Escandalosa estatización de un centro de adoctrinamiento

El gobierno nacional anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley por el cual se dispone la estatización de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo , para transformarla en un instituto universitario dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. De esta manera dejará de depender administrativa y económicamente de la Fundación presidida por Hebe de Bonafini , aunque permanecerán las autoridades académicas y el cuerpo de profesores.
De acuerdo con el proyecto, que recién será tratado por el Congreso en febrero, se supone que así la entidad continuará con su objetivo de ser una «universidad de lucha y resistencia» como se autodefine en su presentación. Pero este propósito revolucionario y de prédica explícita de la violencia será en adelante financiado por todos los contribuyentes. La aguda e insalvable crisis financiera por la que atraviesa la institución de las Madres ha encontrado esta solución relevando de responsabilidad y de consecuencias a quienes la han administrado equivocadamente. En efecto, esa fundación pasa por una situación comprometida desde los graves hechos que surgieron alrededor del proyecto de Sueños Compartidos y de los desmanejos que protagonizaron los hermanos Schoklender y la propia Hebe de Bonafini.
Luego de estatizar la Universidad, el Estado le comprará un edificio, pagará los sueldos adeudados a los profesores y regularizará los títulos que actualmente deben ser homologados por universidades nacionales. La autorización provisoria de funcionamiento otorgada por la Comisión Nacional de Acreditación Universitaria en junio de 2010 será ahora seguramente regularizada en forma definitiva.
El apoyo del gobierno kirchnerista a esta universidad y a las iniciativas de la Fundación de las Madres tuvo como pago, como contrapartida, una sostenida defensa de la acción gubernamental, a un punto tal que la reivindicación de los derechos humanos quedó supeditada en cada ocasión a su compatibilidad con los deseos e intenciones del poder. La construcción de viviendas y otras iniciativas con el uso de fondos oficiales alimentaron el aparato de adoctrinamiento y apoyo político, incluida la universidad. El respeto que despertaba la motivación inicial de las Madres sirvió de escudo al Gobierno y a la señora de Bonafini para emprender estas iniciativas sin despertar inmediatas reacciones de los medios y de la opinión pública, salvo muy escasas excepciones.
La universidad, ahora Instituto, dicta las carreras de Derecho, Profesorado en Historia y Trabajo Social -Bonafini quiere agregar ahora la de Periodismo y Comunicación, proyecto en el que trabajó también el vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto-, que son, sin duda, las especializaciones que permiten en mayor medida un proyecto de adoctrinamiento y difusión de contenidos fuertemente ideologizados. Este propósito está más que explícito en los objetivos enunciados en la página oficial de la universidad, en la que se dice: «Esta aventura cultural se propone superar las prácticas educativas del sistema, legitimadoras de la opresión. Pretendemos recuperar las tradiciones de resistencia popular, transformar la sociedad y a nosotros mismos, en el saber y la lucha». Al recibir sus diplomas los egresados deben hacer suyo «un compromiso ético-político hacia la lucha sostenida por las Madres, los 30.000 desaparecidos y la cultura revolucionaria». La consigna emblemática de la institución es «¡Cabeza clara, corazón solidario, puño combativo!». En agosto de 2006, dirigiéndose a los alumnos, Hebe de Bonafini exclamaba: «¡A prepararnos para ser revolucionarios, a prepararnos para armar el socialismo, a prepararnos para hablar de combate! Y a prepararnos, también, para usar las armas si alguna vez es necesario».
Poco se puede agregar para que quede muy claro que la excelencia académica no es el motivo ni la vocación de quienes crearon esta universidad, y tampoco lo es del gobierno kirchnerista que hoy la salva de una quiebra permitiéndole continuar con sus propósitos. .

Acerca de Napule

es Antonio Cicioni, politólogo y agnotólogo, hincha de Platense y adicto en recuperación a la pizza porteña.

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