Desde Tucumán
Al cierre de esta edición Tucumán era la provincia que más muertos contabilizaba como consecuencia de los saqueos. De acuerdo a los registros oficiales en los hospitales públicos se habrían producido 5 decesos, tres de ellos como consecuencia de heridas con armas de fuego y dos productos de accidentes automovilísticos ocasionados por las corridas, a la vez que se informaba que dos heridos graves estaban con pronóstico reservado. Aunque no se descartaba que podría haber más defunciones, de algunos comerciantes que murieron de infartos como consecuencia de lo sucedido.
“Sabe lo que más me duele, que a mi nieto, Javier Eduardo Cuello, lo mataron como un perro”-afirma ante PERFIL, su abuela Lidia-. Él, cuando escuchó los tiros, salió en la moto con su amigo Lucas para ver lo que estaba sucediendo y cuando llegan a las inmediaciones del súper Martín, se dieron con que los custodios estaban reprimiendo con armas de fuego. Por lo que me contaron a él primero le dan un balazo en la espalda y cuando cae de la moto, no conformes con eso lo rematan con un tiro en la nunca. No tenían derecho a hacerle eso”.
Lidia cuenta que por su delicado estado de salud no ha tenido todavía oportunidad de ir a hacer la denuncia, pero sorprende cuando se la consulta sobre la responsabilidad del gobernador Alperovich en el trágico destino de su nieto: “Él no tiene la culpa de lo sucedido, aquí los responsables son los policías que nos debían brindar seguridad. Inclusive le digo más, aquí me vinieron a contar que eran los mismos policías los que incentivaban a la gente para que realice los saqueos”.
La herida. “Dejaron a un niño huérfano”. Roxana Díaz no encuentra consuelo ante la muerte de su hermano, Carlos Díaz que dejó sin padre a su hijo antes de nacer: “Él estaba ilusionado y su esposa está desesperada ante lo ocurrido, a tal punto que la tenemos la dopada, por eso ahora no lo puede entender”, se disculpa ante los periodistas de PERFIL, mientras abre la puerta de su humilde vivienda en el barrio Crucero Belgrano, al sur de la capital tucumana.
“Ese día Carlos, que trabaja en una carpintería, volvió con hambre, no le alcanzó con la tasa de mate cocido que le sirvió su esposa Erika y a eso de las 20, pese a la negativa de su esposa, que le advertía que lo peligroso de la situación, salió con $20 a comprar un sándwich de milanesa. Cuando llegó a la esquina se dio con una revuelta de gente que había estado saqueando y un grupo que lo perseguía a balazos y tuvo la desgracia que una de esas balas impactara en su frente. Por lo que me dijeron fue un escopetazo”.
Mientras Roxana cuenta lo sucedido llegan de tribunales su madre Silvia Graciela Soria, que advierte a PERFIL que el crimen de Carlos no va a quedar impune. “Según nos dijo el fiscal ya tienen identificados al asesino, que sería un hombre de nacionalidad española”, dice.
El último deceso que se registro en el hospital Padilla, fue el de Jesús Miguel Villalba, que recibió un disparo en la cabeza, cuando se producían los saqueos al supermercado Chango Más, en Banda del Río Salí.
Según contó Cristina al diario La Gaceta, su hijo de 20 años, había sido herido el martes a la noche en las proximidades de Chango Más, cuando fue a retirar a su hermano y un policía le disparó en la cabeza: “Si Miguel muere esto no va a quedar así”, advirtió.
Al cierre de esta edición Tucumán era la provincia que más muertos contabilizaba como consecuencia de los saqueos. De acuerdo a los registros oficiales en los hospitales públicos se habrían producido 5 decesos, tres de ellos como consecuencia de heridas con armas de fuego y dos productos de accidentes automovilísticos ocasionados por las corridas, a la vez que se informaba que dos heridos graves estaban con pronóstico reservado. Aunque no se descartaba que podría haber más defunciones, de algunos comerciantes que murieron de infartos como consecuencia de lo sucedido.
“Sabe lo que más me duele, que a mi nieto, Javier Eduardo Cuello, lo mataron como un perro”-afirma ante PERFIL, su abuela Lidia-. Él, cuando escuchó los tiros, salió en la moto con su amigo Lucas para ver lo que estaba sucediendo y cuando llegan a las inmediaciones del súper Martín, se dieron con que los custodios estaban reprimiendo con armas de fuego. Por lo que me contaron a él primero le dan un balazo en la espalda y cuando cae de la moto, no conformes con eso lo rematan con un tiro en la nunca. No tenían derecho a hacerle eso”.
Lidia cuenta que por su delicado estado de salud no ha tenido todavía oportunidad de ir a hacer la denuncia, pero sorprende cuando se la consulta sobre la responsabilidad del gobernador Alperovich en el trágico destino de su nieto: “Él no tiene la culpa de lo sucedido, aquí los responsables son los policías que nos debían brindar seguridad. Inclusive le digo más, aquí me vinieron a contar que eran los mismos policías los que incentivaban a la gente para que realice los saqueos”.
La herida. “Dejaron a un niño huérfano”. Roxana Díaz no encuentra consuelo ante la muerte de su hermano, Carlos Díaz que dejó sin padre a su hijo antes de nacer: “Él estaba ilusionado y su esposa está desesperada ante lo ocurrido, a tal punto que la tenemos la dopada, por eso ahora no lo puede entender”, se disculpa ante los periodistas de PERFIL, mientras abre la puerta de su humilde vivienda en el barrio Crucero Belgrano, al sur de la capital tucumana.
“Ese día Carlos, que trabaja en una carpintería, volvió con hambre, no le alcanzó con la tasa de mate cocido que le sirvió su esposa Erika y a eso de las 20, pese a la negativa de su esposa, que le advertía que lo peligroso de la situación, salió con $20 a comprar un sándwich de milanesa. Cuando llegó a la esquina se dio con una revuelta de gente que había estado saqueando y un grupo que lo perseguía a balazos y tuvo la desgracia que una de esas balas impactara en su frente. Por lo que me dijeron fue un escopetazo”.
Mientras Roxana cuenta lo sucedido llegan de tribunales su madre Silvia Graciela Soria, que advierte a PERFIL que el crimen de Carlos no va a quedar impune. “Según nos dijo el fiscal ya tienen identificados al asesino, que sería un hombre de nacionalidad española”, dice.
El último deceso que se registro en el hospital Padilla, fue el de Jesús Miguel Villalba, que recibió un disparo en la cabeza, cuando se producían los saqueos al supermercado Chango Más, en Banda del Río Salí.
Según contó Cristina al diario La Gaceta, su hijo de 20 años, había sido herido el martes a la noche en las proximidades de Chango Más, cuando fue a retirar a su hermano y un policía le disparó en la cabeza: “Si Miguel muere esto no va a quedar así”, advirtió.
Solo el tema de los desaparecidos supera en dolor.Un brote de guerra civil,los unos y los otros motivados por el dinero.En el analisis estoy de acuerdo con el Papa Francisco cuando habla de individualismo y consumismo,solo que la iglesia siempre es un agente conservador para el status-quo.El tener predomina sobre el ser.