La hora de los intendentes

Los resultados de la última elección en la provincia de Buenos Aires reflejan la adhesión de una gran parte de los bonaerenses a un grupo de más de 20 intendentes que vienen trabajando en políticas de cercanía y buscando dar respuestas a problemas cotidianos.
Este resultado invierte la relación de representatividad tradicional. Desde hace años, los partidos políticos nacionales conciben a la provincia como un botín político y económico al que se accede con candidatos impuestos a dedo, tanto para gobernador, diputados o senadores, sin requerirse conocimiento de la realidad bonaerense o residencia, apenas basta para candidatearse un domicilio legal. Es decir: al mejor estilo napoleónico, meros delegados del poder central.
El Frente Renovador viene a proponer un cambio de mirada: que los intendentes, que conocen cada realidad local y son evaluados a diario por sus obras y servicios por parte de sus vecinos, trasladen esa experiencia de gestión, basada en una agenda concreta y prioritaria para los ciudadanos, a una etapa superior de gobierno.
Un tipo de gestión que se sostiene también y garantiza continuidad desde el asociativismo y la regionalización, con el trabajo conjunto de los municipios para dar respuesta a los problemas que los ciudadanos deben enfrentar todos los días, tales como el transporte, la seguridad, la recolección y reciclado de residuos, la educación o la salud, entre tantos otros.
Un ejemplo de esta nueva mirada de trabajo es el plan para conformar una policía de seguridad municipal autónoma que tenga una cobertura regional. Una policía de proximidad, con conocimiento del terreno, que redunde en un mayor control social de aquélla, así como de ésta a las otras jurisdicciones policiales (federal y provincial).
Esta tercera jurisdicción de fuerzas de seguridad debe ser conformada por los municipios con efectivos que sean vecinos de cada uno de los distritos donde serán destinados. Debe solventarse con fondos de coparticipación administrados por los mandatarios locales con control de gestión operativa y administrativa por parte de las Legislaturas locales para evitar que los miembros de ese cuerpo respondan a intereses ajenos al municipio. Habría así mayor cantidad de policías con preparación y bien pagos para compensar el déficit notorio de personal de la policía bonaerense.
Con una tercera jurisdicción de policía como la municipal autónoma, no habríamos vivido esta lamentable situación de acuartelamientos que dejaron zonas liberadas para el saqueo y la muerte. La inflación que se come los ingresos, ya de por sí bastante bajos, la falta de una política salarial clara que evite situaciones extorsivas, sumado al desánimo de las fuerzas policiales por las políticas abolicionistas (garantía de impunidad para los delincuentes) que lleva adelante el Gobierno fueron el caldo de cultivo para este desastre.
Buenos Aires, con más de 14 millones de habitantes y 307.571 km2, resulta inviable.El desafío de hoy es la construcción de un federalismo real con base en los municipios. Ello permitirá que se estructure una agenda estrictamente focalizada en los intereses inmediatos de los ciudadanos y bajo control directo de éstos.
Quienes se decidan a reformar el Estado y el sistema político con espíritu de apertura y visión de largo plazo honrarán la democracia.
© LA NACION .

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