El economista Miguel Bein descartó de plano una devaluación «agresiva» como medida inmediata del nuevo equipo económico del gobierno, y por el contrario dijo que espera políticas para «corregir suavemente» la falta de dólares que padece la economía nacional.
«El obstáculo mayor que hay hoy es un tipo de cambio que se atrasó respecto al aumento de precios y al aumento de salarios», sintetizó, y recordó que ese programa funcionó muy bien «para ganar las elecciones de 2011».
Para Bein, históricamente los gobiernos argentinos optaron por devaluaciones fuertes para restablecer el equilibro con las divisas. «A contramano de lo que siempre se hizo, la presidenta dijo en varias oportunidades que no va a devaluar».
«Se buscará agilizar la economía sin usar dólares, con inversiones que vengan con financiamiento propio como el desarrollo de los trenes con dinero de China, de YPF con socios internacionales, o de las represas del sur», aseguró al cierre del ciclo de conferencias que cada año organiza en Buenos Aires el Banco Industrial.
El ex viceministro de Economía de la Alianza, uno de los economistas más consultados por los empresarios durante la posconvertibilidad, habló en el marco de la jornada final del ciclo «Descifrando el futuro». Compartió escenario con el economista Ricardo Arriazu.
El cambio de gabinete y las especulaciones sobre los próximos pasos de los nuevos jefes de la economía concentraron la atención de los presentes.
En un escenario de restricciones, Bein imagina un 2014 de muy bajo crecimiento económico con salarios subiendo un 24 por ciento, contra una inflación por arriba del 27 por ciento y una variación del tipo de cambio de 30 por ciento también. «El salario en dólares no va a subir más, inclusive va a bajar el próximo año», dijo.
«Si uno mira todo eso, significa que la economía no va a crecer prácticamente nada», subrayó.
Además estimó que los ajustes vendrán por mayores controles al dólar turista (mejor dicho, a las compras en dólares de los turistas en el exterior, un gasto que estimó en 5 mil millones de dólares al año), a las importaciones, un alza del precio de los combustibles «para mantener la demanda playa», y nuevos impuestos a los autos de alta gama y a otros productos importados suntuarios.
También señaló que otra opción posible será el endeudamiento a través de la emisión de bonos.
«El obstáculo mayor que hay hoy es un tipo de cambio que se atrasó respecto al aumento de precios y al aumento de salarios», sintetizó, y recordó que ese programa funcionó muy bien «para ganar las elecciones de 2011».
Para Bein, históricamente los gobiernos argentinos optaron por devaluaciones fuertes para restablecer el equilibro con las divisas. «A contramano de lo que siempre se hizo, la presidenta dijo en varias oportunidades que no va a devaluar».
«Se buscará agilizar la economía sin usar dólares, con inversiones que vengan con financiamiento propio como el desarrollo de los trenes con dinero de China, de YPF con socios internacionales, o de las represas del sur», aseguró al cierre del ciclo de conferencias que cada año organiza en Buenos Aires el Banco Industrial.
El ex viceministro de Economía de la Alianza, uno de los economistas más consultados por los empresarios durante la posconvertibilidad, habló en el marco de la jornada final del ciclo «Descifrando el futuro». Compartió escenario con el economista Ricardo Arriazu.
El cambio de gabinete y las especulaciones sobre los próximos pasos de los nuevos jefes de la economía concentraron la atención de los presentes.
En un escenario de restricciones, Bein imagina un 2014 de muy bajo crecimiento económico con salarios subiendo un 24 por ciento, contra una inflación por arriba del 27 por ciento y una variación del tipo de cambio de 30 por ciento también. «El salario en dólares no va a subir más, inclusive va a bajar el próximo año», dijo.
«Si uno mira todo eso, significa que la economía no va a crecer prácticamente nada», subrayó.
Además estimó que los ajustes vendrán por mayores controles al dólar turista (mejor dicho, a las compras en dólares de los turistas en el exterior, un gasto que estimó en 5 mil millones de dólares al año), a las importaciones, un alza del precio de los combustibles «para mantener la demanda playa», y nuevos impuestos a los autos de alta gama y a otros productos importados suntuarios.
También señaló que otra opción posible será el endeudamiento a través de la emisión de bonos.