Contra la especulación financiera

La economía argentina está operando en condiciones de alta ocupación de la capacidad productiva y de mano de obra, el consumo interno continúa creciendo y motorizando a la misma, el desendeudamiento permitió recuperar soberanía económica para la toma de decisiones y los mercados internacionales son razonablemente favorables para las exportaciones argentinas.
El país ha demostrado su capacidad de resurgir de la peor crisis económica de su historia, en el año 2001, ponerse de pie sobre sus propios recursos y ubicarse en el mundo como un país soberano, no dependiente. Estos logros se asientan en un sistema político que ha recuperado definitivamente la democracia, el imperio de la ley, la defensa de los valores humanos, la división de poderes y la seguridad jurídica.
Los argentinos hemos superado el síndrome “que se vayan todos”, que nos asoló en el abismo de la última crisis y el desencuentro. Estamos construyendo el “quedémonos todos”, fundando juntos el país posible, por su extraordinaria dotación de recursos humanos y materiales y la riqueza de su cultura.
Las entidades firmantes, representativas de trabajadores y empresarios de la industria argentina, formulan su total contribución y voluntad para resolver las situaciones que puedan presentarse y asimismo afirman la plena confianza en el potencial del país y su capacidad de desplegar el desarrollo sustentable con inclusión social.
Los escenarios económicos donde puede generarse incertidumbre acerca de disponibilidad de divisas, expectativas de movimiento de precios o de fuga de capitales, son la meta buscada y deseada por aquellos que su actividad no es la producción o la industria sino que dedican sus esfuerzos a buscar e implantar maniobras especulativas, de “pescadores en río revuelto”.
El gran desafío para la Argentina es continuar incorporando las actividades en la frontera del conocimiento e integrar las cadenas de valor de mayor contenido tecnológico, para lograr el objetivo de que los requerimientos de divisas del sector puedan autogenerarse, generando más progreso, crecimiento y desarrollo.
En un proceso continuo de integración de las cadenas productivas, los sectores primarios aportan recursos para motorizar su desarrollo. Pero sin dudas, el sector industrial le aportará en el futuro las herramientas tecnológicas que requerirá el sector agroindustrial y agropecuario para su crecimiento, en un claro proceso sinérgico industria-campo que nada tiene que ver con una disputa entre estos sectores.
Hoy es el momento histórico para continuar apoyando a la industria, la actividad primaria y el empleo, que tantas veces fueron postergados en el país por la inestabilidad institucional, el sometimiento a la especulación financiera y la cultura rentística, que nos llevaron a la reprimarización del sistema económico.
Esto se alcanzará profundizando la integración de la industria nacional y el empleo, que permitirá el crecimiento de la producción y el trabajo en Argentina, logrando el equilibrio en el comercio internacional en las manufacturas de mayor complejidad, como autopartes, electrónica, bienes de capital, energía y productos químicos.
Situaciones como expectativas de inestabilidad cambiaria y movimiento de precios generan incertidumbre y benefician a aquellos cuya actividad es especular. Sin dudas que hay raíces profundas en históricas debilidades estructurales de la economía argentina que dan lugar a estos escenarios.
La convergencia de las políticas públicas con las decisiones privadas, la administración razonable de la puja distributiva, atendiendo al aumento del empleo, la mejora de los salarios reales y la preservación del mercado interno, han generado las condiciones necesarias para estimular la inversión e incrementar la oferta de bienes y servicios que abastezcan el desarrollo del consumo interno y atiendan la demanda de exportaciones.
Medidas que mejoran la competitividad del tipo de cambio para impulsar la generación de divisas, la actividad económica, reducir expectativas de precios, evitar la fuga de capitales, incentivar la inversión, aumentar la producción, el empleo, los salarios reales y niveles crecientes de productividad son las herramientas necesarias para resolver los problemas que puedan presentarse hoy y en el futuro, lo que permitirá continuar por el sendero de la construcción de un gran proyecto nacional, soberano, inserto en el mundo y fuertemente integrado con los países hermanos de la Unasur.
Las entidades firmantes, representativas de trabajadores y empresarios argentinos, están convencidas de que seguir este camino iniciado hace diez años, de un claro impulso al desarrollo de la inversión e innovación, elevando la capacitación, el crecimiento y la inclusión social, permitirá superar las dificultades y desplegar el verdadero potencial de la Argentina.

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