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Por Alejandro Giuffrida
En los primeros cuatro meses del año, la economía argentina ganó en competitividad respecto de sus socios comerciales un 16,1 por ciento. Así lo demostró el reciente informe de la evolución del Índice de Tipo de Cambio Multilateral que presentó el Banco Central, en el que precisó que en comparación con Brasil -nuestro principal socio comercial- el salto fue del 22,3 por ciento.
Específicamente en abril pasado (que son los últimos datos presentados), el peso argentino mostró una mejora general promedio del 0,9% respecto del total de las monedas con las que comercializa, por lo que se mantiene hasta ese momento la tendencia en mejora competitiva que trasladó el salto devaluatorio de comienzos de año.
A esta fotografía de ganancia en competitividad deflactada con las monedas externas, se le suma la renovada expectativa por el ingreso de divisas a través de inversiones directas que motorizó el acuerdo con el Club de París.
Entre ambos factores, la presión sobre el peso naturalmente tiende a ceder, por lo que es probable que el Banco Central acceda a continuar con el ritmo moderado de micro devaluaciones que ha venido impulsando desde hace semanas.
Un capítulo aparte merece el dólar blue, que no necesariamente va a atado a la realidad cambiaria del país, pero que todo indica que si la presión devaluatoria se desinfla, también se desinflaría la cotización ilegal.
Como sea, lo concreto es que de acuerdo al informe que presentó a fines de la semana pasada el Central, el peso argentino ganó en competitividad real en el primer cuatrimestre de 2014 un promedio del 16,1 por ciento.
Y específicamente respecto de Brasil un 22,3%; en relación con la Zona Euro, un 14,2%; y con Estados Unidos, un 13,8 por ciento.
Para el análisis de los niveles competitivos lo importante es tomar la Evolución del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral, que surge del índice nominal deflactado con el Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu).
Además, se destacan en particular los avances con relación al real brasileño y al euro, ya que el socio del Mercosur tiene una ponderación de 36,7% en el comercio exterior argentino, mientras para la Unión Europea es de 17,6%.
Si se toma en cuenta exclusivamente el salto en el índice nominal, las variaciones son mucho más profundas: el tipo de cambio local se depreció 2,4% durante abril sobre el promedio total.
Y en el conjunto de los primeros cuatro meses, respecto a diciembre de 2013, el peso exhibe una depreciación nominal frente al dólar estadounidense del 26,5%, al euro del 27,5% y al real del 33,2%.
Brasil empuja
Desde que la Argentina devaluó su tipo de cambio en enero de este año, la comparación entre el peso y el real siempre le resultó favorable en términos de competitividad. No es un dato menor, porque la tendencia se da principalmente con este socio comercial, y no con otras economías, como China, Estados Unidos o Europa.
En noviembre de 2013, el peso argentino se había revaluado en relación con el real un 2,3% en comparación con el mes anterior. En todo ese año, la variación nominal del peso había concluido un 14,7% respecto de la divisa brasilera.
Desde entonces, la variación del tipo de cambio real se invirtió. En enero (siempre versus el mes anterior) la Argentina ganó en competitividad real un 7,4% respecto de la economía carioca. En febrero, un 7,5; en marzo un 1,8; y en abril un 4 por ciento.
Con esta tendencia, no sorprenderá que la industria local (al menos aquella que trabaja con bienes exportables al Mercosur) acuse en el siguiente semestre un salto positivo.
Por Alejandro Giuffrida
En los primeros cuatro meses del año, la economía argentina ganó en competitividad respecto de sus socios comerciales un 16,1 por ciento. Así lo demostró el reciente informe de la evolución del Índice de Tipo de Cambio Multilateral que presentó el Banco Central, en el que precisó que en comparación con Brasil -nuestro principal socio comercial- el salto fue del 22,3 por ciento.
Específicamente en abril pasado (que son los últimos datos presentados), el peso argentino mostró una mejora general promedio del 0,9% respecto del total de las monedas con las que comercializa, por lo que se mantiene hasta ese momento la tendencia en mejora competitiva que trasladó el salto devaluatorio de comienzos de año.
A esta fotografía de ganancia en competitividad deflactada con las monedas externas, se le suma la renovada expectativa por el ingreso de divisas a través de inversiones directas que motorizó el acuerdo con el Club de París.
Entre ambos factores, la presión sobre el peso naturalmente tiende a ceder, por lo que es probable que el Banco Central acceda a continuar con el ritmo moderado de micro devaluaciones que ha venido impulsando desde hace semanas.
Un capítulo aparte merece el dólar blue, que no necesariamente va a atado a la realidad cambiaria del país, pero que todo indica que si la presión devaluatoria se desinfla, también se desinflaría la cotización ilegal.
Como sea, lo concreto es que de acuerdo al informe que presentó a fines de la semana pasada el Central, el peso argentino ganó en competitividad real en el primer cuatrimestre de 2014 un promedio del 16,1 por ciento.
Y específicamente respecto de Brasil un 22,3%; en relación con la Zona Euro, un 14,2%; y con Estados Unidos, un 13,8 por ciento.
Para el análisis de los niveles competitivos lo importante es tomar la Evolución del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral, que surge del índice nominal deflactado con el Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano (IPCNu).
Además, se destacan en particular los avances con relación al real brasileño y al euro, ya que el socio del Mercosur tiene una ponderación de 36,7% en el comercio exterior argentino, mientras para la Unión Europea es de 17,6%.
Si se toma en cuenta exclusivamente el salto en el índice nominal, las variaciones son mucho más profundas: el tipo de cambio local se depreció 2,4% durante abril sobre el promedio total.
Y en el conjunto de los primeros cuatro meses, respecto a diciembre de 2013, el peso exhibe una depreciación nominal frente al dólar estadounidense del 26,5%, al euro del 27,5% y al real del 33,2%.
Brasil empuja
Desde que la Argentina devaluó su tipo de cambio en enero de este año, la comparación entre el peso y el real siempre le resultó favorable en términos de competitividad. No es un dato menor, porque la tendencia se da principalmente con este socio comercial, y no con otras economías, como China, Estados Unidos o Europa.
En noviembre de 2013, el peso argentino se había revaluado en relación con el real un 2,3% en comparación con el mes anterior. En todo ese año, la variación nominal del peso había concluido un 14,7% respecto de la divisa brasilera.
Desde entonces, la variación del tipo de cambio real se invirtió. En enero (siempre versus el mes anterior) la Argentina ganó en competitividad real un 7,4% respecto de la economía carioca. En febrero, un 7,5; en marzo un 1,8; y en abril un 4 por ciento.
Con esta tendencia, no sorprenderá que la industria local (al menos aquella que trabaja con bienes exportables al Mercosur) acuse en el siguiente semestre un salto positivo.