Y al mismo tiempo trabaja en la integración de las compañías que integran Los Grobo, cuya estructura se modificó con la compra de la empresa de agroquímicos Agrofina. «Mi abuelo, cuando empezó en Carlos Casares, hacía de todo: sembraba, cosechaba, iba al banco y arreglaba los alambres; hoy nosotros nos hemos transformado en una empresa que da todos esos servicios a los productores, es una integración radial», explicó.
«El asesoramiento es vender know-how; detrás de eso habrá empresas argentinas de maquinaria e insumos que podrán vender sus productos a esos países», dijo.
En Expoagro participa, de manera indirecta, en un stand en el que no se vende ni maquinaria agrícola ni soja, y tampoco es visitado por dirigentes políticos. Ese pequeño espacio está a cargo de Paula Marra, su esposa, ingeniera agrónoma de la UBA, como él, que se asoció con mujeres de las comunidades aborígenes warmis, qom y wichí para comercializar artesanías y prendas diseñadas por ellas. Juntas crearon la empresa Matriarca, con la que recorren exposiciones en todo el país y planean exportar. Hacen carteras y tapices con fibras de chaguar, una planta del norte del país, y artesanías con figuras de animales imaginarios.
«Con el asesoramiento de especialistas de la carrera de Diseño de la UBA mejoramos la terminación de los productos», explica Marra. «Trabajamos con ellas en proyectos productivos como la harina de algarroba, la ganadería silvo-pastoril y la apicultura», relata. «Formamos parte de un gran número de iniciativas privadas y públicas para promover el desarrollo local en Chaco, Formosa y Jujuy», cuenta. Grobocopatel coincide con esa visión. «Estos proyectos catalizan el potencial que hay en la región», explica. «El empresario argentino debería integrarse más en los temas que exceden su función, como lo político y lo social», opina.
Respecto de los planes de Los Grobo, el productor cuenta que una de las empresas en las que está asociado, Bioceres, junto con Hugo Sigman, de Insud, está de lleno en la carrera de la bioeconomía. «Estamos desarrollando plásticos con vegetales y biomasa para producir energía», se entusiasma. Este proyecto lo hacen en el laboratorio de Indear, en Rosario, junto con el Conicet.
Hace unas semanas, el agro se vio conmovido con el anuncio de la compra del 51% de Nidera por parte del grupo chino Cofco. «Es una noticia positiva, forma parte de una tendencia global de grandes grupos de China y Japón que buscan empresas de la Argentina para crecer», explica. Los Grobo vendió el año pasado su compañía en Brasil al grupo japonés Mitsubishi y luego compró la compañía norteamericana de agroquímicos Agrofina. «Nosotros soñamos con ser una empresa global, la Argentina necesita más multinacionales de la alimentación», afirmó.
Según Grobocopatel, el agro argentino está en condiciones de agregar valor a sus productos, pero cree que eso no se logra en el corto plazo. «Hay que crear confianza y una estrategia comercial de largo plazo para ingresar en mercados como el de China o la Unión Europea», afirma. «También debemos fomentar el espíritu emprendedor en el país», sostiene. «No está mal vender granos», añade. Los Grobo creó una fábrica de pastas secas en Chivilcoy y aún mantiene un molino harinero en Brasil.
Conferencias para hoy
«Problemática del contratista argentino». Por Jorge Scoppa, presidente de Facma
Mercado de ganados y carnes. Por Víctor Tonelli, Rosgan
Presentación de las actividades de CRA 2014. Rubén Ferrero, presidente de CRA, y autoridades de la entidad.
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