Partimos con nuestros atuendos de fiesta al chino de la ruta 8, que según nos dijeron era baratísimo
El sábado pasado se casaba al mediodía en una quinta de Del Viso el hijo de unos amigos. Habíamos organizado con «las chicas» ir juntas en un sólo auto, ya que novios, maridos y afines no podían ser de la partida.
La gente se sorprendía bastante. No sabía si estaban filmando una película, si era un sueño
A las 14 en punto, con Teté Coustarot al volante y Sofía Neiman de copiloto partimos hacia allí. Nos sentíamos raras. Una nunca sabe muy bien cómo vestirse para un casamiento al mediodía al aire libre. Así fue que las tres de vestido largo, tacos altos (chatitas en la cartera por si había barro), maquilladas con énfasis, peinadas de peluquería tomamos la Panamericana. Nos sentíamos muy producidas. Ya el encargado de mi casa al verme salir se sorprendió. Apenas empezó el viaje fue una fiesta, tres mujeres como nosotras no le dimos tregua a todo tipo de comentarios. La información circulaba más rápido que el tránsito. Después de equivocarnos en una salida, al fin ubicamos la ruta 26. Una vez en la zona, pasamos verdulerías, carnicerías, almacenes al por mayor y menor. Y allí fue el momento culminante del viaje, cuando vimos en las pizarras los precios en promoción: 2 kg de cebollas 5 $, 3kg de pata y muslo 59$, peceto 68$. Fue Teté la primera que una vez superado el shock dijo:»Mi heladera está vacía, en mi casa no hay nada, estuve toda la semana loca de trabajo». Luego Sofía acotó: «Esta mañana compré tres berenjenas y pague 30$». Y entonces yo, que estoy con la dieta Dukan, aporté lo mío: «Estoy para tres kg de pechugas fileteadas». Ingresamos en el salón – quinta del casamiento, y antes de que nos asignaran las mesas correspondientes Teté marcó la consigna: «En tres horas nos encontramos en el auto y vamos a comprar».
Luego de saludar a los amigos, felicitar a los novios, conversar con los compañeros de mesa, de la bandejeada de saladitos, de bailar, de comer un lomito maravilloso y de sacarnos fotos con algunos invitados, partimos con nuestros atuendos de fiesta al chino de la ruta 8, que según nos dijeron era baratísimo. Así vestidas bajamos del auto bajo el sol de las cinco y media de la tarde. Cada una con su changuito, entramos a recorrer góndolas. La gente se sorprendía bastante. No sabía si estaban filmando una película, si era un sueño. Por supuesto que todo era mucho más barato que los precios cuidados de Capital. Imaginen a Teté Coustarot -símbolo de glamour, señora de televisión y desfiles, que aparece en fotos con su amiga Susana Giménez en los lugares más sofisticados de Miami- allí en la ruta 8 vestida de largo a puro encaje, color rosa, Y nosotras lo mismo.
Lo gracioso fue sentir que no nos importaba el ridículo, pero sí los precios
Nuestro viaje no terminó ahí. Un señor tímido nos dio las coordenadas para llegar a la mejor y más económica carnicería del lugar. Y una vez cargadas las bolsas, hacia allí nos dirigimos. Me gustaría describirles la cara de la gente que estaba en la puerta del negocio y de la que pasaba por la calle donde estacionamos. No podían creer que bajaran del auto en una calle sin veredas, con un costado de tierra, tres ejemplares así producidas. Cada una sacó su número para ser atendida. Mientras esperábamos algunos se animaron a sacarse fotos con sus celulares. Así, por turno, Teté pidió 3 kilos de asado, carne picada especial y milanesas de peceto. Sofía pata y muslo, los 3 kilos a precio de la pizarra. Yo las pechugas -14 pesos menos por kilo que en el chino de la vuelta de mi casa- y una tapa de asado. Después de pagar nos sacamos una foto con los muchachos y salimos encantadas con nuestras compras.
En el viaje hacia Capital no paramos de reírnos. Lo gracioso fue sentir que no nos importaba el ridículo, pero sí los precios. Que el concepto de ridículo lo decide uno. Que como toda ama de casa, cuidamos el bolsillo. Quedamos en volver cuando se terminaran los víveres.
En síntesis: PROGRAMON. Día de sábado inolvidable, útil, simpático…BUENO Y BARATO..
El sábado pasado se casaba al mediodía en una quinta de Del Viso el hijo de unos amigos. Habíamos organizado con «las chicas» ir juntas en un sólo auto, ya que novios, maridos y afines no podían ser de la partida.
La gente se sorprendía bastante. No sabía si estaban filmando una película, si era un sueño
A las 14 en punto, con Teté Coustarot al volante y Sofía Neiman de copiloto partimos hacia allí. Nos sentíamos raras. Una nunca sabe muy bien cómo vestirse para un casamiento al mediodía al aire libre. Así fue que las tres de vestido largo, tacos altos (chatitas en la cartera por si había barro), maquilladas con énfasis, peinadas de peluquería tomamos la Panamericana. Nos sentíamos muy producidas. Ya el encargado de mi casa al verme salir se sorprendió. Apenas empezó el viaje fue una fiesta, tres mujeres como nosotras no le dimos tregua a todo tipo de comentarios. La información circulaba más rápido que el tránsito. Después de equivocarnos en una salida, al fin ubicamos la ruta 26. Una vez en la zona, pasamos verdulerías, carnicerías, almacenes al por mayor y menor. Y allí fue el momento culminante del viaje, cuando vimos en las pizarras los precios en promoción: 2 kg de cebollas 5 $, 3kg de pata y muslo 59$, peceto 68$. Fue Teté la primera que una vez superado el shock dijo:»Mi heladera está vacía, en mi casa no hay nada, estuve toda la semana loca de trabajo». Luego Sofía acotó: «Esta mañana compré tres berenjenas y pague 30$». Y entonces yo, que estoy con la dieta Dukan, aporté lo mío: «Estoy para tres kg de pechugas fileteadas». Ingresamos en el salón – quinta del casamiento, y antes de que nos asignaran las mesas correspondientes Teté marcó la consigna: «En tres horas nos encontramos en el auto y vamos a comprar».
Luego de saludar a los amigos, felicitar a los novios, conversar con los compañeros de mesa, de la bandejeada de saladitos, de bailar, de comer un lomito maravilloso y de sacarnos fotos con algunos invitados, partimos con nuestros atuendos de fiesta al chino de la ruta 8, que según nos dijeron era baratísimo. Así vestidas bajamos del auto bajo el sol de las cinco y media de la tarde. Cada una con su changuito, entramos a recorrer góndolas. La gente se sorprendía bastante. No sabía si estaban filmando una película, si era un sueño. Por supuesto que todo era mucho más barato que los precios cuidados de Capital. Imaginen a Teté Coustarot -símbolo de glamour, señora de televisión y desfiles, que aparece en fotos con su amiga Susana Giménez en los lugares más sofisticados de Miami- allí en la ruta 8 vestida de largo a puro encaje, color rosa, Y nosotras lo mismo.
Lo gracioso fue sentir que no nos importaba el ridículo, pero sí los precios
Nuestro viaje no terminó ahí. Un señor tímido nos dio las coordenadas para llegar a la mejor y más económica carnicería del lugar. Y una vez cargadas las bolsas, hacia allí nos dirigimos. Me gustaría describirles la cara de la gente que estaba en la puerta del negocio y de la que pasaba por la calle donde estacionamos. No podían creer que bajaran del auto en una calle sin veredas, con un costado de tierra, tres ejemplares así producidas. Cada una sacó su número para ser atendida. Mientras esperábamos algunos se animaron a sacarse fotos con sus celulares. Así, por turno, Teté pidió 3 kilos de asado, carne picada especial y milanesas de peceto. Sofía pata y muslo, los 3 kilos a precio de la pizarra. Yo las pechugas -14 pesos menos por kilo que en el chino de la vuelta de mi casa- y una tapa de asado. Después de pagar nos sacamos una foto con los muchachos y salimos encantadas con nuestras compras.
En el viaje hacia Capital no paramos de reírnos. Lo gracioso fue sentir que no nos importaba el ridículo, pero sí los precios. Que el concepto de ridículo lo decide uno. Que como toda ama de casa, cuidamos el bolsillo. Quedamos en volver cuando se terminaran los víveres.
En síntesis: PROGRAMON. Día de sábado inolvidable, útil, simpático…BUENO Y BARATO..