El objetivo de esta columna es polemizar con la nota de María Julia Olivan publicada en Infobae el jueves 22 de mayo. La decisión de contestarle surgió a partir de la lectura de la misma, al encontrar una serie de apreciaciones inexactas sobre la realidad y algunas confusiones sobre conceptos básicos de la teoría tributaria.
Me parece que en pos de fortificar los debates públicos sobre la realidad argentina es necesario contar con datos precisos y partir de ciertos consensos básicos que los especialistas más reconocidos en la materia comparten.
Vamos partes:
Leemos:
“Pero en la Argentina del reino del revés, la carga impositiva de ganancias sobre los asalariados y el IVA generalizado a los bienes de consumo básico generan una verdadera disyuntiva que plantea una duda peligrosa: ¿conviene estudiar, esforzarse y trabajar? ¿Es realmente ése el vehículo para el progreso o puede suceder que quien sigue ese camino viva estancado en la pobreza?”
El resto de esta columna lo vamos a dedicar al impuesto a las ganancias de cuarta categoría, que es llamado en la calle “impuesto sobre los asalariados”. Pero primero quiero dedicarme a este párrafo y, más precisamente, a la frase “y el IVA generalizado a los bienes de consumo básico”.
Según el artículo 28 de la ley de IVA, la alícuota del impuesto es del 21%. Sin embargo, en el mismo artículo se dispone que tendrán una alícuota del 50%, es decir de sólo 10,5%, la venta de los siguientes alimentos: carnes, frutas, legumbres y hortalizas -frescas, refrigeradas o congeladas-, miel de abejas a granel, granos -cereales y oleaginosos, excluido arroz- y legumbres secas —porotos, arvejas y lentejas-, harina de trigo, pan, galletas, facturas de panadería y/o pastelería y galletitas y bizcochos
Asimismo, el artículo 7 de la mencionada ley dispone que la leche fluida o en polvo, entera o descremada sin aditivos está exenta de IVA.
Por lo tanto, decir que los bienes de consumo básico tiene una fuerte carga tributaria dista un poco de la realidad efectiva.
Sigamos leyendo:
“El impuesto a la Ganancia es progresivo. Es decir, que se paga entre el 9 y el 35% de lo que se considera ganancia sujeta a impuesto. El punto es que cualquier economista serio dirá que se trata también de un impuesto distorsivo, y de allí las paradojas.”
Partamos de un hecho irrefutable: todos los impuestos son distorsivos porque a nadie le gusta que el Estado nos meta la mano en el bolsillo y nos saque plata. Pero un consenso básico entre los tributaristas y profesores de finanzas públicas es que, dado que hay un presupuesto a financiar, la tarea es basar la recaudación en aquellos impuestos que sean más progresivos y menos distorsivos. Y en este punto hay unanimidad total: no existe impuesto menos distorsivo y más progresivo que el impuesto a las ganancias de las personas físicas. La evidencia internacional es incontrastable, todos los países desarrollados tienen a este impuesto como la principal fuente de recursos tributarios. Parafraseando al general Perón, los tributaristas podemos decir: “no es que el impuesto a las ganancias sea bueno, sino que todos los demás impuestos son peores”. Y si queremos un Estado presente, tenemos que recaudar impuestos.
Sigamos:
“ Otra cosa no menos controvertida es lo que sucede con muchos docentes de la Ciudad de Buenos Aires que son los mejores pagos del país pero cobran parte de su salario en negro y se les aplica el descuento de ganancias sobre el total percibido (blanco y negro).”
Según la información, a la que todos pueden acceder en la web www.salariosdocentes.com.ar, no es cierto que la CABA pague los mejores salarios docentes. Hay 10 provincias que pagan mejores sueldos que el gobierno porteño: Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, La Pampa, Santa Fe, Tucumán, Córdoba, Neuquén, Rio Negro y Mendoza.
“Además de este impuesto, como es sabido, de todo lo que uno gana al cabo de un año una buena parte va a parar a los llamados descuentos obligatorios (jubilación, obra social, PAMI) y otra más a gastos que pueden ser descontados de ganancias como el pago de empleadas domésticas, prepaga, seguros, etc. Pero esto también tiene su vuelta de tuerca en contra de la clase media: por ejemplo, un trabajador que gane 16.000 pesos y alquile no puede deducir el alquiler del pago de Ganancias.”
Un trabajador que gane 16.000 pesos paga como máximo $1023 por mes de impuesto a las ganancias, suponiendo que es soltero, no tiene hijos, ni familiares a cargo, no tiene servicio doméstico ni paga una prepaga, entre otros gastos deducibles.
«La nota en cuestión es un compendio de lugares comunes, datos falsos y errores básicos sobre el tema en cuestión, el impuesto a la renta de las personas físicas y más específicamente, la cuarta categoría. »
“Es muy loco porque el salario no es ganancia. La ganancia es lo que tienen las empresas y no los trabajadores que venden su fuerza de trabajo.”
El mundo debe estar muy loco. La autora de la nota parece querernos convencer que Argentina es el único país del mundo donde el salario es ganancia. Para derribar semejante zoncera nada mejor que consultar la publicación Taxing Wages de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). En base a dicha publicación los amigos del blog www.olivera.blogspot.com armaron esta interesante tabla. En la primera columna podemos ver que en todos los países miembros de la OCDE, los salarios pagan impuestos a las ganancias. Pero más interesante aún, la tabla nos muestra que la presión tributaria sobre el salario promedio en Argentina es más baja que en todos los países miembros de la OCDE con la única excepción de Chile
Quiero enfatizar este punto, la gran mayoría de los países del mundo cobran impuesto a las ganancias sobre el salario y, además, la carga tributaria sobre el salario promedio en la Argentina es menor a la de todos los países miembros de la OCDE con excepción de Chile.
Luego la autora se mete con la AUH, y cae en el más común de los lugares comunes diciendo:
“La AUH (la “wacha”, como le dicen en los barrios) se paga hasta 5 hijos. A partir de 6 chicos, hay otros planes. Pero volvamos al caso de los 5 hijos. Si cada beneficio es de 644 pesos, que en el caso de un hijo discapacitado trepa a 2100, imaginemos lo siguiente: una familia con cinco hijos (nada raro en los sectores más vulnerables, donde las familias son siempre numerosas) de los cuales uno tenga, además, alguna discapacidad.”
Según datos del ANSES, el 78% de las familias que reciben la AUH tiene uno o dos hijos, el 16% tiene 3 hijos, sólo el 4% tiene 4 hijos y apenas el 2% tiene 5 hijos. Para entender por qué se miente tan descaradamente, les recomiendo a todos que lean este post sobre el gorilismo la AUH y el Progresar.
Y para terminar, la frutilla del postre:
“En este sentido, un argentino sin trabajo cobra más que la periodista con cinco empleos, título universitario y posgrado.”
Cualquiera que lee la nota se da cuenta que la periodista amiga de la autora está siendo explotada por sus empleadores que la hacen trabajar en negro. El miércoles, la Cámara de Diputados aprobó la Ley del Programa de Fomento del Trabajo Registrado, que es un ambicioso plan de erradicación del trabajo en negro. Sin embargo la autora parece ignorar que ahí está la madre de Dorrego de la situación laboral de su amiga y colega. Y, en cambio, no pierde el tiempo de acusar de vagos y vagas a los beneficiarios de la AUH.
En resumen, la nota en cuestión es un compendio de lugares comunes, datos falsos y errores básicos sobre el tema en cuestión, el impuesto a la renta de las personas físicas y más específicamente, la cuarta categoría. En todos los países que los argentinos pueden tomar como referencia el salario es ganancia. En Argentina menos del 10% de los trabajadores pagan el impuesto y esos trabajadores se encuentran en los percentiles más ricos de la distribución del ingreso.
Es sintomático que el día posterior a la sanción de una ley que ataca el problema del trabajo no registrado se decida ignorar esa ley y se decida escribir una nota tan inexacta sobre un tema que sólo preocupa al 10 o 15% más rico del país.
Me parece que en pos de fortificar los debates públicos sobre la realidad argentina es necesario contar con datos precisos y partir de ciertos consensos básicos que los especialistas más reconocidos en la materia comparten.
Vamos partes:
Leemos:
“Pero en la Argentina del reino del revés, la carga impositiva de ganancias sobre los asalariados y el IVA generalizado a los bienes de consumo básico generan una verdadera disyuntiva que plantea una duda peligrosa: ¿conviene estudiar, esforzarse y trabajar? ¿Es realmente ése el vehículo para el progreso o puede suceder que quien sigue ese camino viva estancado en la pobreza?”
El resto de esta columna lo vamos a dedicar al impuesto a las ganancias de cuarta categoría, que es llamado en la calle “impuesto sobre los asalariados”. Pero primero quiero dedicarme a este párrafo y, más precisamente, a la frase “y el IVA generalizado a los bienes de consumo básico”.
Según el artículo 28 de la ley de IVA, la alícuota del impuesto es del 21%. Sin embargo, en el mismo artículo se dispone que tendrán una alícuota del 50%, es decir de sólo 10,5%, la venta de los siguientes alimentos: carnes, frutas, legumbres y hortalizas -frescas, refrigeradas o congeladas-, miel de abejas a granel, granos -cereales y oleaginosos, excluido arroz- y legumbres secas —porotos, arvejas y lentejas-, harina de trigo, pan, galletas, facturas de panadería y/o pastelería y galletitas y bizcochos
Asimismo, el artículo 7 de la mencionada ley dispone que la leche fluida o en polvo, entera o descremada sin aditivos está exenta de IVA.
Por lo tanto, decir que los bienes de consumo básico tiene una fuerte carga tributaria dista un poco de la realidad efectiva.
Sigamos leyendo:
“El impuesto a la Ganancia es progresivo. Es decir, que se paga entre el 9 y el 35% de lo que se considera ganancia sujeta a impuesto. El punto es que cualquier economista serio dirá que se trata también de un impuesto distorsivo, y de allí las paradojas.”
Partamos de un hecho irrefutable: todos los impuestos son distorsivos porque a nadie le gusta que el Estado nos meta la mano en el bolsillo y nos saque plata. Pero un consenso básico entre los tributaristas y profesores de finanzas públicas es que, dado que hay un presupuesto a financiar, la tarea es basar la recaudación en aquellos impuestos que sean más progresivos y menos distorsivos. Y en este punto hay unanimidad total: no existe impuesto menos distorsivo y más progresivo que el impuesto a las ganancias de las personas físicas. La evidencia internacional es incontrastable, todos los países desarrollados tienen a este impuesto como la principal fuente de recursos tributarios. Parafraseando al general Perón, los tributaristas podemos decir: “no es que el impuesto a las ganancias sea bueno, sino que todos los demás impuestos son peores”. Y si queremos un Estado presente, tenemos que recaudar impuestos.
Sigamos:
“ Otra cosa no menos controvertida es lo que sucede con muchos docentes de la Ciudad de Buenos Aires que son los mejores pagos del país pero cobran parte de su salario en negro y se les aplica el descuento de ganancias sobre el total percibido (blanco y negro).”
Según la información, a la que todos pueden acceder en la web www.salariosdocentes.com.ar, no es cierto que la CABA pague los mejores salarios docentes. Hay 10 provincias que pagan mejores sueldos que el gobierno porteño: Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, La Pampa, Santa Fe, Tucumán, Córdoba, Neuquén, Rio Negro y Mendoza.
“Además de este impuesto, como es sabido, de todo lo que uno gana al cabo de un año una buena parte va a parar a los llamados descuentos obligatorios (jubilación, obra social, PAMI) y otra más a gastos que pueden ser descontados de ganancias como el pago de empleadas domésticas, prepaga, seguros, etc. Pero esto también tiene su vuelta de tuerca en contra de la clase media: por ejemplo, un trabajador que gane 16.000 pesos y alquile no puede deducir el alquiler del pago de Ganancias.”
Un trabajador que gane 16.000 pesos paga como máximo $1023 por mes de impuesto a las ganancias, suponiendo que es soltero, no tiene hijos, ni familiares a cargo, no tiene servicio doméstico ni paga una prepaga, entre otros gastos deducibles.
«La nota en cuestión es un compendio de lugares comunes, datos falsos y errores básicos sobre el tema en cuestión, el impuesto a la renta de las personas físicas y más específicamente, la cuarta categoría. »
“Es muy loco porque el salario no es ganancia. La ganancia es lo que tienen las empresas y no los trabajadores que venden su fuerza de trabajo.”
El mundo debe estar muy loco. La autora de la nota parece querernos convencer que Argentina es el único país del mundo donde el salario es ganancia. Para derribar semejante zoncera nada mejor que consultar la publicación Taxing Wages de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). En base a dicha publicación los amigos del blog www.olivera.blogspot.com armaron esta interesante tabla. En la primera columna podemos ver que en todos los países miembros de la OCDE, los salarios pagan impuestos a las ganancias. Pero más interesante aún, la tabla nos muestra que la presión tributaria sobre el salario promedio en Argentina es más baja que en todos los países miembros de la OCDE con la única excepción de Chile
Quiero enfatizar este punto, la gran mayoría de los países del mundo cobran impuesto a las ganancias sobre el salario y, además, la carga tributaria sobre el salario promedio en la Argentina es menor a la de todos los países miembros de la OCDE con excepción de Chile.
Luego la autora se mete con la AUH, y cae en el más común de los lugares comunes diciendo:
“La AUH (la “wacha”, como le dicen en los barrios) se paga hasta 5 hijos. A partir de 6 chicos, hay otros planes. Pero volvamos al caso de los 5 hijos. Si cada beneficio es de 644 pesos, que en el caso de un hijo discapacitado trepa a 2100, imaginemos lo siguiente: una familia con cinco hijos (nada raro en los sectores más vulnerables, donde las familias son siempre numerosas) de los cuales uno tenga, además, alguna discapacidad.”
Según datos del ANSES, el 78% de las familias que reciben la AUH tiene uno o dos hijos, el 16% tiene 3 hijos, sólo el 4% tiene 4 hijos y apenas el 2% tiene 5 hijos. Para entender por qué se miente tan descaradamente, les recomiendo a todos que lean este post sobre el gorilismo la AUH y el Progresar.
Y para terminar, la frutilla del postre:
“En este sentido, un argentino sin trabajo cobra más que la periodista con cinco empleos, título universitario y posgrado.”
Cualquiera que lee la nota se da cuenta que la periodista amiga de la autora está siendo explotada por sus empleadores que la hacen trabajar en negro. El miércoles, la Cámara de Diputados aprobó la Ley del Programa de Fomento del Trabajo Registrado, que es un ambicioso plan de erradicación del trabajo en negro. Sin embargo la autora parece ignorar que ahí está la madre de Dorrego de la situación laboral de su amiga y colega. Y, en cambio, no pierde el tiempo de acusar de vagos y vagas a los beneficiarios de la AUH.
En resumen, la nota en cuestión es un compendio de lugares comunes, datos falsos y errores básicos sobre el tema en cuestión, el impuesto a la renta de las personas físicas y más específicamente, la cuarta categoría. En todos los países que los argentinos pueden tomar como referencia el salario es ganancia. En Argentina menos del 10% de los trabajadores pagan el impuesto y esos trabajadores se encuentran en los percentiles más ricos de la distribución del ingreso.
Es sintomático que el día posterior a la sanción de una ley que ataca el problema del trabajo no registrado se decida ignorar esa ley y se decida escribir una nota tan inexacta sobre un tema que sólo preocupa al 10 o 15% más rico del país.
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