Pickett, Piketty y Piqueteros

Pickett es Kate Pickett, cofundadora de la organización inglesa The Equality Trust, que tiene como lema Las sociedades más igualitarias funcionan mejor para todos y que se creó a partir de la enorme repercusión que tuvo un libro titulado The Spirit Level que ella escribió junto a Richard Wilkinson, cuyo mensaje central era que la desigualdad es la causa de muchos de los problemas y enfermedades sociales.
Como celebración del quinto aniversario de ese libro, la fundación publicó días atrás una serie de ensayos sobre el tema titulado Entre Iguales, en los que se advierte que la desigualdad en Gran Bretaña y en el mundo en general se ha agudizado en estos cinco años, y aportan más datos que sustentan la idea de que casi todos los problemas más comunes en la base de la pirámide social son más comunes en las sociedades más desiguales, como la enfermedad mental, la drogadicción, obesidad, vida comunitaria débil, y tasa de encarcelamiento.
Menos obvio que lo anterior resulta el planteo de que la desigualdad no sólo afecta a los pobres, sino que actúa como un contaminante para toda la sociedad. Y que cuánto más grande es la brecha entre ricos y pobres, toda la sociedad sufre de mayor stress, se registran más casos de abuso de niños, y más casos de bullying, por ejemplo. Las correlaciones revelan claramente que en los países donde la diferencia de ingresos entre el 20% más rico y el 20% más pobre es de alrededor de 4 veces como en Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca y Japón, la prevalencia de enfermedades mentales y la tasa de homicidios es muchísimo menor que en países donde la brecha está entre 7 y 9 veces como en Gran Bretaña, Portugal y Estados Unidos. Y al revés, el índice de bienestar infantil de la Unesco es mucho más alto en los países más igualitarios que en los otros.
2 Piketty es Thomas Piketty, el economista francés que ha sacudido al mundo académico y político como pocas veces en la historia reciente con su libro Capital in the 21st. Century, que en los últimos cincuenta días figura entre los best seller de Amazon, Barnes & Noble y The New York Times. Tal como adelantamos en primicia y reseñamos en esta columna el 7 de marzo pasado (http://www.cronista.com /opinión/-Combatiendo- al-capital-20140307-0013.html), Piketty sostiene que si el capitalismo sigue funcionando en las condiciones actuales la concentración de la riqueza y la desigualdad seguirán aumentando, debido a que la tasa de ganancia del capital supera a la tasa de crecimiento económico.
Por supuesto que no podía faltar la referencia a Piketty en la edición celebratorio del libro de Pickett y Wilkinson, donde le suman perspectivas coincidentes de varios otros economistas. Por ejemplo, de Lane Kenworthy de la Universidad de Arizona que argumenta que la manera en que las ganancias están superando el crecimiento del salario probablemente sea una normalidad y no un fenómeno temporario.
También parece haber un creciente consenso de que la excesiva concentración conspira contra el crecimiento. Entre otras razones, por la gigantesca cantidad de lo que el presidente del Banco de Inglaterra, Mark Carney, denomina dinero muerto, enterrado en paraísos fiscales o en activos no productivos.
Piketty propone como mejor solución para frenar la concentración la aplicación de impuestos progresivos a la riqueza a escala global basada en el intercambio automático entre países de información bancaria. El Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, titulo su columna en The New York Times de hace dos semanas The Piketty Panic, por el pánico que el libro del ahora famoso francés ha generado en los sectores conservadores que no encuentran argumentos para refutarlo.
También en ese diario neoyorquino y en similar orientación que Piketty, el último Premio Nobel de Economía, Robert Schiller, escribió días atrás una columna con una original idea para atacar la desigualdad, que opina debe aplicarse rápidamente porque si esperamos hasta que la desigualdad sea aún más severa, vamos a encontrarnos con una clase entera de nuevos super-ricos que probablemente se sientan con derecho a mantener su riqueza y tengan los medios para defender sus intereses. La desigualdad ya avanzado demasiado, y no podemos permitir que sea aún más extrema. Su propuesta consiste en indexar el impuesto al ingreso de los más ricos según evolucione el nivel de desigualdad: si aumenta la brecha se les cobra más automáticamente.
3 Piqueteros son los que casi a diario cortan calles y rutas para que sus reclamos sean visibles y atendidos. Siguiendo a Pickett y a Piketty, es lógico que existan en cantidad, porque si bien el nivel de desigualdad social es ahora menor que en la crisis del 2002, como el gobierno no se cansa de repetir, sigue siendo abismal. Según datos del Indec, el 20% más rico de la población se queda con el43,2 % del ingreso, que es casi 8 veces la porción que llega al 20% más pobre.
Esa desproporción es similar a la que en Estados Unidos tanto preocupa, con el agravante de que aquí sucede en niveles de ingreso mucho más bajos que en los países desiguales del Primer Mundo, y con bolsones de exclusión más consolidados.
Tampoco debe sorprender la proliferación de casos de bullying, de violencia familiar, de ocupación de tierras y de delitos contra la propiedad.
Lo raro es lo poco que se asocian todos esos problemas con la desigualdad. La política argentina sería muy distinta si los resultados de las encuestas mostraran que la principal preocupación ciudadana no es la consecuencia sino su causa.

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