La paritaria docente es clave y está que arde. Todos los gremios del país tienen la vista puesta en lo que allí suceda y esperan los resultados de la negociación salarial de ese sector para empezar a pensar en la propia. Los 24 distritos comenzarán las clases dentro de las próximas dos semanas y aún no está cerrada la paritaria nacional, luego de la cual tienen que negociar cada una de las provincias argentinas y la Ciudad de Buenos Aires. Y las posiciones entre lo que el gobierno nacional quiere pagar y lo que los cinco sindicatos federales pretenden conseguir, están bastante alejadas. La cercanía en el tiempo del inicio del ciclo lectivo y la lejanía numérica de lo pedido y lo ofrecido dificultan que las clases empiecen con normalidad la semana próxima o la siguiente, según el caso.
Si bien el Estado Nacional no paga directamente salarios docentes, los maestros de toda la Argentina están sujetos a una paritaria nacional. Después de cerrada, cada distrito negocia con esa cifra como salario inicial. Ante el demorado acuerdo federal, la mayoría de las provincias ya inició negociaciones, pero ningún sindicato local se arriesgaría a cerrar antes de que se establezca ese piso que implica la paritaria nacional. Esta busca subsanar lo que la política neoliberal de la década del ’90 le hizo al casi millón de docentes que trabaja hoy en el país: realidades salariales muy dispares según en qué distrito enseñaran. Cuando la administración de Carlos Menem se desembarazó de administrar la educación a nivel nacional y se la trasladó a las provincias, la suerte de los maestros empezó a estar atada a la buena o mala gestión de los gobernadores. Con la paritaria nacional, se busca garantizar un piso mínimo de ingresos para todos los docentes del país, independientemente de si enseñan en provincias ricas o pobres, con administraciones más o menos eficientes.
Los últimos años no fue sencillo llegar a un acuerdo a nivel nacional, y el ministro de Educación, Alberto Sileoni, decidió dar por finalizada la etapa de negociación y estableció el piso para el resto del país por decreto. Así ocurrió en 2012 y 2013. A menos que mañana, en la reunión anunciada ayer por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el gobierno sorprenda con una propuesta superadora y muy beneficiosa para los docentes que los haga acordar inmediatamente, la distancia que hoy existe entre lo que piden los gremios y lo que ofrece el gobierno, hace suponer que este año también se recurrirá al decreto.
Hace 13 días, las posiciones de cada sector quedaron claras: los docentes querían llevar el salario inicial de 3416 a 5500 pesos (lo que implica una suba del 61%), y el gobierno ofreció un alza del 23,5% en tres cuotas, lo que significaría que el sueldo inicial sólo subiría a 4218 cuando se logre cobrar el último tramo del aumento. CTERA es el sindicato más inflexible en cuanto al salario inicial que pretende, y fuentes sindicales aseguran que no aceptarán que quede por debajo de los $ 4500. Los otros cuatro sindicatos (que el martes recibieron el apoyo del líder de la CGT oficial, Antonio Caló, y el compromiso de mediar para que la negociación llegue a buen puerto) se muestran más flexibles respecto de la cifra del salario inicial, pero rechazaron el 23,5% en tres tramos.
En los cinco sindicatos federales hay bastante enojo respecto de lo que está sucediendo con esta negociación. Consideraron «inaceptable» esa propuesta, cuestionan la demora en la negociación y reclaman que se abra un espacio para discutir las condiciones laborales más allá de lo salarial.
Desde uno ellos se indicó: «Estamos trabados en una discusión economicista, no salimos del porcentaje. Y todo porcentaje siempre será insuficiente para los docentes, por el retraso histórico que padecemos desde los ’90. Por eso urge hablarlo antes (del inminente inicio del ciclo lectivo). Acá faltó discusión política, faltan interlocutores con poder que puedan ayudar a mejorar el convenio colectivo de trabajo.» En ese sentido, agregaron que si se mejoraran las condiciones laborales, el reclamo salarial podría ser menor. Pero para eso, aseguran que es necesario incrementar el diálogo con los distintos actores del sector, lo que también se conoce como «hacer política».
Y el enojo de los cinco gremios nacionales sorprende particularmente porque, a diferencia de lo que ocurre en otras negociaciones salariales, los cinco que están habilitados para sentarse en la paritaria federal son oficialistas y, en general, no hacen cuestionamientos públicos al gobierno. CTERA está dentro de la CTA de Hugo Yasky, y los otros cuatro (SADOP, AMET, UDA y CEA) están enrolados en la CGT del metalúrgico Caló. Aun cuando son todos oficialistas, los sindicatos se muestran críticos. Y cuando las discusiones pasen a otros distritos, la situación podría complicarse todavía más.
La discusión más complicada será sin duda la de la provincia de Buenos Aires. En ese distrito tuvieron serios conflictos en el inicio del ciclo lectivo 2013, que incluyeron varias jornadas de paro y un cierre de año con varios reclamos sin resolver. Además, allí hay mucha heterogeneidad política en los sindicatos (los hay kirchneristas y opositores) e incluso hay internas fuertes dentro los grandes gremios como SUTEBA.
Otro de los distritos complicados es la Ciudad de Buenos Aires, pero allí, además de la preocupación lógica que se tiene en torno a la paritaria, las miradas apuntan a la incertidumbre que viven miles de alumnos que aún no saben si tendrán o no vacante y si les tocará en suerte un establecimiento con todas las comodidades o si deberán concurrir a improvisadas aulas construidas contrarreloj en patios y pasillos.
Según trascendió, tanto en la Ciudad como en la provincia de Córdoba, sus respectivos gobernantes, Mauricio Macri y José Manuel de la Sota se habrían puesto de acuerdo para ofrecer a los docentes de sus distritos un alza cercana al 30 por ciento. La jugada estaría en concordancia con lo que hizo Macri el año pasado, cuando cerró con los maestros porteños un alza salarial cinco puntos porcentuales más alta que la paritaria nacional.
Tan importante y compleja es la paritaria docente que este año Caló decidió involucrarse activamente, y el martes se reunió con los cuatro gremios enrolados en su central obrera. Según indicaron quienes estuvieron en ese encuentro, el metalúrgico mostró «muy buena disposición» y se ofreció «a hacer gestiones ante el gobierno nacional en favor de los docentes para resolver positivamente la paritaria federal». A cambio, los docentes se comprometieron a «preservar el ámbito paritario y a defender un modelo que ha favorecido a los trabajadores». Más allá de las manifestaciones de buena voluntad, los docentes insistieron en «el retraso salarial importante» que padecen y en la necesidad de «defender el poder adquisitivo».
Caló tiene unas jornadas muy activas. Ayer participó de un encuentro que se realizó en el Hotel Panamericano en el que sindicalistas y empresarios de distintos sectores de la industria nacional firmaron un documento en el que, entre otras cosas, se defendió el modelo económico. Detrás de esta abierta muestra de apoyo, se interpreta que tanto industriales como gremialistas buscan contar con el apuntalamiento del gobierno para el sector. Tal vez intentan que se replique lo que ocurrió a fines de 2008 y 2009, cuando los embates de la crisis financiera internacional complicaron a estos mismos sectores de la industria nacional, y el Estado salió a sostener el nivel de empleo a través de distintas herramientas, como los REPRO. Hay que ver si el gobierno decide ayudar y, si lo hace, qué herramientas elige para hacerlo.
A menos de dos semanas del inicio de clases, con los abultados aumentos que los policías provinciales consiguieron con dudosos métodos como referencia, con el antecedente de un comienzo con conflictos en muchos distritos en 2013 y con mucha distancia entre lo pretendido y lo ofrecido, no se vislumbra que la paritaria docente 2014 vaya a ser sencilla. Y el resto de los gremios la miran con atención, para saber cómo y cuánto podrán pedir ellos cuando lleguen las propias. Mañana será, entonces, un día clave. -<dl