Mañana los grandes medios a través de sus canales de televisión, radios y sitios de Internet tratarán de mostrar una ciudad paralizada, y sus diarios, al día siguiente, dirán que el paro fue un éxito, que tuvo alto acatamiento, que fue una fuerte muestra de protesta por el descontento social contra el gobierno, etcétera.
Como pararán los colectiveros y uno de los gremios ferroviarios –el de los maquinistas–, no habrá forma de trasladarse en transporte público a los trabajos. Y como va a haber piquetes en todos los accesos a la Capital Federal, también será muy difícil llegar en auto. Y los automovilistas que puedan eludir los cercos tendrán que haber tomado la precaución de cargar combustible antes, ya que tampoco atenderán los empleados de las estaciones de servicio.
Será imposible, entonces, medir el verdadero nivel de adhesión al paro que convocan Luis Barrionuevo, Hugo Moyano, Pablo Micheli y Jorge Altamira. Pero los títulos periodísticos ya están escritos.
Los sindicatos que adhieren al paro son pocos, pero muy efectivos. Y de las consignas de la convocatoria, la única que tiene sentido gremial es la eliminación al impuesto a las Ganancias, aunque sin proponer a qué sector de la producción le restarían rentabilidad para compensar el hueco fiscal que provocaría una decisión de ese tipo.
Por lo pronto, Moyano hace tiempo revirtió su idea de que sean los empresarios agropecuarios los que tengan que pagar más impuestos. Después de compartir actos con directivos de la Sociedad Rural y de lograr la adhesión a la medida de fuerza de mañana de la Federación Agraria, no sería cortés seguir sosteniendo esa postura.
Otra de las consignas sindicales es el reclamo de «paritarias libres», cuando los gremios mayoritarios ya acordaron sus paritarias y otros están en plena discusión. En ambos grupos hay sindicatos que paradójicamente mañana harán paro, como si estuvieran fuera de las paritarias o hubiesen firmado sus acuerdos bajo coerción.
Los otros motivos explícitos del paro poco tienen que ver con reclamos gremiales: la inseguridad y el narcotráfico.
Eliminación del impuesto a las Ganancias, inseguridad y narcotráfico son banderas de uno de los principales candidatos presidenciales de la oposición, Sergio Massa, quien por estas horas trata de no quedar como patrocinador de una medida de fuerza que espanta a sus potenciales votantes.
Pero Massa inevitablemente queda emparentado con el paro, no sólo por la similitud de consignas con sus ejes de campaña, sino por los nombres de los gremialistas que decidieron la medida. Podrá decir que Moyano no está en sus filas y por ahora es cierto.
Podrá decir que no tiene nada que ver con Barrionuevo, pero eso se le complica un poquito más, porque la esposa del sindicalista es diputada nacional por el Frente Renovador. Lo que no podrá negar es que Carlos Acuña, secretario general de los trabajadores de estaciones de servicio, es diputado provincial por su partido y que una indicación suya bastaría para que los automovilistas puedan cargar el tanque mañana.
De todos modos, Massa tiene una salida de manual: decir que comparte los motivos de la protesta, pero no la metodología. Los medios que lo respaldan harán el resto.
De los otros dirigentes aliados a Barrionuevo y Moyano, Micheli será el que menos aporte, ya que aunque maneja muchas seccionales de ATE, la mayoría de los empleados estatales están afiliados a UPCN, que no adhiere a la huelga. Y esta vez no estará encargado de los piquetes, como ocurrió en la protesta de noviembre de 2012, ya que esa tarea ahora correrá por cuenta de los militantes del Partido Obrero.
Esas alianzas, que parecen surrealistas en términos ideológicos aunque coherentes con la praxis histórica, seguramente volverán a reeditarse más de una vez hasta 2015, siguiéndo la vieja idea de «cuanto peor, mejor».
Al gobierno no le queda mucho por hacer mañana, salvo enfrentar la desigual pelea por la comunicación. Aunque en este caso, excepcionalmente, lleva las de ganar casi sin decir nada, ya que si actúa con pericia, podrá sacar rédito de un paro que es impopular.
Por lo demás, salvo que algunos salten la raya y provoquen violencia, este primer capítulo de la serie de paros de opositores al gobierno que leeremos en los diarios del viernes, no traerá demasiadas novedades.
Como pararán los colectiveros y uno de los gremios ferroviarios –el de los maquinistas–, no habrá forma de trasladarse en transporte público a los trabajos. Y como va a haber piquetes en todos los accesos a la Capital Federal, también será muy difícil llegar en auto. Y los automovilistas que puedan eludir los cercos tendrán que haber tomado la precaución de cargar combustible antes, ya que tampoco atenderán los empleados de las estaciones de servicio.
Será imposible, entonces, medir el verdadero nivel de adhesión al paro que convocan Luis Barrionuevo, Hugo Moyano, Pablo Micheli y Jorge Altamira. Pero los títulos periodísticos ya están escritos.
Los sindicatos que adhieren al paro son pocos, pero muy efectivos. Y de las consignas de la convocatoria, la única que tiene sentido gremial es la eliminación al impuesto a las Ganancias, aunque sin proponer a qué sector de la producción le restarían rentabilidad para compensar el hueco fiscal que provocaría una decisión de ese tipo.
Por lo pronto, Moyano hace tiempo revirtió su idea de que sean los empresarios agropecuarios los que tengan que pagar más impuestos. Después de compartir actos con directivos de la Sociedad Rural y de lograr la adhesión a la medida de fuerza de mañana de la Federación Agraria, no sería cortés seguir sosteniendo esa postura.
Otra de las consignas sindicales es el reclamo de «paritarias libres», cuando los gremios mayoritarios ya acordaron sus paritarias y otros están en plena discusión. En ambos grupos hay sindicatos que paradójicamente mañana harán paro, como si estuvieran fuera de las paritarias o hubiesen firmado sus acuerdos bajo coerción.
Los otros motivos explícitos del paro poco tienen que ver con reclamos gremiales: la inseguridad y el narcotráfico.
Eliminación del impuesto a las Ganancias, inseguridad y narcotráfico son banderas de uno de los principales candidatos presidenciales de la oposición, Sergio Massa, quien por estas horas trata de no quedar como patrocinador de una medida de fuerza que espanta a sus potenciales votantes.
Pero Massa inevitablemente queda emparentado con el paro, no sólo por la similitud de consignas con sus ejes de campaña, sino por los nombres de los gremialistas que decidieron la medida. Podrá decir que Moyano no está en sus filas y por ahora es cierto.
Podrá decir que no tiene nada que ver con Barrionuevo, pero eso se le complica un poquito más, porque la esposa del sindicalista es diputada nacional por el Frente Renovador. Lo que no podrá negar es que Carlos Acuña, secretario general de los trabajadores de estaciones de servicio, es diputado provincial por su partido y que una indicación suya bastaría para que los automovilistas puedan cargar el tanque mañana.
De todos modos, Massa tiene una salida de manual: decir que comparte los motivos de la protesta, pero no la metodología. Los medios que lo respaldan harán el resto.
De los otros dirigentes aliados a Barrionuevo y Moyano, Micheli será el que menos aporte, ya que aunque maneja muchas seccionales de ATE, la mayoría de los empleados estatales están afiliados a UPCN, que no adhiere a la huelga. Y esta vez no estará encargado de los piquetes, como ocurrió en la protesta de noviembre de 2012, ya que esa tarea ahora correrá por cuenta de los militantes del Partido Obrero.
Esas alianzas, que parecen surrealistas en términos ideológicos aunque coherentes con la praxis histórica, seguramente volverán a reeditarse más de una vez hasta 2015, siguiéndo la vieja idea de «cuanto peor, mejor».
Al gobierno no le queda mucho por hacer mañana, salvo enfrentar la desigual pelea por la comunicación. Aunque en este caso, excepcionalmente, lleva las de ganar casi sin decir nada, ya que si actúa con pericia, podrá sacar rédito de un paro que es impopular.
Por lo demás, salvo que algunos salten la raya y provoquen violencia, este primer capítulo de la serie de paros de opositores al gobierno que leeremos en los diarios del viernes, no traerá demasiadas novedades.
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