El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que el Mundial de Fútbol se convirtió en “objeto de una feroz lucha política electoral”, en su columna publicada en el sitio del diario español “El País” esta semana.
“A medida que se aproxima la elección presidencial de octubre, los ataques al evento se tornan cada vez más sectarios e irracionales”, escribió en el artículo titulado “El mundo se encuentra en Brasil”.
Lula sostuvo que “determinados sectores parecen desear el fracaso del Mundial, como si de eso dependieran sus chances electorales. No dudan en diseminar informaciones falsas que a veces reproduce la propia prensa internacional sin el cuidado de chequear su veracidad”
“Sin embargo, el país está preparado, dentro y fuera del campo de juego, para realizar un buen Mundial y va a hacerlo”, afirmó.
En su artículo, el ex presidente dijo que respaldó desde siempre la realización del Mundial en Brasil y que la decisión no fue económica o política, sino por lo que representa el fútbol para los brasileños.
“Trabajé intensamente para que el Mundial de 2014 se hiciera en Brasil. No lo hice por razones económicas o políticas, sino por lo que el fútbol representa para todos los pueblos y, particularmente, para el pueblo brasileño. Nuestra población apoyó con entusiasmo la idea, rechazando el preconcepto elitista de los que dicen que un evento de ese porte ‘es algo de país rico’”.
El dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) destacó que el fútbol es una pasión nacional y se practica en cualquier lugar en Brasil. “Donde haya un área disponible, por más chica que sea, allí se improvisa un partido de fútbol. Sin no hay pelota de cuero, se juega con pelota de plástico, de caucha o de trapo. En último caso, con una latita vacía”.
El ex presidente insistió con la idea de que el mundo conocerá un Brasil diferente al que organizó el Mundial de 1950, cuando la selección brasileña perdió la final por 2 a 1 contra los uruguayos en el estadio Maracaná, en Rio de Janeiro.
“El país de hoy es más próspero y equitativo de lo que era hace seis décadas. Entre otras razones porque nuestra gente –principalmente la que vive en el ‘piso más bajo de la sociedad’ – se liberó de los preconceptos elitistas y colonialistas y comenzó a creer en sí misma y en las posibilidades del país. Descubrió que, además de vencer competencias mundiales de fútbol, podía vencer también el hambre, la pobreza, el atraso productivo y la desigualdad social. Que el mestizaje, lejos de ser un obstáculo –o peor, un estigma– es una de las mayores riquezas del país».
“A medida que se aproxima la elección presidencial de octubre, los ataques al evento se tornan cada vez más sectarios e irracionales”, escribió en el artículo titulado “El mundo se encuentra en Brasil”.
Lula sostuvo que “determinados sectores parecen desear el fracaso del Mundial, como si de eso dependieran sus chances electorales. No dudan en diseminar informaciones falsas que a veces reproduce la propia prensa internacional sin el cuidado de chequear su veracidad”
“Sin embargo, el país está preparado, dentro y fuera del campo de juego, para realizar un buen Mundial y va a hacerlo”, afirmó.
En su artículo, el ex presidente dijo que respaldó desde siempre la realización del Mundial en Brasil y que la decisión no fue económica o política, sino por lo que representa el fútbol para los brasileños.
“Trabajé intensamente para que el Mundial de 2014 se hiciera en Brasil. No lo hice por razones económicas o políticas, sino por lo que el fútbol representa para todos los pueblos y, particularmente, para el pueblo brasileño. Nuestra población apoyó con entusiasmo la idea, rechazando el preconcepto elitista de los que dicen que un evento de ese porte ‘es algo de país rico’”.
El dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) destacó que el fútbol es una pasión nacional y se practica en cualquier lugar en Brasil. “Donde haya un área disponible, por más chica que sea, allí se improvisa un partido de fútbol. Sin no hay pelota de cuero, se juega con pelota de plástico, de caucha o de trapo. En último caso, con una latita vacía”.
El ex presidente insistió con la idea de que el mundo conocerá un Brasil diferente al que organizó el Mundial de 1950, cuando la selección brasileña perdió la final por 2 a 1 contra los uruguayos en el estadio Maracaná, en Rio de Janeiro.
“El país de hoy es más próspero y equitativo de lo que era hace seis décadas. Entre otras razones porque nuestra gente –principalmente la que vive en el ‘piso más bajo de la sociedad’ – se liberó de los preconceptos elitistas y colonialistas y comenzó a creer en sí misma y en las posibilidades del país. Descubrió que, además de vencer competencias mundiales de fútbol, podía vencer también el hambre, la pobreza, el atraso productivo y la desigualdad social. Que el mestizaje, lejos de ser un obstáculo –o peor, un estigma– es una de las mayores riquezas del país».