importantes con fuentes, periodistas y editores, hay que utilizarla. La tecnología nos puede proteger.
—¿Siente miedo?
—No puedo pensar en eso. Hay reporteros en la guerra y periodistas con menos atención siendo atacados. Siempre hay riesgo si usted quiere hacer periodismo. Se debe tener cuidado, pero no tiene sentido la paranoia. Es necesario olvidar los riesgos y concentrarse. Yo sé que estoy haciendo un periodismo que provoca la ira de los poderosos. Mi pareja (David Miranda) fue detenido y acusado de terrorismo; existe la posibilidad de que no pueda regresar a Estados Unidos y otras cosas, pero trato de no pensar en ello. Si pensara, tendría que parar, y no quiero parar
(*) Durante la semana Perfil.com publicará el video con el mensaje de Greenwald al recibir el premio Perfil.
*Producción: Facundo F. Barrio y Blanca López.