La reciente revisión del cálculo del PBI real por parte del INDEC arroja un aumento estimado del 3% en 2013, inferior al crecimiento potencial de 3.22% a partir del cual el gobierno se obligó a pagar un jugoso premio a los bonistas que entraran en los canjes de 2005 y 2010. Si dicha estimación preliminar se confirmara al momento de su publicación definitiva en septiembre, Argentina no deberá realizar ningún pago por este concepto en 2014.
Un alivio para las alicaídas reservas del Banco Central y, también, para el sentido común. El cupón ya es un regalo a los bonistas cuando crecemos bien. Pagarlo cuando no crecemos lo suficiente es directamente una estafa. Estafa que hemos denunciado recurrentemente: de los u$s 10.000 millones ya pagados en concepto de cupón, casi u$s 2.400 millones corresponden a la costosa picardía del INDEC de decir que crecimos más de lo que crecimos.
Hay, sin embargo, algunos economistas que desafían el sentido común, gritando a los cuatro vientos que hay que pagarlo igual. Saben que el INDEC venía mintiendo, pero ahora parecen confiar más en la mentira que en la verdad: Como revisaron el cálculo de crecimiento, revisen entonces la tasa potencial para compensar a los bonistas. Este disparate interpretativo es contrario a la lógica económica y a la letra y el espíritu del contrato del cupón del PBI. La tasa potencial de crecimiento es un número más o menos constante que depende del stock de capital físico y humano de la economía y de la productividad conjunta de esos factores. No depende de los dibujos estadísticos, ni sube y baja todos los años por capricho del funcionario de turno.
El prospecto de emisión de estos malditos cupones establece claramente que Argentina pagará toda vez que: 1) El nivel del PBI real supere al del PBI teórico o tendencial (cuanto mayor es esta diferencia acumulada, mayores son los pagos); 2) El crecimiento del año anterior haya excedido la tasa de crecimiento potencial de la economía (de aproximadamente 3% anual agrega la defensa argentina en sus juicios en Nueva York); y 3) No se haya alcanzado el tope de pagos comprometidos por este concepto.
Es obvio que este año no se cumple la condición 2). ¿Cómo puede sostenerse que la tasa potencial de referencia es ahora 1.39% si solo el crecimiento demográfico es superior al 1% anual? Y si el INDEC hubiera recalculado el crecimiento del 2013 en, digamos, 1.5%, ¿dirían que la tasa potencial es negativa? Un poco de cordura, por favor.
El prospecto prevé eventuales cambios de año base para el PBI. Establece que cuando eso suceda, la historia se corregirá de modo tal que se mantenga inalterada la brecha registrada entre el PBI real y el teórico. El nivel del PBI teórico de cada año se multiplicará por un coeficiente equivalente al que modificó al PBI real. De este modo, entre otras cosas, se evitan litigios por revisión de la historia. El prospecto no habla de modificar el futuro ni la tasa de variación del PBI potencial, como interpretan, inocentemente o no, algunos economistas.
El INDEC no ha publicado un número definitivo para el PBI del 2013 a precios de 1993. No lo hará jamás. La serie base 1993 termina en 2012. Los valores hasta 2012 serán revisados por la nueva base de cálculo, a precios de 2004. La nueva serie comienza en 2013. No habrá dos valores oficiales de PBI para 2013 porque el cálculo con base 1993 se discontinua en 2012.
No pagar el cupón en 2014 es entonces ajustarse al derecho y a la verdad. Lo condenable sería pagarlo, no lo contrario. No nos dejemos asustar.
Algún lector avezado se estará preguntando: Si quien más ha insistido en que debe pagarse es uno de los inventores del cupón, ¿no sabrá él mejor que nadie? Precisamente, esta confusión demuestra una vez más que aquellos funcionarios jamás entendieron lo que le estaban entregando a los bonistas.
Durante los últimos años, Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen se la pasaron criticando que el gobierno del que ya no formaban parte no recompró los costosos cupones del PBI. Si era tan urgente recomprarlos, ¿no hubiera sido mejor no emitirlos? ¿O acaso devinieron en costosos cuando sus arquitectos abandonaron el gobierno?
El pésimo diseño del cupón del PBI (pagar por toda la historia y no por el buen año) fue el gran fiasco de la exitosa reestructuración de la deuda. El propio gobierno lo reconoce en sus últimas presentaciones ante la Justicia neoyorquina.* El cupón fue el artefacto a través del cual se devuelve toda la quita a los bonistas, la quita de la quita. Renegociación exitosa fue la primera gran mentira del relato. No lo olvidemos.
* Los pagos totales en Cupones del PBI están sujetos a un tope establecido originalmente en 0.48, medido por unidad de la moneda del Cupón del PIB (…). El propósito del límite es asegurar que Argentina no realice pagos de deuda superiores a la cantidad originalmente prestada a Argentina., Pie de Página 4 de la Carta de Argentina a la Corte de Apelaciones del 23/03/2013