MADRID.- «Yo esto lo arreglo.» Axel Kicillof transmitió esa promesa al ministro de Industria de España, José Manuel Soria, en las horas más dramáticas de la última corrida cambiaria (la de enero) en Buenos Aires. Pedía «confianza» para mantener vivo el diálogo con Repsol por la confiscación de YPF.
Un mes y varias concesiones después, el ministro de Economía argentino está a un paso de conseguir su objetivo: el contrato para indemnizar a la petrolera española quedó en las últimas horas casi listo para ser rubricado y el acuerdo final podría anunciarse antes de que termine el mes, según confirmaron ayer a LA NACION fuentes políticas y económicas que están al tanto de la negociación.
El gobierno argentino prevé compensar a Repsol por la intempestiva nacionalización del 51% de sus acciones en YPF con 5000 millones de dólares en bonos del Tesoro que vencerán en 10 años. Eso era lo que figuraba en el preacuerdo anunciado en noviembre.
Ahora resta por develarse qué garantía adicional se añadirá para asegurar que la firma española consiga monetizar esos títulos a un valor cercano al pactado y que los bonos tienen nominalmente.
El acercamiento podría incluir la entrega de bonos por un valor nominal mayor al anunciado, según fuentes españolas. «Se está terminando de definir de qué manera se establecería esa modificación sin que pueda decirse que se incrementó el monto de la indemnización», indicó uno de los negociadores.
El trato entre las partes se había empantanado con la crisis devaluatoria de enero ante el temor de los españoles de aceptar papeles que tendrían en el mercado un valor muy inferior a los 5000 millones de dólares. Según analistas financieros españoles, hoy Repsol podría embolsar por ese paquete de deuda no mucho más de 3000 millones si los negociara en el corto plazo.
Los enviados de Antonio Brufau, presidente de la petrolera, pedían que los bonos estuvieran avalados por las reservas del Banco Central para dotarlos de mayor atractivo, algo a lo que Kicillof se negó. Sin embargo, aceptó analizar otras fórmulas financieras que «blindaran» el valor de la indemnización.
Los bonos que ofrece la Argentina tendrían un interés de entre el 8,25 y el 8,75% -una rentabilidad alta- e incluirían la posibilidad de una amortización parcial del principal en un plazo de dos años.
Aunque las partes se escudan en la estricta confidencialidad, fuentes financieras señalaron en Madrid que en la operación participaría un banco internacional para garantizar la liquidez que exigen los españoles.
Tanto en la Casa Rosada como en la Moncloa; en YPF como en Repsol, señalan que el acuerdo es «inminente». Lo sugirió incluso días atrás el propio Brufau, a quien el Gobierno atribuyó durante mucho tiempo una intención de boicotear cualquier posibilidad de concordia: «Soy optimista pensando en que tanto para el bien de la Argentina como para el de Repsol seremos capaces de intentar cuantificar una cifra de restitución y acabar esta historia. Estamos cerquita».
Apurando el paso
En las últimas diez semanas hubo un intenso ida y vuelta de directivos de la empresa hacia Buenos Aires. Kicillof, además, tuvo diálogo abierto por teléfono con Soria, el hombre al que el presidente Mariano Rajoy encomendó solucionar la crisis.
El ministro de Economía intensificó las gestiones políticas cuando la alarma mundial por la devaluación del peso hizo peligrar el pacto.
Anticipó a sus interlocutores españoles que daría rápidas señales de previsibilidad (como asumir la inflación) y que devolvería la calma al mercado cambiario. «No estamos camino al default; esto es algo pasajero», fue uno de sus mensajes que recuerdan en Madrid. Así, el hombre a quien se atribuye la autoría ideológica de la nacionalización de YPF es quien más se mueve para pagarles cuanto antes a los españoles.
El acuerdo se demoró -el Gobierno soñaba con presentarlo en enero-, pero las negociaciones nunca se interrumpieron. «Después de la devaluación, Kicillof estuvo más permeable. El diálogo mejoró sensiblemente», señalaron en una de las empresas accionistas de Repsol.
Para la Casa Rosada, cerrar el caso YPF adquiere hoy un valor capital: sería un trofeo para mostrar al mundo cierta normalización de la economía. Del mismo modo, intenta acordar con el Club de París el pago de la deuda en default y avanza con medidas ortodoxas que reclama desde hace tiempo el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La intención es que la oferta definitiva se vote en la reunión mensual del consejo directivo de Repsol, prevista para el martes o el miércoles próximo. Si no se termina de pulir antes la letra chica podría convocarse una sesión extraordinaria para la semana siguiente.
Terminar con el conflicto económico y diplomático desatado en 2012 requiere, además de la voluntad de pago, una delicada ingeniería legal. La empresa debe comprometerse a renunciar a los litigios internacionales que radicó contra la Argentina -en los que pedía US$ 10.000 millones como indemnización- y que complicaron durante los últimos dos años las inversiones necesarias para el yacimiento de Vaca Muerta.
El texto de la oferta que podría ser definitiva volaba ayer hacia Madrid. Esta semana el diálogo pasó de la torre de YPF en Puerto Madero al Palacio de Hacienda. De un lado, Kicillof; del otro, una misión de primer nivel de la compañía integrada por el director general de Negocios, Nemesio Fernández Cuesta; el director económico financiero, Miguel Martínez; el vicesecretario general, Miguel Klingenberg, y la directora del área corporativa financiera, María Victoria Zingoni.
5000
Millones de dólares
La indemnización, a pagarse con bonos de deuda que vencen en 10 años
8,75%
El interés anual
Tasa tope que tendrían los bonos, más una garantía .
Del editor: qué significa .Tras el acercamiento al Club de París, el Gobierno busca emitir más mensajes conciliadores hacia el exterior.
Un mes y varias concesiones después, el ministro de Economía argentino está a un paso de conseguir su objetivo: el contrato para indemnizar a la petrolera española quedó en las últimas horas casi listo para ser rubricado y el acuerdo final podría anunciarse antes de que termine el mes, según confirmaron ayer a LA NACION fuentes políticas y económicas que están al tanto de la negociación.
El gobierno argentino prevé compensar a Repsol por la intempestiva nacionalización del 51% de sus acciones en YPF con 5000 millones de dólares en bonos del Tesoro que vencerán en 10 años. Eso era lo que figuraba en el preacuerdo anunciado en noviembre.
Ahora resta por develarse qué garantía adicional se añadirá para asegurar que la firma española consiga monetizar esos títulos a un valor cercano al pactado y que los bonos tienen nominalmente.
El acercamiento podría incluir la entrega de bonos por un valor nominal mayor al anunciado, según fuentes españolas. «Se está terminando de definir de qué manera se establecería esa modificación sin que pueda decirse que se incrementó el monto de la indemnización», indicó uno de los negociadores.
El trato entre las partes se había empantanado con la crisis devaluatoria de enero ante el temor de los españoles de aceptar papeles que tendrían en el mercado un valor muy inferior a los 5000 millones de dólares. Según analistas financieros españoles, hoy Repsol podría embolsar por ese paquete de deuda no mucho más de 3000 millones si los negociara en el corto plazo.
Los enviados de Antonio Brufau, presidente de la petrolera, pedían que los bonos estuvieran avalados por las reservas del Banco Central para dotarlos de mayor atractivo, algo a lo que Kicillof se negó. Sin embargo, aceptó analizar otras fórmulas financieras que «blindaran» el valor de la indemnización.
Los bonos que ofrece la Argentina tendrían un interés de entre el 8,25 y el 8,75% -una rentabilidad alta- e incluirían la posibilidad de una amortización parcial del principal en un plazo de dos años.
Aunque las partes se escudan en la estricta confidencialidad, fuentes financieras señalaron en Madrid que en la operación participaría un banco internacional para garantizar la liquidez que exigen los españoles.
Tanto en la Casa Rosada como en la Moncloa; en YPF como en Repsol, señalan que el acuerdo es «inminente». Lo sugirió incluso días atrás el propio Brufau, a quien el Gobierno atribuyó durante mucho tiempo una intención de boicotear cualquier posibilidad de concordia: «Soy optimista pensando en que tanto para el bien de la Argentina como para el de Repsol seremos capaces de intentar cuantificar una cifra de restitución y acabar esta historia. Estamos cerquita».
Apurando el paso
En las últimas diez semanas hubo un intenso ida y vuelta de directivos de la empresa hacia Buenos Aires. Kicillof, además, tuvo diálogo abierto por teléfono con Soria, el hombre al que el presidente Mariano Rajoy encomendó solucionar la crisis.
El ministro de Economía intensificó las gestiones políticas cuando la alarma mundial por la devaluación del peso hizo peligrar el pacto.
Anticipó a sus interlocutores españoles que daría rápidas señales de previsibilidad (como asumir la inflación) y que devolvería la calma al mercado cambiario. «No estamos camino al default; esto es algo pasajero», fue uno de sus mensajes que recuerdan en Madrid. Así, el hombre a quien se atribuye la autoría ideológica de la nacionalización de YPF es quien más se mueve para pagarles cuanto antes a los españoles.
El acuerdo se demoró -el Gobierno soñaba con presentarlo en enero-, pero las negociaciones nunca se interrumpieron. «Después de la devaluación, Kicillof estuvo más permeable. El diálogo mejoró sensiblemente», señalaron en una de las empresas accionistas de Repsol.
Para la Casa Rosada, cerrar el caso YPF adquiere hoy un valor capital: sería un trofeo para mostrar al mundo cierta normalización de la economía. Del mismo modo, intenta acordar con el Club de París el pago de la deuda en default y avanza con medidas ortodoxas que reclama desde hace tiempo el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La intención es que la oferta definitiva se vote en la reunión mensual del consejo directivo de Repsol, prevista para el martes o el miércoles próximo. Si no se termina de pulir antes la letra chica podría convocarse una sesión extraordinaria para la semana siguiente.
Terminar con el conflicto económico y diplomático desatado en 2012 requiere, además de la voluntad de pago, una delicada ingeniería legal. La empresa debe comprometerse a renunciar a los litigios internacionales que radicó contra la Argentina -en los que pedía US$ 10.000 millones como indemnización- y que complicaron durante los últimos dos años las inversiones necesarias para el yacimiento de Vaca Muerta.
El texto de la oferta que podría ser definitiva volaba ayer hacia Madrid. Esta semana el diálogo pasó de la torre de YPF en Puerto Madero al Palacio de Hacienda. De un lado, Kicillof; del otro, una misión de primer nivel de la compañía integrada por el director general de Negocios, Nemesio Fernández Cuesta; el director económico financiero, Miguel Martínez; el vicesecretario general, Miguel Klingenberg, y la directora del área corporativa financiera, María Victoria Zingoni.
5000
Millones de dólares
La indemnización, a pagarse con bonos de deuda que vencen en 10 años
8,75%
El interés anual
Tasa tope que tendrían los bonos, más una garantía .
Del editor: qué significa .Tras el acercamiento al Club de París, el Gobierno busca emitir más mensajes conciliadores hacia el exterior.
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