Participación llega a nivel más bajo en presidenciales y UDI cuestiona representatividad para reformas

Cerca de 1,2 millones de personas que sufragaron en la primera vuelta no lo hicieron en el balotaje de ayer. La cifra es una de las conclusiones que dejó la segunda vuelta presidencial, que con un 41% de participación registró la concurrencia más baja en este tipo de elección desde el regreso a la democracia.
Al igual que en los comicios municipales de 2012, cuando debutó el sistema de inscripción automática y voto voluntario, alrededor de 7,8 millones de personas se marginaron del proceso.
En comparación con lo ocurrido en 2009, en la segunda vuelta también se registró una menor votación, pero sólo con 18 mil sufragios menos que en la primera elección.
La baja participación se tomó el debate durante la jornada de ayer. Sin ir más lejos, en el discurso que Michelle Bachelet pronunció tras conocer su triunfo, señaló que “un número importante no fue a votar, no tienen confianza, sienten que se les miente, pero debemos hacer que ellos vuelvan a creer en la democracia, en las instituciones, en la fuerza del voto”. Justamente, Bachelet fue la candidata que más remarcó en su franja electoral el incentivo a la participación.
Ante los pronósticos de expertos, que auguraban una menor concurrencia a las urnas en el balotaje, durante las últimas semanas surgieron voces que cuestionaban la representatividad de un futuro gobierno que obtuviera una baja cantidad de votos. Si se considera el total del padrón electoral, en la jornada de ayer un 25,5% de los habilitados apoyó a Bachelet, mientras que un 15,5% optó por Evelyn Matthei.
Ayer, ese discurso fue asumido por algunos personeros de la Alianza, como el senador Jovino Novoa, quien tras conocer la derrota de Matthei aseguró que “la presidenta electa no tiene la representatividad ni el mandato para tomar posiciones extremas”, en referencia a reformas como la nueva Constitución.
En la misma línea, el presidente de la UDI, Patricio Melero, expresó que el resultado “no cuestiona la legitimidad del triunfo de Bachelet, pero sí la representatividad que tiene para llevar adelante los cambios”.
Desde el comando de Evelyn Matthei, sin embargo, pusieron paños fríos al cuestionamiento. La vocera de la candidata de la Alianza, Lily Pérez, señaló al reconocer la derrota que “la abstención no le quita legitimidad al gobierno de Bachelet”.
En la mañana, tras emitir su voto en la comuna de La Reina, la presidenta electa señaló, ante un escenario de baja participación, que “es evidente que en todos los países en que hay voto voluntario la votación es menor. Pero lo claro es claro: estas son las reglas de la democracia y gana el que gana con estas reglas. La legitimidad de la elección la dan las actuales reglas de la democracia”.
Tras confirmarse el triunfo, diversos dirigentes de la Nueva Mayoría defendieron el resultado. Uno de ellos fue el presidente del PC, Guillermo Teillier. “El mandato contundente lo había dado la gente en la primera vuelta y en la elección parlamentaria”, indicó.
EL CAMBIO AL SISTEMA
El debate sobre el regreso a un sistema de voto obligatorio, que se inició tras la baja participación en las municipales del 2012, ayer volvió a tomar fuerza.
Uno que llamó a reinstaurar la obligatoriedad fue el ex Presidente Ricardo Lagos. Luego de votar, el ex mandatario señaló que cambió de opinión sobre la materia. “Lo pensé, lo medité y me di cuenta de que es un error”, dijo.
Por su parte, la diputada electa del PC Camila Vallejo apostó por una reforma que permita un sistema de voto obligatorio y desinscripción automática.
Entre los expertos electorales tampoco existe acuerdo sobre un futuro cambio al sistema, pero dan algunas medidas para revertir la abstención.
El director de la Escuela de Gobierno de la UDD, Eugenio Guzmán, asegura que “ninguna democracia ha echado pie atrás con el voto voluntario”, al mismo tiempo que afirma que la baja votación se explicaría por la polarización que se produce en las segundas vueltas.
Otra visión tiene Marta Lagos, directora del Latinobarómetro. Para ella, una solución sería, junto con reponer la obligatoriedad, limitar la ocurrencia de la segunda vuelta. “No debería existir si hay una alta diferencia entre los candidatos en primera elección”, puntualiza.
Otra de las medidas que ha estado en discusión es la posibilidad de otorgar transporte público gratuito el día de la elección.

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