Por: Edgardo Aguilera
La mirada del ministro se posó en la bandera de las barras y las estrellas (stars and stripes, en inglés) que domina el salón principal del Club Americano. Tomó aire y por primera vez Carlos Tomada enfrentó en su propio ambiente, el 10° piso de esa entidad social, un público de ejecutivos de todas las empresas estadounidenses radicadas en el país. No se había visto hasta ahora en el Club Americano a ningún miembro del gabinete que expusiera sobre la gestión del Gobierno y que se sometiera a interpelaciones informales. Tomada, ministro de Trabajo, respondió a la invitación del presidente de la fundación Diálogo Argentino Americano, Luis Ruvira, quien además encabeza el board del club.
Con un elogio de sí mismo y a las políticas laborales de su cartera, arrancó el discurso en el almuerzo-conferencia, modesto lomo envuelto en panceta con papas a la crema y un helado más copa de champán en el brindis final. «Este Gobierno fue el primero en hacer retroceder el trabajo no registrado, algo que en gobiernos anteriores nunca había sido combatido». Fue la frase inaugural en una jornada en la que el Congreso se ocupó justamente de la ley para eliminar el trabajo en negro. Reclamó a los empresarios que «no deben continuar con esta mala práctica», y defendió enfáticamente el proyecto de ley presentado por la Presidencia que apunta a blanquear en los próximos dos años a 650 mil trabajadores del sector informal (en negro).
«Vamos a procurar que el Congreso apruebe la ley y fortalecer la capacidad de fiscalización de Ministerio de Trabajo», garantizó el funcionario. Describió que la iniciativa oficial contiene «criterios, formas, sanciones y estímulos para limitar el empleo no registrado». Traducido, los ejes son estimular con ciertas quitas o reducción de las cargas sociales a pagar por el empleador, sancionar a los infractores y publicar (escrachar, en la jerga de la militancia K) a esos incumplidores en un Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales (Repsal), en el que serán incluidas aquellas empresas que violen la legislación laboral. También advirtió que el ministerio tendrá más facultades de fiscalización a nivel de Estados provinciales, con la creación de una Unidad Especial de Fiscalización del Trabajo Irregular. Sin mencionar nombres ni entidades, Tomada aseguró, además, que «hay organizaciones sindicales a las que no les importa este tema, que no tienen un comportamiento explícito contra el trabajo no registrado».
Hizo un reconocimiento en materia de empleo que los comensales tomaron casi de fin de ciclo: «No estamos bien pero tampoco digo que estamos horrible», afirmó el ministro de Trabajo.
«Hemos tenido un primer trimestre con cambios macro como la devaluación; sin embargo, el empleo se ha mantenido estable», describió Tomada ante un público sorprendido por tales asertos. Aseguró que el Gobierno tiene a su favor una serie de políticas anticíclicas para enfrentar la coyuntura.
Al momento de las preguntas dijo:
• Creo en la necesidad de profundizar la democratización de los sindicatos, mejorar los procedimientos de elección de autoridades, la búsqueda de mayor participación para renovar aspirantes a los cargos.
• Es mejor una CGT fortalecida y unificada que a su vez fortalece al sindicalismo; la situación actual de fragmentación responde más a cuestiones de personas que quieren y apuntan a proyectos personales de cara a 2015 (lo dijo nombrando a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo); si mañana Caló renuncia, no habría unidad porque la mayoría no apoya a Moyano, en cambio si el que renuncia es Moyano, en media hora está unido el sindicalismo en la Argentina.
• El Gobierno no acepta la sindicalización de las Fuerzas de Seguridad ni Policiales según lo establece la OIT; cada país adopta su propio temperamento para resolver el problema.
• El impuesto al ingreso (por Ganancias) llegó para quedarse, es la herramienta eficaz y un factor de redistribución para moderar los extremos. No piensen en que se revisará.
• Quisiera que dentro de las políticas macro, que son un conjunto y no sólo las que atañen a la Economía, estén incluidos el salario, la seguridad social y el empleo, y así no dejar espacio a los que pregonan en contra porque si no el país va a explotar (en referencia a lo que se vio en la crisis de 2001).
La mirada del ministro se posó en la bandera de las barras y las estrellas (stars and stripes, en inglés) que domina el salón principal del Club Americano. Tomó aire y por primera vez Carlos Tomada enfrentó en su propio ambiente, el 10° piso de esa entidad social, un público de ejecutivos de todas las empresas estadounidenses radicadas en el país. No se había visto hasta ahora en el Club Americano a ningún miembro del gabinete que expusiera sobre la gestión del Gobierno y que se sometiera a interpelaciones informales. Tomada, ministro de Trabajo, respondió a la invitación del presidente de la fundación Diálogo Argentino Americano, Luis Ruvira, quien además encabeza el board del club.
Con un elogio de sí mismo y a las políticas laborales de su cartera, arrancó el discurso en el almuerzo-conferencia, modesto lomo envuelto en panceta con papas a la crema y un helado más copa de champán en el brindis final. «Este Gobierno fue el primero en hacer retroceder el trabajo no registrado, algo que en gobiernos anteriores nunca había sido combatido». Fue la frase inaugural en una jornada en la que el Congreso se ocupó justamente de la ley para eliminar el trabajo en negro. Reclamó a los empresarios que «no deben continuar con esta mala práctica», y defendió enfáticamente el proyecto de ley presentado por la Presidencia que apunta a blanquear en los próximos dos años a 650 mil trabajadores del sector informal (en negro).
«Vamos a procurar que el Congreso apruebe la ley y fortalecer la capacidad de fiscalización de Ministerio de Trabajo», garantizó el funcionario. Describió que la iniciativa oficial contiene «criterios, formas, sanciones y estímulos para limitar el empleo no registrado». Traducido, los ejes son estimular con ciertas quitas o reducción de las cargas sociales a pagar por el empleador, sancionar a los infractores y publicar (escrachar, en la jerga de la militancia K) a esos incumplidores en un Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales (Repsal), en el que serán incluidas aquellas empresas que violen la legislación laboral. También advirtió que el ministerio tendrá más facultades de fiscalización a nivel de Estados provinciales, con la creación de una Unidad Especial de Fiscalización del Trabajo Irregular. Sin mencionar nombres ni entidades, Tomada aseguró, además, que «hay organizaciones sindicales a las que no les importa este tema, que no tienen un comportamiento explícito contra el trabajo no registrado».
Hizo un reconocimiento en materia de empleo que los comensales tomaron casi de fin de ciclo: «No estamos bien pero tampoco digo que estamos horrible», afirmó el ministro de Trabajo.
«Hemos tenido un primer trimestre con cambios macro como la devaluación; sin embargo, el empleo se ha mantenido estable», describió Tomada ante un público sorprendido por tales asertos. Aseguró que el Gobierno tiene a su favor una serie de políticas anticíclicas para enfrentar la coyuntura.
Al momento de las preguntas dijo:
• Creo en la necesidad de profundizar la democratización de los sindicatos, mejorar los procedimientos de elección de autoridades, la búsqueda de mayor participación para renovar aspirantes a los cargos.
• Es mejor una CGT fortalecida y unificada que a su vez fortalece al sindicalismo; la situación actual de fragmentación responde más a cuestiones de personas que quieren y apuntan a proyectos personales de cara a 2015 (lo dijo nombrando a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo); si mañana Caló renuncia, no habría unidad porque la mayoría no apoya a Moyano, en cambio si el que renuncia es Moyano, en media hora está unido el sindicalismo en la Argentina.
• El Gobierno no acepta la sindicalización de las Fuerzas de Seguridad ni Policiales según lo establece la OIT; cada país adopta su propio temperamento para resolver el problema.
• El impuesto al ingreso (por Ganancias) llegó para quedarse, es la herramienta eficaz y un factor de redistribución para moderar los extremos. No piensen en que se revisará.
• Quisiera que dentro de las políticas macro, que son un conjunto y no sólo las que atañen a la Economía, estén incluidos el salario, la seguridad social y el empleo, y así no dejar espacio a los que pregonan en contra porque si no el país va a explotar (en referencia a lo que se vio en la crisis de 2001).